En memoria de mis recuerdos.
Nadie duda que era una casa con solera, con mucha vida cadalseña durante siglos, pero la vida se acabó para ella, y con su derribo se fueron muchos recuerdos de familia, de anécdotas, y personajes taurinos que por aquí pasaron. No tuvo suerte la afamada casa, tampoco lo taurino con su conservación, ni siquiera los que gustamos de nuestras calles como siempre, pero la vida, y ese futuro maravilloso del que tanto alardean algunos, se la llevó por delante para siempre, dejando sólo esa sensación de vacío que los nostálgicos sentiremos cuando nuestro deambular nos lleve a la calle del Cuerno, con la aflicción de haber perdido esa imagen del pasado que se tiene en la memoria. Y puede que muchos no lo sepan, ni les interese, pero también habremos borrado una parte de nuestra historia, por algo esta casa y toda la manzana hasta la Plaza perteneció al tan nombrado Álvaro de Luna. A pesar de esto Cadalso todavía sigue siendo maravilloso.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
No echemos la culpa al derribo sino a las personas que año tras año la dejaron abandonada y a su suerte. Empezando por los herederos, siguientes compradores y quienes pusieron esas horrorosas y peligrosas chapas que aparecen en la foto.
ResponderEliminarCon respecto a lo taurino, indicar que todos los recuerdos quedarán en la mente porque en la casa no había nada que se pudiera recuperar ni conservar (en algún sitio estarán).
El futuro es impredecible en los tiempos que corren.
Buenos días feliz Miércoles Pedro
ResponderEliminarAurora Ferrera Ruiz
Tienes toda la razón
ResponderEliminarJuani Perez
Y tanto que con esta pérdida, habéis perdido un poquito de vuestro bonito pueblo.
ResponderEliminarUn saludo para todos los cadalseños.
Vidal Fermosell Jimenez
Si, claro que es maravilloso Cadalso y tú lo haces más maravilloso con tus fotos y relatos.
ResponderEliminarCarmen.
Gracias Pedro por la foto y tu recuerdo histórico de la casa. Estoy totalmente de acuerdo con el primer comentario, arriba expresado. Así lo veo yo también y creo que es la auténtica, cruda y completa realidad. Tal como estaba el edificio era un peligro para los viandantes. Saludos y espero que aprendamos de las experiencias...
ResponderEliminarPues ya veremos que hacen y como, espero que algo digno y que embellezca la calle.
ResponderEliminarHubiera estado bien que se hubiera conservado la fachada.
ResponderEliminarCarmen Carrillo
Hace años, pero muchos años que las fachadas antiguas de piedra con jambas y dinteles, algunas con inscripciones, deberían haberse protegido.
ResponderEliminarHaber que hacen ahora
ResponderEliminarNieves Salas
Guardo Buenos recuerdos de esa Casa que de pequeña yo, era casona y de mis padres hablando con sus dueños, pero son recuerdos que se quedan en el corazón.
ResponderEliminarCarmen Caballero García
Una gran casa 😀
ResponderEliminarAntonia Frontelo Morales
Como se acaba todo
ResponderEliminarAntonia Frontelo Morales
Anda que no han pasado toreros por esa casa
ResponderEliminarPilar Calvo Villarín
En Cenicientos...
ResponderEliminarLleva su plaza de toros
impresa en el redondel:
¡Desfiles, de plata y oros,
y algunos triunfos sonoros
y el nombre de Pimentel!
EL CANTO A CENICIENTOS
En la cuña introducida,
de abulenses y Toledo
está el pueblo y su viñedo
sostenimiento de vida.
La cepa fue mantenida
como diosa en los altares
y las uvas en lagares
corría rojo su mosto
por el canalillo angosto
como el agua de los mares.
Con gentes acogedoras
transitando por la calle
hacen ameno este valle
de las coruchas auroras.
Armonía de las horas
transcurren de forma lenta
si el espíritu aposenta
apego por el sosiego
del que harto de trasiego
vida tranquila le tienta.
Quien nos visita se queda
y si se va siempre vuelve
cuando la brisa le envuelve
del arcón de su almoneda.
Paseante en la vereda
viendo la vida que pasa
hace trasvase y trasvasa
olvido de su paisaje
y se siente paisanaje
y cimenta aquí su casa.
Siempre impera aquí la calma
y el horizonte apacible
que se bebe y es bebible
como néctar en el alma.
Aparejo que es la enjalma
de sus pocos animales
otrora en los herbazales
abundaban los rebaños
pero el paso de los años
los mantiene terminales.
