Mulhacén Sierra Nevada.

Mulhacén Sierra Nevada.
Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

Museo de Montaña Zorro Corredero
Museo de Montaña Zorro Corredero

jueves, 13 de junio de 2024

MALETILLAS DE LAMENTO Y ORO, por Miguel Moreno.

 A los toreros cadalseños Roberto y Samuel, que perciben el entusiasmo de vivir toreando…)

MALETILLAS DE LAMENTO Y ORO 

Los veía avanzar ligeros, tocados con una gorrilla de visera protegiéndose del sol y con el ato de sus trebejos sobre el hombro colgando de la espada simulada de madera. Algunas mañanas veraniegas pasaban frente a la casa de mis abuelos en la carretera de Rozas. Iban hablando eufóricos de memorables tardes toreras. 

Delante de esa casa creció una acacia enorme de la que pendía cada otoño el guarro abierto en canal que se sacrificaba para el sustento de la familia. Tenía un tronco muy grueso aquel árbol y sobre él fijaba con chinchetas caniculares los carteles de toros que caían en mis manos. Una mañana encantadora con cielo azul celeste de principios de septiembre, pasaron dos maletillas enjutos con andar presto y con la esperanza de la gloria impactando en su mirada. Uno cojeaba desamparado de su pierna izquierda, el otro miraba melancólico hacia el infinito, donde dicen que vive la Diosa Minerva. 

Servidor estaba ensimismado leyendo tebeos que me prestaba Teodoro “Vigi” a la sombra de la acacia, como ahora lo estoy a la sombra de la memoria de Teo. Ante el tronco se detuvieron observando un programa de S.M.de Valdeiglesias, creo que era del año 1968. Recuerdo el nombre impreso de dos matadores, Vázquez II y F. Navalón, “El Jaro”. No me miraron, yo a ellos sí y observé como desprendieron el programa y se fueron leyéndolo carretera adelante entre árboles pintados de blanco que delimitaban la carretera y cantos de jilgueros matinales. ¿Por qué se llevaban mi cartel evitando así que alguien más lo leyera? Me extrañó, pero no dije nada. Entonces habitaba mucho silencio en los niños, nuestra imaginación era silenciosa y apocada. 

Después me figuré que aquella anochecida marcharían a alguna finca a hacer la luna bajo las estrellas. Avanzarían sigilosos en cuclillas entre los arbustos escondiéndose de los mayorales. Se encaramarían a la pared del corral donde reposaba el toro padre y si deducían que era el instante apropiado, se arrojarían al ruedo del cercado para darle unos lances inmensos que colmaran su ansia insatisfecha de toreo y triunfos. Entre claroscuros lo citarían bajito: “¡Jeee, toro!” El toro acometería raudo entre bufidos, penumbras y ruidos de pezuñas contra el suelo. Se turnarían toreándole y hablándole cariñosamente para que el animal se confiara: “Mira bonito, se bueno, no me cojas, sigue la muleta”. Oirían olés clamorosos con el corazón reventando de euforia. Ellos torearían -al igual que Rafael de Paula- como los demás toreros sueñan y observan el vuelo de las ilusiones. Y la luna sería el sol. Y el cerrado Las Ventas. Y las estrellas los alamares deslumbrantes de sus vestidos toreros. Y la noche… La noche sería aquella tarde a hombros de los espontáneos sacándoles por la Puerta Grande de la Utopía. Al fin, sus derrotas serían testigos de sus victorias. ¿Hay quien dé más por más? 

Mi abuela me devolvió a la realidad: “¡Niño, a comer!”. Yo obedecí con la cabeza inundada de inspiraciones toreras y los ojos brillantes como verónicas incandescentes. Aquellos maletillas de lamento y oro, de hambres y tristezas, de esperanzas y cornadas atendidas en enfermerías de espanto, desaparecieron. 

