(In memóriam: A José Pérez Barco, que un día me
descubrió la conveniencia de no desafinar en el concierto de la vida)
PIANO, PIANO SE VA LONTANO
Entonces el tiempo no pasaba porque yo
formaba parte de él. Éramos la misma cosa indisoluble. Ahora casi todo lo bello
que recuerdo hace más de veinticinco años que me ocurrió. Fue una noche de las Fiestas cadalseñas; de esas de
bullicio, charanga, sonrisas y copas… ¡Muchas copas que sobresaltan y
desbaratan el ánimo! La Peña Los Demás
llega eufórica al bar de Moncho. Su
presidente, Lolo, rebusca parsimonioso
en sus faltriqueras hasta que extrae del bolsillo trasero de su pantalón varias
pegatinas con el escudo de su Peña y
un papel perfectamente doblado. Reparte las pegatinas y revisa el papel con
cuidado y comprueba que es el correcto. Le acompañan: Jesús y Julianín "Los
Rubios", Joaquín “Romillo”, José “Yogurt”, "Bigardo", “Jardilín”, Julián “Kubala”… Se acerca a la barra y llama a Julito y a Alfredo, les lee la comanda y, sin dilación, empiezan a servir
decenas de combinaciones, la mayoría de ellas con agua de fuego, para
consumo de los integrantes de la Peña
Los Demás, que a esa hora visten de blanco, alegría y limoná.
En tanto, los músicos Demaseros hablaban
relajados renovando el aire de sus incansables pulmones. Juanito, vecino de San Antón
cuando yo era niño, contaba un chascarrillo que provocó la carcajada general.
En esto, José Pérez Barco, el marido de
Mili (Bar El Parador), que hasta entonces nadie había reparado en él, acomete
con su saxo los acordes de “En er mundo”,
del compositor ceutí Juan Quintero Muñoz
(este pasodoble aparece en una escena memorable de la película “El Sur”, de Víctor Erice. Un padre -Omero Antonutti- y su hija -Sonsoles Aranguren- lo bailan al compás
de un acordeón el día de la comunión de la niña. Para mi es una de las escenas
más hermosas del cine). Total, que una vez superada por sus compañeros músicos la
sorpresa inicial, éstos se aprestan a acompañarle. Enseguida, desde la otra
punta de la barra, reparo en el armonioso saxo, me acerco hasta llegar a su lado para mejor escuchar las notas y
observar su expresión rota por la inspiración del instante. Contagiados los
músicos de las aceleraciones de esas jornadas festivas, imprimen a la pieza un
ritmo que a Jose no le parece académico.
Para de tocar y muy reconcentrado les demanda a todos en italiano: “Piano,
piano se va lontano…” (despacio, despacio se va lejos…).
Reinician el pasodoble, ahora más lento, más
calmo, más sosegado, más para emocionarte… A estas alturas la concurrencia del
bar ya está en suspenso, absorta, pendiente de ellos. Los músicos
inteligentemente ceden el protagonismo a Jose
y éste no desmerece en absoluto; al contrario, se crece y se va encontrando por
momentos sembrado de ternura, mientras sus acordes pasan a ser de un
virtuosismo excepcional. Tanto que, cuando acomete el solo, el lugar está sobrecogido,
en éxtasis, preso de una conmoción que nos paraliza. No se oye ni una mosca en
vuelo disonante. La armonía es la única protagonista, campa por sus respetos
inundándonos de entusiasmo. Al final, los presentes rompimos en un aplauso
espontáneo, seco y unánime. Y el protagonista, sorprendido, bajó la
cabeza conmovido y disimulando el embeleso de sus ojos.
Una vez más la magia de la música, esta vez
gracias a Jose, nos hechizó a todos
y nos elevó a cumbres placenteras para trasladarnos del sitio y del momento que
vivíamos a otros parajes llenos de felicidad. El saxofón tiene un sonido
melancólico que en los solos llega a ser doloroso y desgarrador.
Es pura fantasía y particularmente adecuado para composiciones lentas y
delicadas, de notas profundas, capaces de transmitir una calma sublime. Hay obras
que están marcadas definitivamente por él, aunque sus cadencias sean exiguas
como es el caso de: “Los años que nos quedan por vivir”, “Que sabe nadie”, “The Best”…
O más generosas como el inmenso “Ágarrate
Saxo” o La Arlesiana, Suites números
1 y 2, de Bizet…
Rememoro también a Gumer y a tantos otros que han acariciado
este instrumento con primor en la Unión Musical de Cadalso. Quedan admirables en el recuerdo porque están
relacionados con esas coincidencias maravillosas que suelen darse en la vida:
Hoy tenemos la inmensa fortuna de contar con una gran saxofonista cadalseña, Berta Moreno Vallés, que hace las
delicias de los amantes del saxofón y, en particular, de los del jazz. Forma
parte de la banda “Kind of Brown
Quartet” y actualmente reside en Nueva
York. En ocasiones visita España
para deleitarnos junto a sus compañeros con exquisitas interpretaciones. Posiblemente
cuando Jose nos emocionaba con su
saxo; Berta, niña inquieta en su
precoz curiosidad musical, estaba allí presente y quedó prendada de su cadencia.
Lo captó con su innata sensibilidad e hizo posible –con Jose- que continúe el encanto del saxo cadalseño lejos de nuestras fronteras, pero muy cerca de nuestros corazones…
Miguel MORENO GONZÁLEZ
10 comentarios:
El inigualable Josè.El nùmero 1 con el Saxofòn.Gracias por tantos años de buena mùsica con el Tenor y el Alto.Genial mùsico y excepcional padre.
Todos los que aparecen nombrados en el artículo se merecen de sobra este pequeño-gran homenaje. Un abrazo para los que siguen y un recuerdo para los que ya no están.
Cadalseño
Un muy buen compañero y gran amigo durante el tiempo que permanecimos juntos en la banda de música de Inmemorial núm. 1, años 1960-61 y coincidencia luego al residir en nuestro pueblo y seguir con la amistad que nos unió en el tiempo de mili.
Emilio López García
La música.. noble vehículo de los sentimientos.. Traes a mi mente las Baladas de Coltrane.. Un abrazo.
rafael
Es algo muy emotivo ver que cuando se marcha alguien, sigue vivo en la memoria y en el corazón de las personas que le apreciaron y compartieron experiencias con él.
Qué hermoso escrito. El día que me vaya, solo me llevaré los afectos.
Toñi
Buen hombre y buen extremeño
Jose Maria Moreno Gonzalez
Que buenos recuerdos me trae este buen reportaje, repito como en mi anterior comentario, lo buena persona y gran compañero que fuimos durante nuestros tiempos de mili en Inmemorial Núm. 1.
Emilio López García
D.E.P. querido amigo.
Emilio López García
Grande Jose haya donde estés seguirás dando buenas notas.......
Luis Robles Morillas
Que buena persona jose y que buenos, recuerdos tengo de el
Tomasa Rozas Martim
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