La inspiración, por Miguel Moreno.

 LA INSPIRACIÓN

 

! Avívate y alumbra !

     La inspiración brota espontánea y creadora y no admite adornos superfluos. Muchas personas la poseen y se les manifiesta mediante sensaciones e inquietudes íntimas. Es un sortilegio, limitado y escaso, que une inconscientemente a los beneficiados y les convoca a una química que va más allá de lo humanamente perceptible. Ella les hace más parecidos de lo que exteriormente aparentan. Les interrelacionan dependiendo de la voluntad de confidencia de cada cual: Unos necesitan sacar a la luz sus obsesiones interiores; otros, más introvertidos, no lo hacen; aún hay quienes las muestran a través del diálogo sincero y muchos optan por intercambios oníricos…

      La inspiración es una llama interior que muchas veces es ignorada por el propio agraciado, está adormecida, como esperando que llegue alguien a decirle: "¡Avívate y alumbra!" Bajo su influencia sus receptores actúan de manera bella pero desconocida y ocasiona que, al meditar en lo realizado, les sorprenda lo hecho. Es algo que no controlan, que no poseen fuerza racional sobre ello. Es un viaje de ida y vuelta que va directo a entroncarse con los sentimientos. Sorprende a sus viajeros en lo más recóndito de ellos y les deja confusos y dependientes. Es un halo libre e invisible que pulula caprichoso al azar, en ocasiones es esquivo a la indigencia de quien lo busca. Es algo inaudito que lleva en su propia indefinición un encanto que sólo puede juzgarse mediante la abstracción, grácil y volátil, que provoca el sueño.

 

Eternidad divina......

     La inspiración es una cosa hallada de pronto y no-buscada con esfuerzo, es un eficaz y singular estímulo que genera una creatividad espontánea, es el antídoto contra la vulgaridad porque ilumina el alma. ¿Qué es el alma? ¿Cómo es esa luz que la alumbra? Nadie lo sabe. Todo lo más se llega a intuir mediante conjeturas. Sólo puede explicarse desde la óptica subjetiva de lo misterioso. Nada hay más desconocido que esa Eternidad Divina, superlativamente grata y placentera, que todas las religiones sin excepción predican. A esa especie de soplo divino se parangona siempre la inspiración. No puede compararse con nada tangible y humano. Tal es su inefable hermosura.

      La musa es la parte ambivalente -mitad quimera, mitad realidad- de la inspiración. La musa puede tener de real el cuerpo, el resto es configuración imaginaria que el autor adapta a su talle. Hay musas e inspiraciones que se confunden con las auténticas. El ingenuo recurre a ellas desconocedor de que las manda la omnipotente providencia y no el deseo humano. La inspiración es una bolita creadora que recibe el elegido guiada no se sabe por quién. Sé de personas que fueron sorprendidas una única vez con su visita y envejecen esperando y anhelando su retorno, hacen de su vida una permanente ilusión. Hablan a sus allegados de algo parecido a una resurrección. Y es que a veces les fecundan después de un inhumano viacrucis de pasión.

 

                                      Miguel MORENO GONZÁLEZ