Mulhacén Sierra Nevada.

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Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

Museo de Montaña Zorro Corredero
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viernes, 19 de febrero de 2021

Tomás Rodríguez Santillán "Canuto"

 

Tomás "Canuto", de profesión CANTERO


Me llamo Tomás Rodríguez Santillán y nací el 21 de Diciembre de 1.947 en la calle de San Antón número 56 de Cadalso de los Vidrios, mi padre se llamaba Valentín y mi madre Justa. Tuve 5 hermanos: Julio, Mariano, Vitoriano, León y Justa, que era la más pequeña.

Fui a la escuela muy poco tiempo porque tenía que ir a ayudar a mi padre a trabajar: vender teas, virutas, piñotas, cargas de leña, escobas,… Éramos una familia muy pobre y todos teníamos que arrimar el hombro en casa para poder salir adelante.

Vivíamos en una casa muy pequeña de la calle San Antón y luego nos cambiamos al número 84 porque mi padre y mis hermanos  se fueron a segar a Paracuellos durante una temporada y trajeron algo de dinero. Luego se iban a las tierras de Ávila a continuar el trabajo. Yo era pequeño y tenía que quedarme en casa para ayudar a mi madre.

Dormíamos todos en el suelo y el borrico, junto al guarro, también vivían con nosotros. Solo había una cama para mis padres y cuando pasábamos con el borrico había que colgarla en el techo para que pasara. De vez en cuando el borrico se echaba un rebuzno y no veas los sustos que te pegaba.

A la escuela siempre iba el Día del Gallito porque me daban un libro y el gallito, luego recorríamos las casas diciendo que miraran el libro y me daban una perra gorda algunos, otros no me daban nada.

Pasamos mucho hambre, “más que los pavos del tío Lucas”. Si veías una cascara de naranja en la calle salías corriendo y te tirabas a por ella; si te enterabas que se había muerto un guarro y le habían enterrado, te faltaba el tiempo para ir a por él; cuando llegaba la nochebuena con la cosa de la zambomba doblaban el gorro los gatos, le cogía, le dejaba pelado y colgado en la calle El Corralillo  y cuando a otro día ibas a por él había desaparecido el gato, había gente que pasaba tanto hambre como nosotros o más.

Te comías las acederas, el pan y quesito de las acacias, albejanas y muchas de las hierbas que se crían en el campo.

Íbamos a vender por las puertas y al mismo tiempo pedías algo para comer. La mujer del señor Edmundo me dijo una vez: Guapo, te gusta el arroz de un día para otro…y yo le conteste que sí…la contestación de la señora fue: ¡PUES VUELVE MAÑANA!.

Había veces que cambiaba algún Manojo de Teas por higos pajosos, todavía me rechinan los dientes de los chinarros que tenían.

Cuando sacaban las patatas de los huertos íbamos a rebuscar y las patatas que sacabas las traíamos a casa con las alforjas y subsistíamos con eso y con todo lo que podíamos vender. Si venían los titiriteros y hacían el cine en la Plazolilla de Arriba, cuando terminaba cogía la bicicleta y me iba a dormir a la casa de Pablo El Lechuguino en la Vega del Cauce (zona de la Vía) para poder coger la vez de riego del día siguiente.

También hacíamos picón para los braseros y teníamos un huerto muy pequeño en la Sierra, en la zona de Fuentelasna. El agua lo sacábamos con un Cristo (que todavía sigue estando).

 

A la escuela iba con Don Aberamín que era más malo que Caín, bueno no sé si era más malo él o nosotros. Cogía el cepillo de la pizarra y te lo tiraba. Vivía en las casas nuevas donde ahora vive Nicolás el Zapatero. De todas formas no me podía enseñar mucho porque no iba por la escuela.

Luego estuve con D. Jesús Mangas y después con D. Enrique y de ahí, a la calle. Cuando perdía el Real Madrid Don Enrique era temeroso con la regla de madera. Estudiamos el libro de Álvarez y aprendí a leer y a escribir.

Pero cuando más aprendí fue cuando iba por la noche con D. Juan Antonio. Aprendí a solucionar los problemas, aunque hay que tener los menos posibles para no tener que solucionarlos (Sumar, restas, multiplicar, dividir y poco más).

 

Con 12 años, empecé a ir con mi padre a trabajar en las viñas cavando cepas. Éramos una cuadrilla y estábamos desde que salía el sol hasta que se ponía. Ajustado el dinero con el dueño de la viña o al jornal, que te pagaban a lo mejor 3 duros y una botella de vino. Cuantas más cepas abrías, más ganabas. Iba en una cuadrilla con el tío Pedro el Quemao, Eusebio, Pedrín y Quicota.

Estuve trabajando también en la construcción de la Bodega Cooperativa (la hizo la empresa Alcarreña) y el edificio donde está ahora la farmacia, donde había que subir las vigas a hombros, no había ni una máquina y hacer la pasta a mano (la empresa era de los 3 hermanos que eran familiares de Joselito).

 Aquí en el campo de Cadalso se ganaba poco y nos fuimos toda la familia a vivir a Colmenar del Arroyo donde se ganaba algo más de dinero. Mis hermanos trabajaron en la mina y Yo con la Nasa – INTA (los americanos).

Estuve con la empresa Rosafe echando la carretera que va de Colmenar a Robledo de Chavela. El alquitrán se calentaba en las calderas y una persona de cada lado bombeaba para que otra regara la carretera. Todo era a mano. Cuando llegabas a casa no te conocía ni la familia, ¡parecíamos negros de la Guinea!

Me hice novio de Pepi mucho antes de irme, con unos 15 años. Cuando tenía que venir a verla que era cada 15-20 días cogía la bicicleta y me bajaba hasta la Aldea del Fresno, allí la dejaba en el bar La Terraza, donde está ahora el Restaurante el Jardín, y cogía el autobús de línea hasta Cadalso. Una vez en Cadalso estaba con ella muy poco porque la dejaban salir tiempo y me volvía al otro día haciendo lo mismo pero al revés. Si eran las fiestas de Cenicientos no nos daba tiempo ni llegar cuando nos teníamos que venir.

En el INTA hacía zanjas y acrivaba gravilla con una zaranda (un somier de una cama con agujeros pequeños).

Estuvimos poco tiempo y nos fuimos a vivir a Villa del Prado donde cogimos la Huerta de los Valencia, la más grande que había entonces. Nos llamaban los Bonanzas, como la serie, porque éramos muchos. Al pueblo de Villa del Prado no íbamos nada más que el fin de semana porque te quedabas a dormir y todo en la huerta, a veces teníamos que regar con una linterna en la boca porque no nos había dado tiempo durante el día. Lo que cogíamos lo llevábamos con un camión a Madrid, normalmente iba mi hermano Julio, más conocido como Antonino. Allí en el mercado lo vendíamos pero nos daban muy poco dinero (la mayoría se lo quedaban los asentadores).

 Decidimos venirnos a Cadalso porque tampoco se ganaba tanto y una vez aquí me fui a realizar el servicio militar donde estuve 12 meses y medio (nos licenciaron unos meses antes). En el campamento estuve con Vicente “el electricista”, Paco Márquez y Pablo “Aljares”.

Nos hicieron unas preguntas y unos exámenes y de allí me destinaron a la Calle Guzmán el Bueno número 1 en el Regimiento de Movilización y Prácticas de Ferrocarriles, sección Archivo y Mando. Me dijeron que iba a picar muchos raíles del tren y sin embargo me metieron en la oficina a manejar  una máquina de escribir, me quede muy asombrado al ser Yo un hombre de borrico y serón. Aprendí todo lo que se hacía allí menos a escribir en la máquina claro, me nombraron ordenanza y me recorrí todo Madrid porque estaba para los recados. No pasaba lista ni revista, tenía el pelo como quería y dormía caliente en una habitación para mí solo. En Invierno dormía con la ventana abierta porque, al no estar acostumbrado, cualquier día me asfixiaba.

Miguel Salas estuvo un año antes en el mismo regimiento que Yo pero de albañil. En el metro no pagaba porque tenía un pase y cogía todos los tickets que había por el suelo del recorrido que Yo hacía, para que el capitán me diera el dinero correspondiente como si hubiera pagado, con ese dinero podía venir a Cadalso a ver a mi novia. Me hubiera podido venir a dormir a casa todos los días pero no tenía ni un duro, podía entrar y salir cuando quisiera, los mandos eran buenas personas y los malos eran los auxiliares. Se quedaban 2 soldados y un mando a vigilar por si pasaba algo con un tren. Me llamaban para levantarme y a recoger  el almuerzo de ellos.

El capitán me dio un mes de vacaciones para venir a vendimiar a Cadalso, luego le pedí otro mes y no me lo quiso dar porque ya me iba a licenciar. Lo que gane esa temporada de vendimia se lo dí a mi madre que lo uso para pagar la boda de mi hermano Vitoriano.

Como el piso era de tarima, a los 2 soldados les decía que se pusieran una bayeta en cada pie y se ponían a patinar limpiando el  suelo con una crema de Alex. Si hubiera querido me hubiera quedado con trabajo en las taquillas del metro o abriendo y cerrando las puertas a los trenes pero como dice el refrán, “tiran más 2 tetas que 2 carretas”, y me vine para Cadalso.

 

Ya en Cadalso me fui con mis padres y me metí en la cantera a trabajar. El oficio le aprendí yo solo, me compre una maceta y a dar golpes.

Me hice socio con mis cuñados Pablo y Pedro que estaba trabajando con Morrongo para ganar algo más de dinero. Hacíamos chapas, bordillos, mampostería y todo lo que se pudiera elaborar con la piedra que sacábamos. Usábamos clorato para reventar las piedras, los agujeros los teníamos que hacer a mano para meter el barreno y lo detonábamos con mecha lenta. Cargamos los camiones a mano en el Guijarral.

Salieron unos empleos fijos en el ayuntamiento para barrendero y me presenté junto a Pablo, que todos los días nos decía que no podía con su cuerpo y no podía continuar trabajando en la cantera. De tanto soniquete le dije que si Yo salía le iba a ofrecer la plaza para siempre y, siempre y cuando, el ayuntamiento estuviera de acuerdo. Llegado el día del sorteo metimos el papelito y estaba Carlos el de la farmacia, Faltiqueras, Paco “Bocarrana”, Alfredo Lucendo, El Tío Tolo, Emiliano….

Los echaron a una papelera y tras moverlo, el primero que salí fui Yo, el segundo Miguel Cordero “choricero”. Cuando se terminó Yo me levanté y les expuse que si les parecía que mi empleo se lo cedía a mi cuñado que estaba fastidiado con su cuerpo, a lo cual accedieron todos. Era un empleo muy bueno ya que era para toda la vida, su suegro fue el único que me lo ha agradecido en mi vida pues  se abrazó a mí llorando diciéndome: Gracias a tí Bartolo ya tienen el pan asegurado mis nietos. Al salir del ayuntamiento nos fuimos donde Pope a tomarnos unas cañas para celebrarlo, pregunto Antonio que era lo que había ocurrido y se lo contaron y le dijo a Pablo: ¡Esto que ha hecho tu cuñado por ti, no lo debes de olvidar en la vida!

Continué trabajando en la cantera junto a Pedro y a otros socios como Jose Luis y Mariano “Zampilla” y José “El Buche”. Estuvimos trabajando en la zona de La Lobera, al lado del camping. Allí hicimos piedras para muchos sitios como los soportales de Almorox.


Al llegar Marcelino nos metimos con él para intentar ganar más dinero haciendo bloques, estuvimos 3 años y luego decidimos ponernos por nuestra cuenta haciéndoselos y vendiéndoselos directamente.  Al principio todo valía porque no los lavábamos y una de las veces nos dijo que había que lavarlos y eso era para rebajar el coste, de echo así fue e hizo que nuestro trabajo se devaluara muchísimo (a menos de la mitad). Manín, mi sobrino Mariano y algunos otros estuvieron trabajando con nosotros.

Yo manejaba el soplete que para encenderle había que gastar gasoil, aire y acetileno; una vez que estaba encendido se quitaba el acetileno para continuar cortando la piedra. Una vez me queme las manos con el acetileno y tuve que estar un tiempo que iba todos los días al centro de salud a que me pincharan las ampollas y curaran las manos, fue muy doloroso ya que no podía hacer nada y las manos se me debilitaron.

Al ver que no se ganaba el dinero suficiente con Marcelino disolvimos la sociedad y me puse por mi cuenta a hacer chapas en la explanada, al lado del Venero. Mi amigo Alfredo del Berrueco venía con su camión y se llevaba muchas piedras para su zona porque la usaban para la construcción de chalets. Yo tenía una fragua donde afilaba la herramienta: aguzar los punteros, las cuñas, el copé y demás utensilios que usaba en el día a día.

A los 35 años, y nunca habiendo tenido posibilidad, decidí sacarme el carnet de conducir. Iba por las noches a la autoescuela cuando venía cansado de trabajar en la cantera y me lo saqué todo a la primera.

Finalmente tuve que dejar la cantera, por mis innumerables hernias y dolencias,  y me contrato el ayuntamiento durante varios periodos de tiempo a vigilar la escombrera y a hacer otras labores como es regar o barrer las calles o hacer servicios variados.

 

Me gustaba mucho la caza, recorría la peña de lado a lado 40 veces buscando las perdices que finalmente me traía en el morral a casa. Fui uno de los fundadores de la sociedad de cazadores de Cadalso y presidente durante unos 16 años. En ese tiempo hicimos mucho por la caza en Cadalso, arreglamos caminos que estaban muy deteriorados, hicimos caminos que no existían como el del Valle de Tórtolas o el de Vallehernando, metimos tubos en los puentecillo que había. Todo ello pensando en que los vehículos pudieran acceder por donde antes pasaban las caballerías. Íbamos a Madrid a por cartuchos para que a los socios les salieran más baratos y organizábamos las tiradas al plato para las fiestas (íbamos por los bares solicitando trofeos para los participantes y todos se portaban muy bien con nosotros).

 El tiro al plato no se me ha dado mal, he traído bastantes trofeos a casa y algunos jamones y quesos por ser el vencedor en pueblos como Escalona, Muñana, El Tiemblo, San Martín, Velada, Navalmoral de la Mata, Casillas…Aquí iba con mis compañeros Agustín “el cuelga”, Carlos “el segoviano”, Julián Huete, Bruno, Quirico, Antonio Sibert ….y pasábamos buenos ratos.

 

Otro de los oficios que he tenido ha sido la música. Me compre una caja de música, tipo tambor; y recorrí muchos de los pueblos de la comarca tocando en fiestas y en orquestas. Aprendí el solfeo con el Tio Calisai y tocaba en la banda municipal. Cuando estaba trabajando en Entrepinos dejaba antes la labor y me venía andando para ensayar.

También toque la batería en los bailes junto a mis compañeros Miguel “El de la cafetería”, Mariano, Magán y Manolo “El puchos”.

Íbamos a las fiestas de los pueblos y estábamos hasta que se acababan. Dormíamos en las casas unas veces juntos y otras veces cada uno con una familia. Lo pasábamos muy bien y teníamos amigos por todas partes. Nos invitaban a todo, comíamos y cenábamos en las casas o las corporaciones municipales nos invitaban.

 He tenido 2 hijas, María José y Ana Belén, y 1 hijo, Tomás. Y también tengo 3 nietos: Rebeca, Miguel y María.

Tenemos una pequeña viña en Vallehernando que le dejo mi suegro a mi hijo y que cuido para que aprenda y valore las duras labores del campo. Se me da bien buscar espárragos, corujas y conejuelas. Conozco casi todos los parajes de Cadalso, sus fuentes, sus piedras y sitios emblemáticos. Y últimamente me gusta injertar. Injerto cualquier árbol o cepa: olivas, almendros, ciruelos, melocotones, manzanos, peros o guindos…la verdad es que se me da bastante bien.

