Mulhacén Sierra Nevada.

Mulhacén Sierra Nevada.
Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

Museo de Montaña Zorro Corredero
Museo de Montaña Zorro Corredero

viernes, 26 de febrero de 2021

Los últimos escalones. Buenos Días CADALSO.

 Los últimos escalones


Todos hemos subido muchas veces estos escalones que nos llevan a la iglesia, siempre eres tú el que decide subirlos, pero hay una vez en la cual ya no eres el que piensa, el que determina si subirlos o no, esa es la última vez, la que te suben camino de Cadalso de Arriba, parando en la iglesia para después continuar hacia lo más alto, hasta el cielo. El día que decidas probar a subir piensa en lo más íntimo de ti lo que significan estos escalones desde hace siglos, sólo una vez o todas las que el devenir de la vida  te lleve hasta ellos, porque la última ya no podrás pensar y simplemente te dejarás llevar. Pero mientras ese momento llega, la vida continúa para que la disfrutes cada día. 
Cadalso me emociona, Buenos Días CADALSO.


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

jueves, 25 de febrero de 2021

Felicidad y montaña.

 La montaña y la felicidad del Zorro Corredero


La felicidad es el estado de ánimo del que se disfruta con lo que se desea. Pues bien, si lo que se desea se tiene y además se disfruta junto a personas queridas,  esa felicidad ya no puede ser más. Esto que acabo de decir es lo que me viene ocurriendo desde hace muchas décadas, y por esto soy feliz porque tampoco necesito mucho, sólo montañas y buenas compañías. No dejes que los demás influyan en ti y tu manera de ser, haz lo que te gusta y nunca intentes ser como otro, tu siempre serás tu mejor consejero y amigo. La montaña me llena de bienestar. 

Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

Una patada mal dada. Por Miguel Moreno

 

UNA PATADA MAL DADA

Un amigo de su padre de Rozas de Puerto Real, le regaló al nacer un jersey verde-camuflaje con un extraño ciervo xerografiado sobre el pecho. Su madre, Berta, le lleva siempre abrazado en su mochila porta-bebés sujetándole a besos. Su hijo, Moisés, adquiere dentro del morral una postura muy suya; incómoda a ojos vista de los demás, comodísima para él. Su bisabuela Asun no cree que vaya cómodo, pero él la sonríe y ella también a él… Llovizna cuando encuentro a la mamá con su hijo por la calle cadalseña de Pedro Álvarez. La criatura me mira y me sonríe alargando sus manitas para cogerme el pelo. En mi existencia (ni en la de nadie) pude imaginar cómo divisaría un bebé a los adultos cubiertos éstos por mascarillas de colores. Él parece tenerlo asimilado (desgraciadamente nació con ese paisaje), y mira abarcando todo su reducido mundo con unos ojazos que parecen cámaras gigantes que dominan el Universo.

Llegamos a su casa después de pasear bajo la mollina y unírsenos a tomar café Paloma. Sale a recibirnos una perrilla tuerta. Nuestra hija nos comenta que la dejó así un caballo felón de una “patada mal dada”. La llevaron a la veterinaria, la curaron y la calmaron entre caricias. Al poco jugueteaba en el patio con “Moqui” que desconocía que a “Bimba” le faltaba un ojo, por eso se topaba indefensa contra los obstáculos y acababa ganándola en las carreras; ya sabéis: las cosas de los sabuesos que son muy suyos. Se ladraban amistosos, se revolcaban y cuando llegaron sus dueños se les acercaron zalameros acompañándoles hasta la puerta de casa. Faltaba “Litri”, que siempre buscaba alegre las caricias de Berta y de Paloma. Un aciago amanecer del último julio amaneció muerto. Aquella noche se durmió junto a los ángeles del Olimpo de las Criaturas Buenas y se quedó a vivir con ellos para siempre. Tenía un no sé qué que ganaba el corazón de los demás. Él era así y así le recordamos…

Bimba

A nosotros no nos ladró aquella mañana la perrita y según caminábamos ella nos acompañaba haciendo círculos en derredor. Yo no me atreví a mirarla porque me daba mucha pena verla tan fiel y tan joven ya tuerta del ojo izquierdo. “Bimba”, en cambio, sí observaba a Berta y al peque. De su pequeño -pero profundo- mirar se desprendía que les quiere. Cuando el infante se sostenga en pié le haré una foto acariciando a “Bimba”, ambos con los ojos abiertos a la esperanza y al amor futuro. Les hablaré melancólico (ya está el abuelo con sus batallitas…) de esta historia real. Un punto milagrosa, cierto. Pero auténtica y hermosa como la vida misma.

