Mulhacén Sierra Nevada.

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Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

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martes, 13 de diciembre de 2011

El Carro de Pedro García Bullido, el tío "Periquillo"


Son casi las dos de la tarde de un día de esos en los que Cadalso se muestra placentero por la temperatura a pesar de estar a mediados de octubre y complaciente a la fotografía por la nitidez de su paisaje y por la brillantez y belleza de sus colores, motivo por lo que es casi necesario hacer fotos.


Y en esto estaba cuando al pasar camino de la Corredera saludo a Viti que se encuentra en la puerta de su casa del Camino del Piquillo…. Hola…, hola buenos días me contesta. Que dando un paseo? Sí, pero ya me voy para casa que es tarde, y es en este momento cuando a través de la puerta de su patio observó un precioso carro de esos que tanto abundaban en Cadalso y que hoy están totalmente desaparecidos.


Y ese carro tan chulo?, le pregunto, él me dice… pasa y te lo enseño, lo estoy arreglando, era de mi padre. Y ante esta ocasión para observar una de aquellas joyas de ayer, no puedo rechazar la invitación y casi me cuelo en el patio y comienza la conversación y la narración de la historia de este carro, tal vez el último de este tipo que aún sobrevive en Cadalso. Mientras disparo fotos del carro por todos lados y de todos los detalles “Viti” comienza a relatarme la historia.


“ Este carro perteneció a mi padre Pedro García Bullido al que se le conocía como el tío “Periquillo”, vivía en la calle Real nº46 y la bodega la tenía en la Carretera de Cenicientos, llamada bodega de extramuros por estar fuera de las murallas de Cadalso, también tenía otra en la Ronda que anteriormente fue propiedad se su suegro Eusebio Mingo. El carro fue construido en el taller de los Aguados, Teodoro y Manuel que así se llamaban y que tenían el taller en la Carretera de San Martín, un poco más abajo del Cuartel, debió de ser por el año 1948.


El carro iba tirado por tres caballerías, una principal en el principio del estrinque y dos detrás, una a cada lado. Delante se enganchaba un borrico y detrás iban dos caballerías de tiro con buena fuerza, uno era un macho burreño castaño que se llamaba “Romero” y que era tan bueno, grande y fuerte que ha dejado buena historia en el pueblo, siendo muy conocido en la época y recordado muchos años después, la otra caballería era una mula negra de nombre “Cachorra”.


Este carro se utilizaba principalmente en vendimias y para acarrear material de toda clase, los lugares donde se cargaba de uva para acarrearla hasta la bodega eran Majadillas, la Zapatera en Tórtolas, Camino Real, Camino de Álmorox, las Mariscalas y otras, todas ellas viñas grandes, propiedad esta última de Hipólito Matatoros Baquera y Catalina Carrillo Sánchez.


El carro era conducido por Manolo un muchacho joven de Cadalso, años más tarde lo llevaba yo Emilio García Mingo “Viti”, tenía 18 años cuando lo cogí por primera vez y lo deje a los 26 cuando me casé y se dejo de utilizar al pasar a los camiones.

Hoy, el carro que se encontraba en la portadera de las Sillas, dentro de la antigua Bodega de Extramuros, fue trasladado por piezas al estar desmontado a casa de “Viti” en el camino del Piquillo por Mariano Castrejón que con la pluma del camión lo depósito pieza a pieza en el patio donde ahora se encuentra montado y en perfecto estado gracias al entusiasmo y el cariño de “Viti” que me dice: Ahora mismo podría cumplir las mismas funciones que realizó en su día, pero hoy no existen caballerías que pudieran tirar de el por lo que está de adorno y recuerdo de su padre.


Gracias “Viti” por regalarme la vieja historia de este carro, seguramente el último de Cadalso y que a partir de ahora quedará en el recuerdo de todos los que siempre hemos amado a este pueblo y a sus gentes a través de la historia.





Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es una pena que ya no queden carros en Cadalso aunque fuera de adorno. Yo recuerdo que los quintos durante años les dio por quemar uno el día de fin de año cuando salian a cantar.
Eran otros tiempos y otras costumbres pero la verdad es que se quemaron casi todos.
Cadalseña.

Anónimo dijo...

Nunca entenderé por qué de política todo el mundo sabe y opina y casi nunca lo hacen de otros temas. A mi contemplar la pequeña y humana historia de este sencillo carro me proporciona más ciencia y recuerdos que todos esos mensajes que siempre terminan en replicas e insultos desaforados que no llevan a ninguna parte.
Arte, historia y vida es observar este carro a través de unas fotos que dicen mucho.

Gracias por todo Perico y nunca cambies.

Un amigo.

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