Fantasía cadalseña. Buenos Días Cadalso
No hay dos amaneceres iguales, tampoco nuestra memoria está capacitada para recordarlos todos, bueno, y qué, lo importantes es disfrutar del que la vida nos regala cada día, hoy es este, mañana será otro, pero todos igual de gratificantes estemos donde estemos, porque no solo de lo nuestro hemos de vivir, todos los paisajes y los amaneceres son maravillosos, y para ello solo tienes que ver los que la sanantonera y cadalseña Pili nos muestra desde Las Palmas de Gran Canaria. Disfruta de la vida y vive el tuyo estés donde estés.
Cadalso me reanima y también miles lugares más. Buenos Días Cadalso.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
Un maravilla de foto Pedro Alfonso
ResponderEliminarJuani Robles Morillas
Preciosa foto Pedrito, y tienes razón cada día es diferente y tenemos que disfrutar de cada minuto que la vida nos regala
ResponderEliminarMaria Antonia Hernández
Impresionante foto
ResponderEliminarLoren Alfonso Jeronimo
Hola Pedro, preciosa foto!!!👏👏🍀
ResponderEliminarMaria Teresa Caballero Lopez
Feliz día pedro
ResponderEliminarMaria Rosario Caballero Lopez
Preciosa foto
ResponderEliminarMaria Jesus Santillan Garcia
Precioso amanecer
ResponderEliminarBenita Jimenez
Muy bonita foto
ResponderEliminarMari Carmen Carretero Santillán
La Muñana se despierta
ResponderEliminary se ajusta su zapato,
ve carretera desierta
y al pasaje y la cubierta
verde, del coche del Gato.
EL COCHE DEL GATO
Al aire lanzando gases
y entre soplos y resoplos
y como impulsado a soplos
vivía distintas fases.
Paraba continuamente
víctima de cruel ahogo
y luego con desahogo
corría divinamente.
Con pasajeros a pie
entre gallinas y enseres
paquetes de mercaderes
y comiendo un tentempié.
De humareda una fogata
de cigarros apestosos
con los ojos ojerosos
que el madrugón amorata.
Cestas arriba en la baca
entre amasijos de cuerdas
gentes finas, gentes lerdas,
y algún pedo se destaca.
Puerto de la Caprichosa
de madrugadas cetrinas
se movían las encinas
en la alborada lechosa.
Con el Alberche dormido
a su paso bajo el puente
se arrebujaba la gente
sobre su abrigo raído.
Parada en Navalcarnero
a orinar y comer churros
entre mulas y entre burros
en trasiego mañanero.
Y las luces de Alcorcón
y en Campamento cuarteles
y soldados en corceles
en cerrada formación.
Cruzar el Puente Segovia
y del Viaducto su mole
sin que te abrume y asole
el suicidio de una novia.
Y a Madrid por fin llegado
en periplo interminable
de autocar inolvidable
de aquel Gato del pasado.