La Canal Ezequiel es un corredor de unos 80 metros y un máximo de 45º de inclinación. Se encuentra en la zona conocida como Los Bordillos de Peñalara y no presenta ninguna dificultad para su ascensión. Es fácil de identificar porque existe un bloque de piedra justo al principio, este bloque está situado en medio de la canal y para ascender se puede dejar el bloque tanto a un lado como al otro, en esta ocasión lo dejamos a la derecha.
Para llegar hasta aquí debemos tomar el sendero que nos lleva a la laguna Grande de Peñalara, y una vez que llegamos al lugar donde se ve la caseta y el Circo de Peñalara se toma el puente de madera que tenemos a la derecha según subimos, puente que salva el Arroyo de la Laguna y que lleva a la zona de la laguna de los Pájaros, un cartel así lo indica. En invierno puede estar medio tapado, aunque lo suelen limpiar. Una vez pasado el puente, el sendero sube hasta dar vistas a un lugar llamado las Cinco Lagunillas, se ven un poco más abajo, pero aquí debemos abandonar el sendero que gira a la derecha y subir rectos hasta llegar a la base de la zona de Los Bordillos. Una pala de nieve nos lleva hasta la canal de Ezequiel, que está partida por un bloque. Una vez aquí podemos elegir cualquiera de los corredores existentes, hay cinco y ninguno supera los 50º de desnivel. Una vez superado el corredor, salimos a una meseta que hacia la derecha nos llevaría a la cumbre de Peñalara, pero si giramos hacia la izquierda, enlazamos con el sendero normal de subida a Peñalara, que nos depositará en el camino de vuelta a Cotos.
Cabezas de Hierro
Laguna de Peñalara, todavía helada.
Refugio Zabala
Primer tramo de Cuerda Larga.
Entrando en la canal
Comienzo de la canal.
Hacia la mitad suele coger el máximo desnivel, unos 45º
La canal se estrecha casi el la salida
Un pequeño acompañante
Aquí más de cerca.
Regreso a Cotos
Cumbre de Peñalara
Otro acompañante
La Venta Marcelino
Y de nuevo Madrid, la Gran Vía, Cibeles, que diferente puede ser todo con unos pocos kilómetros de por medio.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
10 comentarios:
DON BENITO PERÉZ GALDÓS
Don Benito de joyería habla en sus novelas
dos joyerías y a un taller conoce y cita.
Al taller con frecuencia acude sube y visita,
buscando al personaje en zahúrdas y plazuelas.
En Mayor está Sampér con su reloj de arena.
A su puerta paran los postillones carruajes.
Entran encumbrados y elegantes personajes
y Juanito Santa Cruz se surte en Ansorena.
Y del taller de Río Pérez conoce y sabe,
joyero de la popular infanta "La Chata",
clienta regia y cordial vivaz de provecho y grata,
a la que diligente atiende solemne y grave.
Observa a los plateros de Postas y Carretas
y desfilar por Sol los rebaños de la Mesta.
Es su hora de comer y de dormir la siesta
en aquel Madrid de más reales que pesetas.
Le gustan las tiendas de oropel y pacotilla;
ya declina y le avanza implacable la ceguera,
sin poder visitar al santo en la pradera
y tembloroso para, ante aquello cuanto brilla.
Peréz Galdós insigne novelista en la Historia:
Estupiña y Aracíl, Jacinta y Fortunata,
Nazarín en Móstoles, la ruta de la plata.
¡ Te leo y te releo y enaltezco tu gloria!
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL ENGASTADOR, EL BRILLANTE DE TRES QUILATES,
EL GALLO Y LAS VECINAS
Suceso es real y cierto,
en Madrid y en pleno centro,
también el engaste incierto
y un gallo se cuela dentro.
Retirándose a comer
un colega al mediodía,
desguarneció en su taller
brillante de gran cuantía.
Quedó solo en la bandeja
sobre la pulcra pastera,
sin emitir una queja
y en silencio la astillera.
Por una ventana abierta
desde el patio de vecinos,
inició una descubierta
un gallo de los más finos.
Con un corto y torpe vuelo
se encaramó en el dintel,
aterrizando en el suelo
que le sirvió de escabel.
La ronda ya comenzada
entre oteo y cabildeo,
el fulgor de llamarada
le deslumbró en su paseo.
Y aquel gallo pretencioso,
viendo en él su vivo espejo,
cacareó majestuoso
retratado en su reflejo.
Y con recio picotazo
el brillante se tragó
y fue lazada y fue lazo
que la vida le costó.
