Las rosquillas, la Marce, la Bienve y el Zorro Corredero, una historia cadalseña
Era una tarde de abulia cadalseña, de esas que nada te entretiene y todo te parece monótono, de las que no dejas de mirar por la ventana para ver si pasa algo, si, una tarde fría y aburrida del mes de noviembre en un Cadalso tranquilo y sin apenas movimiento donde nada ocurría y todo era como cada tarde. Así fueron pasando los minutos, tal vez hasta las horas, nada tenía sentido para entretener, y así hubiera continuado a no ser por la visita de una de las protagonistas de esta historia, esa que veis en la foto y que todos y todas conocéis, siiii, me refiero a la Marce, gran vecina y excelente señora que dice hacer las mejores rosquillas de Cadalso, las que tanta fama han cogido que hasta Telemadrid viene de vez en cuando a probarlas y ya de paso a grabar algún programilla para la tele.
Buenas tardes, dijo la Marce, buenas tardes contestó la Bienve, esta es la otra protagonista de la pequeña historia cómica que ahora mismo estáis leyendo y que seguro os va a gustar, sigue, sigue.
La Bienve es otra vecina de la Corredera, también buena mujer y excelente hacedora de las entrañables y costumbristas rosquillas de nuestro pueblo de Cadalso, ella presume de tener la mejor receta, la que le enseñó su madre Candelas haya por la mitad del siglo XX, no ha llovido nada desde entonces.
Y así fue que en un momento determinado, la Marce dijo; queréis unas rosquillas, las estoy haciendo ahora mismo, bueno contesto la Bienve, y sin pensarlo la Marce salió "escopetá" para su casa y apenas pasados cinco minutos ya estaba entrando por la puerta con las rosquillas en un plato. He de decir que entre una casa y otra los metros son tan escasos que se puede llegar a tardar 30 o 40 segundos, eso si la cosa sale regularmente bien, porque en otras ocasiones el tiempo llega a pasar de los 30, 40 y hasta 60 minutos, todo depende de los encuentros que podamos tener, esta vez no hubo encuentro y la Marce tardo 5 minutos escasos. La llegada fue espectacular, la Marce altiva, el plato de las rosquillas insinuante hasta casi ser provocador, y el olor? joder que olor tan rico a rosquillas recién hechas.
Y como no podía ser de otra manera, ese olor penetrante y cadalseño me llegó hasta mis aposentos, y se puso en marcha la maquinaria del placer culinario y de la "jetita", palabra que en cadalseño no significa ni hocico, descaro o desfachatez. Tanto fueron los olores, que no pude contenerme y me fueron llevando hasta el lugar donde reposaban, no por mucho tiempo, las jugosas y calentitas todavía rosquillas. Y esperando a probarlas, la Marce dijo esa frase tan nuestra; menudas rosquillas que hago... yo callé y seguí esperando, pero la Bienve que todavía no las había ni probado dijo; a mí me salen mejor.... y yo que andaba en el final de mi espera para su degustación, no pude reprimirme, y tal vez movido por la querencia familiar, solté un; yo creo que están mejor las de mi tía......ufffff
Nada, que la Marce no se contentó con mi respuesta, y me dijo; pues ahora no las pruebas, y me puso la cara que podéis ver en la instantánea, casi desafiante, como que llegué a pensar que se llevaba el plato y con esta acción de rebote, me quedaba sin probar de verdad las rosquillas. Pero no, al final llegamos a un acuerdo, reinó la confraternización vecinal, nos lanzamos unos piropos sobre rosquillas, roscones y hasta moscateles, y en un momento de calma y sosiego la Marce me invitó a coger una de sus buenas y según ella mejores rosquillas de Cadalso, aunque sigo pensando que las de mi tía están mejor.
Y entre rosquilla y rosquillas, algún trago de buen moscatel, el de Mariano Castrejón, que no hace falta que lo digan porque ya lo digo yo, es el mejor de Cadalso, de toda la Sierra Oeste y hasta de Madrid Comunidad, de esto estoy seguro. Al final pasa lo que pasa, que la noche se nos echo encima, que la Marce fue requerida por su esposo, Miguel, que indiferente pero sorprendido por la tardanza, no sabía a qué atenerse dada la poca distancia entre una casa y otra, aunque como todos ya sabéis las distancias en Cadalso nada tienen que ver con el tiempo empleado en recorrerlas, todo depende, yo lo he dicho antes, de los encuentros.
Todo lo aquí narrado es fruto de una tarde de abulia, del destino, o tal vez de la imaginación del que escribe, que no es otro que el Zorro Corredero. Lo que sí es verdad, incluso más que las rosquillas y esta historia, es que la Corredera estaba preciosa cuando llegó la Marce y todavía mucho más de noche, momento en que nos abandonó, pero lo mejor de todo, todo, fue que las rosquillas se quedaron en casa, por poco tiempo, a la cena sólo quedaban dos.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso