Todo parece indicar que el cadalseño montado a caballo de la fotografía y que sirvió entre los años 1929 y 1931 en el Regimiento de Caballería de Húsares de Pavía Nº20, es Andrés Carrillo. Los Húsares de Pavía estaban en el madrileño Cuartel del Conde Duque.
Con esta primera foto comienza una nueva carpeta con cadalseños que en algún momento hayan pertenecido al ejercito, como profesionales o durante la mili, da igual la época, así que si tienes a alguien que hizo la mili y quieres que aparezca en el ZC, sólo tienes que enviar la foto y algunos datos para su publicación.
Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso
ROMANCE DEL CORUCHO HEROICO
ResponderEliminarHubo un soldado corucho
en el Barranco del Lobo,
en día de luto y llanto
por soldados españoles.
Integrado en las Brigadas
Mixtas de los Cazadores,
y unido a su Regimiento
fue movilizado al Rif.
De rifeños solivianto
aconteció por entonces,
y él con otros destacado
a pacificar tensiones.
Atacados por rifeños
junto al Monte Gurugú,
cruzaron estribaciones
perdidos yendo hacia el sur.
Noche plagada de angustia,
sin luna y muertos de sed,
contingente de españoles
de nuevo mundo a través.
En la noche interminable
rasgada por los disparos,
tan lejos de Cenicientos
nuestro corucho soldado.
Cuando quiso el nuevo día
mostrarse y dejarse ver,
los soldados españoles
de nuevo en el redondel.
Sin saber que defendían
si a la patria en su grandeza,
o era a las minas del Rif
del conde de Romanones.
Dominadas las alturas
por los francotiradores,
insostenible se hacía
su situación por entonces.
El nutrido tiroteo
partía de una colina,
y el desalojar de moros
se asignó a su compañía.
Los soldados españoles
reptaron por la pendiente,
y llegando a la planicie
al arma blanca asaltaron.
Gumías y bayonetas
mortales se entrelazaron,
y tras el cruento combate
los moros desalojados.
Y aquel soldado corucho
se ocultó con su macuto
de las miradas ajenas
en un hoyo entre lo abrupto.
De él sacó una botella
del "hada verde" o absenta,
que le sumió en un letargo
o más bien en borrachera.
Y por las cosas del mando
que en el ejército impera,
se ordenó la retirada
de la posición aquella.
Quedó solo aquel bendito
con beatitud durmiendo,
sin que entre sus compañeros
nadie de menos le hiciera.
Nuevamente los rifeños
se asentaron sobre ella,
sin que sobre aquel durmiente
apercibimiento hicieran.
Después el mando español
cambió y dio una contraorden,
y reconquistar la cota
al precio de lo que fuera.
Comenzado el tiroteo
fue despertado el corucho,
con moros por todos lados
hirviendo en un avispero.
Él se atrincheró a su vez
y disparaba a mansalva,
sobre la tropa rifeña
que ante el diablo se hallaba.
Cogidos entre dos fuegos
los sorprendidos rifeños,
tiraron armas al suelo
y a discreción se rindieron.
Informado el coronel
de la hazaña del corucho,
incluyó en la orden del día
ser condecorado al punto.
Y el soldado temeroso
de al final ser descubierto,
se sinceró al coronel
descubriéndole el asunto.
El coronel mandó firmes
y le miró gravemente,
girando a su alrededor
con un caminar solemne:
"Escúcheme bien, soldado:
nos demanda la patria héroes,
ya sean justas o injustas
en cuantas guerras emprende.
Símbolo es usted y ejemplo
de todos sus compañeros,
y yo prendo en su guerrera
ésta cruz que ganó su hecho.
No diga nada de esto
que me acaba de contar,
¡o yo con mi propia mano
cercenaré sus cojones!...
Luzca su cruz en el pecho
y la ostenta,con orgullo,
y si pervive a la guerra
la muestra por Cenicientos".
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
ROMANCE DEL REY MORO DE GRANADA
ResponderEliminarDONDE CORUCHOS SE HALLABAN
Cuando al fin capituló
y abandonó su Granada,
se le demudó la faz
y dijeron que lloraba.
Mas no fue por cobardía,
pues su valor era fama
cantada por los poetas
y por el Darro llevada.
Fue por las fuentes y flores,
por las almenas doradas,
por el Patio los Leones
y por la perdida Alhambra.
Cruentos y crueles combates
por la ciudad asediada,
y ante sus muros, coruchos,
allí combatiendo estaban.
Siendo el Rey don Juan segundo
del reino ilustre de España,
y don Álvaro de Luna
su valido y su vanguardia.
De Castilla el Condestable
en batalla de Higueruela,
donde triunfante salió
con él coruchos llevaba.
Dueño y señor de estas tierras
le rendían vasallaje,
y soldados de la gleba
de estos predios reclutaban.
El tiempo se fue alargando,
cayó el valido en desgracia
y su cabeza rodó
por vallisoletana hacha.
Luego Isabel de Castilla,
de España la soberana,
junto a Fernando su esposo,
asedio puso a Granada.
Y de nuevo los coruchos
de infantes sentaban plaza,
y en el cerco con las picas
se batían en la Alhambra.
A don Gonzalo de Córdoba
le vieron sobre una jaca
del harén de Boabdil,
que a las tropas arengaba.
Allí al cardenal Cisneros
le vieron con cubos de agua,
con sus frailes y sus legos
que a los moros bautizaban.
A Fernando e Isabel
vieron su entrada triunfal,
y voltear de campanas
por la España unificada.
Y vieron a Boabdil
junto a Aixa la Sultana,
volviendo la vista atrás
enjugándose una lágrima.
Esto vieron los coruchos
y se vieron a ellos mismos
haciendo Historia aquel día
en la toma de Granada.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL ORIGEN DEL NOMBRE DE CENICIENTOS
ResponderEliminarA las armas llamó el rey
a sus leales vasallos
para hacer la guerra al moro,
y de sus predios echarle.
Fueron heraldos reales
por humildes aldehuelas,
por cañadas y villorrios
y al foro de las ciudades.
Pregonaron el Edicto
en torres de campanarios,
a los sones de timbales
y cuernos de bueyes mansos.
Llegaron a San Esteban
de la Encina Protomártir
habitado por labriegos
y pastores arriscados.
Movilizóse el alcalde
con alcaldes aledaños
hacia el pueblo de Escalona,
con los censos en la mano.
De allí fueron a Toledo
en un grupo encaminados
a presencia del monarca,
con la corte allí instalado.
Y una vez allí llegados
y por su Puente de Alcántara
lentamente atravesado
vieron el Tajo allí abajo.
Allí nadaba La Cava
muchos años ya pasados
y allí viola don Rodrigo,
y suspiró enamorado.
Más negándose Florinda
a entregársele de grado,
al rey de los visigodos
acusó haberla abusado.
Informado don Julian,
el padre que estaba en Ceuta
por el rey allí destacado,
jurósela al soberano.
Con el obispo don Opas
conspiraron y una alianza,
fue entablada con Tariq
y en la antigua Iberia entraron.
Por entonces en Toledo
reinaba la tolerancia
y las grandes religiones
estudiando se hermanaban.
Las religiones Del Libro
sagrado de los judíos,
y de árabes y cristianos
compartido y traducido.
Y siendo así en este clima
por el rey bien acogidos
los alcaldes regidores
en su punto de destino.
De San Esteban su alcalde
digno en su rusticidad,
de su legajo hizo entrega
a la Majestad Real.
El rey miróle perplejo
estudiando el documento
al ver puestas allí cifras
cual villas con monumentos.
"¡Pues no es la tuya una aldea
y me ofreces cien y cientos
en mi ejército, de lanzas,
en la guerra a que me enfrento?".
