ALGO SOBRE "EL PAULA"
Yo no sabía, no podía saber, ¡qué iba a
saber si era un chaval!, cuál era la dimensión del arte en el toreo. Había oído
y leído sobre ello, pero jamás lo había percibido en lo más íntimo de mi ser. Y
eso que llevaba asistiendo al ritual de la corrida desde pequeño.
Sucedió una tarde primaveral de mayo de 1974
que lucía un sol radiante. Confirmaba la alternativa en Madrid un gitano de
Jerez de la Frontera desconocido para la gran mayoría. Éramos pocos, como si
los hados nos hubieran elegido por reunir extrañas y ocultas virtudes. Yo
asistí desde el tendido bajo del "6". Todo discurría con normalidad
hasta que Rafael de Paula, azul pavo y oro,
se dirigió al cuarto toro. Lento, seguro y confiado midió distancias y terrenos
para concebir un quite a la verónica que soy incapaz de describir. ¡Nunca
podré! Yo soy humano y aquello fue como un soplo del Más Allá. Algo sobrenatural,
divino y desconocido para cualquier mortal. ¿Cómo podría entonces explicar yo
aquello? Dioses hay… ¡Que lo hagan ellos!
Aquel día descubrí el arte del toreo hasta entonces negado para mí. Salí
de la plaza entre ensoñaciones, deambulando sin destino conocido. Una única
conclusión alcancé a comprender: Sería "paulista"
de por vida. Algo indisociable para servidor, como lo es mi condición de
hombre, de muñanero o de cadalseño. Un estigma que ya nada ni nadie podría extirparme,
al igual que nadie puede arrancarme la mente ni el alma. Escribí, leí, hablé de
él. Imaginé faenas maravillosas y oníricas en plazas de toros construidas con
nubes y ángeles que aplaudían frenéticamente batiendo sus alas. Le seguí con
ansia de fiera hambrienta buscando su presa. Yo buscaba su arte y lo encontraba
a cuentagotas, dosificado, como estaba escrito tenía que ser.
Pregunten a Gerardo Diego, a José
Bergamín, a Santiago Amón, a Sánchez Dragó, a Felipe Benitez… qué fue lo que
pasó en octubre de 1974 en la plaza de toros madrileña de Vista Alegre.
Demanden, por favor, a cualquiera de los que estuvieron allí esa tarde otoñal,
por lo que fue capaz de imaginar y posteriormente crear el torero Rafael de
Paula, imbuido en su duende y en un terno azabache.
Ellos se lo contarán mejor que yo. Como se lo cuenta José Bergamín cada mañana,
al otro lado de esta vida, a Juan Belmonte y cada mañana, si es que allí hay
mañanas, se emocionan juntos al hablar de ello.
Acariciaba la primavera de 1979 Las Ventas
y el torero Rafael, un atardecer que vestía de verde botella y oro, se quedó solo por cogida de sus compañeros
ante cuatro toros. Llevó el cuarto al centro del ruedo y se aisló. Y cada pase
era un arrumaco, cada movimiento una sinfonía, cada curva de su cadera era un
asombroso poema de rima inconcebible y cada aleteo de su capote eran las alas
de las golondrinas venteñas. Al rubricar aquella magna obra con media verónica,
el toro le enganchó. Error suyo, tanto se entregó a su obra que se inmoló a su
enemigo y éste, ingrato, le corneó. Y yo, otra vez a deambular solitario calle
Alcalá arriba sin saber el porqué de aquellos aconteceres insondables. Aquel
mismo año 79 cortó un rabo en su tierra jerezana, dice quien lo contempló que,
en noches claras, al pasar junto a la plaza, se ve al gitano Paula toreando
todavía, impotente de rematar su faena en la mente de quien lo vio.
Paula, filigrana
Paula, filigrana
Una tarde de septiembre de 1987, Madrid vivió
entre lo épico y lo lírico. Fue el embrujo de Rafael que, vestido de corinto y azabache, nos transformó transportándonos
a otros lugares, a otras galaxias, a otras ciencias que flotan inalcanzables. Ciencias
que nadie nunca descifrará porque no son tangibles, no son corpóreas. Son
susurros al aire, sentimientos no sujetos a dogmas humanos, son axiomas
mentales que sólo Miguel Hernández podría explicar. Esa tarde vi a mucha gente
llorar, todo parecía irreal, como si algo contenido en el ambiente nos hubiera
embrujado de arte hasta la extenuación. Al volver en sí todo eran
felicitaciones, risas, lágrimas, jolgorio, gozo colectivo. En tanto, él,
pausadamente, con una leve sonrisa cincelada en su rostro melancólico recorría
el ruedo.
Él, estoy seguro, nunca sabrá que pasó entonces, mientras los "paulistas", como posesos, nos
acercábamos para tocarle, para apreciar que era humano como nosotros, que fue
él, o su Dios, quien había creado ese verso de amor con una inspiración e
improvisación desoladas. Intuidas, vislumbradas y desarrolladas ante “Corchero”, un noble animal cordobés de Martínez
Benavides. Aquella tarde yo creí en Dios y Éste se me reveló como torero. El 12
de octubre de ese año 87, Sevilla tuvo la oportunidad de sentir, más que en sus
carnes en sus mentes y en su espíritu, aquella sensación inexplicable. Los
sevillanos, arrebatados, lo portaron en hombros como portan entre caricias a
sus imágenes veneradas en Semana Santa. Y abrazados a él se lo llevaron a la
Gloria.
El 29 de junio del 91 comprobé
personalmente la parte humana de ese Dios. Fue en Burgos, gris perla y oro, y el verano se negaba a tomar su cetro. Supe de
su sinceridad, su miedo, su humildad, su inseguridad, su esperanza (“¡como me meta un toro la cabeza!”). Supe
que su espíritu suda arte. Luego… luego gritos, insultos, almohadillas, pero
¿qué importa eso? ¿Acaso no crucificaron a un Dios en otro tiempo?
Miguel y Rafael de Paula
Miguel y Rafael de Paula
El 11 de febrero del 92, le quise como se
quiere al hijo que viene de nuestros huesos. Rafael estaba solo, como siempre,
preparando con gran ilusión la temporada. Me dijo que estaba muy agradecido por
mis palabras el día de Burgos, …Que esta temporada sería diferente, …Que
necesita un apoderado humano a su lado y no le tiene, …Que le gustaría tomásemos
un cafelito juntos, …Que no ha leído los últimos poemas que le han dedicado, …Que
en la puerta del sastre no conoce a
nadie y, ya más seguro y contento, sentenció que el arte es imperfecto… Después
volvimos los dos a lo nuestro: A soñar fantasías, a alimentar utopías, a forjar
ilusiones, a fraguar mitos o a imaginar faenas poéticas a toros que al maestro
le da pena matar… Dice que los ve llorar al perfilarse con la espada y le
destrozan el corazón.
En 2017, ya mayor, Rafael lloró emocionado
en Zamora cuando le recordaron que él toreaba como los demás toreros soñaban. Un día, frente al mar, me confesó que: “El toreo es un sentimiento trágico, me
gustaría ser auténtico y morir toreando…" Maestro, sepa usted que,
porque seguimos teniendo sentimiento, nunca nos faltarán lágrimas que llorar… El
corazón de Rafael de Paula debería ser mil veces mayor para albergar cómodos a
todos sus nobles y hermosos sentimientos. Hay personas que reparten flores a
sus seres queridos, él reparte trozos de corazón y yo conservaré junto al mío
el trocito que hoy me entregó…
Llora Rafael de Paula en Zamora
Llora Rafael de Paula en Zamora
Miguel MORENO GONZÁLEZ
11 comentarios:
Precioso escritito del torero más artista y genial de todos los tiempos...
Un acierto del Zorro y Miguel. Enhorabuena.
Luisa
Gracias Luisa por lo poco que me corresponde, todo el trabajo es de Miguel, yo sólo lo posiciono un poco para que quede más llamativo.
