Mulhacén Sierra Nevada.

Mulhacén Sierra Nevada.
Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

Museo de Montaña Zorro Corredero
Museo de Montaña Zorro Corredero

miércoles, 9 de enero de 2019

Arequipa. Perú. Calles y Gastón Acurio.


Recuerdos de Arequipa
Calles y Chicha












Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué fotos tan bonitas!

María Consuelo Lajara

Anónimo dijo...

Nada mejor para sentir una ciudad, un país o un lugar, que mostrar lo más sencillo. Gracias por estas fotos.

Inés

Pedro Alfonso dijo...

Muchas gracias por vuestro agradecimiento.

Un saludo

Anónimo dijo...

Si te gustan lo perros. Seguramente puedo criar te uno

Lorenzo Álvarez

Saturnino Caraballo Díaz dijo...

EL SUEÑO DE LOS TESOROS

De niño siempre soñaba
haber hallado un tesoro:
Pingües monedas de oro
que en contarlas dilataba.

Y al despertar la amargura
acibaraba mi boca,
frustración de un alma loca
con ansias de la aventura.

Con las monedas del sueño
pensaba que era posible
desde volverme invisible
a ser de un imperio dueño.

Yo por entonces leía
libros de héroes a cientos
que poblaban Cenicientos
y en su biblioteca había.

Hernán Cortés y Pizarro
y Colón y los Pinzones
y los bravos marañones
del ElDorado bizarro.

Y me veía en Lepanto,
codo a codo con Cervantes,
entre españoles gigantes
venciendo en un mar de espanto.

Y con el Gran Capitán
en las campañas de Flandes,
y con Almagro en los Andes
y alférez en Aquisgrán.

Y con Cortés en Otumba,
y grumete de Orellana,
y en la nave capitana
del Austria cuando retumba.

Cuando el Señor de dos mundos
donde el sol no se ponía,
al orbe lo dirigía
desde Escoriales profundos.

Pero los sueños son sueños:
Y el despertar los deshace,
al nuevo día que nace
con su lucha y sus empeños.

Después mi suerte dispuso
trabajar entre las gemas
que adornan cuantas diademas
mi disposición compuso.

Y por mis manos pasaron
los brillantes a millares,
y esmeraldas estelares
que en silencio se alejaron.

Los rubíes y zafiros
destellando fugitivos
entre mis dedos furtivos
emprendieron nuevos giros.

Y el vacío hecho en mis manos
por ausencia del tesoro
es aquel oro del moro
que buscan los hortelanos.

Y ahora pueblan mis sueños
mis versos volando etéreos,
y son frágiles y aéreos
tesoros de mis ensueños.


LA FUENTE DE LA PLAZUELA

De la Plazuela su fuente
era un manantial sonoro
de Neptuno era el tridente
del vecindario era un coro.

Agua clara que fluyendo
era el fluir de la vida
líquido que vas corriendo
en noche y amanecida.

Cántaros que en cantareras
debajo de los vasares
cenefas de primaveras
papeles crepusculares.

Vasijas puestas en fila
los botijos y calderos
cuando al agua la mutila
el hielo de los eneros.

Fuente de aguas tangibles
que en redor tuyo jugamos
para hacernos invisibles
y tu piedra la trepamos.

Fuente origen de tertulias
pábulo de los rumores
sacudimiento de abulias
para quien pena de amores.

Llegada, parada y fonda
de ambulantes vendedores
y tragos de agua en la ronda
de los mozos rondadores.


Resonando en mis oídos
mi niñez me sobrevuela
percibiendo los sonidos
del agua de la Plazuela.

Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho

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