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jueves, 6 de junio de 2024

SANFERMINES 1976 (A ellos tres…) Por Miguel Moreno.

 SANFERMINES 1976  (A ellos tres…) 

Asistimos José Carretero Carretero, Manuel Reyes Elena, José Luis Martín López, dos hermosas féminas y servidor a los Sanfermines de 1976 (fin de semana del 9, 10 y 11 de julio). Marchamos después de trabajar en Garza-Cartaya, nos desplazamos en dos coches desde el Drugstore de la Plaza de los Cubos-Calle Princesa. En los sótanos de aquella plaza estaba situada la discoteca Cerebro con pasillos llenos de espejos; muchas noches la visitábamos, estaba muy de moda entre la juventud madrileña. Yo viajé en el Seat 127 verde de José Luis oyendo canciones de Patxi Andion (Amiga del Corazón). Aquellas fiestas estuvieron muy politizadas y con muchos incidentes. Sólo habían pasado 227 días desde la muerte de Franco y el país exigía cambios inmediatos. Pamplona se erigió en aquellos Sanfermines y hasta los de 1979, en teatro de operaciones de dichas demandas. Como jóvenes que éramos disfrutamos muchísimo, contábamos con enormes deseos de divertirnos divirtiendo mientras experimentábamos eso tan manido que llamamos vida.

Entre los miles de papeles, apuntes, recortes, escrititos, revistas, crónicas periodísticas... que guardo (no sé para qué…), hallé la noticia de aquellos Sanfermines que apareció en la revista Interviú (1976-2018), semanalmente batía entonces records de venta.


 En la foto de la plaza de toros, en el círculo rojo superior, se me ve saltando del tendido al ruedo. A mi izquierda se observa un peñista (¿qué habrá sido de él?) de la peña “Los Del Bronce" con los colores blanquiazules que ese mismo año copió la peña cadalseña Muñana -aún se mantienen, aunque hayan cambiado su tono-. Aquel 1976 fue el año de nuestra fundación peñista y conocí en ella a Paloma, era amiga de nuestra primera miss, Almudena Prieto Escudero. Fuimos el primer matrimonio engendrado en La Muñana y desde entonces nos soportamos amorosamente. Con la valiosa organización y dirección de nuestro primer presidente, José L. Alfonso Rodríguez, “Chorlo” (él ya llevaba 2-3 años asistiendo y aprendiendo de San Fermín) y la colaboración de otros, creo recordar que fuimos 27 jóvenes cadalseños, La Muñana se puso en marcha con la velocidad del relámpago. En Cadalso y en toda la comarca fue la Pionera de una Revolución de alegría que transfiguró por completo –y para bien- el pueblo. En el segundo círculo de esa misma foto, aparece mi compañero de Comercial Garza, Carretero, que bajaba rápido por el tendido para reunirse conmigo. Permanecimos tres días sin prácticamente descansar, dormitábamos en los jardines aledaños a la plaza, sobre la húmeda hierba, casi sin comer. Beber sí bebimos mucho, no tuvimos queja al respecto (¡qué bien me beben estos chicos!). 


Tuvimos infinidad de anécdotas de todo pelaje, alguna muy temeraria y truculenta... Manuel Reyes se quedó dormido sobre el claxon del 127 de José que, lógicamente, no cesaba de sonar en la Plaza del Castillo hasta que nos avisaron y marchamos a despabilarle. Una noche no me cansé de hablar en una taberna del casco viejo con un donostiarra calzado con alpargatas. Aquel joven me puso al corriente del origen vasco-navarro del toreo. Nos acompañaban unas chicas que aburridas nos abandonaron a nuestra suerte en mitad de la madrugada... Y es que, casi siempre me gustó dialogar, aprender de quienes me enseñaban sus conocimientos en materias dispares. Sin embargo, la espera del encierro nos llenaba de incertidumbre y al final preferimos irnos al café Iruña donde pasamos uno de los momentos más tensos y recordados de nuestra estancia. La salida de la plaza las tardes de toros rodeados de peñistas, se convirtió en un acontecimiento memorable, único, que ya jamás olvidé.

Fuimos el sábado 10 a los toros pagando una barbaridad en la reventa. Llamó mi atención que los camareros que circulaban por los tendidos, además de las bebidas de rigor, portaban cubos con botellas de champán (ahora cava). Nos bebimos entre los cuatro cinco botellas, nuestra idea era bebernos una por toro (seis). No llegamos a cumplirlo porque los de la Peña Oberena, "la de más alegría", nos entretuvieron dándonos bocadillos y "bebida de fuego"... Creo recordar que se corrieron toros de Miura (poco que ver con los de ahora). Los lidiaron Ruiz Miguel y Antonio José Galán (olvidé el tercer espada). Galán hizo una faena en el centro del anillo emotiva y escalofriante bajo una tormenta torrencial. Desde que le vi torear en el San Isidro de 1974 una corrida de Alonso Moreno de la Cova, se convirtió en uno de mis toreros favoritos. Tenía una sonrisa contagiosa, semblante bondadoso y sus mejores palabras las pronunciaba con la mirada. Compró la preciosa plaza de toros de Mijas (Málaga) -recomiendo visitar- y toreó muchos festivales en ella. Un verano fui con Paloma a verle. Según entraba vestido de campero y riendo reparó en un hombre situado junto a la puerta de cuadrillas, apoyado en su cayado le observaba con admiración. Llamó Antonio José a alguien de su entorno para que le entregara una entrada. Aquel hombre se lo agradeció emocionado. Era un veterano banderillero malagueño que cojeaba por secuelas de su profesión.  

 

Galán murió en agosto de 2001 cerca de Pamplona, en un accidente de tráfico. Venía de Francia donde había toreado su hijo, David Galán. Ya tengo dicho que sonreía con grandes carcajadas, le gustaban los sombreros de ala ancha -panameños- y mataba a los toros sin muleta. Le llamaban "El Loco Galán", el buen loco Galán… La cornada que acabó con su vida se la dio una carretera de Álava. Por allí cerca paramos a comer "churrascos" de vuelta a Madrid. Una vez dijo en la revista El Ruedo: "Nunca tuve nada hasta que me hice torero, fue el toro quien me lo dio todo..." Nació en Bujalance (Córdoba), pero desde niño vivió en Fuengirola (Málaga). Frente a la puerta grande de la plaza fuengiroleña le erigieron una estatua saludando con la montera: "Al loco Galán". Fue un diestro al que se le adivinaba el deseo, el conocimiento y la emoción que sentía por el toreo. 

Llegamos a Madrid en la madrugada del lunes 12. Descansamos tres horas en casa de Manolito, calle Rafael Salazar Alonso, esquina con Doctor Esquerdo, y marchamos a trabajar. Su madre y hermanos siempre me trataron con un cariño infinito. La amistad que nos profesábamos los cuatro amigos pensé que sería eterna e indestructible. Cuando los conocí muchos años antes, tardé un minuto en encontrarlos, una hora en apreciarlos, un día en quererlos. Y una vida entera para recordarlos emocionado. A veces la distancia, los avatares de la existencia y el paso del tiempo nos hacen perder a viejas amistades. Y ese se me antoja que es uno de los más tristes sucesos que nos ocurren en la vida…  

Miguel Moreno González



10 comentarios:

Anónimo dijo...

👏👏👏👏.... bonitos recuerdos amigo.
José A Álvarez G. de Guzmán

Anónimo dijo...

¡Con belleza propia!
Julia

Anónimo dijo...

Como siempre un texto inmejorable a mí entender.
Vuelve a haber coincidencias vitales, yo hice un viaje parecido un poco antes entre 1971/2 con compañeros de la empresa holandesa en la que trabajaba entonces mientras estudiaba la carrera. Se llamaba Schokbeton y hacíamos piezas de hormigón para fachadas prefabricadas. Parábamos en Alsasua y comíamos los chuletones a lo que salía el corte de la pieza, kilo o kilo y cuarto más o menos.
Por cierto por aquella época yo me compré un 127 azul marino, mi primer coche nuevo.
Pepe Vázquez

Anónimo dijo...

Espero que en tu familia estéis bien. Lo de aquel san fermin fue inolvidable a pesar de la borrachera continua. Aquel encierro visto desde la barrera en la salida de los toros, otro en la llegada a la plaza, la entrada con las peñas a la plaza por la tarde, por lo menos hicimos tres entradas, la corrida de toros de la que no recuerdo las faenas pero si del champan los bocatas, aquel rollo de papel higiénico con proclamas políticas que dio vuelta a toda la plaza.. fue la hostia. Que recuerdos.
Carretero

Miguel Moreno González dijo...

Gracias por vuestros amables comentarios. Admirado Pepe Carretero, se me olvidó mencionar en el escritito "tu concierto" con otros seis "músicos" en la Plaza del Castillo. Aparecisteis el mediodía del sábado día 10 desfilando en fila india y soplando unos tubos corrugados azules. El caso es que se os oía bien y todo el gentío prorrumpió en una ovación agradeciendo vuestro simpático "concierto". Estoy totalmente de acuerdo contigo: Esos recuerdos nos han ayudado a ser felices sólo pensando en ellos. "¡Qué nos quiten lo bailao!" Me alegra mucho saber de ti. Un abrazo muy fuerte para ti y tu familia.

Anónimo dijo...

Lo de aquella peña de los tubos eran la leche, me pasé con ellos varias horas. La convivencia en aquellos años era fácil, bebiendo, comiendo, cantando...
Carretero

Anónimo dijo...

Que bonito relato Miguel ,y que recuerdos de cuando se fundó la peña muñana por la del bronce de Pamplona. Y eres la leche estás en todos los lados gracias por compartir tus andaduras con nosotros ,siempre están llenas de sentimientos, y añoranzas

Maria Antonia Hernández

Anónimo dijo...

Miguel: Gracias por este escritito que nos hace ver la importancia de la amistad. Tus amigos debieron ser muy buenos contigo para que tú los recuerdes con tanto cariño con tus bonitas letras. Intentaré recordar a los míos con el orgullo con el que tu lo haces con los tuyos. Muchas gracias.
Cadalseña

Anónimo dijo...

Te agradecemos mucho este relato del nacimiento de la Peña Muñana💙🤍

Peña Muñana La De Mas Alegría

Anónimo dijo...

Sabes de la vida, y sobretodo de sus emociones.. y eso es el arte.. la magia de comunicar emociones.. y para que se dé el arte hacen falta siempre dos artistas.. un emisor y un receptor.. como era la telefonía por hilos.. No puede existir sin que alguien reciba el mensaje.
Rafael C.

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