Los últimos escalones
viernes, 26 de febrero de 2021
Los últimos escalones. Buenos Días CADALSO.
jueves, 25 de febrero de 2021
Felicidad y montaña.
La montaña y la felicidad del Zorro Corredero
La felicidad es el estado de ánimo del que se disfruta con lo que se desea. Pues bien, si lo que se desea se tiene y además se disfruta junto a personas queridas, esa felicidad ya no puede ser más. Esto que acabo de decir es lo que me viene ocurriendo desde hace muchas décadas, y por esto soy feliz porque tampoco necesito mucho, sólo montañas y buenas compañías. No dejes que los demás influyan en ti y tu manera de ser, haz lo que te gusta y nunca intentes ser como otro, tu siempre serás tu mejor consejero y amigo. La montaña me llena de bienestar.
Una patada mal dada. Por Miguel Moreno
UNA PATADA MAL DADA
Un amigo de su padre de Rozas de Puerto Real, le regaló al nacer un
jersey verde-camuflaje con un extraño ciervo xerografiado sobre el pecho. Su
madre, Berta, le lleva siempre abrazado en su mochila porta-bebés sujetándole a
besos. Su hijo, Moisés, adquiere dentro del morral una postura muy suya;
incómoda a ojos vista de los demás, comodísima para él. Su bisabuela Asun no
cree que vaya cómodo, pero él la sonríe y ella también a él… Llovizna cuando
encuentro a la mamá con su hijo por la calle cadalseña de Pedro Álvarez. La criatura
me mira y me sonríe alargando sus manitas para cogerme el pelo. En mi existencia
(ni en la de nadie) pude imaginar cómo divisaría un bebé a los adultos
cubiertos éstos por mascarillas de colores. Él parece tenerlo asimilado
(desgraciadamente nació con ese paisaje), y mira abarcando todo su reducido
mundo con unos ojazos que parecen cámaras gigantes que dominan el Universo.
Llegamos a su casa después de pasear bajo la mollina y unírsenos a tomar café Paloma. Sale a recibirnos una
perrilla tuerta. Nuestra hija nos comenta que la dejó así un caballo felón de
una “patada mal dada”. La llevaron a la
veterinaria, la curaron y la calmaron entre caricias. Al poco jugueteaba en el
patio con “Moqui” que desconocía que a “Bimba” le faltaba un ojo, por eso se topaba indefensa contra los obstáculos
y acababa ganándola en las carreras; ya sabéis: las cosas de los sabuesos que son muy suyos. Se ladraban amistosos,
se revolcaban y cuando llegaron sus dueños se les acercaron zalameros
acompañándoles hasta la puerta de casa. Faltaba “Litri”, que siempre buscaba alegre las caricias de Berta y de
Paloma. Un aciago amanecer del último julio amaneció muerto. Aquella noche se
durmió junto a los ángeles del Olimpo de
las Criaturas Buenas y se quedó a
vivir con ellos para siempre. Tenía un no
sé qué que ganaba el corazón de los demás. Él era así y así le recordamos…
Dentro de un tiempo explicaré al niño que su madre optó convencida desde
jovencita por Cadalso y toda la belleza que nuestro pueblo encierra. El crío duerme
como el Niño Jesús cadalseño. Con sumo cuidado su mama le tumba en un sillón grande
de color gris. Hace ademán de abrir sus ojazos… acaricio suave su costado
derecho y vuelve a cerrarlos. Le hago una foto y se la mando a su tío Miguel, el pobre hace más de un mes que no le ve
por culpa del confinamiento de Cadalso debido al “virus sin corona”.
Litri sabueso de fino olfato cazador
Con Moisés, Berta, Miguel y la perrilla tuerta se cierra esta órbita amorosa parecida a la de “Laika”. Al rato partimos Paloma y servidor a andar por la jurisdicción de Cadalso. Llueve mansamente, con ese caer que acaba empapándote. Debajo de un humilde refugio que Moisés padre hizo a sus perros, descansa tumbada la perrita tuerta: patas delanteras alargadas y la cabeza recostada sobre ellas; tiene los párpados cerrados, dormita plácidamente junto a un cuscurro de pan duro. Nadie diría que perdió un ojo por una “patada mal dada” de un caballo cruel. Contado así, de esta forma, parece una fábula triste e inventada de pueblo. Pero no lo es…
Miguel MORENO GONZÁLEZ
miércoles, 24 de febrero de 2021
Los almendros florecen en invierno. Buenos Días CADALSO.
Los almendros florecen en invierno.
martes, 23 de febrero de 2021
Recordando a Antonio Fraguas de Pablo "FORGES"
Recordando a Antonio Fraguas de Pablo "FORGES"
Desde el Cementerio de la Iglesia. Buenos Días Cadalso.
Iglesia y cementerio. Buenos Días CADALSO
lunes, 22 de febrero de 2021
Peñalara, por canal de Hermana Menor.
Peñalara, por canal de Hermana Menor
A principios de febrero quedaba poca nieve en el Macizo de Peñalara, principalmente en la larga cuerda que te lleva hasta la cumbre, el día era bueno pero con algo de niebla por la parte alta, así que decidimos realizar la subida por una de las canales de la Hermana Menor, para así estar protegidos del viento que soplaba arriba. Elegimos la canal central que tiene unos 70 m. y un desnivel de 40º en su parte final, y aunque por su orientación suele estar helada, las altas temperaturas de estos días favorecieron que la nieve estuviera blanda y por lo tanto más fácil para su ascenso. El final te deposita prácticamente al lado del camino de la subida normal a Peñalara. La cumbre sin nada de nieve nos recibió con viento y niebla por lo que paramos poco y regresamos lo antes posible. Abajo La Venta Marcelino nos acogió como siempre, con atención y buen servicio. Que satisfacción da tener un lugar como este para tomar un caldito caliente y un bocata acompañado de una cerveza, todo un lujo en el Puerto de Cotos. Y al regreso, bajando del Puerto, la niebla cubría los pueblos mientras el sol sucumbía al ocaso invernal. Guadarrama maravillosa.
domingo, 21 de febrero de 2021
Al encuentro con lo divino. Buenos Días CADALSO.
viernes, 19 de febrero de 2021
Tomás Rodríguez Santillán "Canuto"
Tomás "Canuto", de profesión CANTERO
Fui a la escuela muy poco tiempo porque tenía que ir a ayudar
a mi padre a trabajar: vender teas, virutas, piñotas, cargas de leña, escobas,…
Éramos una familia muy pobre y todos teníamos que arrimar el hombro en casa
para poder salir adelante.
Vivíamos en una casa muy pequeña de la calle San Antón y
luego nos cambiamos al número 84 porque mi padre y mis hermanos se fueron a segar a Paracuellos durante una
temporada y trajeron algo de dinero. Luego se iban a las tierras de Ávila a
continuar el trabajo. Yo era pequeño y tenía que quedarme en casa para ayudar a
mi madre.
Dormíamos todos en el suelo y el borrico, junto al guarro, también
vivían con nosotros. Solo había una cama para mis padres y cuando pasábamos con
el borrico había que colgarla en el techo para que pasara. De vez en cuando el
borrico se echaba un rebuzno y no veas los sustos que te pegaba.
A la escuela siempre iba el Día del Gallito porque me daban
un libro y el gallito, luego recorríamos las casas diciendo que miraran el
libro y me daban una perra gorda algunos, otros no me daban nada.
Pasamos mucho hambre, “más que los pavos del tío Lucas”. Si
veías una cascara de naranja en la calle salías corriendo y te tirabas a por
ella; si te enterabas que se había muerto un guarro y le habían enterrado, te
faltaba el tiempo para ir a por él; cuando llegaba la nochebuena con la cosa de
la zambomba doblaban el gorro los gatos, le cogía, le dejaba pelado y colgado
en la calle El Corralillo y cuando a
otro día ibas a por él había desaparecido el gato, había gente que pasaba tanto
hambre como nosotros o más.
Te comías las acederas, el pan y quesito de las acacias,
albejanas y muchas de las hierbas que se crían en el campo.
Íbamos a vender por las puertas y al mismo tiempo pedías algo
para comer. La mujer del señor Edmundo me dijo una vez: Guapo, te gusta el
arroz de un día para otro…y yo le conteste que sí…la contestación de la señora fue:
¡PUES VUELVE MAÑANA!.
Había veces que cambiaba algún Manojo de Teas por higos
pajosos, todavía me rechinan los dientes de los chinarros que tenían.
Cuando sacaban las patatas de los huertos íbamos a rebuscar y
las patatas que sacabas las traíamos a casa con las alforjas y subsistíamos con
eso y con todo lo que podíamos vender. Si venían los titiriteros y hacían el
cine en la Plazolilla de Arriba, cuando terminaba cogía la bicicleta y me iba a
dormir a la casa de Pablo El Lechuguino en la Vega del Cauce (zona de la Vía)
para poder coger la vez de riego del día siguiente.
También hacíamos picón para los braseros y teníamos un huerto
muy pequeño en la Sierra, en la zona de Fuentelasna. El agua lo sacábamos con
un Cristo (que todavía sigue estando).
A la escuela iba con Don Aberamín que era más malo que Caín, bueno
no sé si era más malo él o nosotros. Cogía el cepillo de la pizarra y te lo
tiraba. Vivía en las casas nuevas donde ahora vive Nicolás el Zapatero. De
todas formas no me podía enseñar mucho porque no iba por la escuela.
Luego estuve con D. Jesús Mangas y después con D. Enrique y
de ahí, a la calle. Cuando perdía el Real Madrid Don Enrique era temeroso con
la regla de madera. Estudiamos el libro de Álvarez y aprendí a leer y a
escribir.
Pero cuando más aprendí fue cuando iba por la noche con D.
Juan Antonio. Aprendí a solucionar los problemas, aunque hay que tener los
menos posibles para no tener que solucionarlos (Sumar, restas, multiplicar,
dividir y poco más).
Con 12 años, empecé a ir con mi padre a trabajar en las viñas
cavando cepas. Éramos una cuadrilla y estábamos desde que salía el sol hasta
que se ponía. Ajustado el dinero con el dueño de la viña o al jornal, que te
pagaban a lo mejor 3 duros y una botella de vino. Cuantas más cepas abrías, más
ganabas. Iba en una cuadrilla con el tío Pedro el Quemao, Eusebio, Pedrín y Quicota.
Estuve trabajando también en la construcción de la Bodega
Cooperativa (la hizo la empresa Alcarreña) y el edificio donde está ahora la
farmacia, donde había que subir las vigas a hombros, no había ni una máquina y
hacer la pasta a mano (la empresa era de los 3 hermanos que eran familiares de
Joselito).
Aquí en el campo de Cadalso se ganaba poco y nos fuimos toda la familia a vivir a Colmenar del Arroyo donde se ganaba algo más de dinero. Mis hermanos trabajaron en la mina y Yo con la Nasa – INTA (los americanos).
Estuve con la empresa Rosafe echando la carretera que va de
Colmenar a Robledo de Chavela. El alquitrán se calentaba en las calderas y una
persona de cada lado bombeaba para que otra regara la carretera. Todo era a
mano. Cuando llegabas a casa no te conocía ni la familia, ¡parecíamos negros de
la Guinea!
Me hice novio de Pepi mucho antes de irme, con unos 15 años.
Cuando tenía que venir a verla que era cada 15-20 días cogía la bicicleta y me
bajaba hasta la Aldea del Fresno, allí la dejaba en el bar La Terraza, donde
está ahora el Restaurante el Jardín, y cogía el autobús de línea hasta Cadalso.
Una vez en Cadalso estaba con ella muy poco porque la dejaban salir tiempo y me
volvía al otro día haciendo lo mismo pero al revés. Si eran las fiestas de
Cenicientos no nos daba tiempo ni llegar cuando nos teníamos que venir.
En el INTA hacía zanjas y acrivaba gravilla con una zaranda
(un somier de una cama con agujeros pequeños).
Estuvimos poco tiempo y nos fuimos a vivir a Villa del Prado donde cogimos la Huerta de los Valencia, la más grande que había entonces. Nos llamaban los Bonanzas, como la serie, porque éramos muchos. Al pueblo de Villa del Prado no íbamos nada más que el fin de semana porque te quedabas a dormir y todo en la huerta, a veces teníamos que regar con una linterna en la boca porque no nos había dado tiempo durante el día. Lo que cogíamos lo llevábamos con un camión a Madrid, normalmente iba mi hermano Julio, más conocido como Antonino. Allí en el mercado lo vendíamos pero nos daban muy poco dinero (la mayoría se lo quedaban los asentadores).
Decidimos venirnos a Cadalso porque tampoco se ganaba tanto y una vez aquí me fui a realizar el servicio militar donde estuve 12 meses y medio (nos licenciaron unos meses antes). En el campamento estuve con Vicente “el electricista”, Paco Márquez y Pablo “Aljares”.
Nos hicieron unas preguntas y unos exámenes y de allí me
destinaron a la Calle Guzmán el Bueno número 1 en el Regimiento de Movilización
y Prácticas de Ferrocarriles, sección Archivo y Mando. Me dijeron que iba a
picar muchos raíles del tren y sin embargo me metieron en la oficina a
manejar una máquina de escribir, me
quede muy asombrado al ser Yo un hombre de borrico y serón. Aprendí todo lo que
se hacía allí menos a escribir en la máquina claro, me nombraron ordenanza y me
recorrí todo Madrid porque estaba para los recados. No pasaba lista ni revista,
tenía el pelo como quería y dormía caliente en una habitación para mí solo. En
Invierno dormía con la ventana abierta porque, al no estar acostumbrado,
cualquier día me asfixiaba.
Miguel Salas estuvo un año antes en el mismo regimiento que Yo
pero de albañil. En el metro no pagaba porque tenía un pase y cogía todos los
tickets que había por el suelo del recorrido que Yo hacía, para que el capitán
me diera el dinero correspondiente como si hubiera pagado, con ese dinero podía
venir a Cadalso a ver a mi novia. Me hubiera podido venir a dormir a casa todos
los días pero no tenía ni un duro, podía entrar y salir cuando quisiera, los
mandos eran buenas personas y los malos eran los auxiliares. Se quedaban 2
soldados y un mando a vigilar por si pasaba algo con un tren. Me llamaban para
levantarme y a recoger el almuerzo de
ellos.
El capitán me dio un mes de vacaciones para venir a vendimiar
a Cadalso, luego le pedí otro mes y no me lo quiso dar porque ya me iba a
licenciar. Lo que gane esa temporada de vendimia se lo dí a mi madre que lo uso
para pagar la boda de mi hermano Vitoriano.
Como el piso era de tarima, a los 2 soldados les decía que se
pusieran una bayeta en cada pie y se ponían a patinar limpiando el suelo con una crema de Alex. Si hubiera
querido me hubiera quedado con trabajo en las taquillas del metro o abriendo y
cerrando las puertas a los trenes pero como dice el refrán, “tiran más 2 tetas
que 2 carretas”, y me vine para Cadalso.
Ya en Cadalso me fui con mis padres y me metí en la cantera a
trabajar. El oficio le aprendí yo solo, me compre una maceta y a dar golpes.
Me hice socio con mis cuñados Pablo y Pedro que estaba
trabajando con Morrongo para ganar algo más de dinero. Hacíamos chapas,
bordillos, mampostería y todo lo que se pudiera elaborar con la piedra que
sacábamos. Usábamos clorato para reventar las piedras, los agujeros los
teníamos que hacer a mano para meter el barreno y lo detonábamos con mecha
lenta. Cargamos los camiones a mano en el Guijarral.
Salieron unos empleos fijos en el ayuntamiento para barrendero y me presenté junto a Pablo, que todos los días nos decía que no podía con su cuerpo y no podía continuar trabajando en la cantera. De tanto soniquete le dije que si Yo salía le iba a ofrecer la plaza para siempre y, siempre y cuando, el ayuntamiento estuviera de acuerdo. Llegado el día del sorteo metimos el papelito y estaba Carlos el de la farmacia, Faltiqueras, Paco “Bocarrana”, Alfredo Lucendo, El Tío Tolo, Emiliano….
Los echaron a una papelera y tras moverlo, el primero que salí
fui Yo, el segundo Miguel Cordero “choricero”. Cuando se terminó Yo me levanté
y les expuse que si les parecía que mi empleo se lo cedía a mi cuñado que
estaba fastidiado con su cuerpo, a lo cual accedieron todos. Era un empleo muy
bueno ya que era para toda la vida, su suegro fue el único que me lo ha agradecido
en mi vida pues se abrazó a mí llorando diciéndome:
Gracias a tí Bartolo ya tienen el pan asegurado mis nietos. Al salir del
ayuntamiento nos fuimos donde Pope a tomarnos unas cañas para celebrarlo,
pregunto Antonio que era lo que había ocurrido y se lo contaron y le dijo a
Pablo: ¡Esto que ha hecho tu cuñado por ti, no lo debes de olvidar en la vida!
Continué trabajando en la cantera junto a Pedro y a otros
socios como Jose Luis y Mariano “Zampilla” y José “El Buche”. Estuvimos
trabajando en la zona de La Lobera, al lado del camping. Allí hicimos piedras
para muchos sitios como los soportales de Almorox.
Al llegar Marcelino nos metimos con él para intentar ganar
más dinero haciendo bloques, estuvimos 3 años y luego decidimos ponernos por
nuestra cuenta haciéndoselos y vendiéndoselos directamente. Al principio todo valía porque no los lavábamos
y una de las veces nos dijo que había que lavarlos y eso era para rebajar el
coste, de echo así fue e hizo que nuestro trabajo se devaluara muchísimo (a
menos de la mitad). Manín, mi sobrino Mariano y algunos otros estuvieron
trabajando con nosotros.
Yo manejaba el soplete que para encenderle había que gastar
gasoil, aire y acetileno; una vez que estaba encendido se quitaba el acetileno
para continuar cortando la piedra. Una vez me queme las manos con el acetileno
y tuve que estar un tiempo que iba todos los días al centro de salud a que me
pincharan las ampollas y curaran las manos, fue muy doloroso ya que no podía
hacer nada y las manos se me debilitaron.
Al ver que no se ganaba el dinero suficiente con Marcelino
disolvimos la sociedad y me puse por mi cuenta a hacer chapas en la explanada,
al lado del Venero. Mi amigo Alfredo del Berrueco venía con su camión y se
llevaba muchas piedras para su zona porque la usaban para la construcción de
chalets. Yo tenía una fragua donde afilaba la herramienta: aguzar los punteros,
las cuñas, el copé y demás utensilios que usaba en el día a día.
A los 35 años, y nunca habiendo tenido posibilidad, decidí
sacarme el carnet de conducir. Iba por las noches a la autoescuela cuando venía
cansado de trabajar en la cantera y me lo saqué todo a la primera.
Finalmente tuve que dejar la cantera, por mis innumerables
hernias y dolencias, y me contrato el
ayuntamiento durante varios periodos de tiempo a vigilar la escombrera y a
hacer otras labores como es regar o barrer las calles o hacer servicios variados.
Me gustaba mucho la caza, recorría la peña de lado a lado 40
veces buscando las perdices que finalmente me traía en el morral a casa. Fui
uno de los fundadores de la sociedad de cazadores de Cadalso y presidente
durante unos 16 años. En ese tiempo hicimos mucho por la caza en Cadalso,
arreglamos caminos que estaban muy deteriorados, hicimos caminos que no
existían como el del Valle de Tórtolas o el de Vallehernando, metimos tubos en
los puentecillo que había. Todo ello pensando en que los vehículos pudieran
acceder por donde antes pasaban las caballerías. Íbamos a Madrid a por
cartuchos para que a los socios les salieran más baratos y organizábamos las
tiradas al plato para las fiestas (íbamos por los bares solicitando trofeos
para los participantes y todos se portaban muy bien con nosotros).
El tiro al plato no se me ha dado mal, he traído bastantes trofeos a casa y algunos jamones y quesos por ser el vencedor en pueblos como Escalona, Muñana, El Tiemblo, San Martín, Velada, Navalmoral de la Mata, Casillas…Aquí iba con mis compañeros Agustín “el cuelga”, Carlos “el segoviano”, Julián Huete, Bruno, Quirico, Antonio Sibert ….y pasábamos buenos ratos.
Otro de los oficios que he tenido ha sido la música. Me
compre una caja de música, tipo tambor; y recorrí muchos de los pueblos de la
comarca tocando en fiestas y en orquestas. Aprendí el solfeo con el Tio Calisai
y tocaba en la banda municipal. Cuando estaba trabajando en Entrepinos dejaba
antes la labor y me venía andando para ensayar.
También toque la batería en los bailes junto a mis compañeros
Miguel “El de la cafetería”, Mariano, Magán y Manolo “El puchos”.
Íbamos a las fiestas de los pueblos y estábamos hasta que se
acababan. Dormíamos en las casas unas veces juntos y otras veces cada uno con
una familia. Lo pasábamos muy bien y teníamos amigos por todas partes. Nos
invitaban a todo, comíamos y cenábamos en las casas o las corporaciones
municipales nos invitaban.
He tenido 2 hijas, María José y Ana Belén, y 1 hijo, Tomás. Y también tengo 3 nietos: Rebeca, Miguel y María.
Tenemos una pequeña viña en Vallehernando que le dejo mi
suegro a mi hijo y que cuido para que aprenda y valore las duras labores del
campo. Se me da bien buscar espárragos, corujas y conejuelas. Conozco casi
todos los parajes de Cadalso, sus fuentes, sus piedras y sitios emblemáticos. Y
últimamente me gusta injertar. Injerto cualquier árbol o cepa: olivas,
almendros, ciruelos, melocotones, manzanos, peros o guindos…la verdad es que se
me da bastante bien.
Tengo muchos amigos y, creo que, pocos enemigos. Me gusta echar la partida los fines de semana y tener unas risas con todo el que me encuentro.
Ahora que llega el verano, paso el tiempo en mi huerto de la Viña de la Taza donde cultivo muchas cosas: cebollas, patatas, tomates, pimientos, guisantes, calabazas,…la mayoría para consumo propio y el sobrante lo vendo para mis vicios en la puerta de casa, la verdad es que a la gente le gusta mucho todo lo que cuido con tanto mimo.
Viendo lo de ahora y lo que he pasado antes, tengo que deciros que debemos de estar muy agradecidos a lo que tenemos ya que se ha pasado mucha hambre y muchas penurias. Hay que seguir quejándose para seguir mejorando.
Y por último deciros que aunque me llamo Tomás, todo el mundo
me conoce por BARTOLO y algunos también me llaman Valentín o Canuto, por una
abuela que no llegué a conocer.
Espero que os haya gustado la historia de mi vida que gustosamente quería compartir con vosotros gracias mi yerno Roberto.
Aquí me tenéis para lo que necesitéis.
Roberto García
Fotos: Álbum Tomás Rodriguez "Canuto"
jueves, 18 de febrero de 2021
A LOS QUE ME LEEN… SI EXISTEN, por Miguel Moreno
(La escritura debe venir a buscarnos en vez de buscarla nosotros a ella…)
A LOS QUE ME LEEN… SI EXISTEN
Detrás, el bloque de pisos donde vivía Patxi Andión. Los textos de sus canciones me animaron a escribir para intentar decir, como él, lo que andaba por mi cabeza. Calle Rodas. El Rastro. Dic.1975
Reconozco que anoche escribí tres folios pensados para esta columna de “El Escritito de los Jueves” que, como el que no quiere la cosa, en este febrero 2021 cumplen año y medio siendo fieles a su cita que se unen, además, a otros muchos escrititos publicados de forma esporádica. Bien, pues me arrepentí de lo emborronado -como tantas otras veces- y lo eliminé (antes, en la era analógica, las cosas no se eliminaban, se rompían…) Me asaltó la duda de si estas cosas que garabateo sirven de algo o si existirá alguien que las lea.
Mi
intención es reflejar lo cotidiano de nuestra existencia, que la pluma sea la lengua del alma, como dijo Cervantes. Escribir
de la gente anónima que asisten impasibles -como yo- al discurrir de una vida
mientras sueñan otra. Esas personas que reciben en casa la recompensa de una
caricia o, quizá, la soledad de un futuro incierto. Ellos también tienen su
historia que merece ser venerada y ennoblecida.
Me
enseñáis a mirar y comprender cada cosa que me rodea para posteriormente honraros
en mis textos. Decía Delibes que su labor
era irrealizable si alguien invisible -pero latente- no llevara su mano por
detrás. Yo escribo para que me leáis y clasifico y recuerdo mis manuscritos
por la emoción que imagino arranca en vuestros ojos. Vivo a golpe de mitos que
para mí es una manera bonita de vivir. De ellos sois el más importante: El enigmático
mito del lector.
Miguel MORENO
GONZÁLEZ
miércoles, 17 de febrero de 2021
Buenos Días Cadalso. Hoy desde el Canto Muñano.
Canto Muñano de Cadalso.
martes, 16 de febrero de 2021
El Zorro Corredero en Telemadrid. Programa Está Pasando
Cadalso y el Zorro Corredero en Telemadrid. Programa Está Pasando. Se grabó el pasado viernes 12 de febrero de 2021.
La Bola del Mundo, parecía pero no.
La Bola del Mundo
domingo, 14 de febrero de 2021
La Casa de Tablas y lo que nos dejó Filomena.
La Garganta del Boquerón Casa de Tablas hoy.......