Al Caballero Legionario Luis Villarín "Güis"

Muchos días por la tarde iba a la calle de la Sangre, de mi casa en la calle Real a la suya en la Sangre apenas había unos cien metros que se hacían más cortos por tener la Plazolilla de Arriba en medio. Los dos habíamos nacido en el año 1956 y con apenas los seis años que teníamos cumplidos a primeros de los 60, ya jugábamos por aquellas calles vacías de coches y llenas de pobreza y ternura.

Pasaron los años y no había vez que nos cruzáramos en la que no nos saludáramos y compartiéramos unos minutos de diálogo y de recuerdos, recuerdos de los sanos, de esos que nada hay en juego y si mucho cariño y amistad por los tiempos pasados.

Un día salimos a cantar para fin de año, éramos quintos, ya antes nos habían tallado en el Ayuntamiento de la mano de Manolo el Alguacil, después Don Alejandro nos echó las gomas….apto, apto, no dejaba de repetir, allí no se salvó nadie, tal vez porque estábamos sanos o simplemente porque por aquellos años de mediados de los 70 nada justificaba salir exento para la mili.

La Legión en Ceuta te acogió en sus brazos y el Cristo Legionario te consagró como gran Caballero Legionario y gran persona, mientras tu cumplías tu voluntariedad deseada con el corazón en el Tercio Duque de Alba II de la Legión, yo embarcaba mar adentro camino de Melilla, y así una vez más la vida nos unió en nuestros destinos en África como se solía decir entonces.

Pasó la mili, pasó la juventud, formamos nuestras familias y seguíamos teniendo esa amistad que nunca se pierde porque está forjada desde lo más profundo del corazón a través de los años y de los momentos y emociones. Luego vinieron las cenas de quintos con alguna que otra copa de más y la alegría de la noche cadalseña de un bar a otro sin dejar ninguno por visitar y terminando como aquella vez, ya desmantelado el Cuartel de la G.Civil, cantando en la puerta lo que nos apetecía o tal vez nos dejaba un cerebro ajeno a los acontecimientos.

Amabas a tu primera nieta más que a Cadalso y a la Legión y eso lo notaba cada vez que hablaba contigo, por esas palabras cargadas de cariño y emoción con las que te referías a ella.

Aquel día 26 de diciembre me encontré contigo, yo venía de enterrar a mi padre y hablamos en la calle del Cuerno, recuerdo que tu alegría se entrelazaba con mi pena, estábamos en Navidad y se notaba que venías de celebrarlo, luego la noche se echó encima y la muerte te atrapó de madrugada, a traición y sin que pudieras defenderte, fue la última vez que te vi con vida.

Luis Villarín “Güis” nos dejo un 27 de diciembre de 2008, yo perdí un quinto y un amigo y todos perdimos a un personaje alegre, bueno y entregado a los placeres como buen cadalseño.

Y que mejor homenaje que el  Novio de la Muerte que tantas veces cantó Güis y con la que siempre se sintió unido e identificado con La Legión.

Un abrazo y hasta siempre.

Perico. Zorro Corredero

Miguel me envía esta imagen acompañada de un pie de foto nostálgico y a la vez muy humano como es característico de él.

Conmovedora elegía, Pedro. La mañana en que nos dejó amaneció gris, con esa niebla que lleva una humedad que hace estragos entre los huesos; como la noticia de su muerte hizo estragos en mi corazón. Tengo una foto (que te mando por si la consideras de interés) de su postrer Día del Cristo del 2008. Estamos en la Puerta Grande, cerca de la barra del bar de la plaza de toros: Yo con mi rollo festivo, él fumando y con la mirada perdida en el suelo que yo jugaba a alisar. Tenía una mirada que se percibía llena de melancolía, ternura y nostalgia, como si presintiera el destino; junto a nosotros uno de sus picadores. Siempre le recuerdo en los toros encaramado en la primera fila del tendido, aplaudiendo y gritando desaforadamente a los picadores. Y luego, abajo, entre los caballos, las copas de los parroquianos y la alegría del Cristo, les cantaba coplas de amores imposibles. Esas coplas que por muy alegre que estés acaban helándote el corazón...

Miguel Moreno González