AMIGOS DEL ALMA
(A Pedro Alfonso Jerónimo, su amistad vuelve mi corazón más humano y cura mis penas)
Amigos en el más amplio sentido de la palabra. A mí
derecha Guillermo Yuste Pérez, a mí izquierda José Luis Martín López. Es una
foto crepuscular, preciosa, captada en la barra de verano de La Huerta durante
unas fiestas de Cadalso de comienzos de los 70. Pantalones acampanados,
expresiones naturales, auténticas. La noble llaneza de la amistad. Ellos tienen
una humilde caña en su mano derecha mientras la izquierda descansa y el futuro
espera. Abrazo sus hombros orgulloso de estar con ellos. Nunca fui hombre de
muchos amigos, supongo que debido a mi espíritu retraído y circunspecto. Han pasado
más de 50 años. Seguimos siendo amigos y ahora también abuelos. Quizá en el
futuro nuestros nietos serán también amigos. Y se harán una foto parecida y
será entonces cuando su cerveza arrulle el recuerdo de nuestro pasado.
Vicente Álvarez Lago sigue siendo un amigo responsable
y fiel. Cuando a todos nos dominaba la euforia y nos creíamos los "reyes del mambo", él nos
llamaba al orden. Nunca le gustaba que tuviéramos comportamientos groseros y
amenazaba con irse si persistíamos en nuestra actitud. Y como él gozaba del
beneplácito general y poseía el carisma necesario para seguir sus
indicaciones... se hacía lo que Vicente aconsejaba, que siempre era lo más
beneficioso para todos. Conoció a su mujer, Encarna, en nuestra boda y eso ya
fue el remate para sellar nuestra amistad inquebrantable. A todos ayudaba,
socorría, aconsejaba y nos recibía en su sede de Seny, en Manuel Becerra. Allí he reído y llorado con él entre
cubatas y recuerdos de amores platónicos. Cuando volvíamos de Argelia cogíamos
un taxi en el aeropuerto y servidor se apeaba en Seny mientras Paloma con sus padres volvían a casa. "Vicente, si no paso a verte y tomarme
el primer cubata contigo me parece que no estoy en Madrid". Su abrazo
y su sonrisa sincera es suficiente porque sabes todo lo que esos nobles gestos
encierran. "Miguel
"Tanusú" ¿qué tal por Argelia?" Y es que siempre he sabido
que junto a Vicente nada malo podía pasar.
Yo escribía, él me leía y ninguno lo sabía. Al llegar
de Madrid a Cadalso los viernes bajábamos al Spar a comprar. Fue Agustín Morales quien "pegó la hebra": "Miguel,
leí tu escritito -Un día repetido- y me gustó". Al poco nos vimos en "Vigi" y "Peke's Jazz"
y no paramos de hablar y beber cerveza durante años. Cada "finde" continuábamos nuestro trasiego verbal. A "La casa de la abuela" de mi
prima Nieves, iban a pedirnos la propina su sobrina Aurora y mi hija Berta
mientras se nos salían las palabras por el borde de los vasos. Me hablaba de su
pueblo, Cebreros, allí su padre era el médico y entre sus pacientes se
encontraban la familia del ex-presidente Adolfo Suárez, del que hablaba con
admiración ganándome para la causa. Agustín es culto, sencillo y buen amigo. Yo
era una esponja nocturna que absorbía sus enseñanzas según frotaba mi
ignorancia. Aquellas noches poseían el aroma de los sentimientos que resucitan.
¡A euro bebíamos los brebajes de luna...!
Cada mañana durante 20-25 años, Rafael Canellada
Llavona ponía Sinfo Radio. Música
clásica, pasajes sueltos, retazos conocidos. Ululaba el teléfono, gente venía y
partía, barullo, problemas. Quizá en algún momento gritaba el silencio... Él
junto al ventanal del jardín, yo enfrente, delante de un armario blanco. Y así
muchos años, mejores y peores, prisas y sicología, confidencias y melancolías.
Y también el silencio. Aprendí a amar la música clásica de esta forma tan
sencilla y poco convencional. Fue gracias a él, casi sin darme cuenta. Algunas
tardes recorrimos juntos las tabernas del viejo Madrid que tanto amamos. Nos
hicimos mayores sin saberlo, cerraron Sinfo
Radio, nos jubilamos y partimos. Pero sigo viendo a Rafael en el despacho
sintonizar la radio pequeña que estaba bajo la mesa. Hay momentos en que
callamos y miramos el jardín del Palacio de Viana. Parece que todo continúa
igual: que nuestras sillas de madera nos esperan recién barnizadas, que siguen
sonando aquellos silencios que conservamos en la memoria
Cada octubre quedábamos a cenar los amigos-compañeros
de Garza. Fue idea de Manolito Reyes y
José Carretero que junto a Antonio Aguña, Fernandito Morante, Abelardo Güil, Vicente
Velasco, Marcelo Largo y servidor partíamos a recuperar -ingenuos- un tiempo de
ideales, trabajo, copas y amistad. Y fue eterno y muy hermoso mientras duró,
como los amores de siempre lo son. A los postres les leía un escritito a ellos
dedicado. En ocasiones un silencio sepulcral inundaba el restaurante. Muchos
comensales dejaban de cenar y escuchaban nuestras vivencias. Pero a pesar de lo
que creemos nada es eterno. Partieron Morante y Aguña y su ausencia flotaba
trocando la alegría inicial en melancolía. Yo sentía que ya nada era igual y
aquellas cenas llenas de felicidad comenzaron a espaciarse, a excusarse, a
marchitarse. Voló el encanto y quedó el desencanto de la ausencia. No los olvido,
¡cómo olvidarlos si su recuerdo permanece anudado a lo mejor de mi vida!
Conocí en 1977 a Rafael Molina Luengo en Barcelona gracias a Fernando y Cuqui "Socorristas". Yo hacía la "mili" y Rafael trabajaba en Pullmantur, agencia de viajes. Me trató maravillosamente bien abriéndome de par en par su corazón. Al salir del cuartel me cambiaba de ropa en su oficina. Me reservaba un asiento en el autobús turístico de su empresa y, como uno más, iba a los toros (Monumental y Arenas), a salas de fiestas como Scala, a la playa de Castelldefels, al Tibidabo, a Montjuic... Ciertas noches visitábamos bares singulares del puerto y de las Ramblas donde Rafael era queridísimo. Conocimos a dos chicas, una de ellas acabó siendo su mujer. Se respiraba ese respeto de culta libertad que hizo que Barcelona se convirtiera en mi ciudad favorita después de Madrid. Rafael nos facilitó el transbordo desde el avión de Argel-Barcelona, al de Madrid cuando vinimos al entierro de mi padre: "Paloma y Miguel, por favor, pasen urgente por Información para enlazar con el vuelo de Madrid..." Existen detalles humanos que nunca se olvidan y él los tiene casi todos. Rafa es tan bueno como un niño en cuerpo de adulto.
José A. Álvarez Gallego de Guzmán, "Peque", y servidor nos
conocimos con 14 años en Las Casetas.
Nunca tuvimos una desavenencia y él sigue defendiéndome donde sea menester. Si
oye algo negativo sobre mi persona la reprimenda que se lleva el autor es
colosal. Me lo han dicho más de un testigo, José jamás. Me aprecia tanto que no
quiere disgustarme con "chismes".
Su pasión es la música que practica con su guitarra desde la infancia. Le pone
tanto sentimiento que se emociona tocando alguna de sus baladas favoritas. Las
lágrimas caen sobre sus dedos y las cuerdas y ello provoca unos acordes
sobrecogedores. Ha superado dolencias físicas y del alma y ahora pasea por
Cadalso y nuestra peña mientras su mujer, Rosi, llena de placidez sus días. Si
nos vemos recordamos nuestras juergas juveniles. "Migue, ¿recuerdas lo bien que lo pasamos en Cuéllar y en mi
Peke's Jazz? Allí saboreábamos la vida trago a trago..." Los tragos
emocionados eran sus melodías rasgadas con la púa del corazón.
