¡VUELVE LA NORMALIDAD!
Este año no tuvimos ni cenas ni comidas
grandilocuentes y por primera vez en mi vida no ingerí las 12 uvas para recibir
el año nuevo. Eso sí, una hora antes me comí 40 y me supieron a gloria;
cualquier cosa antes que padecer la absurda chabacanería de los programas
televisivos que ridiculizan el encanto que uno sentía antaño guardado a buen
recaudo. Año Nuevo: todo lo bueno por pasar…
Estuvimos Paloma y servidor siempre juntos. Cenamos,
como nos es habitual, cada día a las 18:00h. Nochebuena, Nochevieja y Reyes
bajamos a tomar unas cervezas y a las 22:00h para casa. En Navidad y Año Nuevo las
carreteras están desiertas y los cantos de los pájaros suenan conmovedores. Al
dejar la bici bajamos al pueblo, comimos unas raciones en La Escalera y después paseamos por Cadalso y tomamos cervezas en Moncho. Y ya está, para qué más si mi
tristeza es el mayor espectáculo del mundo...
Me dedico a recordar, mi actividad favorita: mis
Navidades infantiles; las pasadas en Argel (nos acostábamos pronto para no
pensar, sabíamos que con el amanecer retornaríamos a lo habitual); aquellas en
las que al volver a Madrid -cada tarde- llevaba a mis hijos a las iglesias madrileñas
a escuchar música clásica; no olvido a mi gente admirada que ya no está... Y
cuando me quedo solo pongo videos de música navideña con paisajes nevados,
casas en la montaña llenas de lucecitas, risas adolescentes, tristezas
veteranas, brindis sentidos, niños jugando, amores que vuelven (como el
turrón), conductores que surcan carreteras nevadas con expresiones lejanas… Todo
exalta mi melancolía y me derrumbo emocionado.
¡Qué alivio...! Ya es 8 de enero y pasó esa hipocresía
empalagosa, ese pasteleo embriagador… La tarde de Reyes nos desplazamos a
Madrid. En el kilómetro 45 de la carretera M-501 vimos un accidente. Una madre lloraba
acariciando en la cuneta a su pequeña y ésta el pelo de su muñeca que le
echaron horas antes los Magos. Hacía frío y a nosotros se nos heló el corazón.
Ahora bajaré con Paloma a pasear por Madrid-Río y comprobaremos si está abierto el Museo del Prado, me apetece ver el cuadro de Goya: El Invierno. Caminando tropecé sin querer con un señor circunspecto y me lo recriminó enfadado. Yo le respondí mosqueado. Pero cuando ambos nos distanciamos unos metros sonreímos cómplices. Seguro estoy que ambos pensamos: ¡Ya volvió la normalidad!
Miguel MORENO GONZÁLEZ
8 comentarios:
Lo acabo de terminar de leer en el blog del zorro, ojalá todos los días fueran Navidad, (esa fraternidad, amor al prójimo, paz, compartir, justicia, humildad, etc todo esto que desbordamos en éstas fechas, no sería malo que durara y lo viviéramos todos los días (aunque se acabe la Navidad)... Otro buen escrito Miguel con una acertada conclusión.
Fco. Gabriel
Tienes toda la razón. Últimamente, a mí la Navidad se me hace larga...a parte del dinero que se gasta uno, entre decimos de Lotería y tantos regalos para hijos, nietos, etc. Ahora estoy como tú..... tranquilito y sin estar todo el día preocupado. Un abrazo amigo. Bonito escrito y... totalmente cierto... 💕💕💕💕
José A. Álvarez G. de Guzmán
Así es, todo vuelve a la normalidad, una pena que no esa simpatía, amabilidad, unión y amor que derrochamos en estos días navideños, no duren todo el año y así llevaríamos una vida mejor y el mundo también lo agradecería 😉.
Luis M. González
Coincido, qué bien que ya llegó la normalidad después del maratón navideño de celebraciones, felicitaciones, turrones y comilonas. Y quién mejor que tú, Miguel, para glosarlo. ¡Feliz Normalidad!
Pepe Vázquez
Ties más razón que un santu, Miguelón..
Muchas gracias. Vuestros comentarios son como la electricidad que nos ilumina.
Voy en un tren Alvia junto a un matrimonio amigo invitada hasta el lunes a su casa del Puerto de Santamaría. Como el cielo y el mar son espectaculos limpios y serenos, y aprovecho cualquier invitacion saqué el billete y voy celebrando algun paseo por la playa. A mi la Navidad como celebracion exclusiva de la venida al mundo de Dios hecho hombre me sobrecoge y me alegra. Las iglesias y las casas se engalanan y se iluminan y llegan asi hasta el proximo domingo Bautizo del Niño Dios. En torno a ese acontecimiento nos fuimos reuniendo en tiempos pasados. Ahora somos muchos menos los que dan importancia a ese acontecimiento y las reuniones se multiplican por el hecho de estar juntos. El cuadro se ha desdibujado. Yo sigo viviendo de los recuerdos siempre normales y siempre maravillosos, vividos junto a un hombre único que todo lo que hacia era genial. Espero que el clima nos permita pasear por la playa. He disfrutado con su comentario y vivencias del recuerdo. Gracias.
Julia
La verdad que todo lo dicho es cierto, pero que podriamos hacer sin un recordatorio, de lo que fuimos,cuando eramos tan pequños que todo nos parecia magico, y ya hoy que peinamos canas cuando miramos para nuestra espalda, es todo tan distinto pero ya no somos los mismos y seguimos adelante Miguel poco a poco nos vamos quedando rezagados y todo fruto de nuestras vidas pero que el próximo año nos veamos con alegria Feliz fin de estas fiestas un saludo para todos
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