UN TORERO CASTELLANO: SANTIAGO MARTÍN, “EL VITI”
El próximo
sábado 5 del presente mes de noviembre se inician los XVI Sábados Taurinos de
Cadalso de los Vidrios organizados brillantemente por la Asociación Taurina
Cultural “Cadalso”, con la inestimable
colaboración del Excmo. Ayuntamiento. Es todo un lujo asistir a los mencionados
coloquios que son participativos, amenos, ilustrativos y además cuentan con los
más afamados personajes de la Tauromaquia. Al finalizar el acto en sí,
dialogamos de forma distendida con los protagonistas del mismo mientras tomamos
unos aperitivos amablemente preparados por nuestro buen paisano, Isidro, que
pone todo su empeño en agradar a los asistentes. Justamente este año se cumplen
diez desde que nos visitó, con “lleno de
no hay billetes”, uno de los más grandes maestros de la historia de la
Tauromaquia: D. Santiago Martín “El Viti”.
Don Santiago, impartió una conferencia magistral que dejó en todos una honda
huella cargada de emotividad, torería e historia. El acontecimiento tuvo lugar
el 1 de diciembre de 2012. Animo a todos los aficionados a que asistan a estas
magníficas conferencias y no encuentro mejor manera de hacerlo que adjuntando
un escritito que le hice al maestro “El
Viti”. Muchas gracias.
Usted ha
sido el torero que mejor ha representado la idiosincrasia castellana: serio y
sincero, responsable y digno, auténtico y sensible… Un artista castellano de
pura cepa, callado, sin alharacas ni adornos superfluos. En definitiva, un
castellano de raigambre. Y es que esta Castilla nuestra con tanta belleza
desolada, con tantos sueños rotos, tan olvidada, tan sacrificada, tan seca de
chaparros y tan madre de España, sigue siendo capaz de parir hijos ilustres como
Santiago Martín, “El Viti”.
Usted tiene que saber que mis paisanos, muchos de ellos ya desaparecidos, como mi abuelo o mi padre, madrugaban en verano para, bajo un sol abrasador, hacer sus labores del campo y así llegar a tiempo a Cadalso a la hora de comer, para después ver en blanco y negro las corridas televisadas. Aquella era su deslumbrante seña de identidad, su irrenunciable filosofía tauro-cadalseña que los niños emulábamos jugando incansables al toro por las calles del pueblo. “El Viti” era uno de nuestros protagonistas principales junto a “Antoñete”, Puerta, Camino, Ostos, “El Cordobés”, Gregorio Sánchez, Joaquín Bernadó, Palomo Linares…
Recuerdo que
una vez en Sevilla le preguntaron por su seriedad en la plaza y usted respondió,
lacónico y educado, con esa voz tan bonita que posee de locutor de radio: “Es que el toreo es muy serio”. Y partió
feliz como lo hacen los ruiseñores al anochecer mientras el periodista quedaba meditabundo. Usted fue el torero castellano
que con más fuerza y verdad triunfó en Sevilla, tan distinta a Salamanca. Su
toreo solemne, clásico y auténtico, de color miel como las piedras de arenisca
de las catedrales salmantinas, brillaba por doquier con esa maestría con la que
a usted le brotaba incontenible. El pulso torero le late en las venas, por eso
le es innato, maestro. Mil veces que naciera, mil veces nacería con el alma
torera y siempre la tendría en el Olimpo Taurino. Una de aquellas tardes sevillanas,
Alfonso Navalón Grande le escribió una crónica de una belleza inmarchitable y crepuscular.
Solamente el título ya emocionaba y daba que pensar: Una encina castellana en
Fue a usted,
maestro, al que más y mejor oí defender el toreo cuando lo prohibieron en
Cataluña unos políticos blandos con las manos, duros con los sentimientos,
cobardes con la verdad e indoctos con la historia catalana. Recuerdo que le
escuché por la radio una madrugada apacible y lluviosa de domingo otoñal. Su
voz, inconfundible y hermosa, sonó rotunda, segura, llena de amor por el toro, enriquecida
con un castellano añejo, melódico y exquisito. Habló con valentía, con
sinceridad y emocionado, con desgarradora y delicada forma se expresó usted, como
lo hacen los apasionados cuando hablan de sus amorosas pasiones. “De bien nacido es ser agradecido”,
decimos en Castilla. Yo estaba en la cama y sentí que se me ponía la carne de
gallina y luego, escuchándole conmovido, ya no pude resistir más y lloré en mi soledad.
Lloré por usted, por el toreo y por esa ciudad española en la que he residido y
a la que tanto quiero y admiro: Barcelona. Y lloré porque nos iremos para
siempre y sólo nos sobrevivirán sus naturales infinitos. Al fin, por mis
paisanos de entonces y por mí lloré, porque algo muy nuestro nos arrancaban de
cuajo del corazón.
En Santiago
Martín, “El Viti”, se conjuga la verdad de
Ha mi padre le gustaba mucho era admirador y seguidor suyo.
ResponderEliminarYo le vi una vez en las Ventas hace muchos años
Que buen escritito. No te cansas de leerlo. A. Acuña
ResponderEliminar👏👏👏👏👏👏... Precioso amigo... como siempre...ole y olé.. torero...
ResponderEliminarJosé A. Álvarez G. de Guzmán
Bonito prólogo para esos Sábados Taurinos que tanta sabiduría y conocimientos transmiten al espectador y que luego amigablemente compartimos en ese ágape que Isidro nos complace con su buen hacer y su gesto de amabilidad.
ResponderEliminar¡¡FELIZ JUEVES!! también para ti y los tuyos 😉
Luis M. González
Recuerdo su última temporada en activo, deseando ver los reportajes en "Tendido Cero" y la crítica de Mariví Romero rendida ante la evidencia.
ResponderEliminarJero
Grandísimo torero, en los años 60/70 no me perdía ninguna corrida, ( si, era televisada) como la de Antoñete, genial.
ResponderEliminarJesus Arribas
Bello homenaje a un gran torero. Has descrito su toreo y su persona con la habilidad que te caracteriza.
ResponderEliminarUn abrazo, Maestro. Luis C. Trijueque
Mi difunto amado esposo QDEP 💐😢, nos contaba las Corridas de Toros,, de esos Grandes Espadas y, lo recordaba con mucho cariño.😘
ResponderEliminarMaria Eugenia Blázquez Bascuas
Gracias a todos. En el fondo, todos los que vivimos aquellos tiempos, tenemos algo de toreros eternos.
ResponderEliminar