"¡Príncipe!", hablóle el alcalde,
"¡en San Esteban sus gentes
contra él moro lucharán
por Vos y por nuestro Dios !".
"¡Las mujeres y los niños
y los ancianos hendidos
harán suya vuestra causa
contra vuestros enemigos!".
"¡Me place aquesto que dices
mi buen vasallo y amigo,
y cambio el nombre a tu aldea
mis nobles son mis testigos!".
"¡Se llamará Cenicientos
desde ahora en adelante,
y Yo, el Rey, sobre estos reinos
así lo dispongo y firmo!".
¿Es historia o es leyenda
o invención de mis mayores?
Pero en nuestra tradición
su nombre es Regio ante Dios.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA LISTA DE LOS REYES GODOS
ResponderEliminarA mis amigos y compañeros de generación,
en nuestra escuela de Cenicientos,
allá en la década de los cincuenta.
Entre angustias y sudores
y calvario de los ojos,
padecimos sinsabores
por culpa de promotores
imperiales con antojos.
Con España hecha un erial
entre la hambruna masiva,
trajeron al pegujal
y escuelas del andurrial
a godos en comitiva.
Se empeñaron los jerarcas
con empeño denodado,
supiéramos de monarcas
que aún calzaban albarcas
y a la Hispania gobernado.
La lista estaba formada
por treinta y tres visigóticos
y era así tan alargada
y tan densa y tan poblada
por reinar reyes caóticos.
Se morían de repente
o de pronto asesinados,
y otra coronada frente
ante aquel cuerpo presente
allí mismo nominados.
Candidatos eran varios
los aspirantes al trono,
y en aquellos escenarios
de títulos nobiliarios
disputaban con encono.
En círculo nos ponían
a coruchos escolares,
y salmodiar nos hacían
mientras espaldas crujían
a los godos seculares.
La lista la encabezaba
Ataúlfo, era el primero,
Sigérico al que heredaba
Walia y luego lo alcanzaba
Teodorico el guerrero.
Le sucedió Turismundo
y Teodorico después,
Alarico más jocundo
y nosotros ni un segundo
de recitar sin traspiés.
Después con el cisma arriano
Gelaelico cismático,
y Amalarico algo vano
que fue un buen rey ciudadano
que se acomodó pragmático.
Theudis, luego Teusidelo,
Agila y Atanagildo,
Liuva que miraba al suelo
y Leovigildo al cielo
por culpa de Hermenegildo.
Llegó Recaredo y Siuva,
Witérico y Gundemaro,
que dicen que el mosto de uva
lo trasegaba cual cuba
de tonel hispano avaro.
Nombres hay repetitivos
de ordinal correspondiente,
sobrevivían los vivos
si no acababan cautivos
del nuevo rey y de su gente.
Suíntila con Sisenando,
Thintila y sucedió Tulga,
Khindasvinto fue reinando
con Recesvinto esperando
como un can cuando se espulga.
Wanba delegó en Ervigio,
Egica reinó con Witiza,
¡cuánto rey, cuánto litigio!,
sin llevar el gorro frigio
hartos de godos en liza.
Rodrigo fue el colofón
de tanto godo en el trono,
¡qué castigo, qué tostón!,
salmodiando relación
con voz meliflua en el tono.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
ROMANCE DEL CORUCHO LEGENDARIO
ResponderEliminarUn corucho combatiente
en la perla de la Antilla,
rogó a nuestro San Esteban
tornar a la patria chica.
Nuestro patrón le escuchó
permitiendo regresara,
libre de fiebres palúdicas
y guerra en el corazón.
Su fiel novia le esperó
y concertaron la boda,
y fue terminado aquello
por el hado de la historia.
En el Huertecillo un baile
se dio por carnestolendas,
y él bailaba con su novia
ajeno a la concurrencia.
Se hallaba allí un jactancioso
originador de broncas,
que continuo molestaba
con empujones y sornas.
