Se le conocía como el molino de los “Chicharras” y durante años fue el lugar al que muchos cadalseños acudían con sus cestos de aceitunas para que una vez molidas y prensadas obtener el preciado y siempre caro aceite, liquido tan apreciado en nuestra cocina como necesario.
Parece que estuvo funcionando has las años 50 y luego pasó al abandono y al consiguiente deterioro con el que ha llegado hasta nuestros días.
Hasta estas puertas de la Ronda de la Sangre llegaban los hombres con sus caballerías cargadas de aceitunas, luego se pesaban y se acumulaban en un enorme montón que poco a poco iba pasando a las ruedas de piedra que lentamente pero sin pausa iban moliendo y moliendo hasta conseguir esa pasta que una vez prensada suelta el preciado liquido.
Por estos grifos salía el aceite y en estas abandonadas y derruidas pilas se almacenaba para luego pasar a los depósitos. Hoy este viejo grifo ha quedado como testigo de ese pasado de esplendor y de riqueza de nuestros campos y de nuestros olivos.
El edificio carece de las piedras y nada queda del viejo molino, las paredes se caen a trozos y el tiempo y el abandono desnudó el tejado dejando al descubierto el esqueleto de madera que le soportaba.
Ya nos hay hombres ni caballerías, ni siquiera persiste ese olor a aceite que un día lo inundó todo, pero entrar aquí es volver muchos años atrás y sentir el trasiego de gentes con sus cargas y sus voces que perecen resonar en las decadentes paredes que el tiempo y la casualidad ha querido mantener en pie hasta nuestros días, tal vez como único testigo de ese pasado agrícola en el que estuvo inmerso el pueblo de Cadalso y los cadalseños.
Al pasar de los años el edificio fue vendido a Rafa “Jarana” familia a la que pertenece hoy en día y a la que quiero agradecer que nos dejaran las llaves para poder visitarlo, algo decepcionante ya que nos habían dicho que aún se conservaba parte del molino y las piedras de moler.
Por ahí tengo una foto antigua de este molino donde se puede ver a Florencio Baquera que junto a Emiliano “El Guarda” y a un joven Jesús “Chicharra” posan en un momento del duro trabajo en aquellos días cuando el molino funcionaba incesantemente moliendo y moliendo.
Y como resistiéndose a desaparecer esta vieja y artesana pila de granito realizada a golpe de maza y puntero por algún cantero cadalseño nos despide cuando abandonamos el lugar.
A la salida nos encontramos con un grupo de cadalseños con los que como no podía ser de otra manera entablamos una agradable conversación, luego una foto de las de antes es suficiente para que surjan los comentarios y las anécdotas, pero esto ya es otra historia y otro reportaje.
Mi agradecimiento a Tiri que con su incansable inquietud por todo lo cadalseño ha hecho posible esta visita y que se realizara este reportaje.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
2 comentarios:
sin comentarios.....!!
No me podía imaginar que era lo que había detrás de esa gran puerta verde por la que paso tantas veces....
Concha
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