El Día del Gallito en Cadalso.
(Para el niño Moisés y todos sus compañeros de clase en su primer “Gallito”, para los maestros de Cadalso y también para la librería cadalseña Papel Prim)
LA LIBRERÍA DEL DÍA DEL GALLITO
Hace unos días sonó el teléfono con
la típica pregunta: - ¿Ustedes compran
libros? - Sí, compramos. Ayer fui
a ver los libros. La dirección se ubicaba en un viejo chalet en la urbanización
cadalseña de “Entrepinos”. Pulsé el
timbre y salió a abrirme una dama. Debía andar por los sesenta y pico años, eso
sí, muy bien llevados.
-Pase. Están ahí enfrente, en la librería pegada a la pared, incluidos todos los que nos regalaron a mí y a mis hijos, nietos y bisnietos en Cadalso de los Vidrios el Día del Gallito. Los niños cuando los leían me los regalaban sabedores de mi amor por ese día que se celebra únicamente en mi pueblo. No existe en el mundo entero esa bella costumbre. - ¿Quiere tomar algo? - No, gracias. - Bueno, lo dejo que mire tranquilo entonces.
Me pongo a revisar y a bajar los
libros que me interesan. Hay de todo: ficción, texto, filosofía, ensayo,
historia, poesía, novela, cuentos… En un momento dado, la mujer se acerca y se
inclina sobre uno de los montones: -
Permiso -me dice-. Levanta un libro, lo abre y se pone a mirarlo. Se trata
de Los mejores cuentos para niños, de
Gloria Fuertes. Cuando lo apoyé sobre el montón de libros pensé que me lo
quedaría. Sigo revisando mientras la observo por el rabillo del ojo. Después de
unos minutos la señora lo cierra con fuerza y se queda en silencio. Percibo que
su respiración se acelera. Trato de seguir mirando los libros hasta que a la
mujer se le escapa un sollozo.
-¿Está bien? -Sí, no se preocupe. Es que este libro me lo leía mi padre
antes de dormirme cuando era niña. Me lo regalaron un Día del Gallito. Durante
años le pedía siempre que me leyera los mismos cuentos. Le sonrío. - Su
padre debió ser un gran lector. -digo por decir algo-. - Sí, gracias. Sigue llorando, no sé qué
hacer. Me acerco y la abrazo. Es una niña en mis brazos desamparada de su
infancia. Desconozco el tiempo que estuvimos así. Al final nos separamos. Con
embarazo y todavía moqueando me dice: -
Perdón. No sé qué me pasó. – No tiene nada de malo. Al contrario, es lo más
natural del mundo entre personas que aman la lectura. –respondí-
-Siga, no lo molesto más. Dejó el
libro donde estaba y se fue a sentar en un sillón orejero.
Me quedo un rato frente a ella y la
ruego: - Consérvelo, señora. - No, no,
lléveselo. Es mejor así. - En serio, ¿por qué no se lo queda? - No, de verdad,
gracias. No insisto. Después de una segunda comprobación, separo alrededor
de doscientos libros. Le hago una oferta que ella acepta sin dudar. Saco las
bolsas de la mochila y comienzo a embolsar los libros. Afuera la niebla lo
cubre todo y sientes helarte los huesos y el corazón.
-Bueno, listo. La mujer me acompaña: - Le abro. Cuando ella se da la vuelta para ir
hacia la puerta, saco el libro de Gloria Fuertes que había depositado primero
en una de las bolsas, y lo dejo detrás de una pequeña escultura en la mesa
ratona. Nos despedimos en la entrada. Cargué los libros en el coche que parecía
llorar por el agua que le resbalaba y me fui muy emocionado. Empezaba la Navidad…
Tal vez, cuando vuelva a entrar o
llame a otro librero por los volúmenes que le quedaron, lo vea y decida conservarlo.
Quizá se dé cuenta que en ese libro aun está la voz de su padre, porque la voz
de los lectores queda atrapada para siempre en los libros. Cada libro guarda
todas las voces que alguna vez contaron su historia. A lo mejor no lo sabía o
no lo pudo ver por el dolor o la melancolía. Quise darle otra oportunidad.
Todos nos merecemos una y más en el Día
del Gallito…
Miguel MORENO GONZÁLEZ
(Inspirado en un texto anónimo
mejicano)
Hay que maravilla yo quiero uno pasarlo genial con el gallito 🐔🐔🐔
ResponderEliminaraurora Ferrera Ruiz
Que envidia Me da
ResponderEliminaraurora Ferrera Ruiz
👏👏👏👏👏👏.... Bonito.. pero bonito de verdad. Que recuerdos madre mía. Yo nací en Cuéllar y a los 4 años vinimos a Cadalso, empecé la escuela con 5 años y recuerdo un Gallito nada más, porque nos fuimos a vivir a Rozas de Puerto Real y como allí no había Gallito, pués mi Padre me traía aquí y había siempre algún niño que me decía,...tú no..tú no...no eres de aquí. Mi padre me decía que no les hiciera caso, pero a mí me daba vergüenza, así que no volví mas a por el Gallito aquí. Después nos fuimos a Villamanta, luego a Vicálvaro y...ya por fin...volvimos aquí en 1970...y a.... Instituto de San Martín.... así fue ésa época para mí. Siempre me he acordado del Gallito, porque no lo viví como yo veía que lo hacían los demás. En fin.. la vida es así...un abrazo amigo y enhorabuena por tu escrito de hoy, dedicado al día del.. Gallito... 💕💕💕💕💕 José A. Álvarez G. de Guzmán
ResponderEliminarQue recuerdos más bonitos del día del gallito. Cuando íbamos a enseñar el libro a nuestras abuelas, tías y vecinas para que nos dieran el aguinaldo para luego ir en casa de Alfonso o a casa de la Florita ha comprar las figuras para el Belén.
ResponderEliminarJesús López Moreno
Bonito relato para conmemorar esta gran tradición cadalseña del día del gallito. Ojalá perdure siempre. ¡¡Feliz Día!! Luis M. González
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