Ilusión, costumbre, inercia, todo puede ser, pero lo que importa es volver cada año a vendimiar en Cadalso, no importa cuánto ni donde, lo importante es sentir la tradición, es sumarse a esta antigua costumbre que durante tantos años mantuvo a nuestro pueblo en tensión. La viña, los cestos, los carros, los jornales, las caballerías, el grado, los kilos, el tiempo, la alegría de saber que de nuevo la cooperativa se ponía en marcha y con ello las familias recibían un dinero muy importante en aquellos años para poder vivir.
Que hoy nada es igual lo sabe todo el mundo, que muchas de aquellas viñas ya no existen, también, pero al menos nos quedan los recuerdos, y si es posible volver a encontrarte con la viña, con las cepas y con esos racimos de garnacha que tanta alegría han llevado durante siglos a nuestro hogares y familia ya esto todo un acontecimiento, al menos en mi caso.
Es un día de septiembre, este año algo se ha adelantado, las temperaturas y el tiempo así lo han decidido, acabo de llegar a la viña de la Medialegua, un santuario familiar para mi y mi familia, un espacio lleno de momentos vividos con muchas personas que durante años convivieron aquí en la vendimia, pero también un santuario que poco a poco se ve diluyendo entre esos recuerdos y el abandono paulatino que la propia vida y la situación actual está marcando. Me acerco a la cepa, recojo unos frescos racimos, los deposito en el cubo, hoy ya no hay cestas, y al rato cuando ya comienza a pesar, me desahogo volcándolos en el capacho, si esos negros capachos que pesan cada año más. Pronto llega el almuerzo, unos de los momentos más emblemáticos de un día de vendimia, todos participan y se reparte la comida, el vino, la naranja de Fanta o lo que se lleve, es cuando los vendimiadores se relajan y sueltan lo que piensan, cuando se discute de esto y de lo otro, cuando se echa el cigarro relajante que da por terminado el almuerzo.
Y de nuevo en el líneo, cada uno a lo suyo, a cortar y cortar y a terminar rápido para terminar y volver a casa, mientras los capachos son llevados a la Cooperativa, pesados y una vez obtenido el grado, volcados al sinfín que los llevara a las tinajas para convertirlos en el rico vino de garnacha cadalseña. Esto ya no es como antes, ya las vendimias duran apenas dos tres días, pero la emoción y el placer que se siente al rememorar este estado de intimidad cadalseña, ya es suficiente para sentirse agradecido con la tierra, las cepas y hasta con uno mismo.
Mi agradecimiento a Hassan y Mohamed, vendimiadores marroquíes, y como no al gran Manolo "El Lobo" que acarreo la uva hasta la cooperativa.
"La vida va discurriendo cada vez por caminos y lugares diferentes, pero los recuerdos y las personas siempre están junto a nosotros, y nos hacen partícipes de todo lo acontecido en estos lugares cadalseños, que no son más que nuestra propia historia."
Zorro Corredero
Zorro Corredero
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La vendimia de 2014 ( 1 )
La vendimia de 2014 (y 2 )
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
LAS VENDIMIAS EN CENICIENTOS
ResponderEliminar¡Al alba, moza,
que me voy a vendimiar!
Volveré lleno de sangre,
lo mismo que un capitán.
Agustín de Foxa
Cenicientos en revuelo
de ardor y de actividad
al brotar la claridad,
y el alba surgir del cielo.
Los cascos hiriendo el suelo,
y las ruedas de los carros
atascándose en los barros,
de embarradas carreteras
en las jornadas enteras
de los racimos bizarros.
Aquello era natural,
el esplendor de las viñas,
las bien cuidadas campiñas
y el bucólico rural.
Y ganaban el jornal,
cuadrillas de jornaleros
que no fueron herederos,
y quienes fuimos sus hijos
ganábamos el pan fijos
para días venideros.
Los racimos en serones,
llevando el néctar de Baco
y lleno el cesto y el saco
exudando exudaciones.
Voces, risas y canciones,
poblaban las dos labranzas
con los cantos y romanzas
de alegres vendimiadores,
con sus cantos precursores
de sus sueños y esperanzas.
Navalaviga en la cresta
frente al Cerro de San Pablo,
de aquel tiempo de que os hablo,
me impulsaba por su cuesta.
De mimbre era mi cesta
y ya en Orilla Moral
gané mi primer jornal,
vendimiando en un barranco
donde había un canto blanco,
y un gran pozo con brocal.
El campo tintado en gente
y tintados por el mosto,
solariego cual agosto
o con frío de repente.
La vendimia es siempre urgente
se corta uva en la Dehesa
por el Juncar no se cesa,
cargan mulas y borricos
activos pobres y ricos,
volcados sobre su empresa.
Ya en la bodega las cargas
a hombros de los pisadores,
con sus albarcas motores
de pisadas y descargas.
Vendimias dulces y amargas,
y el húngaro y su bodega
aguardaba allí la entrega
de viñadores modestos,
en el cobro siempre prestos
si necesidad se alega.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA VENDIMIA DE LOS NIÑOS JORNALEROS
ResponderEliminarImpúberes argonautas
sobre las cepas esbeltas,
las navajas cortan sueltas
de los infantiles nautas.
Sin chirimías ni flautas
en busca del vellocino
del oro del tinto vino,
de las cepas el racimo
nos daba el valor y animo
de forjar nuestro destino.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
HEREDEROS DEL LEGADO
ResponderEliminarHerederos del legado
viñador en tradición,
tenemos la obligación
de cuidar de lo heredado.
Se nos dejó encomendado
por nuestros antecesores,
y de ellos somos deudores
del cuidado de las viñas,
que otrora fueron campiñas
y el lar de nuestros mayores.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA ACCIÓN DEL VIENTO EN MI VIÑA
ResponderEliminarEl viento riza a la oliva
en tanto a la higuera peina,
a un almendro lo despeina
y entre los surcos deriva.
Mas a la viña cautiva
de tal forma y de tal modo,
que va mareando todo
y una cepa peina, crespa,
y a las demás las encrespa
y a mí me da con el codo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LINDERO ES MI CORAZÓN
ResponderEliminarLindero es mi corazón
en la viña con el tuyo,
y una bodega construyo
a sus uvas ya en sazón.
Un vino en fermentación
ya me penetra y anega,
y me emborracha y me ciega
y me inunda y se derrama,
con el fuego de la llama
que se apaga en tu bodega.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA FIESTA DE LA VENDIMIA
ResponderEliminarPeñas salen de la plaza
llevando acompañamientos
de unos festejos con traza
de la tradición que enlaza
al corucho Cenicientos.
De varas llevan el carro
por mulas encabezado:
que es reliquia y es bizarro,
y carro de cuando el barro
del pueblo era el decorado.
Cestos de mimbres antiguos
llenan de uvas maduradas
de unos racimos ambiguos
que unos con otras contiguos,
aguardan a ser pisadas.
Ya, en puertas de la bodega
la juventud bulliciosa
gran alegría despliega,
y nuestra Peña sosiega
la tarde otoñal ruidosa.
Marcha el carro con su carga
por coruchos flanqueado,
allá por la calle Larga
donde báquica se alarga
hasta el lagar del pisado.
En la plaza ya de nuevo
bailan sobre el escenario
el folclórico renuevo
de las cinturas de acebo
de los coruchos muestrario.
Rebosante y concurrida
y con ambiente festivo,
quizá en alguna medida
también fuera merecida
un homenaje a su olivo.
Siempre cepas y olivares,
hermanados por las manos,
y arropados por pinares
y efluvios de tomillares,
fraternizaron hermanos.
En Cenicientos nunca hubo
caciques ni latifundio,
y un ten con ten se sostuvo
y en paz siempre se mantuvo
viña grande y minifundio.
Pese a ser fiesta reciente
sin raigambre y sin memoria,
en su devenir la gente
tenga el corucho presente
ser ya parte de su historia.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA PLAZA DE CENICIENTOS
ResponderEliminarAbierta al cielo es el hogar del sol
que aviva del pueblo la actividad;
por aquí desfiló la humanidad
de coruchos que fundió en su crisol.
La requiebra y corteja el arrebol
y marida con la diafanidad,
trayendo visos de su honestidad
nuevos tiempos en gigantesco bol.
Todo el acontecer pasa por ella
y pasados eméritos con su huella,
en los Anales de acontecimientos
que marcaron su devenir e historia,
y ella guardó recóndita en memoria
que narrará en su día a Cenicientos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
Como siempre Pedro nos traes todas las costumbres de nuestro pueblo. Me gusta esto de la vendimia, lo que pasa es que ya no es como antes, pero la vida es asi.
ResponderEliminarMariano
Es lo que toca Mariano, pero no creo que esto dure mucho al paso que van mis viñas.
ResponderEliminarUn saludo
estas vendimiando jaja huz como me duele los riñones jaja
ResponderEliminarAna Diaz
En la media legua tengo cepas, haber si me entero de quien puede hacer lo de mis padres y no se pierda.
ResponderEliminarChelo Villarin Recio
No sólo en la media legua, y otras donde hay olivas. Que pena me dá que se pierda si sabes de alguien, me pondré en contacto contigo, Pedro
ResponderEliminarChelo Villarin Recio
Que se te dé bien Pedro la vendimia
ResponderEliminarChelo Villarin Recio
Muchas gracias. Hablamos.
ResponderEliminarA Manolo el lobo No le veo doblar el lomo Jajajaja Jajajaja
ResponderEliminarPilar Calvo Villarín
Nooo, estaba de acarreador.
ResponderEliminarGracias Pedro, hablamos si por favor.
ResponderEliminarChelo Villarin Recio