Gracias Luisa. Eres muy amable. En realidad, Perico es digno de admiración. Ha creado y mantiene un blog de una gran calidad en todos sus apartados, fundamentalmente el cadalseño. Él solo es capaz de generar amor y sentimiento cadalseño por doquier. Siempre llamando a la unión y el entendimiento, sin dejar de llamar la atención y criticar con corrección y valientemente sobre lo que hay que mejorar para beneficio de Cadalso. Cualquiera que siga este blog y no conozca nada más, pensará que detrás hay varias personas manteniendo cada apartado informativo y del corazón. ¡Y sólo está su humilde corazón cadalseño! Únicamente él ha conseguido que el Zorro sea el medio de información de cabecera de todos los cadalseños. Para mí es digno de admiración. Nada de lo cadalseño le es ajeno y encima sabe contarlo con primor. El Zorro nos culturiza con sus fotos, textos, recuerdos, ilusiones, anhelos, paisajes internos y externos... ¡Y todo por amor al arte cadalseño! Sigue manteniendo intacta su esperanza en la grandeza de Cadalso. Nos muestra el camino de la tolerancia y el respeto. Así pasa, que la mayoría de los comentarios son de una gran exquisitez, corrección y educación. Lo más hermoso es que gracias a "su Zorro" nuestros descendientes sabrán que anduvimos por Cadalso cuando dentro de 100 años se paseen por sus páginas. Eso será como volver a existir, vivir dos veces. Como comprenderéis para mí es un orgullo que publique mis escrititos. Me ilusiona imaginar cómo los sacará de bonitos cuando vean la luz tras las pupilas del Zorro. Y siempre que los leo me emociono. Porque yo escribo para emocionarme y rendir agradecimiento a todos los que son buenos con servidor. Un abrazo muy fuerte a todo Cadalso y a ese Zorro que merodea silencioso, sigiloso y enamorado mirando por la felicidad de nuestros corazones. Gracias sinceras...
Me gusta mucho tu mensaje Miguel, no porque hables bien de mi y del personaje que anda tras mis pasos, el Zorro Corredero, si no porque tus palabras son sinceras y están escritas con el corazón, un corazón cargado de cadalseñismo que tú paseas por todos los rincones que habitas. En nuestra vida podemos amar muchos lugares, pero siempre la brisa de lo cotidiano, de lo familiar es mucho más dulce que la de cualquier otro espacio por muy bello que sea. Te voy a poner dos ejemplos; conozco muchas montañas de distintas partes del mundo, todas son extraordinariamente bellas y llamativas, pero nada me llena más que sentarme en las Eras de la Peña Muñana y observarla al atardecer, cuando los rayos de sol la colorean de ese tono naranja que el granito adquiere, es sencillamente sentirte vivo, una imagen que está ahí y que han visto generaciones y generaciones de gentes de Cadalso. El otro ejemplo es la iglesia, un monumento que podría ser insignificante ante tanta maravilla arquitectónica que hay por el mundo, si, es cierto, pero amigo, cuando un día cualquiera te sientas en lo que antes llamábamos cementerio, te dejas llevar por el silencio del anochecer y por los miles de recuerdos que este pequeño espacio tiene para mí, también para ti, y por supuesto para todos los cadalseños, y comienzan a desfilar tantas historias aquí vividas por gente que hemos amado y ya no están, sus bautizos cuando nosotros ni existíamos en sus mentes, sus bodas cuando ya puede que fuéramos un deseo, sus entierros cuando ya éramos parte importante de sus vidas, y como no las fiestas que aquí han pasado ellos y nosotros, y tantos acontecimientos que a través de los siglos que este monumento tiene y ha visto desde sus muros de granito cadalseño, es cuando realmente te das cuenta de lo importante que pueden ser algunos lugares de nuestro día a día. Por esto sólo os animo a que sintáis la presencia de lo nuestro porque tal vez mañana la brisa de Cadalso deje de acariciar nuestras mejillas. Bueno, también existen otros muchos rincones en Cadalso, cada uno tendrá los suyos, estos sólo son dos de los muchos que yo tengo, y si alguna vez me ves por unos de ellos, no dejes de saludarme, seguro que la conversación fluirá en breve pero convertirse en extensa. Muchas gracias a ti y a Luisa que con su mensaje ha conseguido abrir un poco más mi corazón de cadalseño.
