Mulhacén Sierra Nevada.

Mulhacén Sierra Nevada.
Mulhacén, techo de la Península Ibérica

Museo de Montaña Zorro Corredero

Museo de Montaña Zorro Corredero
Museo de Montaña Zorro Corredero

lunes, 17 de marzo de 2014

Corujas y berros de Cadalso



El invierno cadalseño ha sido abundante en lluvias, los arroyos y regatos han recibido el agua con enorme fuerza y gracias a ello han crecido corujas y berros en nuestros campos. Ambas plantas se suelen comer en ensalada. Aceite de oliva, un chorrito de vinagre y un poco de sal es todo lo que se necesita para que estén en su punto.

Un día pasaba por la Plaza y allí la vi, las vendían, las compré y más tarde en casa me preparé un buen plato para acompañar la comida del día. Conozco un lugar en Cadalso donde se crían muchísimas, tantas que siempre sobran, pero para qué subir tan alto si las tengo en la Plaza.

Sólo un consejo, no se deban arrancar, hay que cortarlas para que la raíz permanezca y vuelvan a brotar.


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya pinta que tienen las corujas, te pusiste ciego Zorro.

Mariano

Pedro Alfonso dijo...


No creas, me comí un buen plato de corujas y todavía sobraron unas pocas. Estaban muy buenas, pero se me olvidaron las sobrantes en Cadalso y....

Un saludo.

Saturnino Caraballo Díaz dijo...

LA ENSALADA DE CORUJO

Cuando llueve en el otoño
de una forma persistente,
y es alegre la corriente
el corujo ya es retoño.

Dormita algunas semanas
y en marzo se manifiesta,
y buscarle es una fiesta
que la emprendemos con ganas.

Calzando botas de goma
y portando unas tijeras,
en arroyos y praderas
vemos que grácil asoma.

Es la humildad candorosa
crecida dentro del agua,
y le visten con su enagua,
la margarita y la rosa.

Lo busco en los Banderuelos,
llevando un cubo en la mano
con la fe del artesano
que busca el oro en los suelos.

Busco en Orilla Moral,
en el borde de una poza,
que se alegra y se remoza
de un arroyuelo invernal.

Busco por Prado Maíllos,
entre matojos y vacas,
soliviantadas urracas
y zarzas como cuchillos.

Y me extiendo hasta El Juncar
y los prados de La Higuera,
husmeando en la reguera
su apetecible manjar.

Y es porque es manjar de dioses
el alabado corujo,
en Cenicientos un lujo
y en las mesas puros goces.

Se prepara en ensalada,
con cebolla y aceitunas
y es paladar de fortunas,
cuando está bien aliñada.

Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho

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