A la vera del arroyo del Molinillo
Cadalso abajo o lo que es lo mismo hacia el sur, encontramos a la derecha el arroyo Escalonilla y a nuestra izquierda el arroyo del Molinillo, ambos discurren paralelos a la carretera de Paredes de Escalona, coincidiendo con el antiguo Camino Real, hasta unirse más abajo y dirigirse, ya unidos, hasta su desembocadura en el río Alberche, al que llega con el nombre de arroyo Tabalón.
Aquí el otoño también es nuestro, y muchos árboles que crecen junto al arroyo del Molinillo colorean en otoño nuestros campo, exento hoy de muchas viñas que en el pasado poblaban estos lugares.
A lo lejos es el color el que nos llama la atención, acaso hay más belleza en otra estación que no sea el otoño? No, las tonalidades otoñales pueden convertir, y a veces lo hacen, un lugar sencillo y apagado en todo un espacio cromático donde los colores llenan el espacio de luz y armonía.
Bosquete de chopos junto al arroyo del Molinillo.
Más si nos acercamos a los áboles y arbutos que pueblan la zona, podrémos ver sus frutos otoñales que alimentan nuestros sentidos y el de muchos animales que deambulan por el territorio que hoy nos ocupa, no les vemos pero están ahi y almendros, madroños, bellotas y cornicabras son muchas veces su sustento.
Fruto de la cornicabra.
Pero no solo la naturaleza hace que nos detengamos a admirarla, en ocasiones nos encontramos con restos del pasado realizados por manos cadalseñas, pueden ser paredes, pozos o incluso alguna pequeña casa de campo, todo está cargado de armonía y perfección, y nos hace pensar en otro tiempo mejor para el campo, en otras formas de vida que al extinguirse han proporcionado el abandono de tanto y tantos lugares de Cadalso.
Una vieja pared realizada hace muchos años para delimitar la viña nos aleja de la cercana carretera, dentro todo parece más tranquilo, son piedras que colocaron para un fin, y que se resisten a desaparecer como tantas otras paredes que ya no existen. Un nido que cobijó las crías de algún pájaro se mantiene igual que en primavera, escondido entre las ramos de unas chaparras espera a la próxima estación primaveral para ser necesario, para ayudar a dar vida de nuevo y así colaborar con el ciclo de la naturaleza, esa que tanto maltratamos en nuestros días.
Peña Muñana.
A un lado la peña Muñana con el arroyo del Molinillo en medio, al otro la Sierra de Lancharrasa con el arroyo Escalonilla descendiendo de sus laderas, y entre estas cumbres y arroyos cadalseños de renombre y con tantas historias a sus espaldes, un madroño comienza a dar color a sus frutos, que en unos días se podrán comer y nos proporcionarán ese exquisito placer de sabor.
Sierra de Lancharrasa.
La belleza de estas bellotas contrastan con lo que queda de la famosa Lancha La Osa, lugar donde en el pasado medieval los osos eran perseguidos y cazados por aquellos señores tan amantes de este lance. Hoy de los osos nada queda, sólo el nombre de la lancha, tampoco los frutos del madroño tan apreciados por los plantígrados pasan por su mejor momento y de la lancha, pues sólo hay que echar una mirada para ver su estado, cosas que ocurren y que siempre nos hacen perder parte de nuestra historia y pasado.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
3 comentarios:
Como siempre, tus reportajes amenos, sentidos y llenos de esa sensibilidad que un verdadero amante de su terruño sabe expresar. De las fotos ya ni hablo. Gracias por mostrarnos estos "vistazos" de Cadalso.
Un abrazo. Javier.
Muchas gracias por tus sinceras palabras, espero llevarte algún día a estos parajes tan llenos de naturaleza cadalseña.
Un abrazo
Pedro ZC
Cada imagen es un piropo a Cadalso, cada frase una muestra de amor por todo lo nuestro.
Gracias Pedro.
Inés
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