Hoy quiero reivindicar la apasionante historia-leyenda de los maletillas en los nombres de dos jóvenes toreros cadalseños que en breve torearán en nuestra comarca, Rozas de Puerto Real y Aldea del Fresno: Roberto Cordero González y Samuel Castrejón Obiang. Sólo ellos redimirán sobrecogidos por el arte a los dos maletillas que yo vi pasar siendo niño por la carretera de Rozas. Allá donde estén sentirán ese arte de Samuel y Roberto que pervive en la abstracción, en la pena y en los viejos recuerdos de glorias toreras de quienes se sintieron –antes que nada- TOREROS. 

Quiero homenajear a los cuatro con la conmovedora dedicatoria que Ángel Mª de Lera derramó en su maravillosa novela Los clarines del miedo: “A los héroes del hambre y del miedo. Nadie los recuerda porque no alcanzaron un nombre. Muchos de ellos dejaron su vida en las capeas, y todos, su juventud". Hoy vuelven a pasar nostálgicos por Cadalso de los Vidrios en compañía de dos toreros cadalseños que les brindarán su ilusión plena de emociones imperecederas e inmarchitables.¡Va por ellos!                    

Miguel MORENO GONZÁLEZ

 

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonito relato sobre esos desconocidos amantes del toreo, los muletillas y que bonito ver a estos dos Cadalseños Roberto y Samuel compartiendo cartel y afición. Que Dios reparta suerte y puedan disfrutar de esa afición. ¡¡Feliz Jueves!! 😉. Luis M. González Castrejón.

Anónimo dijo...

A Miguel Moreno darle las gracias (siempre insuficientes) por esa sensibilidad tan profunda, tan sincera, tan añeja que imprime en sus escrititos (como él los llama).
Que paséis todos buen día.
José Manuel Castrejón

Anónimo dijo...

Enorme, Miguel. Cuanta belleza.
Carlos

Anónimo dijo...

Buenos días Pedro feliz Jueves

Aurora Ferrera Ruiz

Anónimo dijo...

Ahora con las escuelas taurinas ya no se tiran al ruedo como se tiraban antes cuando salía el toro o cuando le picaban siempre había una gran expectación cuando se tiraba algún muletilla

Jesús López Moreno

Anónimo dijo...

Incluso de las historias más desgarradoras como las andanzas siempre repletas de penurias, desprecios y fracasos de los maletillas eres capaz de escribir un relato lleno de belleza y ternura. Gracias.
Pepe Vázquez

Anónimo dijo...

Qué bonito escrito Miguel con esa sensibilidad que te caracteriza a nuestros familiares paisanos y toreros

Miguel Moreno González dijo...

Muy agradecido por vuestros cariñosos comentarios que tanto bien hacen a nuestros paisanos toreros. Gracias sinceras porque tales expresiones animan a seguir creyendo y escribiendo. Muchas suerte a todos.

Anónimo dijo...

Pedro, no conozco a Samuel Castrejon Obiang. A Roberto si y le he visto torear.
Miguel Moreno, va a torear Roberto y Samuel éste año en Cadalso. Y quién son sus padres?

Chelo Villarin Recio

Anónimo dijo...

Que bonito, cómo llevas tú historia haciendo simulación con estos dos toreros cadalseños. Ojalá lleguen muy lejos da gusto verlos de chiquititos y después de luces como es el caso de Roberto Cordero.Me encanta esta crónica Miguel gracias y gracias al zorro por compartir

Maria Antonia Hernández

Miguel Moreno González dijo...

Estimada Chelo: Samuel Castrejón Obiang es hijo de un sobrino de José "El del quiosco", José Manuel Castrejón... Espero haberte ayudado. Gracias por leer El Zorro...

Anónimo dijo...

Gracias Miguel, por tú explicación, ya se quién son sus padres, Cadalseños. Haber si tengo la suerte de ver a los dos toreros Cadalseños, torear

Anónimo dijo...

Gracias Miguel por tú explicación, ya se quién son los padres de Samuel, espero tener la suerte de ver torear a los dos toreros Cadalseños

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...