DIARIO DE UN PERDEDOR
(Un ex compañero me contó hace muchos años una experiencia amorosa que tuvo y que derivó en resentimiento. Hondamente abatido, ante unos cubatas, un anochecer se me desahogó en una cafetería de la calle San Bernardo, esquina con la Gran Vía madrileña -no recuerdo el nombre pero sigue existiendo con otro distinto-. Los caminos del amor, como dicen que también son los del Señor, a veces son inescrutables y desembocan en situaciones muy tristes. Y es que también cuentan que Dios escribe derecho con renglones torcidos. Son las dolorosas cosas del querer… Con el paso del tiempo ella fracasó en el amor; en cambio él acertó y hoy vive feliz junto a su mujer que le dio tres hijos. Actualmente son abuelos de un niño y una niña encantadores. Una tarde recordé aquella conversación nuestra e intenté reconstruir mentalmente lo que me narró mientras lo iba escribiendo…
No te dabas cuenta de nada, ¡quiá! Te limitaste a dejarte llevar por el encanto de esa marea que suponía sentirse admirada y requebrada, que te llevaba de una isla -ya algo despoblada, ya bastante vulgar- a otra -más frondosa, más apasionante-, sin tiempo siquiera para agradecer a la primera los pequeños frutos tomados. La corriente cómplice de aficiones e inquietudes te obnubiló. Tan bonitas las cosechas, tan educaditos y atractivos todos, que no te dejaba ver bien con los ojos de mirar el "interior-noche" de las películas de amores frustrados. Aquella noche de antes, la del principio, la que te quitaba años y te sumaba pensamientos. A esa me refiero, no a la otra que sólo existió en alguna imaginación calenturienta y malsana.
Fue todo tan veloz, "tan allegro", tan en volandas que el vértigo te impidió observar quien se iba quedando olvidado por las cunetas, arrastrando pequeñas y humildes ilusiones defraudadas. De vez en cuando –cierto- una mirada, una palabra jugaba a compensar, a taponar las heridas abiertas en canal; lo hacías despacito, sin prisas pero tampoco sin pausas, por lo del mareo más que nada… Los silencios, las esperas, comenzaron a ser insoportables (como la levedad del ser) y total para al final seguir esperando cada vez, eso sí, con menos convicción.
Al final no sé qué pasa que pierden los de siempre, abonados están,
con la única diferencia que unos lo hacen más despacio que otros. Baladí, sin
duda, para quien viene de triunfar en otros lugares y con otros personajes que
saben estar a su altura. Nos vamos quedando solos, cada vez más; pero que nos
dejen, que no nos muevan mucho, que no nos recuerden a diario nuestras
derrotas, que sean un poquito más dignos con quienes jugando a ganar vuelven a
perder, que no nos restrieguen sus sonrisas y sus aires cotidianamente, que nos
dejen aparte como a los felinos; como ellos, si se nos provoca en exceso,
arañamos.
7 comentarios:
Precioso relato y excelentes fotos. Muchas gracias
Antonio C.
Muchas veces en este camino por esta vida surgen estos contratiempos o derrotas que en ese momento nos hunden, llenos de incomprensión, pero siempre hay que sacar lo positivo de las situaciones y pensar que a lo mejor eso no era para mi y seguro que la vida me tiene algo mejor preparado, aunque en ese momento no lo comprenda. ¡¡Feliz Jueves!!
Luis M. González
Como nos tienes acostumbrados a tus lectores, nos has regalado otro de tus escritos lleno de belleza y sensibilidad. Esos amores no correspondidos se abren un hueco en nuestro corazón. Con el paso del tiempo la persona objeto de ese amor puede desaparecer de nuestras vidas pero el hueco permanece en nosotros para siempre. ¡Ay de aquellos que no tienen su corazón parcelado! Los pobrecillos no han vivido.
Un abrazo, Maestro.
Luis C. Trijueque
que foto más bonita me gusta Buenas tardes Pedro
Aurora Ferrera Ruiz
La historia es real y cruda, como la vida misma. Las fotos son preciosas y conjuntan muy bien con las letras. Buen duo cadalseño. Gracias por vuestro esfuerzo.
Cadalseña
Quién no se reconozca aunque sea por un instante en lo que dices en este excelente escrito, o no es de este mundo o está tan obnubilado por el propio orgullo que no le deja reconocer que así sintió en algún momento.
Un abrazo. Pepe Vázquez
Gracias por vuestros comentarios. Especialmente a Pedro por lo bien que adorna los humildes escrititos con sus extraordinarias fotos. Buena prueba de ello, como siempre, son las que ilustran este escritito. Agradecido a todos.
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