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jueves, 12 de diciembre de 2024

CAJA DE AHORROS Y MONTE DE PIEDAD DE MADRID EN CADALSO, por Miguel Moreno

 CAJA DE AHORROS Y MONTE DE PIEDAD DE MADRID EN CADALSO

(Gracias a mis primas, Maria Luisa y Raquel, por recordarme estas cosas emocionantes. A ellas les dedico este escritito...)

Antes el banquero era como tu asesor financiero, semejante al médico, al carnicero, al quiosquero, al camarero... Alguien en quien confiabas y te ayudaba en lo que podía facilitándote la vida bancaria. Ahora parecen enemigos impersonales que a la mínima te desconciertan mandándote: ¡Al cajero, vaya usted rápido al cajero y a Internet, allí todo es milagroso! La tecnología mató aquellas relaciones humanas de antaño en las que si sentías dolor era porque estabas vivo, pero si sentías el dolor de los demás, entonces… entonces eras un ser humano con nobles sentimientos.

Aún recuerdo cuando fui con mi padre a la oficina de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid, sita en la Plaza de Cadalso, a abrirme una cuenta porque servidor comenzaba a trabajar. Quiero recordar que el jefe era de San Martín y sentía un aprecio enorme por mi padre. Y fue mi padre y le lanzó: "…Que el muchacho se va a trabajar a Madrid y digo yo que habrá que hacerle una cuenta para que ahorre y no malgaste, que la  vida es muy dura, ¿no cree usted...?" El director rogó a un oficinista, creo que se llamaba Pascual, que nos abriera la cuenta. Lo hizo  eficientemente con una sonrisa cómplice mirando de soslayo al padre y escribiendo nuestros datos en una ficha blanca y en una cartilla de color verde, ambas de cartón. Y luego, tampoco hace tanto -no creáis- te daban un pequeño regalo, agradecidos por depositar tu dinero en la Caja.


Padre estuvo como titular de mi cuenta hasta hace cinco o seis años. Al principio, si necesitaba algo de dinero, lo cogía de la cartilla y enseguida lo volvía a ingresar. Me lo comentaba, pero aquello no me importaba mucho. Jamás se quedó con nada y gracias a que él me administraba el sueldo pude dar la entrada de un piso que me compré en La Poveda (Arganda). Contaba con 24 años y corría 1979. Acabamos de pagarlo Paloma y servidor estando en Argelia. Allí no había de nada y ahorrábamos mucho y así nos quitamos todas las letras de forma anticipada. Pasados los años me encontré con el primer director -ya no trabajaba en Cadalso- en San Martín de Valdeiglesias. Me dio muy emocionado el pésame por mi padre y agregó: “Si necesitáis algo, ya sabes dónde estoy…” –No, muchas gracias, -le agradecí-. Queda claro que eran otros tiempos…

Muchos años después, una mañana va y me pregunta el funcionario bancario de turno que si mi padre vivía. Y yo -lógico- le dije que no, que haría como 40 años que murió de infarto en su huerto de La Vía. Y el empleado circunspecto y elegantemente trajeado añadió: “Pues habrá que hacer una cuenta nueva…” ¡Vaya!, como si uno fuera medio tonto y no se hubiera percatado hasta que él lo advirtió. Y yo: “Pues vale, pero os lo indiqué al poco de morir él y me dijisteis que si era un lío hacerlo y tal y cual…” Antes, más que otra cosa, contaba el número de cuentas que sumaba la sucursal y si anulabas alguna pues no estaba bien visto por sus jefes; digo yo que sería por eso que no cambiaron el titular de la mía. Debían dar de baja la antigua…

