BODA DE BERTA Y MOISÉS en Cadalso de los Vidrios

BODA DE BERTA Y MOISÉS

                La recuerdo de niña: cariñosa, feliz y despierta. Se identificaba totalmente -y lo sigue haciendo- con su hermano y padrino, Miguel. Cuando él me acompañaba a recogerla a la guardería, nada más abrirnos la puerta salía disparado a buscarla mientras ella se agitaba feliz y nerviosa en su sillita al verle aparecer. La  daba un beso y luego se conformaba con agarrarse al manillar del cochecito hasta llegar a casa. De colegial, en cambio, era ella quien le defendía y estaba pendiente de él: "¡Como toques a mi hermano, te sacudo así...!" Los viernes, cuando iba al colegio a buscarlos para irnos a Cadalso, ella se quedaba todo el tiempo en la puerta aguardando. Y cuando intuía mi llegada llamaba a gritos a su hermano: “¡Miguel, que ya está aquí papa!” Y Miguel tardaba un poco en volver de sus juegos. Salían agarrados de la mano y ella le reconvenía para que fuera puntual. Pero Miguel, alegre y despreocupado, volvía a sus juegos el viernes siguiente...     

            Su madre les dio una educación esmerada y les hizo ver lo fundamental que es en la vida la natación y la discreción. Berta y Miguel, ya digo, están muy unidos y se profesan mutuo respeto y admiración. Pero Paloma es la héroe callada de esta familia. La bondad personificada, el ejemplo a seguir. Y no lo digo yo, es su expresión quien la delata. Si yo supiera escribir contaría las semblanzas humanas más bellas y hermosas. Escribiría sobre las emocionantes historias de amor que Paloma nos regala. Escribiría sobre lo que ella guardaba desde niña para nosotros.

            Unas Fiestas del Cristo Berta nos presentó a Moisés en los toros. Y ni corto ni perezoso, como buenos cadalseños en Fiestas, comenzamos a charlar y beber animadamente. Ambas familias somos de Cadalso y sabemos del origen digno y trabajador de la otra. Aproveché y le conté a Moisés los buenos recuerdos que guardo de sus abuelos cuando pasaba por su calle yendo y viniendo de la escuela. El abuelo Moisés, mirada noble y profunda, hablar pausado y conciliador, cigarrillo sempiterno pendiendo de sus labios y manos asidas al volante. La dulzura de la abuela Rita envolvía su delicada figura con un halo de ternuras ancestrales, sus pequeñas manos guardaban en su cuenco unas humildes perrillas que como un tesoro recibíamos los niños el Día del Gallito.

            Mi madre Asun, la abuela de Berta, se alegró muchísimo al saber que estaban saliendo. Guarda el mejor recuerdo de todos los allegados de “Muse” y como él es tan afectuoso (mis hermanos y servidor no lo somos), a ella le llama poderosamente la atención el cariño y los arrumacos que le prodiga a “su niña”. “¡Cuánto quiere Moisés a Berta! Con qué mimo le acaricia y está pendiente de ella. Da gusto con este chico”; nos dijo un atardecer a Paloma y a mí. En ese momento, yo veía a mi madre subir "Tórtolas" junto a mi abuela Luisa con los covanillos llenos de ropa limpia sobre sus cabezas. ¡Admirable generación de postguerra la suya, a la que nunca se le agradeció suficiente su infatigable trabajo, sus innumerables virtudes y su inmenso amor! Qué pena que los otros abuelos de Berta: Miguel, Tere y Gabriel no la vean hoy. Mi padre anhelaba una niña que arrullara su melancólica sensibilidad. No llegó a conocerla, antes le estalló el corazón lleno de ternura.

            Berta se deja querer y es leal a su Peña Muñana y a su gente. Te mira, te sonríe, te da un par de besos y ya te conquista para la causa de lo entrañable. Cuando de niña me veía aparecer por Las Sillas salía corriendo. Su blanco mechón se mecía sobre su melena al viento, los brazos abiertos al abrazo mientras su sonrisa estrechaba lo que su mirada abarcaba. Llegaba frente a mí, pegaba un salto y la aupaba en mis brazos mientras ella se enroscaba a mi pecho deshaciéndose en caricias y besos emocionados. Es hija nuestra y de Cadalso, al que ama apasionadamente. Mujer ecuánime, trabajadora y sensible que le encantaba de escolar interpretar con su flauta “La Mañana”, de Edvard Grieg, o ver torear a Cristina Sánchez con aquella lentitud que te sacaba los ¡¡¡Olés!!! del alma, aún antes de finalizar el lance. "¡Yo seré cirujana taurina!", sentenció convencida una tarde isidril y se quedó tan pancha. Y es que persigue la autenticidad y será por eso que deja honda huella en todo aquél que tiene el privilegio de conocerla.

            Gracias a Moisés, que quiere en silencio con la mirada, la caricia y la sonrisa, pasamos de conocer tímidamente a sus padres a compartir su sincera amistad. Isabel es mujer amable, trabajadora y buena que pasa amorosa la palma de su mano por las mejillas de sus hijas y prodiga a su nieta carantoñas infinitas. Incansable ofrece a su marido e hijo no solo amor, sino también frases de comprensión. Con Moisés, padre, coincidí en la escuela cadalseña. Aprendí con él a conjugar el verbo trabajar, a defendernos de las matemáticas y a afrontar decididos la adversidad. Nuestra existencia es un permanente agradecimiento a la vida, a la familia y a Cadalso que así nos parió.  

            Sé breve en tus razonamientos, que ninguno hay gustoso si es largo, dijo Don Quijote. Acabo: Sed muy felices y absorber todo el amor que seáis capaces de generar. La vida se pasa volando, encerrarla en vuestra casa y disfrutarla haciendo el bien. Sabed que existen mujeres y hombres extraordinarios que como vosotros alumbran con su luz las estrellas. Ellos recolectarán la cosecha de vuestro amoroso huerto y os agradecerán a vosotros y a vuestros hijos, el cultivo que hicisteis para disfrutar todos de un mundo mejor.                                                                                        

Con mis mejores deseos para los novios y sus familias y con un especial cariño hacia Asún, mujer luchadora y entrañable a la que desde siempre he apreciado.

Zorro Corredero




                               Texto y fotos:    Miguel MORENO GONZÁLEZ