(Para Jorge García Escudero)
SEMANAS SANTAS Y SANTAS SEMANAS CADALSEÑAS
Cuando entonces, aquellas no eran Semanas Santas, eran Santas Semanas.
Suena parecido pero no es igual. Se cerraban bares (autentica tragedia), cines,
teatros, casinos… Desde las emisoras de radio sonaban marchas militares y religiosas,
saetas y música sacra por un tubo. Cada hora nos decían que aquellos eran días
de recogimiento y de oración. Nada de alegrías sociales y las carnales se las
tenían muy calladitas, por si un aquel… La única cadena de televisión emitía
documentales y conciertos de música clásica con pequeños lapsus en las horas de
las noticias. Quizá televisaran alguna procesión (no recuerdo bien) y por las
tardes-noches nos echaban películas, largometrajes larguísimos sobre la Pasión
de Jesucristo. Eran casi las mismas que siguen proyectando ahora, cincuenta
años después. Y a las doce, más tardar la una de la madrugada, salía la “carta de ajuste” y ¡ale!
todos a la cama a rezar o lo que buenamente se pudiera.
Mis abuelas hacían unos potajes pantagruélicos que estaban buenísimos pero con el paso de las jornadas se hacían un tanto pesados. Y las torrijas, bien regadas del vinillo moscatel que las daban “vidilla” pagana. Cadalso registraba el mayor aumento de población de todo el año y los chicos jugábamos sin parar disfrutando de aquellos días libres, preludio de las vacaciones veraniegas; los más adelantados, años después, organizaban “guateques” a semejanza de los del verano. Las mujeres y los hombres cadalseños seguían trabajando, ellos nunca tenían vacaciones. Las cosas venían así y nadie las cuestionaba (“toca a joderse y a aguantarse”).
Mi padre me tenía dicho
que sobre las 17:00h bajara con su moto Peugeot (sólo me la dejaba en esas
ocasiones) hasta el Pinar del Concejo.
Y mi madre: “Miguel, ten cuidado si el
chico coge la moto. Ya sabes como es….” A esa hora él ya había hecho la
carga de leña y la ataba con la soga sobre la borrica “Juanita”. Al llegar yo hacíamos el intercambio. Él subía Tórtolas con la moto y yo acarreando a “Juanita”. Era el único alivio que se
tomaba durante toda la jornada laboral. Mi padre aseguraba que la borrica tenía
tanta fuerza como una mula. Y era verdad: resoplaba, sudaba abundantemente,
movía la cola y las orejas nerviosa… pero subía ligera la cuesta. Para amenizar
el trayecto yo colocaba un pequeño transistor sujeto a un palo y subía
escuchando música. Así oí por primera vez “La
Saeta”, de Serrat. Quién me lo iba a decir a mí: ahora mi madre la tiene de
melodía de llamada en el móvil. Si es que ya lo dice ella: “Los tiempos avanzan una barbaridad”.
En Cadalso sólo existía “La Procesión del Silencio” (eufemismo).
El Viernes Santo salían los hombres, las mujeres y los chavales cargando con
las imágenes del Nazareno, Ecce Homo, Cristo del Humilladero y la Virgen de la
Soledad. No había cofradías, ni vestimentas rituales con sus capirotes y
sotanas, ni se cantaban saetas; eso llegó antesdeayer,
como quien dice. Curiosamente estas cuestiones que tanto se criticaban en la
dictadura, alcanzaron su cenit con la democracia. A saber por qué: las cosas de
los seres humanos... El Sábado Santo el tema tomaba otro cariz mucho más
relajado que el resto de la semana. Y ya el Domingo de Resurrección la gente
amanecía radiante y feliz. Volvía el ruido, la música ye-ye, abrían los bares y todo lo demás. Tu familia te daba una “propinilla” y comentaban que ya podías
comer lo que quisieras. Sí que era milagroso aquello, sí.
Los días posteriores que
más me gustaban eran el lunes del Hornazo
(fiesta local) y el martes del Bollo.
Las panaderías de Corsina en la Plazolilla, de Antonina en la Plaza, del tío Víctor en la calle de la Sangre y de Higinio en la calle Real… no daban abasto haciendo esos dulces.
Entonces el hornazo, con su huevo cocido en el centro envuelto en una
servilleta de tela y acompañado de cantimplora (igual que el bollo), nos lo
comíamos por la tarde en lo alto de la Peña o en las eras. Ahora vamos desde
por la mañana acompañados de la Unión Musical de Cadalso y es un día precioso
de campo. Hay flores por doquier y huele a limpio. Hasta ponen atracciones para
los peques y, lo más importante, hasta una barra de bar montan para que riamos
sin parar. El día del Bollo íbamos a las Erillas y nos lo pasábamos de fábula.
En la actualidad este día, desgraciadamente, casi no se celebra. Esas tardes
había baile en Casa Cañardo y tocaban Los
Flower y Los Titanes que sonaban muy bien e interpretaban las canciones de
moda, incluso cantaban en inglés cuando la mayoría hablábamos en español o
estudiábamos francés… ¡Rarezas de entonces!
Antes eran Santas Semanas porque nos las hacían
vivir como los santos de la Enciclopedia Álvarez; ahora son Semanas Santas porque vamos y venimos y
de santos no tenemos un pelo. En Cadalso procuramos conservar con algo de rigor
aquellas y estas Semanas. ¡Siempre
hemos sido muy nuestros.
Miguel MORENO GONZÁLEZ
15 comentarios:
Muchas gracias Miguel por la dedicatoria y por el escrito realizado con el amor sincero que profesas a todo lo cadalseño.
Jorge García.
Gracias a tu destreza en la descripción y tu sensibilidad transitamos por recuerdos y sensaciones comunes, más que nada por eso de tener ya una edad..... Enhorabuena como siempre.
Pepe Vázquez
��������������.... joerrrrrr Miguel... que bonitos recuerdos.... madre mía. Gracias amigo.
José A. Álvarez G. de Guzmán
Que bonito escrito dedicado a Jorge, lo cuentas de tal manera que lo estoy viviendo como antaño. Como tú bien dices antes no había hermandades por lo menos de capirotes ,capas y casullas etc..... Pero tengo entendido que la virgen tenía las hermanas de la misma, y los hermanos del Cristo del humilladero también. Pero todas las imágenes salían a la calle por los hombres del pueblo. El pueblo se ponía hasta arriba de gente y creo que todas las madres nos pedían que cuidarnos del hermano más chico , y aquellos potajes y torrijas nos sabían a gloria, según lo estaba leyendo estaba disfrutando aquella semana santa.gracias por hacer este bonito recordatorio
¡Qué tiempos!
A. Acuña
Antes había más devoción los jóvenes y mozos se peleaban por llevar las imágenes en la procesión y ahora si no fuese por las cofradías no abría gente para llevar las imágenes en procesión.
Recuerdo también que en la piscina el día del bollo ponían orquesta o música para que la gente bailaran y algún valiente se tirada de cabeza para bañarse. Que recuerdos más bonitos Migue de esas Semanas Santas
Siempre nos invitas e incitas a rememorar nuestra niñez. Gratos recuerdos escondidos en cada uno de nosotros.
Gracias, Maestro. Luis C. Trijueque
Muy bonito Miguel no dejaban ir los Domingos al campo para ir ha misa. Y se iban de noche para que no los viese la guardia civil
Antonia Frontelo Morales
Hola a soy M.C.
Pedro porque no pides las recetas para que no se pierdan????
Un Abrazo a mi Cadalso de mi Alma........
Diego Alarcon Rodriguez
Diego Alarcon Rodriguez cuando quieras te las damos
Antonia Frontelo Morales
Es verdad se cerraba todo y se hacían ejercicios espirituales yo que estaba en un colegio de monjas todo el día leyendo a Frai escoba Marcelino pan y vino en fin todo eso
Pilar Calvo Villarín
Es verdad yo lo viví y solo había saetas en la radio y los cines cerrados que tiempos
Pilar Diaz Recamal
Los comentarios, para Pedro y servidor, son como la energía que hace funcionar a las máquinas y personas. Muchísimas gracias en nuestro nombre por aportarnos tan buena y bonita energía.
A mi no me dejaban cantar porque se había muerto el Señor. En el pueblo de Agustina no tocaban la campana para los oficios y el cura mandaba a un grupo de niños con carracas por todo el pueblo para anunciar que iban a empezar "Los Oficios". En Getafe, en el colegio de los Escolapios, alguna vez tuve que ayudar para tapar todas las imágenes de la iglesia con unas telas moradas que no se quitaban hasta el domingo de resurrección.
Javier Perals Samper
Yo estuve en un colegio de n monjas y en recuerdo perfectamente lo v de las telas moradas que no me gustaban nada
Clara Perezagua Lopez
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