Siguiendo el ejemplo de padre, yo también les abrí una cuenta a mi hermano chico y a mis hijos en la misma sucursal de la Caja, de esas de "ahorro infantil”. Y hasta regalaban a los clientes humildes una hucha metálica, o un bolígrafo, o un calendario taurino, o una baraja de Heraclio Fournier, cosas así… Cuando llegaban las fechas navideñas íbamos con la cartilla a que nos apuntaran los intereses. Y el hermano chico se ponía muy contento y mis hijos no tanto, porque eran muy críos y sólo les daba por correr, jugar y reír… Uno de los  directores de aquella época, Victorio, que fue a la escuela conmigo, me regaló un magnífico CD doble de Mozart que conservo. Lo pongo frecuentemente en mi casa de Cadalso y recuerdo melancólico a aquellos primeros trabajadores. Al salir del lugar nos íbamos rápido a la Cafetería Tereinma y los invitaba: al hermano chico a un mosto dulzón y a mis hijos a unos bollitos de chocolate, los mismos que empezaron a ser peligrosos para la alimentación infantil años después. Lo dijeron los sesudos que estudiaban dietética, esa cosa tan rara… Todos juntos han conseguido que la medicina haya avanzado tanto que ya no queda nadie sano.

Aquella mañana de principio de Navidad, un día después del “Gallito”, nos reímos un montón porque yo les conté a los chavales cosas jocosas que me inventaba y ellos se las creían. Luego, de mayor, me comentó el hermano chico de madrugaba en el “Aldebarán” de Alfonso “Peluso”, tomando cubatas él, cervezas yo, que las narraba con mucho realismo y que recordaba que un Día de Reyes le echaron un camión de juguete muy grande en mi casa. Lo vio en Pleximar (Alfonso y Pili) y me confió después de la Cabalgata que le gustaba mucho. Desconozco si los padres y los hermanos mayores de ahora viven experiencias parecidas como yo les refería al hermano chico y a mis hijos.

 Y es que servidor sabía que Charles Bukowsky conoció a un genio en un tren. Fue un día como hoy que viajaban hacia el mar atravesando ciudades con oficinas bancarias. El genio contaba unos seis años de edad. Se sentó a su lado y mientras el tren avanzaba a lo largo de la costa y él dormitaba pensativo, llegaron hasta el océano. Entonces el  genio le miró satisfecho y dijo: “¿No es hermoso todo esto?” Bukowsky escribió que fue la primera vez que se percató de la belleza del mar y de la infancia. Evidentemente, en el océano no hay bancos…

                                                                       Miguel MORENO GONZÁLEZ


17 comentarios:

Anónimo dijo...

Los bancos se han vuelto impersonales, fríos y meticulosos.
Somos números no personas.

La prueba es que BBVA de Cadalso que desde que se fue "PEPI" han tenido que cerrar y han perdido infinidad de clientes (además de los problemas que están generando a las personas de avanza edad).

Pronto comeremos ordenadores

Un saludo
Roberto García Escudero

Anónimo dijo...

Pues si yo me acuerdo de la caja y monte de Piedad,de Madrid, era la más conocida, la qué tenían mis padres, a la qué yo acompañaba a mi madre, mi padre poco iba al banco, siempre estaba trabajando con su camión, y después un poco más mayor, por qué me casé con 17 años pues entonces abrimos una cuenta, mi marido y yo. Y eran super amables, vamos yo me acuerdo de Pedro, de algunos de San Martín, me acuerdo de Luismi qué es el qué más a durado de los buenos banqueros, también de Vitorio, entonces era mi marido él qué más iba. Y si daban regalos, después de 30 años como nos separamos, empecé yo a tener que ir al banco y hasta hace poco al menos te daban ya el calendario, y con los cambios qué han sufrido, ya lo peor es Caixa bank, y el cajero, pues ya ni el calendario, ahora tengo aplicación en el móvil, y así si puedo no voy ni a verlos. Pero me duele qué la gente mayor no se lo pongan fácil, y se que si iban a la caja, dentro por sacar dinero los cobraban dos euros, serán sinvergüenzas. Bueno soy Chelo Villarin Recio,

Anónimo dijo...


Pienso lo mismo, aunque hemos logrado aumentar la esperanza de vida y en mejores condiciones.
Cuando empecé a trabajar los que tenían 60 ya estaban "para sopitas y buen vino", ahora a mis casi 72 me siento como un chaval y no paro.
Un fuerte abrazo y besos a Paloma, que espero este ya recuperada.
Manuel G

Saturnino Caraballo Díaz dijo...

