FLECHAZO EN EL PUERTO DE CASILLAS
(A Pedro y sus compañeros montañeros, que suben a las cumbres para contemplar la belleza y el amor)
Una mañana coronando en bici al puerto de Casillas, en la era donde está construida una ermita a la que suben los casillanos el día de San Isidro con la imagen del santo, me encontré un helicóptero de la Sanidad de Castilla y León. Me extrañó porque jamás vi uno allá arriba, al bajar y volver a pasar comprobé que seguía en el mismo lugar. Me decidí a preguntar respetuosamente a los pilotos (mujer y hombre) si es que se había producido algún accidente. El hombre, deslizando media sonrisa cómplice y complaciente, me respondió: “Isabel, mi prometida, es aficionada a la montaña. Hace unos meses sufrió un accidente en esta zona. Vinimos a socorrerla y posteriormente la trasladamos al Hospital Provincial de Ávila. Nada más verla tendida junto a un peñasco resbaladizo, sentí un agudo flechazo. Al instante comprendí que me había enamorado de ella…”
Ambos, agarrados de la mano, estaban delante de un bosque verde, sobre los restos de la hierba recién segada y bajo el cielo blanquiazul casillano que invitaba a dejarse acariciar. A su derecha, al fondo, el autogiro parecía vegetar rumiando la espera. El tipo siguió hablándome pausado y feliz: “La visité a diario en el hospital y fue naciendo nuestro amor como nacen las amapolas en primavera, a golpe de miradas y sonrisas. Cuando tengo un servicio por esta zona, si no es urgente y hay posibilidad, aprovecho para traerla y acercarnos a este sitio donde la conocí para agradecerle nuestro encuentro. Hoy vine a Sotillo de la Adrada y como está tan cerca de este paraje donde nos conocimos, hemos aprovechado el viaje y paramos un momento para recordar y agradecer a este lugar aquella coincidencia de la que brotó nuestro amor.”
Estuvimos los tres un ratito hablando de flechazos amorosos y les participé que el suyo me parecía conmovedoramente hermoso y que les deseaba muchísima felicidad en su vida futura. Isabel se colocó su casco y tomó de la mano a Rodrigo -su amor- y mirando ese paisaje que invitaba a la placidez añadió: “Me enamoré de quien no imaginaba, de quien no esperaba y de quien no estaba buscando. Comprendí que el amor no se elige. Es él quien nos elige a nosotros. Ahora estoy esperando un hijo suyo y la vida junto a ellos presiento que será maravillosa…” Isabel no pudo disimular su emoción mirando a su amado.
Parsimoniosos y abrazados se dirigieron a la nave mientras yo les
acompañaba con la mirada. Calé mis pedales y retomé mi ruta ciclista. Pedaleando
entre la tupida sombra de los castaños oí el zumbido inconfundible del aparato.
Las hélices giraban ruidosas bamboleándose entre esas montañas que obraron el
milagro del amor entre Isabel y Rodrigo. Tres montañeros miraron complacidos
hacia arriba, saben que hay objetos fáciles de ver pero hay otros que los
tienen que imaginar. Sonreí satisfecho. Seguro que cuando se lo cuente a Moisés
me dirá: “Abelo, qué cosas tan raras te
pasan…” El niño Moisés conoce bien
Casillas. Pronto tendrá un amigo nuevo que viajará con sus padres por estos
lares.
Miguel MORENO GONZÁLEZ
Qué romántica historia 😃
ResponderEliminarBuenos días Pedro
Chelo Villarin Recio
Que bonita historia
ResponderEliminarLucia Lop
Un sueño de encuentro, tuviste. El amor te rodea, Miguel.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLo cuentas mejor que lo contarían los protagonistas.
ResponderEliminarA. Acuña
Que bonita historia y experiencia vivida, son las cosas del amor que nunca sabemos cuándo se hará presente. ¡¡FELIZ JUEVES!! 😉
ResponderEliminarLuis M. González
👏👏👏👏👏...preciosa historia de amor... que bonito amigo...lo que es la vida... 💕💕💕💕
ResponderEliminarJosé A. Álvarez G. de Guzmán
Es bello y hermoso. Bien conoce Moisés las eras, preguntale por las ranas...
ResponderEliminarIsa
El amor es el color de la vida.. hay vida en blanco y negro.. pero es otra cosa.
ResponderEliminarRafael
Bonita descripción del flechazo. Que fortuna para la mujer, la rescatan y encima encuentra el amor. Me intriga este párrafo: “Tres montañeros miraron complacidos hacia arriba, saben que hay objetos fáciles de ver pero hay otros que los tienen que imaginar.” Será que te refieres a ti y a la pareja de enamorados? Objetos fáciles de ver, sería el helicóptero? Y objetos imaginarios? Te refieres al amor, pero eso no es un objeto. Me intriga:)
ResponderEliminarGracias a todos por tan cariñosos comentarios. Al autor del último le contestaré a sus preguntas si me aborda personalmente... Pero va muy bien encaminado... Saludos afectuosos.
ResponderEliminarDoy mi parecer sobre lo que dice el interesante comentario de más arriba. Creo yo también que el objeto fácil de ver es el helicóptero y el imaginario puede ser el peñasco resbaladizo donde se accidentó Isabel. En realidad el peñasco fue el causante del accidente pero también lo fue del encuentro y del flechazo. Los tres montañeros andaban por allí y Miguel hace una especie de elipse para dar a entender lo anterior. Me gustó el relato que dudo si fue real o imaginario, en cualquier caso lo importantes es el contenido que me llena de sentimiento. Gracias.
ResponderEliminarCadalseña
Tanto el "anónimo" que propuso esta adivinanza, como nuestra paisana "cadalseña", estáis invitados a unas cañas. Mañana bajaremos mi mujer y yo al pueblo sobre las 21h. No dudéis al vernos saludarnos (o cualquier otro día). Muy gustosamente nos tomaremos unas cervezas en vuestra "imaginativa" compañía.
ResponderEliminarLos montañeros sólo atisban un helicóptero, el resto (objetos o ilusiones) no lo ven y deben imaginarlo o adivinarlo, como conmovedoramente lo hicisteis vosotros. Gracias por leer e imaginar.