Tengo muchos amigos y, creo que, pocos enemigos. Me gusta echar la partida los fines de semana y tener unas risas con todo el que me encuentro.

 Ahora que llega el verano, paso el tiempo en mi huerto de la Viña de la Taza donde cultivo muchas cosas: cebollas, patatas, tomates, pimientos, guisantes, calabazas,…la mayoría para consumo propio y el sobrante lo vendo para mis vicios en la puerta de casa, la verdad es que a la gente le gusta mucho todo lo que cuido con tanto mimo.

 Viendo lo de ahora y lo que he pasado antes, tengo que deciros que debemos de estar muy agradecidos a lo que tenemos ya que se ha pasado mucha hambre y muchas penurias. Hay que seguir quejándose para seguir mejorando.

Y por último deciros que aunque me llamo Tomás, todo el mundo me conoce por BARTOLO y algunos también me llaman Valentín o Canuto, por una abuela que no llegué a conocer.

Espero que os haya gustado la historia de mi vida que gustosamente quería compartir con vosotros gracias mi yerno Roberto.

 Aquí me tenéis para lo que necesitéis.


Roberto García
Fotos: Álbum Tomás Rodriguez "Canuto" 


40 comentarios:

Jesús Lopez dijo...

Así de dura era la vida antes pasando hambre trabajando de sol a sol los de San Antón lo sabemos bien.
Ahora nos quejamos por todo y eso que tenemos de todo y todas comodidades

Anónimo dijo...

Y pensar que la genta ahora se cansa de vivir bien y se están todo el día quejando de pequeñas cosas, a los años 50 les mandaba yo.

Cadalseña.

Anónimo dijo...

Me alegro tienes el cielo ganado, y todo lo que has conseguido aquí te compensa con esa gran mujer y familia que tienes, que Dios os de largos años para seguir disfrutando de tus hij@s y niet@s, un abrazo a todos y a tu yerno que también es como su familia una gran persona, con nuestro relato me a trasladado a mi infancia y he podido recorrer paso a paso todo San Antón y muchas partes del pueblo, por eso me alegró de que personas como tu , recuerden lo mal que se pasaba por entonces,

Maria Rosario Caballero Lopez

Anónimo dijo...

Esto lo tendrian que leer los niñatos y niñatas de ahora para darse cuenta lo que tienen gracias a lo que han luchado sus padres, pero no lo haran y seguiran pensando que las cosas y el dinero cae del cielo. Ya veremos cuando las cosas vienen mal

Mariano

Jorge García dijo...

Personas como tú hacen grande la vida, la familia, Cadalso y España.
Ejemplo de ejemplos Tomás. Mi mas sincera enhorabuena y agradecimiento.

Jorge.

Anónimo dijo...

Gracias Tomás por esta lección de humildad que nos has dado con tu relato. Espero que a muchos de nuestros jóvenes les sirva para entender la vida. También gracias a Roberto y al Zorro.

Carmen.

Anónimo dijo...

Que Historia más interesante tiene cada. Persona lo que luchó este Sr y su familia pero yo creo les a pasado a mucha gente era todo duro menos para los señorit@ a.mi es que estás historias me traen MUCHÍSIMOS Recuerdos gracias Pedro un saludo Buenos días

Aurora Frrera

Anónimo dijo...

Una vida de la que ahora los jóvenes no saben ni que era eso o pasar por todo eso ,

Milagros Calvo

Anónimo dijo...

Buenos días Pedro!!🍀🍀

Maria Teresa Caballero Lopez

Anónimo dijo...

Feliz viernes

Esperanza De La Cruz García

Anónimo dijo...

Un vecino excepcional, buena persona, una bonita familia 👏👏👏

Paloma Dominguez

Anónimo dijo...

Muy bonitos recuerdos

Esperanza De La Cruz García

Anónimo dijo...

Que vida más dura ,en esos tiempos ,y ahora nos quejamos por todo ,te deseo mucha salud para que sigas con tu huerto 👍

Lucia Lop

Javier Perals dijo...

