Mulhacén Sierra Nevada.

Mulhacén Sierra Nevada.
Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

Museo de Montaña Zorro Corredero
Museo de Montaña Zorro Corredero

viernes, 31 de octubre de 2014

LA CARTA DEL CONTRATO DE LA SIEGA




A Paco, mi padre, que en sus años mozos fue segador errante.


Al llegar la primavera
la carta se recibía
con desbordante alegría.
Oliendo a sudor y a era,
a espiga y a rastrojera.

Portaba dos buenas nuevas:
el pan para el segador,
reanudo de labor,
dinero en las casas cuevas,
y advenimiento de brevas.

Organizar la cuadrilla,
segadores y un atero,
y echar mano al refranero:
compañero ancha es castilla,
 y el sol nos alumbra y brilla.

Con las alforjas al hombro
hombres recios y curtidos,
los aperos bien asidos
sin sorpresa y sin asombro.
Ya no están y no los nombro.

Compartiendo pan y sal,
su afán y pobres destinos,
errantes por los caminos
duros como el pedernal,
siempre en busca de un jornal.

Por sendas y vericuetos
llegaban hasta el Molar,
con las piedras de amolar
quemados los esqueletos,
y en la vestimenta escuetos.

Dormían en los rastrojos
o con suerte en un pajar
la hoz en hendir y cortar,
heridos por los abrojos,
y de sol ciegos los ojos.

Se ajustaban por fanega,
perdidos en la llanura
con ardor de calentura,
y el sudor que todo anega
en cuanto la hoz se despliega.

Tras tres meses de labor,
de quebranto de riñones,
soñando con los jamones,
retorno confortador
y entre familia el calor.

Y allá lejos columbrada
ven la imagen de la peña,
de Cenicientos su enseña,
con moneda bien ganada
y la arribada soñada.


Saturnino Caraballo

1 comentario:

Miguel Moreno González dijo...

Bello y evocador poema de un tiempo al que nuestros padres se crucificaron buscando salvarnos.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...