Estaba casi decidido a jubilarme antes de llegar a los
65. Me pareció que al Ministerio llegaba gente empujando y trepando mientras
servidor ya se deslizaba hacia su refugio cadalseño. Sentía que las consignas
políticas, el descaro, primaban por encima del servicio y no era plan. Además
los jefes cambiaban mucho y así era difícil que hubiera un plan de trabajo
coherente y estable. El cariño, la ética y la profesionalidad de tres mujeres
me animaron y consiguieron que llegara a la meta indemne. María (Reparto),
Susana (Régimen Interior) y Elena (Oficialía Mayor) fueron mis ángeles custodios
hasta el final. Ellas trocaron mi lamento en calma sosegada. Simple y
llanamente así fue. Estoy seguro que no han perdido su ánimo adorable, humilde
y protector. Virtudes suyas reflejadas en la dulzura de sus ojos. Su tierno
mirar continúa alumbrando lo poco que soy. El mérito de ellas fue que supieron
limpiar el polvo que manchaba mi vida laboral para poder seguir.
"¿Acaso muere el sol o la luna? ¿Mueren la brisa,
el mar o las estrellas? No. Nunca. Yo sé que sigues brillando con luz propia.
Serás eterna, como tu pueblo blanco... Nuestro querido Torremolinos. Te citarás
siempre con sus vientos, entre la espuma blanca de sus olas y estarás entre
todos para siempre, observando melancólica desde las playas de La Roca y Los Álamos aquello que
fuimos..." Cuando entonces, yo leía los azulejos de las calles de
Torremolinos. Ella sabía dónde se encontraban y me llevaba. ¿Qué habrá sido de
ellos y de ella…?
Miguel MORENO GONZÁLEZ
13 comentarios:
Gracias Miguel por tan delicada y humana dedicatoria, espero que nuestra amistad se extienda por todos los años que la vida nos tenga a bien regalarnos. Un fuerte abrazo.
Maria Antonia Hernández
Miguel en la vida hay amigos que aunque no tengamos relaciones por el motivo que sea cuando nos necesitamos ahí estamos, un abrazo y feliz jueves
Miguel, COMPAÑERO y AMIGO, en mayúscula. Gracias por los momentos tan buenos que pasamos cuando trabajamos juntos. A pesar de que la primera vez que te vi, me impusiste un poco, por tu seriedad, fue conocerte y tenerte cariño y aprecio sincero. Tienes una sensibilidad especial y una forma de expresar emociones en tus relatos única.
Gracias de nuevo, compañero.. pero creo que el humo (el tiempo, en este caso), como decían Los Platters, ciega (en este caso, nubla) tus ojos.. pero es gratificante que sea para bien. Un abrazo.
Rafael
👏👏👏👏👏👏👏😘😘😘😘😘😘😘😘😘... Preciosa toda tu vida y amigos. Un fuerte abrazo Miguel 💖💖💖💕💕💕💖💖💕
José A. Álvarez G. de Guzmán
MIGUEL , QUÉ TIEMPOS AQUELLOS DE MANUEL BECERRA, SENY, TUXPAN...
Vicente
Esas personas que te marcan en tu vida, siempre para bien, que siempre están a tu lado y tú te sientes felizmente con ellos, son los que llamamos amigos, personas con las que nos rodeamos en distintas etapas de nuestra vida y que alegría revivir esos momentos mágicos que se pasan juntos.
Los amigos no se miden por la cantidad, sino por la calidad de esa relación y que alegría poder hablar de ellos con ese orgullo Miguel, eso dice mucho de ti y tu amistad verdadera. ¡¡Feliz Jueves!! 😉
Luis M. González
Muchas gracias por vuestros amables y bonitos comentarios. Me agrada difundir las gratas experiencias que he vivido a lo largo de mi vida junto a personas que me han hecho feliz demostrándome su cariño. Ellos me ayudaron a superar las experiencias negativas. Justo es homenajearlos y recordarlos. Afortunadamente el ser humano, cuando pasa el tiempo, suele dar importancia y recordar lo bonito. Agradecido a todos.
Miguel, vas a necesitar muchos días para que como dices cuando tengas inspiración escribas sobre más amigos del alma.
Te sobra inspiración y los amigos deben ser muchos por tu forma de ser
Como siempre haciendo gala del gran concepto de la amistad que tienes, que te honra y enorgullece a los que nos sentimos tus amigos, siempre con tú permiso.
Pepe Vázquez
Aurora Ferrera Ruiz
que maravilla un saludo
Venancio Moreno
Entre taurinos y cazadores va la cuestión
No tengo palabras para describir lo orgulloso de seguir siendo amigo del alma.
Eres: Una gran persona una persona inteligente y lo más importante HUMANO.
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