Él le advirtió seriamente
que si aquello proseguía
la tarde sería trágica
con pérdida de una vida.
Fatalmente así ocurrió
el suceso lamentable,
con el pueblo en conmoción
por el hecho espeluznante.
Él se trajo en su mochila
desde la lejana Cuba
un mortífero machete,
compañero de penurias.
Con él se enfrentó a mambises,
cruzó pantanosas junglas,
de azúcar hizo la zafra
y vivió en climas hostiles.
Siempre lo llevaba encima
sin hacer, nunca excepción,
y le dio tal puñalada
que allí tendido quedó.
Guardia Civil y juzgado
intervino en el asunto,
y en premura diligente
juzgaron y condenaron.
Después en cuerda de presos
condujeron a Algeciras,
y en barco destartalado
al Hacho ceutí llevaron.
Los años fueron pasando
difuminando el suceso,
pero intervino el destino
o Divina Providencia.
Con tres soldados coruchos,
servidores en Marruecos
con los caballos de Alcántara,
añorando a Cenicientos.
Llegado un quince de agosto
sentados en un café,
de población africana
rememoraban su pueblo.
Evocaban Cenicientos,
su día de fiesta grande,
la corrida de la tarde,
sus novias y sus recuerdos.
Atento un moro notable,
gerifalte del desierto,
su dialogar les oía
sin recato y sin respeto.
Espetándoles de pronto
dando muestras de alegría:
"¡soldados"!, y se acercó.
"¿De que parte sois vosotros?".
"¡De España,de Cenicientos!".
Su emoción fue indescriptible,
llorando a lágrima viva
la añoranza de su pueblo.
El inesperado encuentro
hizo mella en los soldados,
que de niños contemplaron
al hombre aquel ensogado.
Les fue narrando su vida
sin omitir los detalles
de su pena y su condena,
y del penal la evasiva.
Su trabajo en el desierto
como rudo camellero,
sudor, fatigas y el hambre,
y soledad y destierro.
Después un golpe de suerte
le dio poder y riqueza,
dueño de grandes rebaños,
camellos, cabras y ovejas.
Un palacio y grandes casas
esparcidas por doquier,
cuatro esposas y un harén
de concubinas princesas.
Habló de sus muchos hijos
y conversión a otra fe,
predicada por Mahoma
en su nueva trayectoria.
Luego se alejó despacio
entre dunas y entre arena,
un corucho legendario
del que aquí os dejo su historia.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
SANTIAGO LIZANA
ResponderEliminarA Fernando Ayuso
Cuando se tiran los dados
caprichosos de la historia,
a unos aguarda la gloria
y a otros dados trucados.
Un hombre sencillo y parco,
trabajador y ordenado,
se vio de pronto abocado
a salirse de ese marco.
En la España turbulenta
previa a la guerra incivil,
él era un hombre civil
al que arrastró la tormenta.
Quizá sin tener ideas
políticas concebidas,
ni pensadas, ni nacidas,
y por tanto nunca aireas.
Y a su pesar se vio inmerso
entre el barro de trincheras
de las sangrientas goteras
de épica gesta sin verso.
Y una vez movilizado
en defensa de Madrid
Babieca y Tizona el Cid
les dejó encomendado.
Y en los terribles combates
que frenó a los sublevados,
a su lado atrincherados
aplacaron los embates.
Y la lira del poeta
del Alberti gaditano,
voló desde el altiplano
al páramo en la meseta.
Y Madrid fue desde entonces
la capital de la gloria,
y entró de lleno en la historia
y su heroicidad en bronces.
Junto a héroes anónimos
allí se hallaba Santiago,
entre la sangre del lago
que tuvo tantos topónimos.
Se batió en Guadalajara
en días de lluvia y bruma
contra italianos de espuma
que al Duce empañó la cara.
Y después lo consabido:
vino la amarga derrota,
y en los cementerios flota
de la pólvora el sonido.
