MURIÓ DESPACIO, DISCRETA Y EN SILENCIO, COMO VIVIÓ:
MARÍA DEL CARMEN HERNÁNDEZ FRONTAL
Murió despacio, discreta y en silencio, como vivió. La recuerdo de niño surcando fiel y diariamente las calles de Cadalso, ya hiciera bueno o malo. Ella nunca faltaba a su cita con la cultura. Repartía feliz y satisfecha los periódicos a los suscriptores. Los portaba apoyados en su cadera izquierda, agrupados por sus cabeceras: Ya, Pueblo, ABC, El Alcázar, Arriba, Informaciones, Marca, As… Más tarde también El Mundo, El País, El Independiente... Dicho menester solía compartirlo con su hermano -y amigo mío- Teodoro. Siempre me quedaba mirando ilusionado la majeza con la que trasladaba sus cargas de letras tintadas y esperanzadas. Nunca dudó ni se quejó, jamás se arrepintió de nada. Su corazón rebosaba bondad. He sido un apasionado lector de periódicos, revistas, fascículos, columnas periodísticas de perdedores y… lógico, admiraba a su portadora imaginando lo que vendría impreso.
Años después prepararon un pequeño habitáculo anexo al
bar familiar, "Vigi" o
“Cacatúa” -calle Juan Ramón Jiménez, Nobel de literatura-, el nombre dado
al garito dependía de nuestro estado anímico. Allí estaba diariamente
despachando su mercancía cultural Mari Carmen. Clavadas a las paredes colocaron
unas cuerdas finas de plástico de distintos colores; allí, sujetas con pinzas
de la ropa, también de colorines, aparecían revistas, tebeos, crucigramas, libros
pequeños de ediciones de bolsillo, cuentos... Todo ordenado, pulcro, atractivo,
sugerente... Sobre la mesa reposaban los diarios y Mari Carmen, sentada, te los
ofrecía acariciándolos.
"¿Tu
eres el hermano de José Luis, verdad?" -No, es al
revés, José Luis es mi hermano... Cuando se percataba de mi juego de
palabras sonreía entre susurros, como también entre susurros dormíamos a
nuestros hijos en Cadalso… Las mañanas del 14 de septiembre preguntaba a su
hermano Pepe: “¿Están ya los cuatro?”
-No, falta uno. Y cuando llegaba el
que faltaba Pepe se lo comunicaba. –Ya vino el que restaba, ahora ya están los
cuatro hermanos juntos. Y salía de su despacho de letras y sueños mirando a los
cuatro contenta; luego sonriendo silenciosa volvía a su lugar.
Yo sé tantas cosas… Sé que el destino manda a este
mundo personas generosamente buenas, intrínsecamente valiosas... Es la manera
que tiene de contrarrestar a los que no lo son y que no tiene forma de evitar. El Destino
Bueno nos mandó a Mari Carmen y una vez cumplida su misión se marchó a
descansar entre almohadas de letras. Teníais que ver la ternura con la que
acariciaba los periódicos. Era una tenue, delicada, maravillosa obra de arte
que ella cincelaba con sus dedos sensibles, sarmentosos y enamorados...
Le gustaba mucho preguntar: "¿A que es verdad que la gente buena nunca se muere?" -En realidad, Mari Carmen, sí mueren, pero
inmediatamente resucitan para seguir haciendo el bien, como tú lo haces... Cuando
captaba la ironía sonreía complacida. Sonreía muy parecido a como lo hacen los
niños(as) cadalseños... Yo sé que el
kiosco de mi corazón nunca desaparecerá. Está lleno de sus caricias…
Miguel MORENO GONZÁLEZ