Siendo aprendiz de un taller
de un taller de joyería,
sin juegos ni correría
en mi niñez del ayer.
A bancarios vi crecer
y amables a mí atendían
mis dudas desvanecían,
y ahora con tanto invento
coartan mi movimiento
y a sus cajeros me envían.



Anónimo dijo...

Chelo Villarin Recio
Qué buenos son los recuerdos, antes había buenas personas que eran banqueros, ahora están fatal, y ya desde que cambió a Caixa bank, tengo hasta la aplicación en el móvil, y me da mejor resultados que si voy. Pobre la gente mayor, qué no sabe sacar del cajero. Bueno si he escrito en el blog

Anónimo dijo...

Como todo lo suyo interesante...
Julia

Anónimo dijo...

Gracias por la dedicatoria del escrito.
Yo sigo con la misma cuenta que me abrieron mis padres para que ahorrará y aunque he pensado cambiar de banco , al final no lo hago, supongo que esa cuenta tiene más valor sentimental que dinero 😂. Raquel

Saturnino Caraballo Díaz dijo...

Desde campos de Escalona
destaca sobremanera.
En su cresta la corona
de nuestra Peña Buvera.

Anónimo dijo...

Gracias Miguel por la dedicatoria. Tienes el poder de teletransportarnos en el tiempo.
María Luisa

Saturnino Caraballo Díaz dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Saturnino Caraballo Díaz dijo...

ALCORCÓNHOY.COM
Antara Koral y los colegios públicos de Alcorcón inauguran los Villancicos de Navidad de Alcorcón.

Con sus voces cristalinas
siguiendo la tradición.
Acudieron golondrinas
en las horas vespertinas,
a oír voces de Alcorcón.

Anónimo dijo...

Eugenio Alegre
Pedro, tienes toda la razón.

Anónimo dijo...

Conchi Moreno Rodriguez
También a raíz de la pandenia es vergonzoso

Saturnino Caraballo Díaz dijo...

ALCORCÓNHOY.COM
Concierto solidario por la Eli, con Pedro Guerra , Conchita, Soraya y Gonzalo Hermida y la Banda Municipal de Música de Alcorcón.

Dolencias que no son graves
ni de muertes prematuras.
Llevan consigo las claves
de zozobras y amarguras.

Saturnino Caraballo Díaz dijo...

ABC.COM
Lo que no te cuenta Ernes Urtasun: así fue la verdadera muerte de Miguel Hernández.

LOS CARDILLOS DEL HAMBRE

Fueron cardillos del hambre,
quienes hambres aplacaron
con su erizada pelambre
al hambre lo amordazaron.

En la España sin jornales
con los campos agostados,
las cárceles a raudales
llenas de brazos quebrados.

Las campesinas hambrientas
con los niños de la mano,
esperaban macilentas
hallar al cardillo hermano.

Como bandos de palomas
en los campos desolados,
viviendo aquellas carcomas
de los odios desatados.

Por aquellos campos áridos
de la pertinaz sequía,
y sus árboles escuálidos
de la España más sombría.

Con Europa ardiendo en guerra
y cerradas las fronteras,
era atroz ver esta tierra
de Caín por donde fueras.

Con Dios desaparecido
de la España sin ventura,
con un nuevo orden ungido
sin compasión por su altura.

Juntas la Iglesia y la espada
siendo de herejes martillo,
en una nueva cruzada
que salvaste tú cardillo.

Tanto oropel y farfolla
y un hablar grandilocuente,
para en la mesa y en la olla
ser el cardillo el presente.

Anónimo dijo...

Lo de la evolución de los bancos es totalmente y desgraciadamente cierto. Pero la historia que cuentas alrededor de esta premisa es entrañablemente tierna y sin duda emocionante. Eres un grande Miguel.
Pepe Vázquez

Miguel Moreno González dijo...

Gracias a todos por vuestros amables comentarios y a Pedro, que sabe como nadie ilustrar los escrititos...

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