El cajón de Ánimas
El cajón de Ánimas es el lugar de encuentro desde hace siglos de capitanes, soldados, subastadores y toda clase de obsequios que la gente dona para su posterior subasta. Al cajón acuden todos a degustar las rosquillas típicas del Carnaval y un vino de Cadalso.
También se reparten las rosquillas por la Corredera, esta operación la vienen realizando las personas que cada año sirven las Ánimas, como esta guapa soldado que amablemente me ofrece una rosquilla y que como es normal en estos casos, no rechazo.
Otros cadalseños aprovechan para charlar un rato e interesarse por su salud, son espacios de tiempo cargados de amistad que se producen junto al cajón y con la rosquilla en la mano, toda una escena tipicamente cadalseña.
Ya he dicho que el vino de nuestras cepas viejas de garnacha y del alegre albillo no puede faltar jamás en el cajón y en los Carnavales. Cuatro porrones cuatro, que belleza y que singular estampa la que produce observar los distintos colores de nuestros vinos. De izquierda a derecha, el embocado, clarete, tinto de garnacha y blanco albillo, forman esta imagen que se mantiene desde hace siglos, son nuestros vinos y forman parte de nosotros y de nuestra condición de cadalseños-es, ojalá que por muchos años más.
Todos se afanan en agradar a los que se acercan por el cajón, son cadalseños que este año, igual que cientos de ellos lo hicieron en otras épocas, sirven las Ánimas, se integran en ese gran grupo de hombres y mujeres que forman la Hermandad de las Ánimas Benditas de Cadalso, desde este momento son parte de la historia y tradición más antigua de Cadalso, son un vínculo entre lo cadalseño y lo religioso de las Ánimas, y así será ya para siempre.
Todas las donaciones serán subastadas a lo largo del Carnaval de Ánimas, todos participaran como puedan, unos donando y otros pujando por la tarta de membrillo o el roscón, dulces caseros realizados por manos expertas y dadivosas que quieren ser parte del Carnaval.
A la voz de..."el roscón en 30 euros", el subastador recorre las calles incitando a la puja, es otra forma de vivir el carnaval, de sentir esa coletilla musical que anuncia que algo se está subastando, y puede ser cualquier cosa, desde dulces como los presentes hasta el primer manojo de espárragos del año, el manojito de violetas, el puro o la botella de anís, todo vale.
Bueno, alguna vez aparece un personaje cadalseño que nos confunde por su semejanza al subastador, no, esta vez no se están subastando los cartones de huevos, simplemente es que está en el lugar, porque lo suyo es otra historia que termina en la cocina de la Marce, un sencillo acto entre panadero-huevero y cliente.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
3 comentarios:
Tocas lo étnico, lo etnográfico, lo fotográfico,los sentimientos, lo humano... y con eso toques conviertes lo cotidiano en algo extraordinario. Leche Perico, eres como el Hada Madrina.
¡Que bien lo haces!
Sigo envidiando tus collages.
Javier
Muchas gracias Javier, aunque noto en tus palabras un cierto "págate otro cuscús" No, es cierto que tú dices las cosas de corazón y sabes respetar las tradiciones sean de donde sean.
Un abrazo
Pedro
Por cierto, tengo el post del cuscús listo para lanzar, tal vez el martes.
Javier tienes razón, todo es extraordinario.
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