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Sureste Clásica Peñalara-Tubo Ruau

Museo de Montaña Zorro Corredero

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jueves, 17 de julio de 2025

RIELA MISTERIOSA LA LUNA EN EL BAJONDILLO DE TORREMOLINOS, por Miguel Moreno

 RIELA MISTERIOSA LA LUNA EN EL BAJONDILLO DE TORREMOLINOS 

Playa Bajondillo. Torremolinos

Escribo desde una playa de Torremolinos. Es una cala recóndita y apartada del mundanal ruido que Paloma y yo descubrimos en 2003. Tiene duchas, chiringuito bien atendido, barbacoas con mesas protegidas por árboles frondosos, un pequeño manantial no potable... Últimamente le falta al entorno el imprescindible mantenimiento. Desde que murió el afectuoso, educado y viejo alemán que lo hacía ya nada es igual… Oímos el cautivador rumor de las olas mientras hueles a salitre, recuerdas despacio y dormitas paciente sobre la arena mirando el cielo... Es ideal para romper la monotonía del año, descansar, caminar y tomar determinaciones y cervezas muy frías. Esta tarde pasaremos por Málaga, subiremos a Gibralfaro, pasearemos por La Alameda y recorreremos la parte histórica llena de sitios emblemáticos que conservan su encanto con el paso de los años: El Café de Chinitas, La Malagueta, el puerto con su cenachero, el anfiteatro romano, el teatro Cervantes, El Pimpi, Cofradía de Mena... 


El Pimpi, el Cenachero y el Café de Chinitas.

Cincuenta años desde que vine a Málaga y Torremolinos por primera vez y me gustó; no por nada en concreto, sino porque alguien me lo supo mostrar con naturalidad, con esa sencillez innata, humilde, que te descubre las emociones ocultas de los lugares entrañables. De aquella primera vez yo volví diferente, como dicen los románticos que hay que volver de los lugares que se visitan y te cautivan. En mi caso fue totalmente así. Aquí descubrí el mar y el entusiasmo. Por eso cada vez que vuelvo sé que nos pertenecemos, que somos indisolubles, que formamos parte de un ente sincero y cordial. Intuyo que permaneceremos unidos, ya es tarde para separarnos. 

Durante las noches tristes e invernales cadalseñas, esas en las que se oye caer el agua, ulular el viento y gotear los sentimientos, yo retorno aquí acurrucado en la cama. La imaginación vuela y te rescata del miedo, del desencanto, de las pérdidas queridas y de las limitaciones que impone envejecer. Vas en volandas a mundos desconocidos que dejan de serlo y vives una vida soñada que acaso quisiste vivir en la realidad. Y es que la imaginación es el juguete más preciado que poseemos los humanos desde que nacemos. 

Calle Cárcer de Málaga.

Una noche en la discoteca “Metro” de la Avenida Montemar de Torremolinos, coincidí con un tipo que pululaba por la edad sabia. Iba acompañado de una chica fascinante que lucía una sonrisa de cuarto de bachiller. Mujer y sonrisa parecían descender misteriosas al encuentro del mar. Hablamos mucho de lo divino y lo humano, pero no recuerdo el motivo por lo que me reflexionó de aquella manera: “Las personas somos extrañas. Nos negamos a reconocer la bondad del ser humano, como si no fuera una virtud propia. Es por eso que nos inventamos Dioses para contrarrestar esa evidencia humana del amor, como si no estuviera a nuestro alcance, como si no quisiéramos reconocer que el humano es intrínsecamente bueno, salvando, claro está, las excepciones de rigor. Nunca censuramos a Dios las desgracias, al contrario, le disculpamos y si ocurre algo hermoso le ensalzamos. Todos los méritos son suyos, todos los defectos son de los mortales; pero yo, en cambio, he sentido junto a ellos la plenitud maravillosa del amor. En el fondo pienso que lo que perseguimos con las religiones es creer que no moriremos del todo. Una compasiva entelequia utópica. Qué desolador es ser homo sapiens en Torremolinos, ¿no crees?”

Desde El Monte Gibralfaro. Málaga.


Café de Chinitas Málaga.

Existen amaneceres en los que las emociones te hielan el corazón, en los que uno quisiera que no acabaran jamás, como si aspirásemos a no morir nunca. Y eso a pesar de que los Dioses no están por la labor. Madrugamos para salir de la discoteca aquella jornada de 1975 en que me hice mayor con él sin saberlo. ¿Cómo no he de querer este santo lugar? Entre las playas de El Bajondillo y La Carihuela rielaba la luna sobre el mar. Quizá fuese el reflejo de la cara de aquel hombre que brillaba con la luz sabía y trémula del amanecer o quizá también el misterio de la sonrisa de su compañera...

                                                                        Miguel MORENO GONZÁLEZ

3 comentarios:

Jesús Lopez dijo...

La pena es que ya no existe el PUB PiPER que asido toda una referencia en tú vida desde que descubriste Torremolinos

Anónimo dijo...

En Gibralfaro, es donde está el Parador?Allí estuvimos un par de veces. Que tiempos aquellos que diría la canción. Es bonito vivir de los recuerdos bonitos.
Julia

Anónimo dijo...

He disfrutado leyendo esas ideas bien plasmadas de imaginación y realidades vividas y muy bien recordadas. Fuimos a TORREMOLINOS, solo en una ocasión para conocerlo y estuvimos en un hotel a gran altura que contaba en la zona del jardín y piscina con un ascensor para bajar a la playa. Nos gustó mucho pero no volvimos. Málaga la ciudad de los MUSEOS con . del Toro y sus preciosos retratos femeninos fue nuestra última salida. He pasado 5 días en El Puerto de Santa Maria, una cercana Urbanización en Valdelagrana, invitada por un matrimonio amigo. De nuevo en casa sin ánimo para ver qué día me voy al R. S. Mi hijo ha sido destinado a Dinamarca y eso es otro descenso en mi vida. Durmieron anoche en casa mis nietas gemelas, 18 años preciosas, y hoy se han ido a pasar unos días a la finca de su padre, en Avila antes de marcharse a París. Les deseo días románticos y alegres en Torremolinos que unan pasado y presente, a modo de sombrilla.
Julia

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