EL PASADO ES
EL PRESENTE DANDO MARCHA ATRÁS
Casetas de los Camineros. Cadalso de los Vidrios. 1968
Los jóvenes tienen poco pasado y, potencialmente al menos, mucho futuro.
De ahí que el joven mire al mundo por encima del hombro. Desconocen que la vida
es corta, demasiado corta. Aún no han aprendido que cada día que pasa es
irrecuperable porque su referencia
es lo que está por llegar. Toda la ilusión la tienen depositada en el mañana
que es el porvenir. Jamás piensan que un día también serán mayores. Ellos no
creen que exista la muerte, ese es un asunto de los demás… La juventud es una época maravillosa, quizá sea la que más. Pero existe
otra edad venidera que ellos desconocen por su pujanza juvenil. Es en la edad adulta
cuando hace mella la nostalgia de quien tiene mucho pasado y poco futuro. Los adolescentes
crecen, los veteranos menguan.
Los pensamientos nostálgicos, a veces molestos como moscardones,
revolotean sin orden en las cabezas plateadas. La nostalgia del pasado ya nunca
abandonará a la persona llegada a la madurez. Retornarán diariamente a los
lugares del pasado, hablarán de lo que les duele o les hace felices de aquellos
tiempos, quedarán con los amigos de entonces que no ven habitualmente,
recordarán el primer amor inmaculado, aquel enamoramiento
intenso, humilde e ingenuo que les corroía el corazón dejándoles –ya para siempre-
un rastro de ternura parapetado tras la memoria. Tendrán
infinita nostalgia de los amigos perdidos por el camino sin motivo alguno, de la
familia que les vio crecer atiborrándolos de mimos, de la infancia de sus hijos, de los proyectos que comenzaron y nunca concluyeron,
de lo que pudieron hacer y no hicieron… Ellos recordarán el pasado como si fuera
el presente dando marcha atrás.
Piscina Municipal. Cadalso de los Vidrios. 1968
Quizá la añoranza vivida impulsará la ilusión por el pequeño futuro que
les queda. Se propondrán nuevas tareas, trazarán optimistas metas, jugarán acariciando a sus nietos que les devolverán
niños a sus hijos, se animarán con propósitos que
quedaron varados por falta de tiempo, pensarán
esperanzados en la belleza de la próxima estación… En definitiva, alimentarán
la confianza en el futuro sin dejar de lado la experiencia acumulada que les
hace sabios ante los principiantes. Les dirán a
los mozos con resignada ironía y expresión melancólica: “Si yo hubiera sabido a tu edad lo que sé ahora…” Los años exaltarán su sensibilidad y les harán emocionarse con gran facilidad…
Miguel
MORENO GONZÁLEZ
Fotos: Postales Antiguas de Cadalso. Pedro Alfonso
30 comentarios:
La casa de los camineros de la carretera de las Rozas hay se crio Miguel padre que le llamaban Taranga espero que no se moleste la familia por el mote yo tengo el mio y no me molesta que me lo llamen
Carmen Frontelo Morales
👏👏👏💯
Marian Roman Garcia
Mucha razón en lo que dice Miguel.
Buena foto Pedro. Buenos días
Chelo Villarin Recio
Llevas toda la razón hay en las casetas nos hemos criado y soñábamos con un futuro y a hora
Miramos al pasado y la hechamos de menos
A todos nos pasa lo mismo, siempre se echa de menos el pasado
Mariano
Excelente como siempre,Miguel.
Razón absolutamente cierta. Y que recuerdos más bonitos de la caseta de camineros...
José A. Álvarez G. de Guzmán
Magnifico escrito Miguel, como siempre. Cierto es que echamos de menos tiempos pasados. Bella y nostálgica reflexión.
Jorge García Escudero.
Excelente mensaje
Maria Rosario Caballero Lopez
Sabias palabras
Aurora Ferrera Ruiz
Miguel como siempre impecable tu escrito, no hay mañana. Mañana es hoy!!!💗
Maria Antonia Hernández
Así es querido Miguel, cuando somos jóvenes nos queremos comer el mundo y muchas veces no comprendemos las cosas de los mayores, pero cuando llegamos a mayores vemos como esa sabiduría que hemos aprendido a lo largo de los años nos convierten en maestros de la materia y nos quedan esos recuerdos que hemos ido forjando día a día mientras éramos aprendices para convertirnos en sabios de la vida, pero esa nostalgia también nos llena muchas veces el corazón con los momentos pasados y las personas que ellas han estado presentes. Luis M. González
Maravilloso, Miguel. Diseccionas la vida con escrupuloso detalle y, lo mejor, sabes contárnoslo a los demás con tal precisión que sentimos que lo hemos escrito nosotros. Gracias por estos viajes al pasado y a los sentimientos que nos brindas.