Cárceles y represiones,
sin pan, sin lumbre y con hambre,
y exiliados con raigambre
parias en otras naciones.
Y los que dentro quedaron
como Santiago Lizana,
sin un hoy y sin un mañana
ataron y amordazaron.
Y en posguerra interminable
la suerte de los vencidos
compartió con oprimidos
en espera inacabable.
Más inopinadamente
un resquicio de esperanza
asentado en su balanza
le hizo vivir nuevamente.
Pues trabajando entre flores,
convertido en jardinero,
se vio de nuevo campero
siendo sus años mejores.
Y vuelto al pueblo natal,
al diáfano Cenicientos,
sus allegados contentos
le acunaron maternal.
Y en su casa del Cerrillo
muy feliz se halló Santiago,
sin que en él hiciera estrago
bilis ni rostro amarillo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LAS TRECE ROSAS ROJAS
ResponderEliminar"Que mi nombre no se borre en la historia"
Julia Conesa
En calle de Coloreros,
a espaldas de San Ginés,
la tragedia se gestaba
y las Rosas no la ven.
Las jóvenes comunistas
(y Blanca Brisac no lo es),
agosto del treintainueve,
aherrojadas se ven.
Van cayendo escalonadas
cuando las van delatando,
cediendo ante las torturas,
hombres en frentes bregados.
Martina y Carmen Barrero,
Pilar y Julia Conesa,
Ana López, y Virtudes
y Elena Gil y Adelina.
Dionisia las acompaña,
Joaquina entra en la lista,
Victoria forma en el grupo,
y Luisa cierra la fila.
Trece son las Trece Rosas
del agostado jardín,
de un Madrid de cárcel pútrido
y un Gólgota por venir.
Gritos en comisarías,
siempre en ristre los vergajos,
la capital de la gloria
ahora es la del espanto.
Cuerpos en sangre bañados,
miembros rotos y tullidos,
dientes fuera de su base
y horrores entre suplicios.
Las Rosas son deshojadas,
¡temblad, almas de vencidos!,
que esta tierra de Caín
no ha de daros un respiro.
Silencios espeluznantes,
insultos, carreras, gritos
gemidos, voces de infamia,
¿Tú dónde estás?, ¡oh!, Dios mío!
Pasan a todas a Ventas,
a la cárcel de mujeres,
viviendo un mundo dantesco
en hacinamiento envuelto.
Las acusan de la trama
y muerte de Gabaldón,
de formar una conjura
o un entramado mayor.
Sin fundamento y sin base,
sin garante o defensor,
sin testimonios ni pruebas,
todos condenados son.
Los culpables son hallados,
fusilados con fruición,
días después del suceso
que el crimen se perpetró.
¿Eran cuatro o eran tres
los funestos asaltantes,
que al cometer un atraco
un infierno desataron?
Se abrió la cárcel de Ventas
y su cancela gimió,
cuando traspasó la verja
la muerte en un camión.
Subieron las Trece Rosas
y ahora el camión lloró,
al contactar con su suelo
de la inocencia el dolor.
Las Trece Rosas marchitas,
un cinco de agosto vio
Madrid cuando despertaba
sumido en el estupor.
Osario de la Almudena,
antesala del horror,
ten ya dispuesta tu tapia
y dales tu bendición.
Alba de un cinco de agosto,
preludio de un gran calor,
nimba a las Rosas las frentes
que hoy acceden ante Dios.
Puestas las Rosas en fila,
dando cara al pelotón,
"¡apunten, disparen, fuego!",
y el crimen se consumó.
Trece Rosas de Madrid
soñando un Madrid mejor,
vuestra entrega no fue vana
pues el rosal floreció.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
AMO A MADRID
ResponderEliminar"Madrid, Madrid, que bien tu nombre suena,
rompeolas de todas las Españas"
D.Antonio Machado
Madrid Universal del brazo abierto,
con su Puerta del Sol alba de España,
entrañable ciudad que a nadie extraña
ya sean de interior, montaña o puerto.
Madrid Universal de error y acierto
de la Historia patria que te acompaña,
y un Manzanares que ahora te baña
saludable y limpio, breve y despierto.
Madrid Universal de Austria severo,
señor de medio mundo y gesto adusto,
con la gorguera pareció altanero.
Y un Borbón de napolitano gusto
que sosegado amó y no empuñó acero
y fue ilustrado Rey y su Alcalde justo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
CATALINO JIMÉNEZ RAMOS
ResponderEliminarRomance
El estraperlo de subsistencia,
de los coruchos en la posguerra.
Años oscuros del hambre,
de cárcel y represión,
sin jornales ni esperanza,
huérfana España de Dios.
Sin veredas ni caminos,
ni sendas de libertad,
a los pobres les quedaba
no más que el echar a andar.
Por cerrados horizontes,
ámbitos en la oquedad,
recintos con cerraduras
había que sortear.
En la España racionada
convertida en un cuartel,
con los guardias en alerta
le echaban valor y fe.
Los costales en las mulas
y ellos caminando a pie,
asen el ramal con fuerza
y el viento susurra en él.
Cruzan sierras, surcan ríos
y los saben vadear,
con agua llegando al cuello
en días de temporal.
Catalino, casi un niño
sin barba a la que afeitar,
ya va a tierras de la Mancha
en busca del cereal.
Ya sea cebada o trigo
o garbanzos tanto da,
estraperlo de carencias
ya habrá quien lo comprará.
Y como siempre al ingenio
lo aguza necesidad,
él lo aguza a toda prisa
y aguzado tiene ya.
Sabe que quien compra y vende
precisa de habilidad,
y empleo de la sonrisa
y él esto sabe emplear.
Con el dinero tasado
en su alcancía no hay más,
y en orfandad se halla su hucha
inclusera de metal.
Si la mercancía pierde
o llega a desbaratar,
dinero no habrá en reserva
y un valedor no hallará.
Por aledaños que cruza
el Maquis presente está,
y Guardia Civil acecha
y a él le van a implicar.
Le acusan de formar parte
del grupo de Reguilón,
y someten a tortura
sayones del dictador.
Le sumergen en un pozo
pendiendo de la garrucha,
y van sacando y metiendo
al ritmo que les divierte.
Con los métodos que saben
pues psicólogos no son,
culatazo y tente tieso
y pateo al por mayor.
En el Casar de Escalona
le despojan de la carga,
le despojan de la mula
por un mes de duración.
Trabajadores honrados
que delincuentes no son,
peor que a bestias trataban
del cortijo del señor.
Por Gredos atravesaban
y en El Tiemblo descargar,
y el Pantano del Burguillo
brillando en la oscuridad.
Por los Montes de Toledo
entre chaparro y zarzal,
cruzan sendero escarpado
que al lobo miedo le da.
Perseguidos y acosados
por querer ganar el pan,
en reata van de noche
acechados por el mal.
Con la justicia al revés
la que dictó el vencedor,
al pobre solo quedaba
ir a la buena de Dios.
Subsistencia de estraperlo
aceptaron los coruchos,
y tomaron como vino
y cual vino se alejó.
Catalino se hizo hombre
antes que niño creció,
el destino era de entonces
de pobres, hambre y sudor.
Catalino ante el peligro
acrecentó su valor,
y decidió sentar plaza
en bandera de legión.
Ni cuatro lustros tenía
cuando en Madrid se plantó,
y en el banderín de enganche
hizo allí su aparición.
Pues él en sus pocos años
se hizo su composición:
"Si legionario me hago
esquinazo les doy yo".
En la puerta hizo antesala
y penetró en un despacho,
donde un oficial canoso
le aconsejó lo pensara.
A legionarios de guardia
los vio tiesos como a varas,
con caras de traga niños
por si el coco no bastara.
Y siempre con la intuición
pupilar de hombre del campo,
que abarca todo el conjunto
hizo fu como los gatos.
Los recordó de la guerra
cuando todo lo arrasaban,
y en alianza con los moros
nueva invasión fue de España.
Siendo hombre rico en recursos,
fértil de imaginación,
asendereó sus pasos
por un sendero mejor.
Pues él a alguien conocía
que tenía relación
con un médico notable
de algún Estado Mayor.
Le arreglaron los papeles
del Ejército del Aire,
y frente al banco de España
se cuadra ante generales.
Y vemos a Catalino
uniformado de azul,
con sus dos años de mili
donde Azaña administró.
Producido aquel paréntesis
mejoró su situación,
y vuelto al mundo civil
en Cenicientos se halló.
Y al romance pongo fin
encarnando en Catalino,
subsistencia de estraperlo
y así poder subsistir.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL FURTIVO DE LA ENJALMA
ResponderEliminarLa luz que daba la luna
era su faro y su guía,
y afinar la puntería
en la noche fría y bruna.
Bajo ramas de un enebro
los conejos acudían,
y a él sus manos le ardían
y al miedo le hacía un quiebro.
El disparo amortiguaba
en la noche sepulcral,
el deslizar musical
del arroyo en que regaba.
Huertos de los Cerdigones,
linderos del Encinar
de la Parra y,al cruzar,
a conejos perdigones.
Con la llegada del alba
a la caza daba fin,
y le ponía el confín
la boina sobre su calva.
La enjalma desjarretaba
compartiendo bien la paja,
y a los conejos encaja
de aparejo que ahuecaba.
En cruce de Panigebre
le paraba la pareja
de guardias de hirsuta ceja,
buscando conejo o liebre.
Les burló en los duros años
de la terrible posguerra,
con la enjalma en la que encierra
del furtivo desengaños.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
HISTORIA REAL DE LA MILI
ResponderEliminarEN LOS AÑOS DE PLOMO Y DE HAMBRE
(El corucho que se codeó con la Historia)
En la mili hubo un corucho
en las letras poco ducho,
de alfabeto funcional
que pudo acabar muy mal
de no estar el boticario
como oficial honorario
de aquel lóbrego cuartel.
Como en los baños de Argel
tuvo Miguel de Cervantes
sus ayudas y atenuantes,
y los frailes mercedarios
aliviaron sus calvarios
rescatándole hacia España.
Y lejos de tierra extraña
pudo escribir su novela
que yo leí en la Plazuela.
Y así os puedo asegurar,
y en serio garantizar,
que de todo lo leído
lo brillante y lo manido
es de lo mejor escrito
en este orbe infinito.
Mas volviendo a nuestra historia
contada sin vanagloria,
al ser requerido el quinto
por el sargento y su cinto
su lugar de procedencia
respondió con suma urgencia:
"¡de Cenicientos sargento!".
Y el otro no anduvo lento
dándole el primer guantazo
que calló como un mazazo
sobre el humilde recluta,
que a poco lo electrocuta.
"¡Hay que decir mi sargento
o aprendes o te escarmiento!".
-Pero pareces despierto
y de carácter abierto
y algo tienes a favor
que le quitará amargor
a este golpe que te he dado,
serás mi recomendado
por qué existe una razón,
allí dejé el corazón.
-Me enamoré de una moza
que por dentro me retoza
pues estuve allí en la guerra
y hay buen vino en esa tierra.
Aquel pueblo lo tomamos
al asalto,e informamos,
al coronel Monasterio
que estaba en el cementerio
mandando la operación
y fue magnífica acción
y nos dio un breve permiso,
y yo no anduve remiso
de andar de aquí o acullá
y viendo esto o lo de allá
y así en ella me fijé
y en horas la enamoré.
Por tanto y ser su paisano
tú comerás de mi mano.
