UN VENCEJO EJERCE DE JUEZ. COSAS DE PÁJAROS
Todo comenzó sin saber, sin esperarlo, acaso
surgió con la impronta del destino desconocido, ocurrió cuando gozaba en calma
de la tarde apacible. Yo tomaba el sol junto a la mesa del jardín. Hoy hizo
mucho calor… Y como es junio, los pájaros no paraban de cantar desde el albor.
Y ahí seguían por la tarde con sus menesteres de cantos y danzas.
En la casa de Fela -vecina buena, entrañable
y callada-, las golondrinas tienen construido bajo el alerón de su tejado un
viejo nido que desafía los imponderables de la vida y de la Naturaleza desde
años ha. Arriba, en el tejado, su marido, Ángel, hizo colocar una hermosa
veleta rematada por un toro y un torero iniciando un pase natural.
Todo invitaba al sosiego cuando me tumbé y
me relajé estirando mis piernas fatigadas de pedalear. Entre ensoñaciones me
hallaba cuando, de pronto, los cantos de los pájaros se vuelven chirriantes,
estentóreos, agresivos… Inicialmente no presto atención: son tan escandalosos
en sus juegos y en sus vuelos de acá para allá… Pero seguían tan punzantes y
agudos esos piares suyos, que comenzaron a ser molestos y estridentes.
Hago sombra a mis ojos con mi mano derecha
y observo: Los vencejos se apostan enfrente y acosan el nido de las
golondrinas. Éstas salen enfadadas a recriminarles su irreverente comportamiento.
Vuelan, planean, baten las alas alocadas…. Se desafían y se provocan unos a
otros sin orden ni concierto. En los cables de enfrente se han situado
expectantes unas palomas torcaces curiosas. Miran inquietas tamaño espectáculo.
Un vencejo de vuelo elegante, valiente y
decidido, se suspende entre ambos bandos y hace un llamamiento al entendimiento,
a la paz. Le ignoran, nadie le hace caso. Los rivales parecían tener cuentas
pendientes desde hace tiempo o, quizá, venían aleccionados con irascibles historias
de enfrentamiento por sus pajarracos representantes.
El vencejo, llamémosle Dédalo, aparenta ser
mucho más fuerte y poseer una personalidad disuasoria muy acusada. A primera
vista denota gran sentido común y capacidad mediadora. Desairado de entrada por
el resto, se molesta y picotea repetidamente primero a una golondrina y después
a un vencejo. Las palomas de los cables están nerviosas y absortas advirtiendo tales
acontecimientos.
Dédalo se encara y desafía a todos con
resolución y seguridad en sí mismo. Después de un instante de titubeo de los grupos
contendientes y disolutos, se produce la calma y parece llegar la quietud. Alas
y picos reaccionan a la demostración equilibrada de fuerza y de superioridad intelectual
del ave “juez” y abandonan abatidos y
avergonzados el campo de batalla… El vencejo, fuerte y bueno, se encarama a la
veleta de Ángel y examina satisfecho que todo acaba sin derramamiento de sangre.
Lo vi todo sentado sobre la toalla.
Felicité a Dédalo con la mirada y raudo salió volando sin caso hacerme. Él no
lo sabe, pero yo si sé que para ambas bandadas será el culpable de lo ocurrido. Servidor estaba allí. Llegado el caso
declararé a su favor… ¡Qué pena! ¡Los pájaros también tienen diferencias que
solventar, de las cuales mejor no hablar…!
Miguel MORENO GONZÁLEZ
Bueno no sabia tu faceta de Ornitologo Vamos estas hecho un observador privilegiado SIN PALABRAS
ResponderEliminarAntonia Frontelo Morales
Muy bonito y original. A veces nos perdemos una parte de nuestra vida por no pararnos a observar.
ResponderEliminarGracias Miguel.
Luis
Dédalo será el culpable de lo ocurrido para ambas bamdadas de pájaros folloneros. Peto él es otro Quijote y pensará. Yo sé quien soy.
ResponderEliminarMuchas gracias Miguel por esta historia tan animal que ojalá fuera más humana.
ResponderEliminarJavier.
Gracias por vuestros comentarios tan cariñosos.
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