RECUERDO DE UN SALUDO
Mientras
estuvimos juntos fueron pasando esos años en los que la juventud se nos iba
alejando con irremediable orden y armonía, esos años en los que hemos
contemplado a nuestros hijos pasar de niños a adolescentes entre vistazos de satisfacción
y desencanto, esos años en los que te empiezas a preguntar si sigues sintiendo
el impacto del amor dentro de tu ilusión o ya sólo es el bello eco de nuestros
tiempos enamorados. Aquellos años que sin remisión nos van dejando más huellas
en el corazón que arrugas en la cara.
En este preciso instante comenzamos a añorarte por lo que tienes de inolvidable. Cuando niños acariciábamos con la mirada y si de recordar se trataba, recordábamos siempre lo bonito que era lo realmente trascendental e inolvidable para nosotros: Aquella tarde calurosa pescando en el arroyo o aquélla otra en la que una chica nerviosa alcanzó a darnos el primer beso; todo estaba entonces exento del lastre negativo que el paso del tiempo va depositando sobre nuestros afectos. Por eso, ya sabes, en el fondo siempre nos estamos yendo sin saber adónde y a veces nos vamos (y nos quedamos) henchidos, afortunadamente, con lo mejor de tu humanidad.
Como
los niños te evocaremos: aquel tu primer
saludo acogedor cuando llegamos desbaratados por la incertidumbre a
Conservaduría, que es nombre que suena a decimonónico y por tanto a romántico;
aquel amanecer con ensordecedoras sinfonías de gorriones repartidos por los
viejos árboles del parque de Viana; aquella mañana de sábado otoñal y soleado
que pasamos con nuestros hijos en La Pedriza, cuando ellos todavía nos daban la
mano con cariño para evitar caerse entre las piedras y lo desconocido (ahora,
en cambio, dan la mano a los “móviles”); aquellos mediodías enigmáticos en los
que unos a otros nos bebíamos (y nos vivíamos) esos cafés que eran los
encargados de facilitarnos el camino para el resto del día; aquella tarde que
jugamos como niños ingenuos, frente al Círculo de Bellas Artes, a ser artistas
de libros, desencuentros y eclipses entrañables; aquel otro atardecer navideño
de cocido, mazapán y niebla inolvidable en Toledo; aquel cristma que estaba
helado en el buzón pero con tu mensaje conmovedor y cadalseño aún caliente;
aquella estela fascinante de tu perfume y tu sonrisa que eran el resplandor de
tu alma… Y toda esa retahíla de vivencias que nos desgarran por dentro y nos
ayudan a seguir en medio de esta desatada maraña que son las sensaciones
cotidianas.
Sin ti nos
quedamos un poco neurasténicos, que es palabra más desoladora en su contenido
que en su pronunciación. Cuenta el diccionario que es un conjunto de estados
nerviosos (y anímicos), mal definidos, entre los que son constantes la
tristeza, el cansancio, el temor, la emotividad y añadimos el amor, porque éste
es de los pocos que siempre queda bien allá dónde se encuentre. En resumen la
vida en estado puro, de la que tú te llevas un manojo de lo mejor de las
nuestras, igual que Dulcinea que sin saberlo se llevaba el mejor ramillete del
amor de Don Quijote.
Miguel MORENO GONZÁLEZ
Muy bonitos recuerdos,
ResponderEliminarAurora Ferrera Ruiz
Hermosos recuerdos
ResponderEliminarDiego Alarcon Rodriguez
Lo bonito del pasado.. qué bien lo cuentas..
ResponderEliminarDe lo mejor que has escrito en los últimos jueves...ole y Olé...
ResponderEliminarJosé A. Álvarez G.de Guzmán
Recordar es vivir
ResponderEliminarMilagros Calvo
Qué bonito❤️
ResponderEliminarChelo Villarin Recio
Me gusta mucho vuestras historias me recuerda tiempos pasados
ResponderEliminarPilar Calvo
Hola, en esa CORREDERA desde 1961 en que, la conocí por primera vez (siendo novia de mi amado esposo QDEP,), hemos pasado momentos muy felices, en diferentes momentos muy felices.😘
ResponderEliminarMaria Eugenia Blázquez Bascuas
Me he repetido .... momentos felices. Perdón 😟
ResponderEliminarMaria Eugenia Blázquez Bascuas
Recordar es vivir
ResponderEliminarChelo Villarin Recio
Bonito recuerdo. Como la racha de viento que perturba la suavidad de la brisa, recoges una reminiscencia fugaz de lo que fue y la cuentas maravillosamente, cargándola de emotividad y embelleciéndola.
ResponderEliminarUn abrazo, Maestro.
Luis C. Trijueque
Chelo, soy muy mayor y, ahora los recuerdos en general me agradan mucho y, en particular los vividos en ese PRECIOSO CADALSO, en donde nació mi amado esposo QDEP y, que hemos pasado muchos días felices con nuestros hijos y, demás familia. 💖
ResponderEliminarMaria Eugenia Blázquez Bascuas
Estupenda debió ser la persona que motiva tan bonitas reflexiones.
ResponderEliminarPepe Vázquez
Qué bonito❤️
ResponderEliminarMarian Roman Garcia
Recordar es vivir
ResponderEliminarDiego Alarcon Rodriguez
Muchas gracias a todos. Para mí, recordar es como si tuviéramos una "vida de repuesto".
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