Al gallo vio la sirvienta
de un prócer del principal,
que fregoteaba lenta
entre arrobo virginal.
Llegado el desventurado
espeso tras la comida,
con un grito desgarrado
exclamó:"¡hostias mi piedra huida!".
Y encorvado por el suelo,
escudriñándolo a gatas,
blasfemaba contra el cielo
entre tallas de oro y plata.
Acudieron las vecinas,
el prócer y su sirvienta,
se despoblaron cocinas
y bizcaba una asistenta.
Bulla, bullanga y dislate
y cónclave en la escalera
y exponiendo escaparate
una moza ventanera.
Salió el gallo a la palestra,
quien oculto en un rincón,
con una llave maestra
el prócer dio defunción.
Un cuchillo por ensalmo
apareció en una mano,
y sin letanía y salmo
le abrió en canal un profano.
Y el brillante apareció
verdad que un poco manchado,
pero fúlgido lució
en solitario engastado.
Pues el Madrid de posguerra,
el de las hambres caninas,
y tiestos colmos de tierra
criaba gallos y gallinas.
Y tal vez como anticipo
de tiempos que se avecinan,
colegas os participo
si a lo mismo nos conminan.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
SINFONÍA DE LAS GEMAS DE COLOR
LA ESMERALDA
A una dama de la joyería Grassy
Al engastarla es temida
sobre todo en calibrado,
si lasca en el cincelado
nos complica bien la vida.
Mas si queda bien ceñida
y perfilado el bisel,
un jardín será y vergel
de dama lozana y bella
convertida en una estrella
y sus dedos en joyel.
EL ZAFIRO
Antiguamente se dijo:
que dabas inteligencia
y eras prodigio de ciencia
y de un dios terrenal hijo.
Y como no se desdijo,
yo te engasto por mi parte,
y entre el oro aprisionarte,
afirmado sobre el fuste,
mientras procedo a tu ajuste
inspirado por el arte.
EL RUBÍ
Es alegre y es divino
con su color rojo intenso,
y figura entre el incienso
de la iglesia, el pan y el vino.
Y me lo asignó el destino
que en un cáliz lo engastara,
y al Vaticano viajara
mostrándose a Jesús Dios
y mi alma inmortal en pos
con él a Roma volara.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL CÍNGARO Y EL OSO
Un cíngaro y su pandero
y su oso con argolla
en un día de febrero
sin ambiente verbenero
armó batalla de Troya.
El torpe oso danzaba
sobre el firme de una acera,
y con las zarpas tomaba
cuantas monedas lograba
alcanzar a la carrera.
Las monedas disputaban
unos golfo madrileños
que al oso le arrebataban
y al cíngaro le abroncaban
como en lienzos velazqueños.
Acumulado un gentío
llegó un guardia de la porra
y entre un fuerte griterío
el oso rabioso y frío
al guardia quitó la gorra.
La autoridad despojada
del símbolo del poder
con una mano enguantada
le arreó una bofetada
así como sin querer.
Más los golfos entretanto
aprovechando el tumulto
en los bolsillos quebranto
les producían espanto
a carteras y a su bulto.
Y descubierto el despojo
entre asombro y parpadeo
el guardia bizcaba rojo
y el cíngaro en su acongojo
blasfemaba en arameo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
AMO A MADRID
Madrid Universal del brazo abierto,
con su Puerta del Sol alba de España,
entrañable ciudad que a nadie extraña
ya sean de interior, montaña o puerto.
Madrid Universal de error y acierto
de la Historia Patria que te acompaña,
y un Manzanares que ahora te baña
saludable y limpio, breve y despierto.
Madrid Universal de Austria severo,
señor de medio mundo y gesto adusto,
con la gorguera pareció altanero.
Y un Borbón de napolitano gusto
que sosegado amó y no empuñó acero
y fue ilustrado Rey y su Alcalde justo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
¡Qué horror! Pérez, no Peréz.
(Perdón don Benito por la confusión).
"Con mis respetos a Dña, Emilia Pardo Bazán",
Muy buen reportaje de la sierra. Disfruta Zorro.
Mariano
Muchas gracias por vuestros mensajes.
Un saludo
Que tienes algo se nota, que vives como Dios también. Te deseo una gran vida siempre, amigo Pedro.
Antonio C.
Todos tenemos mucho de bueno, todos intentamos vivir lo mejor posible, y todos deseamos una gran vida.
Gracias, y gran vida para ti también.
Un abrazo.
Publicar un comentario