A la Buvera y la Muñana
Han perdido la alegría
que de unísono alegraba,
y la Muñana gemía
cuando el fuego le mordía
y la Buvera lloraba.
que de unísono alegraba,
y la Muñana gemía
cuando el fuego le mordía
y la Buvera lloraba.
Saturnino Caraballo
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
Gracias a los q nos acercáis al Cadalso q queremos. Un saludo.
ResponderEliminarJesús Tardío Pato
Si la pobre se ha quedado desnuda una pena
ResponderEliminarAna Diaz
Pesadilla que acompaña
ResponderEliminara lo largo de la vida,
si ardiera nuestra montaña
y a la Buvera se daña:
"¿Quién restaña nuestra herida?".
LA PEÑA BUVERA
Roca colosal, muro y horizonte,
firme y granítica Peña Buvera,
te hizo la creación alba cimera,
hito y estandarte de nuestro monte.
Águila imperial de vuelo en remonte,
ave bicefala ahora pionera,
embrionaria y abriéndole frontera
a Cenicientos y el futuro afronte.
La Buvera demanda un mirador
con lupa incorporada y catalejo,
roquedo monolítico exterior,
de las luces pináculo el reflejo
del impulso corucho creador
que a la Buvera enmarca en este espejo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
El daño es irreparable
ResponderEliminary exige reparación:
"¿Son los pueblos el culpable
o es una incalificable,
y mala administración?".
LAS FLORES DE LA RETAMA
Las flores de la retama
son adorno en la ladera,
bajo la Peña Buvera
junto al tomillo y la grama.
Y nuestro pinar se enrama,
y en Cenicientos se entraña
su Peña que a nadie extraña,
y al ponerse en ella el sol
vemos como el arrebol
es la bandera de España.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
Malestares se acentúan
ResponderEliminarcon el paso de los días,
y Peñas se desvirtúan
si sobre ellas solo actúan
las decisiones tardías.
CARRETERITA DE GRAVA
Carreterita de grava
que entre los pinos asciendes,
tu subida no se agrava
sabiendo que me desciendes.
Y tu cúspide corono
como el águila bifronte,
y nunca me desmorono
viendo el ópalo del monte.
Y en lo alto de la Peña
el cielo que se vislumbra,
es el agua de una aceña
cuya visión me deslumbra.
Lagos de calma infinita
sobrenadados de peces
sobre mis iris orbita
en centenares de veces.
Aquí no crecen ortigas
ni los cardos borriqueros,
solo las piñas amigas
de coruchos piñoneros.
Y el orégano es un alce
profuso en el crecimiento,
y a la Peña da realce
y la perfuma el aliento.
Y una noche de verano
he visto un amanecer,
donde un planeta lejano
bajó conmigo a pacer.
Y asombrados ambos dos
vimos un cese de vientos
y a la Majestad de Dios
bendecir a Cenicientos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
Desde mi Parnaso veo
ResponderEliminara la Buvera y Muñana,
y la vista me recreo
y mentalmente así creo
mis versos de la mañana.
LA PEÑA CHICA O SILLA DEL CABALLO
Hace tantos años que ya mal me acuerdo:
cual cabra montes coroné su cumbre
y en su cima sin óxido ni herrumbre
flores hallé insertas en mi recuerdo.
Retazos fugaces donde me pierdo,
en el cielo de julio ardía lumbre
y un paisajístico y bello vislumbre
en concordato con un mundo cuerdo.
Gredos monumental sobre su espalda,
a la Silla cubría y daba guardia
a sus pies el pinar gema y guirnalda.
Y a su frente los Montes de Toledo,
centinelas del llano y salvaguardia
de la Peña Chica en donde me quedo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
No deslucir la visión;
ResponderEliminarque en mis ojos predomina
y en mí es una religión
y profunda devoción,
por nuestra Peña y colina.
PEÑAS DE CENICIENTOS
Centinelas silenciosos
grises, de piedra blindada,
regiamente coronada
por pinares procelosos.
Con paisajes majestuosos
a sus pies en la llanada,
por viñedos constelada
y olivares armoniosos.
Peñas sois de Cenicientos,
escarpadas y peladas
y asiento de ventisqueros
donde neblinas y vientos
desfilan por las majadas
de los últimos cabreros.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
"Cosas de hombres y mujeres
ResponderEliminarson los amores de ayer,
casi los tengo olvidados
si fueron alguna vez".
D. Antonio Machado
En las Peñas vericuetos
se formaron entre pinos,
de los amores secretos
que acabaron de esqueletos
por opuestos sus destinos.
NO DIGAS QUE MI MEMORIA
No digas que mi memoria
ya me falla y me flaquea,
y la ribera bordea
de lo que fue nuestra historia.
Es más bien tu desmemoria
quien se olvida de repente
de líquenes de la fuente
y margaritas del prado,
cuando tendida a mi lado
se te arreboló la frente.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho