Mulhacén Sierra Nevada.

Mulhacén Sierra Nevada.
Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

Museo de Montaña Zorro Corredero
Museo de Montaña Zorro Corredero

lunes, 6 de febrero de 2023

Montaña en familia. Zorro Corredero.

 Nada como la familia...


La  montaña siempre ha sido un lugar de encuentro, que fortalece la paciencia y te ayuda a conseguir grandes retos. Encontrarás nuevos amigos, te harás más valiente, estarás en contacto con la naturaleza y te sentirás feliz contigo mismo y con la gente que te acompaña. Conocerás nuevos lugares que te ayudarán a superarte y a tener confianza en ti mismo y en tus compañeros. Y coleccionarás recuerdos y fotos para toda la vida, como esta junto a tu amigo, compañero, confidente, y siempre hijo. 


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso


9 comentarios:

Anónimo dijo...

Di que si, la familia y la montaña, siempre lo mejor.

Antonio C.

Anónimo dijo...

Mis chicos os quiero..

Loren Alfonso Jeronimo

Anónimo dijo...

Disfrutar cada uno a su manera 👍👍

Antonia Frontelo Morales

Anónimo dijo...

Bravo👏...me alegro mucho... Padre e hijo van a la nieve...y juntos disfrutan como deben...y olé...

José Antonio Álvarez Gallego de Guzmán

Anónimo dijo...

Sobrinos os quiero ....

Bianve Jeronimo

Anónimo dijo...

Disfrutas de un amigo

Maribel Jimenez

Anónimo dijo...

Qué felicidad poder hacer lo que más te gusta y con la compañía de tus hijos. Me alegra y te deseo lo mejor. Enhorabuena Pedro.

Carmen.

Saturnino Caraballo Díaz dijo...

La cadalseña Muñana
tiene un grato, despertar.
Viendo desde su ventana
a un Cadalso, familiar.


Se halla el Parnaso, pletórico
comenzando a verdear;
y tengo un nogal, eufórico
por volver a rebrotar.

Saturnino Caraballo Díaz dijo...

A una perrita he adoptado
y atiende por Parnasina;
y en Parnaso se ha adaptado
a mi vida campesina.


JORNADA DE UNA PAREJA DE LIEBRES EN POLVORANCA

Las observo gozosas y felices,
son pareja, retozan y se aquietan,
y acezantes otean y se inquietan
mezcladas junto al bando de perdices.

Sin temores a perros y escopetas,
el parque lo recorren por entero,
manteniendo atalaya en un otero
y ven el circular de bicicletas.

Después se difuminan por los pinos,
dejando huella en los cruces de caminos,
y haciendo discreción de donde encaman.

Y al aproximarse lenta la noche
y cerrar la jornada con un broche,
gañen las liebres y su amor proclaman.

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