Mulhacén Sierra Nevada.

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Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

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jueves, 1 de abril de 2021

LA HISTORIA DE LA FOTO DE "EL NIÑO Y SU PERRO MINGO" por Miguel Moreno

 

LA HISTORIA DE LA FOTO DE "EL NIÑO Y SU PERRO MINGO"


            ¡Qué foto tan hermosa con "Mingo"! Fue una tarde soleada de un Día del Bollo en los Pinos de los Lavaderos, allá donde ahora se encuentra el colegio de Cadalso. El sol avanzaba perezoso hacia la sierra de Lancharrasa. El fotógrafo de Las Rozas de Puerto Real les dijo a los padres que colocaran allí a "Mingo" y al niño... El sol les daba de frente y por eso los dos aparecen con los ojos cerrados. Juntos los dos, inseparables. Muy juntos para siempre. Y es que recuerdo que se querían en silencio una barbaridad. El mocito alarga suavemente la  mano derecha acariciando el cantueso (¡qué cantidad de tomillos y pinos!); su mano izquierda se introduce en el bolsillo de sus pantaloncitos, a lo mejor estarían sonando en su mano algunas humildes monedas que le habían dado los mayores, entonces poco le importaba el dinero. Su jersey de cuello abierto no tiene botones ni cremallera, sólo dos cordones rematados en dos borlas de lana que cerraban la abertura de la prenda; cubre su cabeza una gorra que tapa sus orejas (antes hacía mucho frío); calza zapatos claros, con hebilla y ojales; su expresión, -ya entonces- era melancólica. Al chiquillo le quería mucho su familia y él quería a su perro. El círculo se cerraba con todos dentro.

            El perro con pelaje blanco y obscuro, llama la atención... "Mingo" sabe que está viviendo un momento muy especial y posa feliz, muy tranquilo y satisfecho. Ambas expresiones transmiten placidez, quizá ingenuidad. ¿He dicho ya que se querían mucho los dos? Luego se estuvieron comiendo el bollo sentados sobre una manta que habían extendido sus padres al lado de una antigua cantera. El perro únicamente se movía si el chico le decía: "Come Mingo, come". Y el perro comía resignado los restos del bollo y alguna que otra cosilla que llevaron para acompañar la tarde. Era muy dócil y miraba al crío como con pena y mucho amor, su mirada parecía implorar una caricia. Su padre llevaba un poco de vino en una bota en la que se leía: "Las tres ZZZ. Pamplona. España". El niño y la madre portaban dos cantimploras llenas de agua. Una era para el moquillo. Eran felices los cuatro. Pero no le daban importancia. Era lo más natural del mundo.

            Una tarde "Mingo", ya mayor, bajó andando penosamente desde Las Casetas hasta el huerto de La Peluquera sin despedirse de nadie. Se tumbó junto al brocal del pozo con el que regaba el abuelo el huerto las tardes de verano. Se quedó dormido y no se despertó más. En realidad, se quedó muerto dormido. Un día el infante, extrañado porque las jornadas pasaban y el perro no volvía, les preguntó a sus padres por él. "Se quedó dormido hace unos días en el huerto", -le contestaron acariciando sus bucles rubios-. "A los animales no hay que molestarlos cuando duermen, porque duermen tanto que a veces se van al cielo sin enterarse de que están allí." El chiquillo no dijo nada, pero estaba triste por la ausencia del amigo que le acompañaba hasta la escuela y luego volvía solo. Algunas noches de invierno le oía ladrar desconsolado detrás de la casa echando de menos a su amigo. Y el chico no podía dormirse por la pena. Años después el niño, ya muchacho, se enteró de la penosa realidad. El muchacho cogió la foto y se la guardó. Desde aquel día siempre la lleva consigo. Son dos amigos que sobreviven al olvido.



           


      Miguel MORENO GONZÁLEZ











LA HISTORIA DE LA FOTO DE "EL NIÑO Y SU PERRO MINGO

Declamación: José Julián Frontal, barítono cadalseño




13 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso💖todos hemos tenido unos cuantos amigos sustituían muchas cosas y nunca sé quejaban

Antonia Frontelo Morales

Anónimo dijo...

Lo mejorcito, el Zorro, Miguel y Jose Julian
Gracias

Mariano

Anónimo dijo...

Bonita historia Miguel

Jose Maria Moreno Gonzalez

Anónimo dijo...

Historia más emocionante y
Hay que leer

Aurora Ferrera Ruiz

Anónimo dijo...

Muchas gracias Pedro pero mi corazón lo siente a si todo lo que editas❤️

Aurora Ferrera Ruiz

Anónimo dijo...

La foto, magnífica, por cierto, ya la había visto. El escrito juraría que ya le había leído y me ha vuelto a producir una ternura inmensa. La declamación no la había oído y el relato oído causa la mismas sensaciones, quizás un pelín más acusadas. Felicidades como siempre.
Pepe Vázquez

Anónimo dijo...

Hermoso😍😍😍

Aurora Ferrera Ruiz

Anónimo dijo...

Preciosa historia del día del bollo, que chiquitillo eras,que tiempos aquellos Miguel cuando nos comíamos el bollo y subíamos con la cantimplora llenos de alegría y con nuestros padres. Me encanta de la manera que lo cuentas muchas gracias por compartirlo

Maria Antonia Hernández

Anónimo dijo...

Qué bonito❤️

Esperanza De La Cruz García

Miguel Moreno González dijo...

Os agradezco vuestros comentarios. Una pena que el día del Bollo fuera languideciendo hasta su práctica desaparición. Muchas gracias

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho la historia del pequeño y mingo el día del bollo. Lo he leído y escuchado. Gracias a Miguel, José Julián y el zorro 🦊

Chelo Villarin Recio

Anónimo dijo...

Que final más triste ,pero así es la vida

Lucia Lop

Anónimo dijo...

Que bonita historia y triste a la vez como dice la luci así es la vida😥

Pilar Calvo Villarín

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