Buenas tardes, Maestro. Cuando escribes sobre Rafael de Paula tu capacidad para describir sentimientos alcanza su cénit. Se diría que Rafael de Paula es un personaje de leyenda que sólo existe en tu imaginación,fruto del deseo por personalizar en un ser humano tu concepto del toreo, lleno de perfección y transmisor de todas las sensaciones que el arte puede proyectar sobre nosotros, pobres mortales. Afortunadamente ahí estáis los que sois testigos de su verdad y que haréis que De Paula alcance la inmortalidad en la historia del toreo.
Un abrazo, Miguel.
Lui C.
Se palpa tu admiración en lo de Paula y destila ternura y un inmenso afecto. Buenas noches.
Pepe V.
Interesante relato
Ana Díaz Gónzalez
EL MISTERIO DEL ABISMO
El misterio del abismo
que permanece insondable
muda la voz inmutable
cuando llega un cataclismo.
Siempre sucede lo mismo
siempre a débiles derrota,
y ya nunca los reflota,
¡y tú siempre mudo y ciego,
con mis lágrimas te anego
y mi fe Señor se agota.
MANUEL GARCÍA Y CUESTA
El Espartero
En el ruedo fue un león
aprestado a la pelea,
y Sevilla va y jalea
su indomable corazón.
Irrumpió como un ciclón,
y la Macarena vea
y regocijada lea
no es torero de aluvión.
No empañó su pundonor,
y empeñó vida y honor,
y en el coso de Madrid
Perdigón le acosó fiero
y dijo:Perezco y muero
como un valiente en la lid.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
TRAGABUCHES
José Ulloa
Comenzó con los Romero,
los de la escuela rondeña,
donde el toreo se sueña
y evoca a Pedro Romero,
Fue torero pinturero
y un hábil contrabandista,
y se le perdió la pista
cuando los de Ecija fueron
apresados y cayeron
y él era el siete en la lista.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
RAFAEL GÓMEZ ORTEGA
El Gallo
Del toro fue el más genial
que integró el escalafón
de la simpatía el don
y su bondad proverbial.
La calva brillando al sol
y en el tórrido verano
con Joselito, su hermano
los dos bajo un parasol.
Y muy joven todavía
decía el señor Fernando
cuando estaba agonizando:
"¡Gabriela,tu pan del día
lo ganará Rafael;
sé que yo ya pronto muero
pero no me desespero,
un gran torero hay en él!".
Fue un artista desigual
con su carga de manías,
sus frecuentes apatías
que no tuvo un parigual.
Mas como el siempre decía:
"Es siempre imposible ser,
torear y parecer
un genio día tras día".
"Qué tengo un mala tarde,
sé que me perdonaran,
y el papel acabaran
y por ello harán alarde".
Bombita fue su padrino
que le propuso inductor,
tener rango de doctor
diciéndole:"¡Éste es tu sino!".
Saturnino Caraballo Diaz
El Poeta Corucho
Rafael de Paula el mejor Capote de la historia de la tauromaquia. Ha sido el mejor torero que he visto torear de Capote. También de los mejores que he visto con la muleta.
Ver torear a Rafael de Paula con el Capote o la muleta, hace uso un gran privilegio para mi. PURO ARTE hasta en la forma de andar, colocar su Capote, vestir de torero, etc etc.
No podía matar bien los toros a causa de que estaba limitado en sus desplazamientos por sus rodillas que estaban destrozadas. GRAN MERITO ponerse delante de un toro a sabiendas de que no podía correr ni desplazarse lateralmente con soltura. He visto grandes tardes de toros de Rafael de Paula en Madrid y sobretodo en Jerez de la Frontera, la tarde que toreo seis toros, inolvidable.
Julian Moreno Moreno
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