Litri y Moqui

Dentro de un tiempo explicaré al niño que su madre optó convencida desde jovencita por Cadalso y toda la belleza que nuestro pueblo encierra. El crío duerme como el Niño Jesús cadalseño. Con sumo cuidado su mama le tumba en un sillón grande de color gris. Hace ademán de abrir sus ojazos… acaricio suave su costado derecho y vuelve a cerrarlos. Le hago una foto y se la mando a su tío Miguel, el pobre hace más de un mes que no le ve por culpa del confinamiento de Cadalso debido al “virus sin corona”.

Litri sabueso de fino olfato cazador

Con Moisés, Berta, Miguel y la perrilla tuerta se cierra esta órbita amorosa parecida a la de “Laika”. Al rato partimos Paloma y servidor a andar por la jurisdicción de Cadalso. Llueve mansamente, con ese caer que acaba empapándote. Debajo de un humilde refugio que Moisés padre hizo a sus perros, descansa tumbada la perrita tuerta: patas delanteras alargadas y la cabeza recostada sobre ellas; tiene los párpados cerrados, dormita plácidamente junto a un cuscurro de pan duro. Nadie diría que perdió un ojo por una “patada mal dada” de un caballo cruel.  Contado así, de esta forma, parece una fábula triste e inventada de pueblo. Pero no lo es…

                                                                            Miguel MORENO GONZÁLEZ


miércoles, 24 de febrero de 2021

Los almendros florecen en invierno. Buenos Días CADALSO.

 Los almendros florecen en invierno. 


Los almendros siempre alegran el final del invierno, aunque a veces se la juegan y una helada o nevada puede acabar con sus flores y por lo tanto con los frutos. Cadalso en estos días se colorea de blanco gracias a la multitud de almendros que pueblan nuestros campos, es realmente bello ver el paisaje y sentir el color que todo lo inunda, aunque a veces nuestro placer no sea reciproco con su floración y un mal tiempo le cueste sus frutos, pero acaso no tendríamos que ser las personas como los almendros, dar todo para que los que nos rodean disfruten de nuestro comportamiento, incluso sabiendo que es probable que perdamos en la apuesta y no recibamos el mismo trato. En la vida hay que arriesgar, de lo contrario se pasará nuestro tiempo de floración y luego será tarde. Cada vez que observes un almendro piensa en él y en ti, y atrévete a darlo todo para que los demás disfruten de ti, si el almendro lo hace, nosotros también. Cadalso me emociona. Buenos Días CADALSO.

Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

martes, 23 de febrero de 2021

Recordando a Antonio Fraguas de Pablo "FORGES"

 Recordando a Antonio Fraguas de Pablo "FORGES"


Ayer 22 de febrero fue el tercer aniversario del fallecimiento de Forges, y uno que siempre tiene buenos recuerdos de aquellas personas que en su vida amaron a Cadalso y se sintieron de aquí, quiero dedicar este pequeño pero emotivo recuerdo hacia su persona, y para ello nada mejor que una de sus viñetas donde Cadalso de los Vidrios tenía parte de protagonismo. No llegué a convivir con él en los pisos de Pinilla, pero si tuve relación durante los años que habitó su casa de la calle Real, conocida como la casa de Santa Teresa. Allí y dada la proximidad de la óptica regentada por mi esposa Merche, a la que Antonio quería y apreciaba, igual que a toda la familia Bermejo, tuve la gran oportunidad de charlar y pasar buenos ratos con él. De aquellos años guardo algunas de sus viñetas, parte de ellas dedicadas a mi y a mi familia, con cariño y siempre con su recuerdo presente. 
Un abrazo a toda su familia.

Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

Desde el Cementerio de la Iglesia. Buenos Días Cadalso.

 Iglesia y cementerio. Buenos Días CADALSO


Todavía quedaban unas pocas horas para el amanecer, pero me pareció perfecto para daros los buenos días, el silencio era total, viento en calma y ningún ser humano cerca, era como si el mutismo del cementerio estuviera implícitamente involucrado con el momento y la complicidad del lugar. Ahora de día es diferente, se oyen algunos pasos y las palabras de los que habitan suenan a lo lejos, pero sólo unas horas antes todo, siempre es así, es diferente. Es posible que algunos se pregunten por qué cito a este lugar como cementerio, bueno, en realidad aquí bajo las piedras están enterrados muchos cadalseños, y en un tiempo pasado siempre decíamos cementerio para referirnos a este espacio anterior a la iglesia. Cadalso me emociona. Buenos Días CADALSO.

Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso


lunes, 22 de febrero de 2021

Peñalara, por canal de Hermana Menor.

 Peñalara, por canal de Hermana Menor

A principios de febrero quedaba poca nieve en el Macizo de Peñalara, principalmente en la larga cuerda que te lleva hasta la cumbre, el día era bueno pero con algo de niebla por la parte alta, así que decidimos realizar la subida por una de las canales de la Hermana Menor, para así estar protegidos del viento que soplaba arriba. Elegimos la canal central que tiene unos 70 m. y un desnivel de 40º en su parte final, y aunque por su orientación suele estar helada, las altas temperaturas de estos días favorecieron que la nieve estuviera blanda y por lo tanto más fácil para su ascenso. El final te deposita prácticamente al lado del camino de la subida normal a Peñalara. La cumbre sin nada de nieve nos recibió con viento y niebla por lo que paramos poco y regresamos lo antes posible. Abajo La Venta Marcelino nos acogió como siempre, con atención y buen servicio. Que satisfacción da tener un lugar como este para tomar un caldito caliente y un bocata acompañado de una cerveza, todo un lujo en el Puerto de Cotos. Y al regreso, bajando del Puerto, la niebla cubría los pueblos mientras el sol sucumbía al ocaso invernal. Guadarrama maravillosa. 























Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

domingo, 21 de febrero de 2021

Al encuentro con lo divino. Buenos Días CADALSO.

 


La silueta se mezclaba con las tenues luces del anochecer, caminaba sola al encuentro de su existencia, esperando que la iluminación divina entrara en ella, mientras se acercaba a ese acompañamiento que sólo se encuentra en lo celestial, en la fe, en la paz que proporciona la iglesia. La vida, su vida, sería otra, pero como tantas otras eligió la que desde pequeña la inculcaron, siguiendo la ruta de la infancia, esa que en la vejez sólo podía explicarse a si misma, tampoco ya era el momento de convencer a nadie. Fue aquel día cuando comprendí su fe, y encontré su sentido, el de la leve existencia que perdura con la madurez y la manera de comportarse. Cadalso siempre me emociona. Buenos Días Cadalso. 

Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

viernes, 19 de febrero de 2021

Tomás Rodríguez Santillán "Canuto"

 

Tomás "Canuto", de profesión CANTERO


Me llamo Tomás Rodríguez Santillán y nací el 21 de Diciembre de 1.947 en la calle de San Antón número 56 de Cadalso de los Vidrios, mi padre se llamaba Valentín y mi madre Justa. Tuve 5 hermanos: Julio, Mariano, Vitoriano, León y Justa, que era la más pequeña.

Fui a la escuela muy poco tiempo porque tenía que ir a ayudar a mi padre a trabajar: vender teas, virutas, piñotas, cargas de leña, escobas,… Éramos una familia muy pobre y todos teníamos que arrimar el hombro en casa para poder salir adelante.

Vivíamos en una casa muy pequeña de la calle San Antón y luego nos cambiamos al número 84 porque mi padre y mis hermanos  se fueron a segar a Paracuellos durante una temporada y trajeron algo de dinero. Luego se iban a las tierras de Ávila a continuar el trabajo. Yo era pequeño y tenía que quedarme en casa para ayudar a mi madre.

Dormíamos todos en el suelo y el borrico, junto al guarro, también vivían con nosotros. Solo había una cama para mis padres y cuando pasábamos con el borrico había que colgarla en el techo para que pasara. De vez en cuando el borrico se echaba un rebuzno y no veas los sustos que te pegaba.

A la escuela siempre iba el Día del Gallito porque me daban un libro y el gallito, luego recorríamos las casas diciendo que miraran el libro y me daban una perra gorda algunos, otros no me daban nada.

Pasamos mucho hambre, “más que los pavos del tío Lucas”. Si veías una cascara de naranja en la calle salías corriendo y te tirabas a por ella; si te enterabas que se había muerto un guarro y le habían enterrado, te faltaba el tiempo para ir a por él; cuando llegaba la nochebuena con la cosa de la zambomba doblaban el gorro los gatos, le cogía, le dejaba pelado y colgado en la calle El Corralillo  y cuando a otro día ibas a por él había desaparecido el gato, había gente que pasaba tanto hambre como nosotros o más.