Te enchufaré en la cocina
o al trabajo en la cantina
y vivirás como un rey
sujeto sólo a la ley:
del callar y obedecer
y en superiores creer,
que en el ejército es norma
y aquel que no se conforma
prevención y calabozo
y sin mujeres retozo.
Y el quinto en su nueva vida
de la patria agradecida
pues comía hasta la hartura
con toda desenvoltura
desflorando a los peroles,
sin hacer asco a las coles
o a las lentejas con piedras
gateando igual a hiedras
huyendo de las perolas
a sus campos de amapolas.
Pues por todos es sabido
que el dictador asistido
por el ejército en masa
de la patria hizo su casa,
teniendo al generalato
rebosando siempre el plato.
Hambre en el solar de España
como un frío de guadaña
y alimento en los cuarteles
para sus adeptos fieles.
Nuestro corucho soldado
allí está bien instalado
en la sala de banderas
de las glorias duraderas
que encarnan al regimiento
del Glorioso Movimiento,
ejerciendo de ordenanza
y olvidada la labranza,
campando alegre a sus anchas
con uniforme sin manchas.
Y al general Saliquet
con su bastón y el piolet
le saluda marcialmente
recta la mano en la frente.
Pero como bien sabemos
y harto que lo pretendemos
no hay felicidad eterna
ni siquiera la fraterna
y le abordó un comandante
de los de peor talante,
entregándole una carta
a nombre de una tal Marta
tenía que darla en mano
e ir vestido de paisano
y mucho ojo en confundirse,
y a la dirección ceñirse.
Lo oyó todo un veterano
con pigmento de birmano
y del corucho envidioso
del que envidia sin reposo.
Y sin saber el corucho
estando en letras flacucho
la dirección que ponía,
el otro le dirigía
y encaminó por su mal
a una dirección fatal.
La casa del comandante
y a una mujer delante
que la misiva leía
roja y empalidecía
del comandante la esposa
que suspiraba llorosa.
La carta iba a una amante
que tenía el comandante.
Y al corucho persiguió
y sañudo le hostigo
a punta de su pistola.
Y trayendo aquello cola,
intervino su paisano
el boticario cercano
que estando allí de oficial
tuvo acceso al general.
Y todo aquello taparon
y con tierra lo enterraron.
y el buen corucho soldado
siguió su vida pancista,
en alerta y buena vista
hasta que fue licenciado.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
PEALES Y ALBARCAS
ResponderEliminarTransidos de frío
peales y albarcas,
llagadas las marcas
de pies, del rocío.
Van los jornaleros
de rostro atezado,
al hombro abrazado
los viejos aperos.
Funde sus alientos
la cruda mañana,
del frío que aplana
nuestro Cenicientos.
Hay nieve en la cumbre
cimera en la Peña,
qué hiberna y qué sueña
y encienden la lumbre.
Tienen el marqueo
trazado en el suelo
y aplastan el hielo
con un traqueteo.
Están ajustados
para abrir las hoyas,
panes de sus ollas
de desheredados.
Con los azadones
y pico a la piedra,
nada les arredra
abriendo zanjones.
Las manos cubiertas
de grietas y callos,
cavan como rayos
las tierras desiertas.
Tapan los barbados,
que serán las vides
cuando en estas lides
sean injertados.
Paran un momento
y echan un cigarro,
los pies en el barro
y algún juramento.
Duros los astiles
de azadón y pico
y no magnifico,
las hoyas a miles.
Les daban los dueños
vino en calabaza
de la misma raza
que impregna sus sueños.
Y así la cuadrilla
de los jornaleros,
iba con sus fueros
por toda Castilla.
La siega en verano,
la carga de leña
sin letra pequeña
lastrando su mano.
Los hombres de acero,
de peal y albarca
fueron remo y barca
de lo venidero.
Nosotros sus hijos
tuvimos abrigo,
nuestro pan de trigo
y la escuela fijos.
Y en el firmamento
de los jornaleros,
aquellos braceros
infunden aliento.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho