Cadalso, la vendimia y los recuerdos.
Amanece en Cadalso, faltan diez minutos para las ocho y la Corredera se despierta de una tranquila noche de finales de septiembre. Hemos quedado a las ocho para ir a vendimiar a la viña de la Medialegua, todo un reto que año tras año vengo cumpliendo a pesar del abandono paulatino de las viñas en Cadalso. Bueno, no se recolecta mucho pero es una forma de sentir que la vida, las viñas y la vendimia sigue a pesar de todo, y nos sirve para reconfortar ese gusanillo de tantos años, aunque no sabemos hasta cuándo.
La llegada a la viña es rápida, apenas unos tres kilómetros la separan del pueblo, y como siempre me afano en realizar la primera foto del amanecer, este año no muy espectacular ya que está bastante nublado y el sol aparece tímidamente entre la nubes, momento que aprovecho para disparar a ese medio sol que ya no volveremos a ver en todo el día.
Comenzamos a cortar y poco a poco los capachos se van llenando de la dulce garnacha que desde hace siglos nace en nuestro pueblo, antes gracias a los cuidados de muchos hombres y mujeres que se sacrificaban y cómo, para sacar adelante las viñas de Cadalso, y hoy gracias a la naturaleza que siempre nos regala tanto, en este caso las cepas que perduran casi sin cuidados.
La doce llegan sin darnos cuenta, los capachos rebosan de garnacha, el cielo sigue encapotado pero sin llover y nuestro estómago hace tiempo que se revuelve pidiendo que le demos algo de comer. Es hora de parar, es ese momento que siempre me ha llenado de todo y donde los vendimiadores se sientan en el suelo, sacan su comida y la comparten, bendito momento que es capaz de hacerme sentir los mejores recuerdos y la más entrañable nostalgia de otros tiempos en esta viña y con aquellos hombres que ya nos dejaron.
Ahora el almuerzo es muy diferente, apenas unos bocadillos, algún refresco, agua y unos bollitos de postre, que triste almuerzo comparado con el de aquellos años, cuando el puchero hervía con las patatas y las costillas durante horas para luego ser devorado por todos los vendimiadores, que lo acompañaban con aquellas botas de vino donde reposaba el zumo fermentado de la garnacha del año anterior. Aquellos si eran almuerzos.
Aunque el día estaba nublado y presagiaba una posible lluvia, no fue hasta casi la una cuando de repente y sin previo aviso, todo ha sido en cuestión de segundos, el agua ha comenzado a caer en forma de grandes gotas, lo que ha provocado la huida primero al resguardo de una higuera frondosa y un poco más tarde al coche. Y como suele ocurrir en estos casos, ha sido más el tiempo que hemos tardado en llegar al coche para refugiarnos que lo que ha tardado en dejar de llover.
Así que tras el descanso forzado volvemos a la tarea, cortamos unos capachos más y lo dejamos para
dedicarnos a llevarlos a la furgoneta.
La uva, la corva, la lluvia, el almuerzo y nuestro campo, componen la vendimia de Cadalso desde siempre, es una manera de sentir una de nuestras costumbres ancestrales, de dejarse llevar en el tiempo por lo nuestro, por lo que siempre hemos visto y vivido, lástima que a esto le quede tan poco tiempo, que ya nada sea como antes, que las viñas estén como están, que todo sea un espejismo del pasado esplendoroso de nuestro campo y que lo miremos como lo miremos esto no tenga ya arreglo.
Pero mientras todo llega seguiremos sintiendo los aires y las escenas del pasado, seguiremos con nuestra nostalgia hasta que el tiempo y las viñas nos lo permitan.
En la famosa furgoneta de Puerto Seguro, la uva será transportada a la cooperativa, hoy sólo un viaje, mañana otro y nada más. Así es la vendimia de hoy, así lo he vuelto a contar un año más sin saber si será el último, al menos por mi parte, pero lo que si tengo claro es que un año más he disfrutado de este acontecimiento, he sentido la brisa y la lluvia de la Medialegua en mi rostro, he compartido momentos con los vendimiadores, he degustado al almuerzo y he tirado todas las fotos que me han parecido interesantes, ahora sois vosotros lo que cuando leáis esta vendimia de 2014, deberíais juzgar lo que ante vosotros tenéis, lo que estáis sintiendo en este momento y valorar no esta entrada, sino la vendimia de Cadalso. lo que fue y lo que queda.
Al día siguiente la furgoneta volvió a recorrer la distancia entre la Medialegua y la cooperativa, la lluvia volvió a hacer acto de presencia, bendita sea, y en la cooperativa volví a gozar de la vendimia y de la gente de Cadalso, pero esto ya será en otro momento y con otros personajes.
Mi agradecimiento a Javier e Ibrahim por lo buenos ratos, la compañía y por compartir un año más la vendimia de Cadalso
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
2 comentarios:
Gracias por hacernos soñar con Cadalso, con la vendimia y con tantas cosas. Es cierto que las viñas se acaban y con ello las vendimias, espero que algún día los cadalseños no nos tengamos que arrepentir de lo que estamos haciendo.
Un saludo
Jose
Gracias Jose por tu mensaje y disfruta de lo que todavía nos queda, el día de mañana Dios dirá.
Un saludo
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