Te comías las acederas, el pan y quesito de las acacias, albejanas y muchas de las hierbas que se crían en el campo.

Íbamos a vender por las puertas y al mismo tiempo pedías algo para comer. La mujer del señor Edmundo me dijo una vez: Guapo, te gusta el arroz de un día para otro…y yo le conteste que sí…la contestación de la señora fue: ¡PUES VUELVE MAÑANA!.

Había veces que cambiaba algún Manojo de Teas por higos pajosos, todavía me rechinan los dientes de los chinarros que tenían.

Cuando sacaban las patatas de los huertos íbamos a rebuscar y las patatas que sacabas las traíamos a casa con las alforjas y subsistíamos con eso y con todo lo que podíamos vender. Si venían los titiriteros y hacían el cine en la Plazolilla de Arriba, cuando terminaba cogía la bicicleta y me iba a dormir a la casa de Pablo El Lechuguino en la Vega del Cauce (zona de la Vía) para poder coger la vez de riego del día siguiente.

También hacíamos picón para los braseros y teníamos un huerto muy pequeño en la Sierra, en la zona de Fuentelasna. El agua lo sacábamos con un Cristo (que todavía sigue estando).

 

A la escuela iba con Don Aberamín que era más malo que Caín, bueno no sé si era más malo él o nosotros. Cogía el cepillo de la pizarra y te lo tiraba. Vivía en las casas nuevas donde ahora vive Nicolás el Zapatero. De todas formas no me podía enseñar mucho porque no iba por la escuela.

Luego estuve con D. Jesús Mangas y después con D. Enrique y de ahí, a la calle. Cuando perdía el Real Madrid Don Enrique era temeroso con la regla de madera. Estudiamos el libro de Álvarez y aprendí a leer y a escribir.

Pero cuando más aprendí fue cuando iba por la noche con D. Juan Antonio. Aprendí a solucionar los problemas, aunque hay que tener los menos posibles para no tener que solucionarlos (Sumar, restas, multiplicar, dividir y poco más).

 

Con 12 años, empecé a ir con mi padre a trabajar en las viñas cavando cepas. Éramos una cuadrilla y estábamos desde que salía el sol hasta que se ponía. Ajustado el dinero con el dueño de la viña o al jornal, que te pagaban a lo mejor 3 duros y una botella de vino. Cuantas más cepas abrías, más ganabas. Iba en una cuadrilla con el tío Pedro el Quemao, Eusebio, Pedrín y Quicota.

Estuve trabajando también en la construcción de la Bodega Cooperativa (la hizo la empresa Alcarreña) y el edificio donde está ahora la farmacia, donde había que subir las vigas a hombros, no había ni una máquina y hacer la pasta a mano (la empresa era de los 3 hermanos que eran familiares de Joselito).

 Aquí en el campo de Cadalso se ganaba poco y nos fuimos toda la familia a vivir a Colmenar del Arroyo donde se ganaba algo más de dinero. Mis hermanos trabajaron en la mina y Yo con la Nasa – INTA (los americanos).

Estuve con la empresa Rosafe echando la carretera que va de Colmenar a Robledo de Chavela. El alquitrán se calentaba en las calderas y una persona de cada lado bombeaba para que otra regara la carretera. Todo era a mano. Cuando llegabas a casa no te conocía ni la familia, ¡parecíamos negros de la Guinea!

Me hice novio de Pepi mucho antes de irme, con unos 15 años. Cuando tenía que venir a verla que era cada 15-20 días cogía la bicicleta y me bajaba hasta la Aldea del Fresno, allí la dejaba en el bar La Terraza, donde está ahora el Restaurante el Jardín, y cogía el autobús de línea hasta Cadalso. Una vez en Cadalso estaba con ella muy poco porque la dejaban salir tiempo y me volvía al otro día haciendo lo mismo pero al revés. Si eran las fiestas de Cenicientos no nos daba tiempo ni llegar cuando nos teníamos que venir.

En el INTA hacía zanjas y acrivaba gravilla con una zaranda (un somier de una cama con agujeros pequeños).

Estuvimos poco tiempo y nos fuimos a vivir a Villa del Prado donde cogimos la Huerta de los Valencia, la más grande que había entonces. Nos llamaban los Bonanzas, como la serie, porque éramos muchos. Al pueblo de Villa del Prado no íbamos nada más que el fin de semana porque te quedabas a dormir y todo en la huerta, a veces teníamos que regar con una linterna en la boca porque no nos había dado tiempo durante el día. Lo que cogíamos lo llevábamos con un camión a Madrid, normalmente iba mi hermano Julio, más conocido como Antonino. Allí en el mercado lo vendíamos pero nos daban muy poco dinero (la mayoría se lo quedaban los asentadores).

 Decidimos venirnos a Cadalso porque tampoco se ganaba tanto y una vez aquí me fui a realizar el servicio militar donde estuve 12 meses y medio (nos licenciaron unos meses antes). En el campamento estuve con Vicente “el electricista”, Paco Márquez y Pablo “Aljares”.

Nos hicieron unas preguntas y unos exámenes y de allí me destinaron a la Calle Guzmán el Bueno número 1 en el Regimiento de Movilización y Prácticas de Ferrocarriles, sección Archivo y Mando. Me dijeron que iba a picar muchos raíles del tren y sin embargo me metieron en la oficina a manejar  una máquina de escribir, me quede muy asombrado al ser Yo un hombre de borrico y serón. Aprendí todo lo que se hacía allí menos a escribir en la máquina claro, me nombraron ordenanza y me recorrí todo Madrid porque estaba para los recados. No pasaba lista ni revista, tenía el pelo como quería y dormía caliente en una habitación para mí solo. En Invierno dormía con la ventana abierta porque, al no estar acostumbrado, cualquier día me asfixiaba.

Miguel Salas estuvo un año antes en el mismo regimiento que Yo pero de albañil. En el metro no pagaba porque tenía un pase y cogía todos los tickets que había por el suelo del recorrido que Yo hacía, para que el capitán me diera el dinero correspondiente como si hubiera pagado, con ese dinero podía venir a Cadalso a ver a mi novia. Me hubiera podido venir a dormir a casa todos los días pero no tenía ni un duro, podía entrar y salir cuando quisiera, los mandos eran buenas personas y los malos eran los auxiliares. Se quedaban 2 soldados y un mando a vigilar por si pasaba algo con un tren. Me llamaban para levantarme y a recoger  el almuerzo de ellos.

El capitán me dio un mes de vacaciones para venir a vendimiar a Cadalso, luego le pedí otro mes y no me lo quiso dar porque ya me iba a licenciar. Lo que gane esa temporada de vendimia se lo dí a mi madre que lo uso para pagar la boda de mi hermano Vitoriano.

Como el piso era de tarima, a los 2 soldados les decía que se pusieran una bayeta en cada pie y se ponían a patinar limpiando el  suelo con una crema de Alex. Si hubiera querido me hubiera quedado con trabajo en las taquillas del metro o abriendo y cerrando las puertas a los trenes pero como dice el refrán, “tiran más 2 tetas que 2 carretas”, y me vine para Cadalso.

 

Ya en Cadalso me fui con mis padres y me metí en la cantera a trabajar. El oficio le aprendí yo solo, me compre una maceta y a dar golpes.

Me hice socio con mis cuñados Pablo y Pedro que estaba trabajando con Morrongo para ganar algo más de dinero. Hacíamos chapas, bordillos, mampostería y todo lo que se pudiera elaborar con la piedra que sacábamos. Usábamos clorato para reventar las piedras, los agujeros los teníamos que hacer a mano para meter el barreno y lo detonábamos con mecha lenta. Cargamos los camiones a mano en el Guijarral.

Salieron unos empleos fijos en el ayuntamiento para barrendero y me presenté junto a Pablo, que todos los días nos decía que no podía con su cuerpo y no podía continuar trabajando en la cantera. De tanto soniquete le dije que si Yo salía le iba a ofrecer la plaza para siempre y, siempre y cuando, el ayuntamiento estuviera de acuerdo. Llegado el día del sorteo metimos el papelito y estaba Carlos el de la farmacia, Faltiqueras, Paco “Bocarrana”, Alfredo Lucendo, El Tío Tolo, Emiliano….

