Venecia, lo que vemos y no apreciamos.
La ropa tendida cuelga de un balcón veneciano.
Cada rincón de Venecia, como seguramente de cualquier otra ciudad, tiene también esa parte de encanto que a veces queda apagado por los grandes monumentos o por las zonas comerciales, verdaderos atractivos de las ciudades. En un paseo sin prisas la mirada se fija en cosas que nos llaman la atención, son elementos sencillos que están ahí y que casi nunca se fotografían, pero que tienen o pueden llegar a tener un cierto interés cuanto menos recordatorio de nuestro paso por la ciudad.
Cebolletas y repollos en el mercado.
Visitar los mercados es algo que a mi por lo menos me gusta, y me llama mucho la atención, es una manera de sentir el día a día de la ciudad, de vivir el ajetreo de sus habitantes, de ver que se vende y cuanto cuestan las cosas, la fruta, la carne, lo que sea. Luego cuando ya has dado unas cuantas vueltas por los puestos y has observado la forma de pensar, de hablar, de actuar de tenderos y clientes, es el momento de tomarte una buena birra, de saborear la cerveza o el vino de cada país, de apaciguar la sed que siempre te proporcionan esos paseos, a veces agotadores por calles y monumentos, es en definitiva dejarse llevar por la paz de cualquier terraza y dejar que el fresco liquido descienda por tu garganta mientras observas el deambular de las personas, de los turistas, de las gentes tan diferentes que suelen ocupar estos lugares turísticos por excelencia.
La famosa birra Moretti.
Y tras la reparadora birra llega el momento de reanudar la tarea, de volver al campo de batalla y de armarse de.....esto os lo dejo a vuestra elección, y comenzar a ver, observar y comprar, si, porque no me digáis que no es fácil comprar cuando se está de viaje, más fuera de la patria, donde todo nos parece barato, lo mismo y por el mismo precio lo podemos tener aquí en la tienda al lado de casa, pero no se ve igual que fuera, allí es que todo es mucho más barato y atractivo aunque cueste los mismos euros, más creedlo, ese es el encanto de viajar.
Comprar máscaras en Venecia es como comerse un bocata de calamares en la Plaza Mayor de Madrid, vamos que si vas a Venecia y no compras la típica máscara nunca podrás presumir de haber estado en la italiana ciudad de los canales, total por 30 o 40 euros las buenas, también las tienes de 4 o 5 euros muy apañaditas, quién no presume de haber estado en Venecia.
Típicas máscaras venecianas expuestas en todos los escaparates.
Pero claro, luego de beber la fresca birra, a veces, no, casi siempre un par de ellas o más, viene lo que viene, eso que se hace igual en todos los países y que tanto placer nos proporciona, más cuando estás de viaje porque nunca tienes tiempo ni te lo dan, y al final no te queda más remedio que entrar en lo primero que encuentras, y claro, a pagar, joder que caras son las meadas en Venecia, tan caras que esa faz, digo faz por no repetir cara, que a todos y todas se nos pone cuando el líquido elemento comienza a brotar desocupando nuestras agobiadas vejigas, no llegas a disfrutar del todo por culpa de ese 1,50 € por persona que nos endiñan por una meada, que rabia no poder mear tres veces seguidas, pero esto seguramente lo saben sino harían abonos de 5€ por 5 meadas. Esto no sé si es verdad, a mi me lo han contado, fue que dos catalanes entraron a pixar y no salieron del baño hasta pasados tres días por aquello de aprovechar al máximo el coste. "Un euro i mig per almenys nou pixats" creo que les mereció la pena, verdad? Ah! y si vas a Venecia que no te den ganas de mear después de las 19 horas, porque ya no, a no ser que te quedes dentro como los catalanes.
En Venecia todo es caro, hasta mear cuesta bastante.
Que bien y con que ganas de seguir se queda uno después del tema, ahora el tiempo pasa mucho más deprisa, las cosas se ven mejor y todo te lo tomas con más tranquilidad para ver, pasear, navegar y mirar ese espejo en el cual se refleja un canal, el de la izquierda, por si alguien viene rápido con la góndola y tiene un accidente, cosa que no me extrañaría si los ojos se clavan, que se clavaran seguro, en eso culo impresionante que acabamos de localizar.
Un canal se refleja en el espejo, las góndolas también tiene que ceder el paso.
La verdad es que los culos no se miran igual casi nunca, lo mismo en Venecia que en Cadalso o Moscú, todo depende de la compañía, si vas solo toda tu mirada y pensamiento se centrarán en las nalgas y tendrás malos pensamientos, para que perder tiempo en lo demás, pero si estás acompañado de un amigo, no sólo mirarás exclusivamente las nalgas, también harás un par de buenos y efusivos comentarios, a veces demasiado efusivos, pero amigo como cambian las cosas si vas acompañado de una chica, mujer, amiga, llámalo como quieras, entonces miraras y así como quién no dice ni le interesa nada, dirás cualquier cosa sin importancia, como por ejemplo: has visto la marca de las bragas, se ven las etiquetas, eso no molesta? Pero como cambia la cosa si vas con tu mujer, esposa, o compañera, entonces ni miras, ni dices nada, sólo piensas en soledad y te imaginas.
Menos mal que yo esta vez iba solo y pude mirar, pensar y hasta fotografiar, menos mal.
Excelente culo veneciano, tan admirado como la mismísima plaza de San Marcos, pero mucho menos fotografiado.
Al llegar la tarde el sol comenzaba a ponerse, fue entonces cuando aprecié la belleza artística de Venecia, cuando abandoné las pequeñas cosas para llenarme de sus fabulosos monumentos, de sus canales, de sus plazas y de todo lo que quieren que veas y deseamos ver, porque lo demás son cosas insignificantes que no interesan a nadie, que pasan desapercibidas a través de los años desde siempre.
Acabo de llegar a la plaza de San Marcos, ahora entiendo porque la gente casi desprecia lo demás, ahora parece que vuelvo a disfrutar de un viaje a Venecia clásico, regreso al mundo de los turistas, a la multitud, a la belleza de la ciudad, pero esta Venecia no debe eclipsar esa otra llena de pequeños placeres que siempre quedarán en nuestra retina y en nuestros recuerdos.
Esto si es Venecia, al atardecer por cierto, de un día de otoño. Basílica de Santa María della Salute.
La fotografías son las imágenes que nuestra retina llega a olvidar con el tiempo, es por esto que además de lo grande, lo famoso y lo espectacular, también debemos fotografiar las pequeñas e insignificantes cosas, porque todas ellas siempre serán una fuente inagotable de buenos recuerdos y momentos pasados
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso