La Quinta del 56 de Cadalso de los Vidrios

                                    La Quinta del 56 

Fue un día cualquiera de la vida en Cadalso cuando en el Ayuntamiento nos tallaron, uno a uno fuimos pasando por las manos de Manolo “El Alguacil” que entre bromas nos fue midiendo. Más tarde Don Alejandro, médico por aquellos años, nos fue echando las gomas y repitiendo con cada uno eso de…apto.

Todo discurría con normalidad hasta que Don Alejandro dijo…

Antonio Villarín?

y nadie respondió....

Entonces dirigiéndose a Manolo, preguntó…

Quién es este?

Es “Perreque” el de la María, espere Don Alejandro que voy a buscarle, vive aquí al lado en la calle Real.

Pasaron unos minutos y Manolo regresó sin “Perreque”

Qué pasa Manolo?

Que está en la cama y no se quiere levantar porque ayer se acostó muy tarde.

Qué no se quiere levantar? Pues le declaro prófugo, sí prófugo. 

Espere que voy a buscarle otra vez.

Al final Antonio “Perreque” llegó acompañado de Manolo que primero le midió y luego le pasó con Don Alejandro que como era de esperar le declaró... apto.

Manolo, Juanma, Perico, Antonio, Lorenzo, Antonio, Juanjo, Alfredo, Urbano, Luis, Francisco, Miguel, Esteban, Eugenio, Isidro, Andrés. Faltan unos cuantos que no salen por estar ya en la mili de voluntarios o por no haberse puesto en la foto.

A la salida del Ayuntamiento, junto a la puerta de la pescadería de Paco “Burraco”, el fotógrafo de las Rozas nos colocó y disparó la foto de la Quinta del 56.

 Esto ocurría un día de primavera de 1976, luego vino la noche de cantar, donde no faltó la lumbre en la Plaza con las gavillas de Don Rafael el Boticario y la quema del carro del tío Aguado que trabajo costó sacarlo del corral de su propiedad, enfrente del cine donde había tenido la fragua.

Un año después el destino nos envió a cada uno a lugares tan distintos como lejanos, creo recordar que ese año nadie podía cumplir la mili en su región militar. Y pasaron los 16 meses de mili y todos volvimos igual de hombres que nos habíamos ido, pero con un poco más de experiencia militar y valor, esto se suponía, algunos kilos de menos y algún tatuaje que otro.

Luego los años pasaron y la vida nos deparó otros destinos y otras situaciones pero la amistad siempre se mantuvo y a día de hoy sigue en los mismos valores, elevados creo.

Un par de cenas pasados los años, algunas charlas de vez en cuando y siempre un “adiós quinto” cuando nos cruzamos, han sido y son suficiente para estar unidos.

Estas letras son un homenaje a todos los hombres y mujeres de la quinta del 56 y en especial a Lorencito y Luis que ya no están entre nosotros.

Y como recuerdo estas imágenes de aquellas inolvidables cenas de la Quinta del 56

 
 

Un abrazo a todos.

Zorro Corredero

Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso