domingo, 8 de abril de 2018

La garnacha cadalseña y los atardeceres



Atardecer en Lancharrasa, caricia de garnacha



En los atardeceres cadalseños, cuando el sol sucumbe por el vecino Valle del Tiétar, los cielos se visten de color, de anhelos y emociones, todavía es invierno, la nieve cubre las cumbres, las viñas duermen apacibles, reposan sus cepas cuajadas de sarmientos mientras esperan el momento de la poda, es el ciclo de la naturaleza, el que se viene repitiendo desde hace siglos. Aquí no hay prisas, todo permanece en calma, el sol sale y se oculta cuando quiere, la nieve llega cuando desea y las cepas saben que en su permanente descanso invernal, el hombre las vigila, las mima y espera el momento propicio para realizar la labor de la poda, porque al igual que el sol y la nieve el hombre y sus conocimientos, deciden cuándo se debe podar. 
Cuando las viejas cepas de garnacha nos ofrezcan sus frutos, cuando el hombre transforme el azúcar en alcohol por la fermentación, y los caldos obtenidos rieguen paladares y gargantas, miraremos a la Sierra, dibujaremos un lugar, un sol, un cadalseño y unas cepas en nuestra mente, porque sólo así comprenderemos el milagro que la naturaleza nos ofrece, que el hombre dirige y que nosotros recibimos, o acaso no es el vino un auténtico milagro. Salud y garnacha.


Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

4 comentarios:

  1. Buena foto y buenas cepas las que nos enseñas. Gracias Zorro

    Mariano

    ResponderEliminar
  2. MIRAD LA VIÑA EN REPOSO

    Mirad la viña en reposo,
    las retamas amarillas,
    acirates en cuclillas
    y olivos de tronco añoso.
    Ved este día brumoso
    con las cepas sin sarmientos
    sometida a podamientos,
    para que el pámpano crezca
    y luciendo lo embellezca
    al racimo en Cenicientos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

    ResponderEliminar
  3. Nada hay para cada uno como su tierra, la nuestra es maravillosa, disfrutémosla.

    Un saludo.

    ResponderEliminar