Mulhacén Sierra Nevada.

Mulhacén Sierra Nevada.
Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

Museo de Montaña Zorro Corredero
Museo de Montaña Zorro Corredero

jueves, 18 de julio de 2024

Málaga, por Miguel Moreno.

 MÁLAGA 

Siguiendo las indicaciones de mi amigo cadalseño, Juan Ramón Carrillo, nos acercamos al Museo del Vidrio y Cristal de Málaga y por recomendación del diario Sur de Málaga, a la exposición de pintura de “Rafael a Bacon” en la Fundación Unicaja, que se puede visitar hasta el próximo 18-08-2024. Ambos se encuentran en pleno casco antiguo de Málaga, que, como todos los de las ciudades españolas, es una preciosidad. Las calles aledañas estaban llenas de cánticos de los aficionados al futbol ingleses y holandeses que disputaban su partido de la Eurocopa-24. Bien, pues nuestro gozo en un pozo. Por aquello de los horarios veraniegos ambos estaban cerrados. Nos privamos de esas interesantes visitas con gran desilusión de Paloma y de servidor. Íbamos muy ilusionados y por error mío -no consulté los horarios- nos quedamos con la miel en los labios. 

Cerca, la librería Rayuela sí estaba abierta como lo hace desde hace más de 40 años. Solemos visitarla cada vez que vamos por esas tierras. Está situada en la calle Cárcer, esquina con la de Beatas. Tiene dos plantas. La segunda es un pasillo-deambulatorio con estanterías y barandillas, puedes apoyarte sobre ellas  mientras ojeas los libros. Acaba el deambulatorio en un pequeño ensanche-descansillo que cobija unas sillas de anea y una mesita camilla. Allí puedes escudriñar un ratito el libro que de los anaqueles llamó tu atención. Penden de su pared unos cuadritos "naifs" con su puntito melancólico y por una ventanita observo pasar a esos personajes anónimos que pululan las viejas calles portuarias. Sería silenciosa si no fuera por el crujir -de tanto en tanto- de las tablas del suelo al ser andadas por los visitantes y de las preguntas en susurros de los clientes a la vendedora. 

No he leído la novela que le presta su nombre a esta vieja y entrañable librería, "Rayuela", de Julio Cortázar. De alguna manera dicha obra narra la experiencia de toda una vida y la tentativa de llevarla a la escritura: “Quedan todavía en el aire del alma esas pequeñas cosas: un gorrioncito, un amor, unos blues… que ocupan en el recuerdo el sitio menudo de los perfumes, las estampas y los pisapapeles…” En el escaparate llamó mi atención "Memorias de Adriano", de Margarita Yourcenar. Esa sí la leí varias veces y me impresiona y emociona vivamente cada vez que lo hago. Tengo que buscar un escritito que hice sobre ella, antes escribía y no guardaba con cuidado los textos. Sólo los que saben que pueden superar lo escrito en el futuro corren sin problemas anímicos ese riesgo.

 

Pasillo deambulatorio de la librería Rayuela. 

A la salida de Rayuela subimos al monte Gibralfaro para observar Málaga a vista de pájaro y… recordar. En uno de sus neurálgicos patios una cofradía semana santera malagueña se disponía a celebrar un aniversario. Al principio creímos que se trataba de una boda hasta que un empleado nos ilustró amablemente. Las vistas de la ciudad desde la fortaleza son conmovedoras. Inundan de sentimientos mi desbocado y viejo corazón. Desde la plaza de toros de “La Malagueta” trepan por el monte las notas musicales de un concierto de música de cine que se celebra en ella.  

De vuelta a Torremolinos atardecía y un avión llegaba al aeropuerto de Málaga. Recuerdo hace 49 años cuando venía a Málaga en avión. El primer vuelo fue muy especial -bueno, todos-. Recuerdo hasta el nombre del comandante de la aeronave: "El comandante Aradilla y su tripulación, esperan que hayan tenido un buen vuelo y les desean feliz estancia en Málaga..." ¿Qué habrá sido del comandante Aradilla y de su tripulación...? Nunca volví a saber de ellos. Uno ya está en esa edad de la que decía David Bowie que: “El envejecimiento es un proceso extraordinario en el que te conviertes en esa persona que siempre deberías haber sido”. Cuando entonces caminaba por las salas interminables de los aeropuertos casi siempre rememoraba una frase de Woody Allen: “Los aeropuertos han visto más besos verdaderos que los salones de bodas. Así como las paredes de los hospitales han escuchado rezos más sinceros que en todas las iglesias”. Y yo añado que las mentes albergan tantos sueños como el enamorado guarda cuando está alejado de su amor. Nadie ama más que el solitario… A la mañana siguiente, en el apartamento de Torremolinos, antes de salir hacia el chiringuito de la playa, voy apuntando estas cosas para que no se me olviden. Con la memoria que yo tenía…

                                                                      Miguel MORENO GONZÁLEZ

9 comentarios:

rafael dijo...

Gracias, Miguel.. Conoces mejor esta ciudad que yo, que vengo a sus playas asiduamente.. Un placer leerte, como siempre. Un abrazo.

Anónimo dijo...

A mi me encanta Málaga, mis padres desde muy pequeña las vacaciones eran allí, y también desde Algeciras coger el barco y a Ceuta que bien me lo pasaba, y viendo los delfines que seguían al barco

Chelo Villarin Recio

Anónimo dijo...

Precioso recuerdo de mi tierra malagueña.Un abrazo.
Jorge Laverón

Anónimo dijo...

Espero que en otra ocasión puedas disfrutar del museo del vidrio y cristal.
Felices Vacaciones por ese lugar con encanto como es Torremolinos.
Luis M. González C.

Anónimo dijo...

Recordar es vivir....y tú, vives, luego,....recuerdas....y muyyyy bien. 💕💕💕💕.
José A. Álvarez G. de Guzmán

Anónimo dijo...

Cómo me gusta la descripción que haces de nuestro paseo.
Paloma

Anónimo dijo...

Esa zona del centro de Málaga es una gozada, ha cambiado mucho desde que con un par de primos y algún amigo la recorríamos tomando vinos o cervezas, con tapa, en las tabernas viejas y tradicionales. Luego pasó una época de decadencia y ahora está en pleno esplendor, llena de nuevas ofertas, de franquicias y con poca tradición y solera, ojalá y dure.
A Gibralfaro subía desde la calle de la Victoria, casa de mi abuelo materno por el camino del Limonar, ahora no podría ni subir la mitad del camino. De allí bajábamos al paseo de Reding, la zona que más me gustaba pasear.
En fin, tus escritos me hacen rememorar tiempos muy gratos, que recuerdo con mucha nostalgia y mucho cariño.
Un abrazo. Pepe Vázquez

Anónimo dijo...

Que bien te lo pasas en Torremolinos lo malo es que ya no existe el PUP PiPPER

Jesús López

Anónimo dijo...

Una delicia leer tus escritos.
Málaga y Torremolinos siempre te inspiran para posterior deleite de los que somos tus lectores.
Cuando volvemos a una ciudad, aunque sea de forma recurrente, nos sorprende encontrarla distinta como ya descubrió Heráclito hace 2.500 años. Nos alegramos al descubrir lugares que permanecen y que nos transportan a la ciudad que un día descubrimos por primer vez y que, aunque pasen los años, seguimos considerando la auténtica, la nuestra, aunque cada vez se parezca menos a la que tenemos idealizada.
Disfrutad de vuestra estancia por aquellas tierras.
Un abrazo. Luis C. Trijueque

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