Mulhacén Sierra Nevada.

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Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

Museo de Montaña Zorro Corredero
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jueves, 16 de enero de 2014

Maestro vidrieros de Cadalso ( y II )



Maestros vidrieros de Cadalso ( y II )


Pieza fabricada en Cadalso


Los maestros vidrieros que trabajaban en ambos hornos eran Manuel de Arenas, Isidro de Rozas, Francisco Santillán y José López de Salas. Sus jornales eran de ocho reales, cantidad superior a la que por aquella época podía cobrar un maestro artesano.

Durante este tiempo, junto a los maestros vidrieros trabajaban en los dos hornos de Cadalso, nueve oficiales que percibían un jornal de seis reales, cuatro tomadores que ganaban cuatro reales y dos aprendices con un jornal de tres reales.

Años más tarde los vidrios de Cadalso comenzaron a decaer, ya no tenían esa perfección que alcanzaron en los siglos anteriores, a pesar de que los productos para su fabricación mejoraron en calidad.

Como muestra de esta decadencia sirve este párrafo de Alzola y Mimondo en relación a la Exposición Universal de Barcelona de 1888 en la cual ya se puso de manifiesto la diferencia de nuestros vidrios con aquellos otros de procedencia extranjera con gran representación en dicha exposición.

Deplorando todos los amantes del arte español que no se hubiera repuesto aun nuestra industria de su largo periodo de decadencia en una nación que produjo en Barcelona, Mataró, Almatret, Cadalso y  La Granja aquellas primorosas copas o beyres que no cabe distinguir de las procedentes de Murano.

A partir de la segunda década del siglo XIX, los hornos de Cadalso pertenecieron a Ramón Sáez y más tarde pasaron a sus hijos hasta los primeros años del siglo XX


Pisapapeles fabricados en Cadalso


Era Don Ramón Sáez  ( Más sobre Ramón Sáez )  un hombre activo y muy emprendedor, tanto que llegó a comprar la fábrica llamada “El Arantillo”, sita en la Corredera. Más tarde mando edificar otro horno en la calle de Santa Ana, dejando un poco abandonado el de la Corredera que sólo funcionaba cuando tenía algún problema el de Santa Ana. Este horno es el único que ha llegado hasta nuestros días aunque en ruinas, también es cierto que fue el último en dejar de funcionar a primeros de los años 20 del siglo pasado.
Durante este periodo los hornos de Cadalso se limitaron a producir casi exclusivamente objetos de carácter utilitario, pero también es cierto que algunos de ellos eran de gran belleza. A esta época pertenecen la mayoría de objetos que hoy en día se reparten por algunas de las casas de Cadalso, son piezas sencillas como botellas, vasos, frascas para tabernas, tubos de quinqués, bombillas, etc, destacando los famosos pisapapeles con incrustaciones de colores y otros con figuras como el Cristo del Humilladero.

Ruinas del horno de Santa Ana y algunas de las piedras que servían para moler el vidrio roto.


Las ruinas del horno de la calle de Santa Ana todavía se conservan en un gran corral en el que se mantienen algunos edificios medio en ruinas y algunas piezas que fueron utilizadas en dicha fábrica, como ejemplo las piedras donde se molía el vidrio que se rompía en el transporte y el usado que se compraba para fundirlo y emplearlo de nuevo en la fabricación.

Enlace: Maestros vidrieros de Cadalso ( 1ª Parte )


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una vez más nos vuelves a sorprender con estas historias sobre nuestro vidrio y nuestro pueblo.

Un saludo
Inés

Pedro Alfonso dijo...

Cuando la historia está llena de momentos y personajes, como sucede con Cadalso, en muy fácil documentar cualquier escrito.

Un saludo
Pedro

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