Los echaron a una papelera y tras moverlo, el primero que salí fui Yo, el segundo Miguel Cordero “choricero”. Cuando se terminó Yo me levanté y les expuse que si les parecía que mi empleo se lo cedía a mi cuñado que estaba fastidiado con su cuerpo, a lo cual accedieron todos. Era un empleo muy bueno ya que era para toda la vida, su suegro fue el único que me lo ha agradecido en mi vida pues  se abrazó a mí llorando diciéndome: Gracias a tí Bartolo ya tienen el pan asegurado mis nietos. Al salir del ayuntamiento nos fuimos donde Pope a tomarnos unas cañas para celebrarlo, pregunto Antonio que era lo que había ocurrido y se lo contaron y le dijo a Pablo: ¡Esto que ha hecho tu cuñado por ti, no lo debes de olvidar en la vida!

Continué trabajando en la cantera junto a Pedro y a otros socios como Jose Luis y Mariano “Zampilla” y José “El Buche”. Estuvimos trabajando en la zona de La Lobera, al lado del camping. Allí hicimos piedras para muchos sitios como los soportales de Almorox.


Al llegar Marcelino nos metimos con él para intentar ganar más dinero haciendo bloques, estuvimos 3 años y luego decidimos ponernos por nuestra cuenta haciéndoselos y vendiéndoselos directamente.  Al principio todo valía porque no los lavábamos y una de las veces nos dijo que había que lavarlos y eso era para rebajar el coste, de echo así fue e hizo que nuestro trabajo se devaluara muchísimo (a menos de la mitad). Manín, mi sobrino Mariano y algunos otros estuvieron trabajando con nosotros.

Yo manejaba el soplete que para encenderle había que gastar gasoil, aire y acetileno; una vez que estaba encendido se quitaba el acetileno para continuar cortando la piedra. Una vez me queme las manos con el acetileno y tuve que estar un tiempo que iba todos los días al centro de salud a que me pincharan las ampollas y curaran las manos, fue muy doloroso ya que no podía hacer nada y las manos se me debilitaron.

Al ver que no se ganaba el dinero suficiente con Marcelino disolvimos la sociedad y me puse por mi cuenta a hacer chapas en la explanada, al lado del Venero. Mi amigo Alfredo del Berrueco venía con su camión y se llevaba muchas piedras para su zona porque la usaban para la construcción de chalets. Yo tenía una fragua donde afilaba la herramienta: aguzar los punteros, las cuñas, el copé y demás utensilios que usaba en el día a día.

A los 35 años, y nunca habiendo tenido posibilidad, decidí sacarme el carnet de conducir. Iba por las noches a la autoescuela cuando venía cansado de trabajar en la cantera y me lo saqué todo a la primera.

Finalmente tuve que dejar la cantera, por mis innumerables hernias y dolencias,  y me contrato el ayuntamiento durante varios periodos de tiempo a vigilar la escombrera y a hacer otras labores como es regar o barrer las calles o hacer servicios variados.

 

Me gustaba mucho la caza, recorría la peña de lado a lado 40 veces buscando las perdices que finalmente me traía en el morral a casa. Fui uno de los fundadores de la sociedad de cazadores de Cadalso y presidente durante unos 16 años. En ese tiempo hicimos mucho por la caza en Cadalso, arreglamos caminos que estaban muy deteriorados, hicimos caminos que no existían como el del Valle de Tórtolas o el de Vallehernando, metimos tubos en los puentecillo que había. Todo ello pensando en que los vehículos pudieran acceder por donde antes pasaban las caballerías. Íbamos a Madrid a por cartuchos para que a los socios les salieran más baratos y organizábamos las tiradas al plato para las fiestas (íbamos por los bares solicitando trofeos para los participantes y todos se portaban muy bien con nosotros).

 El tiro al plato no se me ha dado mal, he traído bastantes trofeos a casa y algunos jamones y quesos por ser el vencedor en pueblos como Escalona, Muñana, El Tiemblo, San Martín, Velada, Navalmoral de la Mata, Casillas…Aquí iba con mis compañeros Agustín “el cuelga”, Carlos “el segoviano”, Julián Huete, Bruno, Quirico, Antonio Sibert ….y pasábamos buenos ratos.

 

Otro de los oficios que he tenido ha sido la música. Me compre una caja de música, tipo tambor; y recorrí muchos de los pueblos de la comarca tocando en fiestas y en orquestas. Aprendí el solfeo con el Tio Calisai y tocaba en la banda municipal. Cuando estaba trabajando en Entrepinos dejaba antes la labor y me venía andando para ensayar.

También toque la batería en los bailes junto a mis compañeros Miguel “El de la cafetería”, Mariano, Magán y Manolo “El puchos”.

Íbamos a las fiestas de los pueblos y estábamos hasta que se acababan. Dormíamos en las casas unas veces juntos y otras veces cada uno con una familia. Lo pasábamos muy bien y teníamos amigos por todas partes. Nos invitaban a todo, comíamos y cenábamos en las casas o las corporaciones municipales nos invitaban.

 He tenido 2 hijas, María José y Ana Belén, y 1 hijo, Tomás. Y también tengo 3 nietos: Rebeca, Miguel y María.

Tenemos una pequeña viña en Vallehernando que le dejo mi suegro a mi hijo y que cuido para que aprenda y valore las duras labores del campo. Se me da bien buscar espárragos, corujas y conejuelas. Conozco casi todos los parajes de Cadalso, sus fuentes, sus piedras y sitios emblemáticos. Y últimamente me gusta injertar. Injerto cualquier árbol o cepa: olivas, almendros, ciruelos, melocotones, manzanos, peros o guindos…la verdad es que se me da bastante bien.

Tengo muchos amigos y, creo que, pocos enemigos. Me gusta echar la partida los fines de semana y tener unas risas con todo el que me encuentro.

 Ahora que llega el verano, paso el tiempo en mi huerto de la Viña de la Taza donde cultivo muchas cosas: cebollas, patatas, tomates, pimientos, guisantes, calabazas,…la mayoría para consumo propio y el sobrante lo vendo para mis vicios en la puerta de casa, la verdad es que a la gente le gusta mucho todo lo que cuido con tanto mimo.

 Viendo lo de ahora y lo que he pasado antes, tengo que deciros que debemos de estar muy agradecidos a lo que tenemos ya que se ha pasado mucha hambre y muchas penurias. Hay que seguir quejándose para seguir mejorando.

Y por último deciros que aunque me llamo Tomás, todo el mundo me conoce por BARTOLO y algunos también me llaman Valentín o Canuto, por una abuela que no llegué a conocer.

Espero que os haya gustado la historia de mi vida que gustosamente quería compartir con vosotros gracias mi yerno Roberto.

 Aquí me tenéis para lo que necesitéis.


Roberto García
Fotos: Álbum Tomás Rodriguez "Canuto" 


jueves, 18 de febrero de 2021

A LOS QUE ME LEEN… SI EXISTEN, por Miguel Moreno

 (La escritura debe venir a buscarnos en vez de buscarla nosotros a ella…)

A LOS QUE ME LEEN… SI EXISTEN

 

Detrás, el bloque de pisos donde vivía Patxi Andión. Los textos de sus canciones me animaron a escribir para intentar decir, como él, lo que andaba por mi cabeza. Calle Rodas.  El Rastro. Dic.1975

      Reconozco que anoche escribí tres folios pensados para esta columna de “El Escritito de los Jueves” que, como el que no quiere la cosa, en este febrero 2021 cumplen año y medio siendo fieles a su cita que se unen, además, a otros muchos escrititos publicados de forma esporádica. Bien, pues me arrepentí de lo emborronado -como tantas otras veces- y lo eliminé (antes, en la era analógica, las cosas no se eliminaban, se rompían…) Me asaltó la duda de si estas cosas que garabateo sirven de algo o si existirá alguien que las lea.

      Posiblemente sea yo el mayor beneficiado cuando torpemente intento descifrar con letras aquello que bucea por mi pensamiento buscando aligerar mi presión mental. ¿Para qué tantas batallas si los rivales son una misma persona? ¿Para qué explicar a los demás como soy si ni siquiera yo lo sé? ¿Por qué la libertad o el poder de decisión nos llegan cuando ya no nos sirve para nada? Y es que como diría mi inolvidable Patxi Andión: “No es fiera la vida, para domar.”

 


 La pluma es la lengua del alma -Miguel de Cervantes-

     Mi intención es reflejar lo cotidiano de nuestra existencia, que la pluma sea la lengua del alma, como dijo Cervantes. Escribir de la gente anónima que asisten impasibles -como yo- al discurrir de una vida mientras sueñan otra. Esas personas que reciben en casa la recompensa de una caricia o, quizá, la soledad de un futuro incierto. Ellos también tienen su historia que merece ser venerada y ennoblecida.

      Hoy quiero generar alegría para emocionarnos juntos. Mi debilidad es la búsqueda de emociones y quisiera compartirlas con vosotros. Con los que me leen tengo una vida, una convivencia, un sentimiento común que son mis escrititos. Nunca me conocí ni escribí tanto como lo hago desde que irrumpisteis en mi vida gracias a esta maravillosa utopía cadalseña que Pedro dio en llamar: “El Zorro Corredero”. Sois más importantes para mí de lo que pensáis. Os vivo interiormente porque estáis disueltos en el oxigeno que respiro. A mi corazón no le agita la sangre sino la esencia de vuestro recuerdo que vaga dulcemente por estas venas mías tan angostas.

 

Cuando escribo alguien lleva mi mano por detrás... -Miguel Delibes-

     Me enseñáis a mirar y comprender cada cosa que me rodea para posteriormente honraros en mis textos. Decía Delibes que su labor era irrealizable si alguien invisible -pero latente- no llevara su mano por detrás. Yo escribo para que me leáis y clasifico y recuerdo mis manuscritos por la emoción que imagino arranca en vuestros ojos. Vivo a golpe de mitos que para mí es una manera bonita de vivir. De ellos sois el más importante: El enigmático mito del lector.

      Soy consciente de mi vulgaridad repetitiva escribiendo, pero vosotros, lectores -sin conoceros a la mayoría-, me dais ánimos para seguir o… quizá parar, que nunca se sabe. Os recordaré siempre en esas noches alargadas y cadalseñas en las que sólo parecen existir recuerdos que son lluvia sobre mis ojos. Gracias a los que me leen… ¿Acaso existen? 

                              

                                 Miguel MORENO GONZÁLEZ

 

miércoles, 17 de febrero de 2021

Buenos Días Cadalso. Hoy desde el Canto Muñano.

Canto Muñano de Cadalso.


Hoy el Buenos Días Cadalso viene dado desde un lugar de la Peña al que yo siempre he llamado Canto Muñano, enorme piedra solitaria en medio de nada y que con toda seguridad debió de desprenderse de algún lugar de la Peña Muñana. A veces las pequeñas cosas, no es este caso, sirven para amar más lo cercano, lo tuyo, lo que te identifica con tu pasado y con tu gente. Os invito a conocer este singular canto y disfrutar del paisaje que desde ahí se obtiene. Para verlo sólo tienes que seguir el camino de la izquierda de la Peña, el que pasa junto a las Eras.
Cadalso me emociona, Buenos Días CADALSO.

Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

martes, 16 de febrero de 2021

El Zorro Corredero en Telemadrid. Programa Está Pasando

Cadalso y el Zorro Corredero


Cadalso y el Zorro Corredero en Telemadrid. Programa Está Pasando. Se grabó el pasado viernes 12 de febrero de 2021.

Un abrazo a todas y todos los cadalseños y seguidores del Zorro Corredero.

La Bola del Mundo, parecía pero no.

 La Bola del Mundo


Del Collado de Valdemartín apareció el helicóptero, tomo rumbo a las Guarramillas y a medida que se acercaba parecía que fuera a chocar, al menos así era desde mi posición, cercana a la Maliciosa. Esperé unos segundos y no, todo era una broma óptica, pues paso de un lado a otro y como era de esperar nada pasó. Aprovechando la foto del entramado de casas y artilugios que sobreviven en la cumbre de Las Guarramillas, mal llamada Bola del Mundo, decir que me han contado que quieren eliminar todo y dejarlo sólo como cumbre, pero me cuentan tantas cosas....ya veremos, aunque a mi si me gustaría que todo esto ya desapareciera, total, si para nada sirve ya. 
Guadarrama maravillosa.

Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

domingo, 14 de febrero de 2021

La Casa de Tablas y lo que nos dejó Filomena.

 La Garganta del Boquerón Casa de Tablas hoy.......

La Filomena nos dejó este desastre en nuestra Casa de Tablas, ramas y pinos caídos enteros al suelo pueblan todo el recorrido desde Tórtolas hasta la salida de la Granjilla. Varias semanas hace que la nieve se fundió, que Filomena nos dejo para siempre, pero ahí sigue el desastre esperando ser limpiado para recuperar su aspecto, más o menos como antes. No sé a quien compete la limpieza, tampoco me importa, lo único que quiero, como seguramente todos, es que lo antes posible se restaure el entorno. Mientras tanto, seguiré confiando en todas las administraciones y esperando que tomen decisiones, aunque reconozco que no es fácil y llevará mucho tiempo que el pinar de la Garganta del Boquerón vuelva a estar como antes. 





Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso


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