Qué más decir de su Peña
a la que enaltezco tanto
y con mis versos la canto
y de mi rima se adueña.
Sostengo que es nuestra enseña
y la base del futuro
y aunque yo yerto y oscuro
cuando el suceso acontezca
el poema permanezca
y ser cierto lo que auguro.
¡Tomad, os presto mis ojos
y su enfoque en la llanura
y abridlos en herradura
con que aparta los abrojos!
No reparad en rastrojos
y veréis a don Quijote
que con rocinante el trote
va por tierras de la Mancha
gritando :¡Castilla es ancha
y se me atufa el bigote!
Y si tornáis la mirada
nuestra capital Madrid
y cabalgando va el Cid
en la alta madrugada;
y en la noche despejada
he visto un cielo de bruma
flotando como la espuma
desde la Peña las luces
polucionando de bruces
a Madrid con que lo abruma.
Y de la Peña bajando
al pasear por el llano
la dehesa es un rellano
por el cual ir divagando.
Los coruchos paseando
por la estrecha carretera
ven en el cielo una esfera
límpida de aire tan puro
que su clima es un seguro
de naturaleza austera.
Pinares, huertos y encinas
viven en el horizonte
y la quietud en el monte
e higueras en las retinas.
Visitante que caminas
y buscas vida apacible
y de vivir lo indecible
el pueblo de los coruchos
tiene en alicientes muchos
para hacértelo factible.
Y hablamos aquí un lenguaje
ingenioso y cervantino
junto al amor de su vino
colofón de un buen viraje,
y habrás hecho un maridaje
con la estrella de los vientos
que aseda los movimientos,
de nuestros recios olivos
que muestran sin paliativos
el alma de Cenicientos.
A mí me horroriza
ResponderEliminarYem Goizueta Díaz
Si Pedro pasa en todas partes que pena aquí en Tarancón la casa de la condesa que era según dicen personas mayores muy antigua y bonita la derribaron y es un solar un una calle de mucho tránsito que es trasera en el antiguo cuartel han hecho una biblioteca pero el de Cadalso de termina hundiendo la fachada tan bonita A mi me gusta al salir de casa lo primero que se ve a la derecha el cuartel me da pena esos edificios tan antiguos que terminen hundidos
ResponderEliminarCarmen Frontelo Morales
Recuerdo la enjundia que tuvo esa casa. Cuando paso por la calle y la veo tan solitaria y abandonada siento cierta nostalgia. El tiempo es inexorable para todos.
ResponderEliminarJosé Luis Conde
Si ha sido una pena que la tirasen entera, la sensación de que algo han robado al pueblo es tangible
ResponderEliminarPilar de Lara
Por la ruta alternativa
ResponderEliminarque nos conduce a Madrid.
Va el Gato en forma incisiva
y al pasaje, desmotiva,
no ver paisajes de vid.
Viñedos me retrotraen
a los años de la infancia,
y sus labores me atraen
pese a cualquier circunstancia.
LOS CENCERRONES DE LA PARRILLA
Después de la vendimia terminada
solíamos echar una jornada.
En las viñas, buscando el cencerrón,
y de la mula llenando el serón.
Eran días hermosos y otoñales
con las hojas muriendo en los parrales.
Negreando lo que quedó en la vid
de estos campos gloriosos de Madrid.
Así era la vendimia del sin tierra,
del que lucha en la vida y no se aterra.
Y aparta los abrojos del camino
variando los designios del destino.
Volvíamos a casa con la carga
armados con la lanza y con la adarga.
Del esplendor fulgente del racimo
que nos daba calor junto al arrimo.
Del leño incandescente de la lumbre
y el porrón heredad de la costumbre.
Convertido en el mosto que hace al vino
fortalecer el ánimo cansino.
Según la sabia opinión de los viejos,
duchos en vinos jóvenes y añejos.
Legatarios de una secular ciencia,
la voz universal de la experiencia.
Y pisábamos la uva en una artesa
anclada y sustentada por la mesa.
Tosca bodega en el angosto hogar,
decimonónico ancestral lagar.
Luego aquel caldo iba a la tinajilla
calzada con las patas de una silla.
Permitiendo al tiempo hacer su labor
dándole al mosto solera y sabor.
La abríamos la noche de difuntos
al amor del fuego asando castañas,
los cuatro en mi casa todos juntos
con mi padre contándonos hazañas.
Si era la casa de mis bisabuelos. En ella vivieron mis tios y mi abuela.una pena perder el patrimonio
ResponderEliminarMarco Sáez
Que pena
ResponderEliminarAmelia Calvo