Un abrazo, Maestro.
Luis C. Trijueque
Eres unico
Jesus Cordero Santillan
Es una gran verdad
Clara Perezagua Lopez
Tengo buenos recuerdos de esa casa vivía mi Tío Enrique mi abuelo Felipe he pasado muchos vera nos en esa casa un poco más arriba estaba la piscina gracias Pedro me ha dado mucha alegría verla
Magdalena Martín Moreno
Tus escritos siempre son dignos de comentar, vive el presente el aquí y el ahora.
Muchísimas gracias a todos. Es bonito "juntar letras" y recibir como pago vuestros emocionantes y amables comentarios, aunque sean muy exagerados... Carmen, nadie de mi familia puede molestarse contigo. Recuerdas a mi padre con cariño y de mi madre siempre comentas cosas muy sentidas y amistosas. Agradecido a ti y a los demás por querer a Cadalso y a sus gentes con la honestidad con la que lo hacéis.
Recordar es vivir
Amparo Palomino Urdapilleta
Ahí en una de las casas tenía un amigo Angel Navarro. Que puso un bar un poco más abajo y pasábamos las tardes ahí. Que tiempos. Ya no sé de él. A un tío suyo le llamaban Obispo.
Ana Isabel Gallego Gonzalez
Muy bonitos recuerdos
Amparo Palomino Urdapilleta
Si así es
Obdulia Cordero Santillan
Gracias por la sabia reflexión de tu escrito, como siempre magnífico.
Pepe Vázquez
Hola yo soy hermana de Ángel Navarro y ahora mismo no te recuerdo
Luisa Navarro
Yo también dormí ahí
Jesus Castrejón Martín
Hola Luisa Navarro soy nieta del caminero Nacho. Hija de Paloma. Mi abuelo vivía al lado de tu tío el Obispo y su mujer Julia. Tu primo Emilio. Yo era amiga de los charlas, matatoros, etc. Parábamos todos en el bar.
Ana Isabel Gallego Gonzalez
Bellísima la foto de "Las Casetas". Tiene sus años y su indudable encanto emocional. Se distingue perfectamente la acacia (cuántos recuerdos...) En ella, en dos de sus ramas en forma de horquilla, mi abuelo, mis tíos y mi padre colgaban el guarro de la matanza para que se "orease" durante un tiempo. Si se agudiza la vista también se observa el perrito de hierro situado en el suelo, a la derecha de la entrada a las casas (eran tres). Lo utilizábamos para limpiarnos el barro que los días lluviosos llevábamos prendido en las suelas de goma del calzado. Incluso se ve pegado en la acacia un cartel de toros. Los solía poner cuando caían en mis manos, eran de los pueblos cercanos y del propio Cadalso. Se aprecia perfectamente lo frondoso que era el árbol y la enorme sombra que daba a nuestra casa. Yo me pasaba horas y horas sentado bajo esa sombra leyendo miles de tebeos que me dejaban Teodoro "Vigi", "Pelu", Juanín Magdaleno... y los poquitos que yo podía comprar y que luego, una vez leídos, cambiaba en los establecimientos al efecto en Cadalso. Entonces, entre el cielo y la tierra, había un niño con tendencia a leer, imaginar y comer "panyquesito" de la acacia, mientras le acompañaban su abuela y sus tías que cosían en bastidor. Años después jugaba con mis hermanos al baloncesto y con José "Peque" al fútbol. Él defensa central, servidor portero inseguro. Me parece que nunca he sido tan feliz en mi vida como entonces... Hoy gracias a la hermosa foto de Pedro Alfonso, he vuelto a serlo. Gracias Pedro.
Me alegra que la foto te haya traído buenos recuerdos. Gracias a ti por tu generosidad y entrega altruista cada jueves con los escrititos. Un abrazo.
Mucha razón
Pilar Diaz Recamal
Recordar es volver a vivir, pero la vida también se vive mirando al futuro. Buen futuro para los jóvenes y para los que no lo somos.
Javier Perals Samper
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