Me ha encantado tu historia Tomás, la dureza de la pobreza y el hambre, la generosidad con otras personas, el trabajo de sol a sol aguantando a veces a los que se enriquecen a tu costa y esa lección de humildad que nos das a todos. Siempre te he tenido aprecio pero tras conocer tu vida te admiro más, muchas gracias por compartirlo.
Javier Perals, maestro, de la Asociación del Camino de Santiago.

Saturnino Caraballo Díaz dijo...

EL CRISTO DEL POZO

Piedras que hacen contrapeso
y por delante la vara,
el sol brillando en la cara
y el agua en el cubo preso.
Una mano aguanta el peso
y otra lanza a la reguera,
agua que corre ligera
y que manando del pozo
el huerto era un puro gozo
a partir de primavera.

Saturnino Caraballo Díaz dijo...

MIS REGADÍOS DE LA INFANCIA

Subo con mi azadoncillo,
fronterizo al Cornetal
el helechal amarillo,
y el pinar verde ideal.

Es muy pina la pendiente,
y el camino muy quebrado
cerca el rumor de una fuente
en el interior de un prado.

Voy camino de Los Huertos,
todo el campo está arbolado,
bajo los cielos abiertos
canta un mirlo enamorado.

Y una vez llegado al huerto
suelto el bocín de la poza,
y el surco que yace muerto
con el agua se alboroza.

Reverdecen las judías
y se alegran los tomates,
y enormes son las sandías
colgadas en acirates.

Erizos en los castaños
que habitan entre unas breñas,
cumplidos doscientos años
a la sombra de las Peñas.

He cumplido con el riego,
y tapado bien la poza;
me siento todo un labriego
limpiando todo de broza.

Los frutales con su fruto
tienen cargadas las ramas,
y siendo tan diminuto
me pierdo entre las retamas.

Hago el camino contrario
y me interno por la Jara,
tañe fuerte el campanario
y el atardecer se aclara.

Y dando vista a Los Caños
y avistada la piscina,
van desfilando rebaños
y danza una golondrina.

Música en los altavoces
que se filtra entre los pinos,
y Estela templa las voces
que eran los Cinco Latinos.

Miguel Moreno González dijo...

Hermoso relato lleno de experiencias trabajosas de las que aprender en esta época de "subvenciones". Está escrito con soltura y bien sintetizado en su variado contenido. Un gran ejemplo, eso es lo que eres, Tomás, como por otra parte lo han sido y siguen siendo muchos cadalseños y, por supuesto, muchas cadalseñas. Ellas eran el sostén imprescindible para que la familia sobreviviera. Ninguna queja hacia nadie expresa "Bartolo". Tal parece que entre tanta penuria Tomás sabía extraer siempre las enseñanzas necesarias para poder seguir adelante y mantener esa sonrisa que nunca abandona su noble expresión. Gran autodidacta, lo prueba los muchos y diferentes trabajos y cometidos que ha desempeñado y todos con aprovechamiento. Enhorabuena y muchas gracias por compartir tus enseñanzas. Felicito también a Roberto por el buen tratamiento marrativo que hizo de todo -que no es poco- sabiendo mantener el interés decprincipio a fin.

Saturnino Caraballo Díaz dijo...

UN PASTOR DE CENICIENTOS

Era el pastor un hondero
de certera puntería
que a las ovejas volvía
de lo sembrado al calvero;
y estudiando en el otero
cuando la oveja se amorra
tenía bajo la gorra
de sabiduría un pozo,
y a la angostura del chozo
una cátedra la aforra.

Saturnino Caraballo Díaz dijo...

LA TORTILLA DE ESPÁRRAGOS

Esparragueras de marzo y abril
adorno en cornicabras y en zarzales,
hermanadas trepáis a chaparrales
y os veo desde lejos entre mil.

Espárragos de una industria fabril
de prados, de paredes y trigales,
proliferáis crecidos a raudales
en el campo corucho cenientil.

Con rapidez ya os tengo hechos manojo,
optando a quien desecho, a quien escojo,
el sol primaveral arriba brilla;

desandando feliz mi vuelta a casa.
¡La miga del pan y huevo os amasa
y esculpo en la sartén a la tortilla!

Anónimo dijo...

Buenas tardes Pedrito me a gustado mucho la vida de mi vecino Valentin yo vivía en el 54 y nos conocemos de siempre

Dolores Saez Canoyra

Anónimo dijo...

El bueno de "Bartolo el Canuto"

José Gabriel Storch de Gracia

Anónimo dijo...

No me hace falta leer la historia de Tomas ni el la mia nos conocemos de toda la vida

Antonia Frontelo Morales

Anónimo dijo...

Un placer compartir con todo el mundo la dura vida de mi suegro. Nunca sabemos las penurias, durezas y alegrías de la vida hasta que no las conocemos.

Roberto Garcia Escudero

Anónimo dijo...

Una de las mejores personas y familia que han podido tocarme por vecinos. Un abrazo grande!

Alex Yiyo

Anónimo dijo...

Muy bonito relato es toda la verdad

Juani Perez

Anónimo dijo...

Muy bien Tomás me alegro que recuerdes toda tus vivencias tan bien .
La vida gracias a Dios a ido evolucionando pero no se valoran lo suficiente las cosas que tenemos .
Todo esfuerzo tiene su recompensa disfruta lo más que puedas de toda tu familia

Rosario Escudero Alvarez

Anónimo dijo...

Que bonito,para leerlo ,lo duro es pasarlo nos tocaron unos años duros que disfrutes ahora que puedes mi enhorabuena

Nieves Salas

Anónimo dijo...

Bueno Valentin para mi de toda la vida no sabia de tantos oficios otras muchas cosas si ******quiero decirte K tienes el cielo ganado ya
Ahora disfruta de lo que tienes y ni un paso atras
Ves lo de la tia munda eso es lo K me cabrea luego iva todos los dias ha misa 👍👍😍😍

Antonia Frontelo Morales

Anónimo dijo...

Me has dado la tarde se me han revuelto todas las bilis porque mejor o peor era la gran mayoria unos por unas cosas y otros por otras. Lo dicho aprovecha lo K tienes

Antonia Frontelo Morales

Anónimo dijo...

Madre mía cuantas calamidades a pasado el pobre Bartolo gracias a Dios hoy día es muy feliz se lo merece

Pilar Calvo Villarín

Anónimo dijo...

Así se hizo España

José Gabriel Storch de Gracia

Anónimo dijo...

Mes gustado mucho la historia de tu vida que tengas salud seguir contandola

Felisa Carrillo Lago

Anónimo dijo...

Que buena tortilla me comia

Jose Julian De La Peña Buendia

Anónimo dijo...

Que tío más grande, como lo admiro!!

Aquilino Molinero

Anónimo dijo...

Valentín, te acuerdas cuando pasaba lista en la escuela D. Enrique?. Tardaba más tiempo en decir tu nombre y apellidos, que a cualquier otro.

Raul Saez de Benito

Anónimo dijo...

Mi madre también es de cadalso y mi abuelo era blas el monaguillo y mi abuela Eugenia la gansa, tengo que decir que también pasaron hambre como muchos

Consuelo Porras López

Anónimo dijo...

Ojalá muchos de los jóvenes lean esta historia que a la vez de triste por lo que pasaron me parece preciosa y muy valiosa para reflexionar de cómo vivimos hoy muchos de nosotros y saber agradecer a la vida de lo que tenemos

Consuelo Porras López

Anónimo dijo...

Pues uno no es más feliz por las cosas materiales si no por el cariño que nos rodea familia, amigos y buena gente

Consuelo Porras López

Anónimo dijo...

Consuelo Porras López así sois vosotros toda la familia muy buena gente y siempre dando cariño, un abrazo

Gabriel Lopez

Anónimo dijo...

Igualmente para vosotros, espero que estéis todos bien un beso muy fuerte para todos 😘😘

Consuelo Porras López

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