En memoria de Daniel Castrejón.

Daniel, una amistad siempre abierta en la calle Real.

El tiempo se detiene por unos segundos, a veces minutos, cuando te comunican la muerte de alguien a quien aprecias, son segundos donde tu mente se traslada a  lugares y momentos vividos junto a la persona fallecida. Esta mañana, cuando recibí la triste noticia, sentí que algo se detenía en mi, fueron momentos de pena e incluso de algunas lagrimas, pero pasados los minutos me dejé llevar por los buenos momentos pasados junto a ti, y fue entonces cuando sentí tu proximidad, tus palabras y tus historias, a veces imaginativas, que siempre se acompañaban de risas y bromas, y noté que mi corazón se inundaba de buenos recuerdos y alegrías compartidas. Hoy, cuando para ti todo ha cambiado, los que aquí seguimos todavía, sabemos que te echaremos de menos, que pasar por la calle Real, abajo o arriba, ya no será lo mismo, nos faltará tu presencia y esos buenos tragos de garnacha que siempre acompañaban nuestras charlas, nuestras comidas de patatas con "míscalos" o costillas, la paella, las rosquillas, todo ello al calor de la estufa o al fresco del portal, y tantas otras cosas que servían para pasar enormes ratos y unir nuestros corazones, en un mundo donde cada día se aprecia menos lo sencillo y la amistad, cosa que no ocurría en tu casa, donde siempre se disfrutaba del regocijo y el esparcimiento producido por el contacto de buenos amigos y nobles sentimientos. 

Las casas, al igual que las personas, encierran con frecuencia rincones de intimidad, son lugares que sólo pertenecen a la persona que la habita, espacios donde surgen los recuerdos y los momentos que hemos vivido. La casa de Daniel, al igual que él, también tiene estos lugares, pero no había un solo día que no estuvieran abiertos para todos los que teníamos la suerte de pasar por su puerta, una puerta que albergaba la sencillez y la generosidad de un personaje que a medida que le ibas conociendo, sentías que era próximo, sin corteza, todo amistad y corazón.

Amigo Daniel, hoy  no es un día triste, es un día  diferente, cargado de extrañas  sensaciones que chocan  entre la pena y la alegría, pena por tu marcha a Cadalso de Arriba y alegría por saber que aquí en el otro Cadalso hemos pasado grandes y divertidos ratos, que han servido para forjar una amistad  que con seguridad  va a continuar  siempre, al fin  y al cabo  no están tan  lejos  los dos Cadalsos, ni en distancia ni en el tiempo.

Que descanses en paz.

Daniel Castrejón Rozas

   20.01.1938

+ 02.02.2017

Enlace: Recordando a Daniel


Zorro Corredero
Fotos Archivo Fotográfico Pedro Alfonso