LAS VENDIMIAS EN CENICIENTOS "¡Al alba moza, que me voy a vendimiar! Volveré lleno de sangre, lo mismo que un capitán." Agustín de Foxá
Cenicientos en revuelo de ardor y de actividad al brotar la claridad, y el alba surgir del cielo. Los cascos hiriendo el suelo, y las ruedas de los carros atascándose en los barros, de embarradas carreteras en las jornadas enteras de los racimos bizarros.
Aquello era natural, el esplendor de las viñas, las bien cuidadas campiñas y el bucólico rural. Y ganaban el jornal, cuadrillas de jornaleros que no fueron herederos, y quienes fuimos sus hijos ganábamos el pan fijos para días venideros.
Los racimos en serones, llevando el néctar de Baco y lleno el cesto y el saco, exudando exudaciones. Voces, risas y canciones, poblaban las dos labranzas con los cantos y romanzas de alegres vendimiadores, con sus cantos precursores, de sus sueños y esperanzas.
Navalaviga en la cresta frente al cerro de San Pablo, de aquel tiempo de que os hablo, me impulsaba por su cuesta. De mimbre era mi cesta y ya en Orilla Moral gané mi primer jornal, vendimiando en un barranco, donde había un canto blanco y un gran pozo con brocal.
El campo tintado en gente y tintados por el mosto, solariego cual agosto o con frío de repente. La vendimia es siempre urgente se corta uva en la Dehesa por el Juncar no se cesa, cargan mulas y borricos activos pobres y ricos volcados sobre su empresa.
Ya en la bodega las cargas a hombros de los pisadores, con sus albarcas motores de pisadas y descargas. Vendimias dulces y amargas, y el húngaro y su bodega aguardaba allí la entrega de viñadores modestos en el cobro siempre prestos si necesidad se alega.
Impúberes argonautas sobre las cepas esbeltas, las navajas cortan sueltas de los infantiles nautas. Sin chirimías ni flautas en busca del vellocino de oro del tinto vino, de las cepas el racimo nos daba el valor y animo de forjar nuestro destino.
3 comentarios:
LAS VENDIMIAS EN CENICIENTOS
"¡Al alba moza,
que me voy a vendimiar!
Volveré lleno de sangre,
lo mismo que un capitán."
Agustín de Foxá
Cenicientos en revuelo
de ardor y de actividad
al brotar la claridad,
y el alba surgir del cielo.
Los cascos hiriendo el suelo,
y las ruedas de los carros
atascándose en los barros,
de embarradas carreteras
en las jornadas enteras
de los racimos bizarros.
Aquello era natural,
el esplendor de las viñas,
las bien cuidadas campiñas
y el bucólico rural.
Y ganaban el jornal,
cuadrillas de jornaleros
que no fueron herederos,
y quienes fuimos sus hijos
ganábamos el pan fijos
para días venideros.
Los racimos en serones,
llevando el néctar de Baco
y lleno el cesto y el saco,
exudando exudaciones.
Voces, risas y canciones,
poblaban las dos labranzas
con los cantos y romanzas
de alegres vendimiadores,
con sus cantos precursores,
de sus sueños y esperanzas.
Navalaviga en la cresta
frente al cerro de San Pablo,
de aquel tiempo de que os hablo,
me impulsaba por su cuesta.
De mimbre era mi cesta
y ya en Orilla Moral
gané mi primer jornal,
vendimiando en un barranco,
donde había un canto blanco
y un gran pozo con brocal.
El campo tintado en gente
y tintados por el mosto,
solariego cual agosto
o con frío de repente.
La vendimia es siempre urgente
se corta uva en la Dehesa
por el Juncar no se cesa,
cargan mulas y borricos
activos pobres y ricos
volcados sobre su empresa.
Ya en la bodega las cargas
a hombros de los pisadores,
con sus albarcas motores
de pisadas y descargas.
Vendimias dulces y amargas,
y el húngaro y su bodega
aguardaba allí la entrega
de viñadores modestos
en el cobro siempre prestos
si necesidad se alega.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
CORUCHO DEL VIÑEDO Y DE LA CEPA
¡Corucho del viñedo y de la cepa!,
con tus vinos fulgiendo embotellados,
vas imparable abriéndote mercados
España hoy, después Rusia con su estepa.
Nadie osado de tus caldos discrepa
en sus conos fermento atesorados
del esfuerzo ante hechos consumados
en su ascenso en valía y no por trepa.
Estuches que lleváis a Piedra Escrita
impresa y estampada en la botella
legataria en saber conocimientos,
de ancestros y su pálpito palpita
sobre los campos coruchos y su huella
es la madre del vino en Cenicientos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA VENDIMIA DE LOS NIÑOS JORNALEROS
Impúberes argonautas
sobre las cepas esbeltas,
las navajas cortan sueltas
de los infantiles nautas.
Sin chirimías ni flautas
en busca del vellocino
de oro del tinto vino,
de las cepas el racimo
nos daba el valor y animo
de forjar nuestro destino.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
Publicar un comentario