Invernal con raquetas al Cerro Casillas. Del Puerto a la Cumbre ( y 2ª Parte )

El Cerro Casillas con raquetas, un regalo del siglo XXI

El invierno toca a la puerta cada año, pero no siempre, o mejor dicho, casi nunca la aporrea tanto como este del 2018, lo digo porque a pesar del frío, de las borrascas y de no sé cuántas cosas más, lo normal es que en esta zona del llamado Macizo Oriental de Gredos, la llamada del invierno sea, en los últimos años, tan débil que apenas lo notemos. Hoy todos se quejan de la poca nieve que cae, incluso en las estaciones de montaña, pero si en las cotas altas no nieva todo lo deseado, imaginaros aquí, en este modesto Macizo donde las altitudes apenas sobrepasan los 2000 metros en escasas cimas.

Pero ahora, hay que ser optimista y disfrutar de estas últimas nevadas que ha traído el invierno,  copiosas nevadas que han cubierto montañas y laderas con nieve suficiente para usar raquetas hasta en el modesto Cerro Casillas, esperemos que esto no sea una anécdota y el invierno nos siga regalando muchas más.

Dicen los expertos que es posible que entremos en un periodo de años de frío y nieve mucho más abundantes del 2018 hasta el 2021. Y si esto fuera verdad volvería a nosotros la ilusión por la montaña, porque es cierto que la nieve es la que manda en todo los deportes relacionados con la montaña.

Hoy hay nieve en Casillas y gracias a ello hemos podido realizar la subida desde Puerto hasta la cumbre con raquetas, como ya he dicho anteriormente, cosa algo inusual. Una vez pasado los bosques de castaños y pinos es fácil dejarse llevar por la curiosidad de ver todo nevado por todas partes, y al fondo el Burguillo pidiendo agua, pero todavía es mucho más fácil dejarse llevar por alguno de los senderos que aunque normalmente con gente, hoy son espacios de soledad y misterio.

 La subida al Cerro Casillas es simplemente seguir un horrible cortafuegos que poco a poco va devorando espacio a la naturaleza, a la derecha piornos y el Valle del Tíétar, a la izquierda pinos y el Valle del Alberche, y a medida que seguimos subiendo aparece la cima, hoy totalmente cubierta de nieve, un rincón casi perdido en aquellos mis primeros años de montaña y hoy muy visitado durante todo el año. Sólo unos repechos separan el Puerto de la cima, los dos primeros con mucho más desnivel, los otros sencillos y poco mantenidos, hasta que al final se ve la cumbre, una cumbre que dice poco, pero que hoy parece ese recóndito espacio donde el tiempo se ha detenido, y donde afloran recuerdos y personajes de Casillas o El Tiemblo que no hace mucho tiempo deambulaban por estas laderas con sus rebaños de cabras, vacas y caballos.

Sumido en este ambiente misterioso que la nieve y las niebla ha creado en el entorno, miro hacia abajo, atrás quedaron las casas de Casillas, abajo queda el Pozo de la Nieve y mucho más allá las cumbres ocultas de Gredos y Guadarrama. Piso en lo más alto, intento no hacer ruido, cosa que la nieve me facilita, no deseo romper el silencio pero tampoco interrumpir el momento, estoy feliz, me siento alegre y dichoso, pero a la vez noto  como si estuviera invadiendo el entorno donde la vida lleva otro ritmo.

Este ha sido mi último encuentro con el Cerro, esta vez diferente y adornado por un bello manto blanco, a pesar de lo cual nada deja de ser habitual para mi, lo conozco muy bien desde hace décadas, pero esta vez me he quedado embobado al pisar la cima, he sentido una sensación de soledad pero a la vez hospitalidad, he escuchado el silbido del suave viento y el crujir de la nieve bajo mis raquetas, después me he abandonado al placer de la comida, y tras unos sorbos de agua, he vuelto a mirar, a posar para mi gran amigo Joaquín, y a recordar un montón de vivencias que ya están impresas en mis recuerdos. Después he comenzado a bajar, espectacular la bajada hoy con la Escusa y el Berrueco asomando entre las nubes y cerrando el Valle de Iruelas por el oeste. Y de nuevo el Puerto, la pista y el pueblo, como siempre, pero esta vez mucho más maravilloso. 


“El sentimiento por la Naturaleza es la más refinada expresión de la Civilización. El cuerpo se limpia y restaura con el aire sutil de las alturas, y el alma se limpia y restaura con el silencio de las cumbres”

(Unamuno)

Espero no haber aburrido mucho, más si has llegado hasta aquí es que te ha gustado, ahora mira las fotos, disfruta, y si puedes no dejes de subir, al menos una vez, al Cerro Casillas en invierno.

Pedro Alfonso "Zorro Corredero"

Zorro Corredero
   Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

  

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Invernal al Cerro Casillas con raquetas. De Casillas al Puerto ( 1ª Parte )