La cascada de la Carretera de la República y la Pradera de Navarrulaque
Una
vez en la Carretera de la República el viento es impresionante, a veces parece
que vaya a tumbar los pinos que se balancean de un lado a otro, también una
fina y molesta nieve acaba de aparecer a medida que ascendemos de altura, pero
la distancia no es muy larga y continuamos hasta la cascada que siempre se
forma en la misma carretera, está bonita, pero tampoco es muy espectacular que
digamos, otros años y en otras ocasiones es mucho más grande. Unas fotos y
continuamos hasta la Pradera de Navarrulaque un lugar de esos que ahora llaman
mágicos, aquí en la Fuenfría. Un pequeño refugio nos ayuda a soportar en
intenso viento, la nieve ha coloreado algo de blanco el suelo, apenas un centímetro,
pero es un buen sitio para reponer fuerzas y beber agua de la fría fuente que
aquí existe. Los árboles de hoja caduca tienen adherido a sus ramas una fina
capa de hielo, casi imperceptible, un pequeño acebo todavía mantiene sus frutos
rojos, comemos y bebemos en la más absoluta soledad, nada ni nadie nos molesta.
Ahora parece que el viento ha amainado, la nieve ha dejado de caer y arriba
intenta asomar el Montón de Trigo con algo más de nieve, pero poca o nada para
la época en que estamos.
La bajada es rápida y en poco tiempo nos plantamos en
el aparcamiento de Majavilán, sólo nuestro vehículo nos espera, y un par de
donuts de chocolate que nos ayudan a recuperar las fuerzas y los ánimos. Una
mañana diferente a casi todas en esta época aquí, ya que lo normal sería que la
nieve lo cubriera todo y nuestros pasos se hicieran acompañados de las raquetas
de nieve, pero así son las cosas y si la nieve no acompaña, tendremos que
pensar en otras cosas como el hielo y el agua, porque el Valle de la Fuenfría
siempre es un lugar acogedor y esté como esté es para disfrutar con todos los
sentidos.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso