El tiempo podrá pararse y cesar el tic-tac de los relojes, podrá quemarse el trigo de mis trojes y mi amor por ti aventarse. Pero serás sola tú quien lo aviente empuñando un bieldo helado, y esparciendo en un halo incandescente mi corazón calcinado. Podrás interponer una distancia levantando un muro frío, pero el huerto guardará tú fragancia impregnada en el rocío. Y podrás ser gacela y pasearte entre los sauces del río, pero que yo por fin ceje de amarte ¡es imposible amor mío!
Que Bonita la farola de San Antón que Resplandor Ahora mimos no me acuerdo donde está puesta
ResponderEliminarAurora Ferrera Ruiz
Nítida y clarividente
ResponderEliminarpotente iluminación,
ilumina claramente
de una manera evidente
un tramo de San Antón.
EL GUARRO DE SAN ANTÓN ANTAÑO EN CENICIENTOS
ResponderEliminarPor un vecino donado
destetado el coratillo,
y vagaba alimentado
y bien visto y respetado
de la Plazuela al Cerrillo.
Le rajaban las orejas
y era sin rabo rabón,
y las coruchas más viejas
llamaban con moralejas:
"El Guarro de San Antón".
Amigo era de los perros
de los gatos compañero,
y no sufría de encierros
ni le aplicaban los hierros
que marcaban al ternero.
Vida sana y descansada,
paseando plácidamente
siempre la jeta asomada
en puerta abierta o cerrada
de un Cenicientos ya ausente.
Haciendo su voluntad
iban los ojos porcinos
con toda solemnidad
de quien da la prioridad
al lustre de sus tocinos.
Mas llegado el mes de enero
el guarro se sorteaba,
terminaba el cebadero
y su trote cochinero
en la tarima cesaba.
Los dineros entregaban
para los pobres del pueblo,
y lumbres organizaban
y trastos viejos quemaban
inservibles ya en amueblo.
¿Mas qué ocurrió en Cenicientos?
Se olvidó la tradición,
nuevas fiestas, nuevos vientos
y al que no para en asientos:
"Guarro no es ya en San Antón".
De muchachos nos pedían
ResponderEliminarmás calma y moderación,
y en nosotros influían
y en no acabar nos decían:
"Cómo guarro en San Antón".
Reminiscencias me quedan
ResponderEliminarde las antiguas costumbres,
las aptitudes se heredan
y al pensamiento lo enredan
hasta adquirir certidumbres.
Sin ponernos trascendentes
ResponderEliminarpoder nos gusta invocar,
el recuerdo de las gentes
qué habiendo sido decentes
el Zorro suele evocar.
EL TIEMPO PODRÁ PARARSE
ResponderEliminarMadrigal
El tiempo podrá pararse
y cesar el tic-tac de los relojes,
podrá quemarse el trigo de mis trojes
y mi amor por ti aventarse.
Pero serás sola tú quien lo aviente
empuñando un bieldo helado,
y esparciendo en un halo incandescente
mi corazón calcinado.
Podrás interponer una distancia
levantando un muro frío,
pero el huerto guardará tú fragancia
impregnada en el rocío.
Y podrás ser gacela y pasearte
entre los sauces del río,
pero que yo por fin ceje de amarte
¡es imposible amor mío!