Mulhacén Sierra Nevada.

Mulhacén Sierra Nevada.
Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

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jueves, 14 de diciembre de 2023

POR TUS BUENOS DÍAS, SUSANA, por Miguel Moreno.

 POR TUS BUENOS DÍAS, SUSANA 

Cada mañana te asomabas a mi mesa y a mi café como quien se asoma a la vida: “-Buenos días, Miguel”. Buenos días te respondía yo mirando amanecer por la ventana que da a la calle Concepción Jerónima, unas veces optimista, otras un poco como tú ya sabes, como corresponde a las personas ciclotímicas, dolencia del alma que me diagnosticó Maribel, la mujer de Rafael, una mañana que le llamó a él y, de paso, “pegamos un poco la hebra”. Lo hicimos sin prisa, taponando seguramente alguna herida reciente que tendría yo abierta en canal. Ya conoces que casi siempre estoy herido por la daga de los afectos truncados; las más veces por mi causa, las demás por la ajena y todas por mi pena. Nada nuevo, la verdad, es la misma historia de muchos seres anónimos y anodinos. Por eso y por esas otras cosas que yo todavía no alcanzo a explicarme, aprovecho   para  pedirte  disculpas  como  lo  haría  Don  Quijote: “-Excusadme, porque traigo alborotado y trastornado el juicio, pensamientos y sucesos tristes me hacen parecer descortés.” 

    Estas mañanas otoñales, cuando ya casi no quedan hojas sobre los árboles, cuando los inexplicables colores del día te llenan de plenitud y te animan a seguir, cuando los enamorados se arrullan junto a la lumbre mientras resbala perezosa la lluvia por los cristales, es cuando yo recuerdo entristecido con un nudo en el alma y otro en la música mis amores de siempre. Quiero que sepas que echo de menos tus “Buenos días”: tan sosegados, tan generosos, tan sonrientes, como si quisieras ofrecerme un pedazo de todo ese cariño que atesoras en tu corazón. Y es que, de un “Buenos días” bien dicho, se puede esperar y decir lo mismo que del amor se dice y se espera: que todas las cosas que acaricia las iguala en belleza. 

    Todos los lugares -y sus pobladores- que recorro se me quedan dentro para siempre, al igual que yo siempre permanezco en ellos, flotando, suspendido sobre mi aliento. En realidad, yo he viajado mucho, conozco innumerables parajes inolvidables por su encanto, que nadie conoce. Tu sabes muy bien que como más cómodo se viaja es sobre el vehículo de los sueños. En esos trayectos me acompaña siempre lo mejor, lo poco bueno que poseo, ¿para qué más? Cuando los visito de verdad; es decir, con el cuerpo y el sentimiento, percibo que ya los conocía, que ya los viví, que ya había estado en anteriores ocasiones. Y es verdad que me ocurre así, créeme, te soy sincero.


Cuando vayas despacio por la Plaza Mayor sabrás de mí, de nosotros, de nuestros “Buenos días”, porque muchos de sus rincones mantienen nuestra huella más entrañable. Pasarás por esas zonas y te dirás callada para sí: “-Por aquí estuvo fulanito o menganito, compañeros míos; es más, siguen estando, porque veo a lo lejos su caminar lento e inconfundible, silenciosos y absortos en la emoción interior y algo melancólica de sus vidas”. Y entonces, suavemente, notarás por tus adentros que te circula como un cosquilleo, algo muy parecido a una cosa que los seres humanos de todas las épocas han llamado: FELICIDAD. Y a su abrigo, te detendrás emocionada, te apoyarás sobre una columna de granito y mirando a lo lejos, a ese horizonte infinito y conmovedor de la vida, nos volverás a recordar. Y nos saludarás con ese “Buenos días”, que yo no puedo olvidar…


     Miguel Moreno González


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias Miguel! Me has dado una grata sorpresa. Si, fue un verdadero placer trabajar contigo, lado a lado. Nunca lo olvidaré. Aprendí mucho y también nos reímos bastante. Siempre hay algún detalle que me hace recordarte.
Mil gracias por acordarte de mi!!

Anónimo dijo...

👏👏👏👏🌹🌹🌹🌹... Una historia real y por supuesto, dulce y emotiva, se notan los años de trabajo juntos... Enhorabuena amigo.. ❤️❤️❤️❤️.
José A. Álvarez G. de Guzmán

Anónimo dijo...

Gracia, Miguel, por la cita.. Es bonito hablar de los que ya no están, para que así se nos vayan menos.. Deberíamos practicarlo más. Un fuerte abrazo, compañero.
Rafael

Anónimo dijo...

Bonito gesto hacia esa compañera con este relato de lo vivido con ella. ¡¡Feliz Jueves!!
Luis M. González

Anónimo dijo...

Qué suerte tenemos los que hemos tenido la ocasión de compartir tiempo trabajando codo con codo, porque si algo bueno teníamos tú te has encargado de airearlo ensalzando las posibles virtudes a la enésima potencia y haciéndonos sentir mejores de lo que somos en realidad. Gracias Miguel.
Pepe Vázquez

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