jueves, 20 de julio de 2017

Cadalseño en el Regimiento de Caballería Húsares de Pavía





Todo parece indicar que el cadalseño montado a caballo de la fotografía y que sirvió entre los años 1929 y 1931 en el Regimiento de Caballería de Húsares de Pavía Nº20, es Andrés Carrillo. Los Húsares de Pavía estaban en el madrileño Cuartel del Conde Duque. 
Con esta primera foto comienza una nueva carpeta con cadalseños que en algún momento hayan pertenecido al ejercito, como profesionales o durante la mili, da igual la época, así que si tienes a alguien que hizo la mili y quieres que aparezca en el ZC, sólo tienes que enviar la foto y algunos datos para su publicación.



Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

12 comentarios:

  1. ROMANCE DEL CORUCHO HEROICO

    Hubo un soldado corucho
    en el Barranco del Lobo,
    en día de luto y llanto
    por soldados españoles.

    Integrado en las Brigadas
    Mixtas de los Cazadores,
    y unido a su Regimiento
    fue movilizado al Rif.

    De rifeños solivianto
    aconteció por entonces,
    y él con otros destacado
    a pacificar tensiones.

    Atacados por rifeños
    junto al Monte Gurugú,
    cruzaron estribaciones
    perdidos yendo hacia el sur.

    Noche plagada de angustia,
    sin luna y muertos de sed,
    contingente de españoles
    de nuevo mundo a través.

    En la noche interminable
    rasgada por los disparos,
    tan lejos de Cenicientos
    nuestro corucho soldado.

    Cuando quiso el nuevo día
    mostrarse y dejarse ver,
    los soldados españoles
    de nuevo en el redondel.

    Sin saber que defendían
    si a la patria en su grandeza,
    o era a las minas del Rif
    del conde de Romanones.

    Dominadas las alturas
    por los francotiradores,
    insostenible se hacía
    su situación por entonces.

    El nutrido tiroteo
    partía de una colina,
    y el desalojar de moros
    se asignó a su compañía.

    Los soldados españoles
    reptaron por la pendiente,
    y llegando a la planicie
    al arma blanca asaltaron.

    Gumías y bayonetas
    mortales se entrelazaron,
    y tras el cruento combate
    los moros desalojados.

    Y aquel soldado corucho
    se ocultó con su macuto
    de las miradas ajenas
    en un hoyo entre lo abrupto.

    De él sacó una botella
    del "hada verde" o absenta,
    que le sumió en un letargo
    o más bien en borrachera.

    Y por las cosas del mando
    que en el ejército impera,
    se ordenó la retirada
    de la posición aquella.

    Quedó solo aquel bendito
    con beatitud durmiendo,
    sin que entre sus compañeros
    nadie de menos le hiciera.

    Nuevamente los rifeños
    se asentaron sobre ella,
    sin que sobre aquel durmiente
    apercibimiento hicieran.

    Después el mando español
    cambió y dio una contraorden,
    y reconquistar la cota
    al precio de lo que fuera.

    Comenzado el tiroteo
    fue despertado el corucho,
    con moros por todos lados
    hirviendo en un avispero.

    Él se atrincheró a su vez
    y disparaba a mansalva,
    sobre la tropa rifeña
    que ante el diablo se hallaba.

    Cogidos entre dos fuegos
    los sorprendidos rifeños,
    tiraron armas al suelo
    y a discreción se rindieron.

    Informado el coronel
    de la hazaña del corucho,
    incluyó en la orden del día
    ser condecorado al punto.

    Y el soldado temeroso
    de al final ser descubierto,
    se sinceró al coronel
    descubriéndole el asunto.

    El coronel mandó firmes
    y le miró gravemente,
    girando a su alrededor
    con un caminar solemne:

    "Escúcheme bien, soldado:
    nos demanda la patria héroes,
    ya sean justas o injustas
    en cuantas guerras emprende.

    Símbolo es usted y ejemplo
    de todos sus compañeros,
    y yo prendo en su guerrera
    ésta cruz que ganó su hecho.

    No diga nada de esto
    que me acaba de contar,
    ¡o yo con mi propia mano
    cercenaré sus cojones!...

    Luzca su cruz en el pecho
    y la ostenta,con orgullo,
    y si pervive a la guerra
    la muestra por Cenicientos".

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  2. ROMANCE DEL REY MORO DE GRANADA
    DONDE CORUCHOS SE HALLABAN

    Cuando al fin capituló
    y abandonó su Granada,
    se le demudó la faz
    y dijeron que lloraba.

    Mas no fue por cobardía,
    pues su valor era fama
    cantada por los poetas
    y por el Darro llevada.

    Fue por las fuentes y flores,
    por las almenas doradas,
    por el Patio los Leones
    y por la perdida Alhambra.

    Cruentos y crueles combates
    por la ciudad asediada,
    y ante sus muros, coruchos,
    allí combatiendo estaban.

    Siendo el Rey don Juan segundo
    del reino ilustre de España,
    y don Álvaro de Luna
    su valido y su vanguardia.

    De Castilla el Condestable
    en batalla de Higueruela,
    donde triunfante salió
    con él coruchos llevaba.

    Dueño y señor de estas tierras
    le rendían vasallaje,
    y soldados de la gleba
    de estos predios reclutaban.

    El tiempo se fue alargando,
    cayó el valido en desgracia
    y su cabeza rodó
    por vallisoletana hacha.

    Luego Isabel de Castilla,
    de España la soberana,
    junto a Fernando su esposo,
    asedio puso a Granada.

    Y de nuevo los coruchos
    de infantes sentaban plaza,
    y en el cerco con las picas
    se batían en la Alhambra.

    A don Gonzalo de Córdoba
    le vieron sobre una jaca
    del harén de Boabdil,
    que a las tropas arengaba.

    Allí al cardenal Cisneros
    le vieron con cubos de agua,
    con sus frailes y sus legos
    que a los moros bautizaban.

    A Fernando e Isabel
    vieron su entrada triunfal,
    y voltear de campanas
    por la España unificada.

    Y vieron a Boabdil
    junto a Aixa la Sultana,
    volviendo la vista atrás
    enjugándose una lágrima.

    Esto vieron los coruchos
    y se vieron a ellos mismos
    haciendo Historia aquel día
    en la toma de Granada.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  3. EL ORIGEN DEL NOMBRE DE CENICIENTOS

    A las armas llamó el rey
    a sus leales vasallos
    para hacer la guerra al moro,
    y de sus predios echarle.

    Fueron heraldos reales
    por humildes aldehuelas,
    por cañadas y villorrios
    y al foro de las ciudades.

    Pregonaron el Edicto
    en torres de campanarios,
    a los sones de timbales
    y cuernos de bueyes mansos.

    Llegaron a San Esteban
    de la Encina Protomártir
    habitado por labriegos
    y pastores arriscados.

    Movilizóse el alcalde
    con alcaldes aledaños
    hacia el pueblo de Escalona,
    con los censos en la mano.

    De allí fueron a Toledo
    en un grupo encaminados
    a presencia del monarca,
    con la corte allí instalado.

    Y una vez allí llegados
    y por su Puente de Alcántara
    lentamente atravesado
    vieron el Tajo allí abajo.

    Allí nadaba La Cava
    muchos años ya pasados
    y allí viola don Rodrigo,
    y suspiró enamorado.

    Más negándose Florinda
    a entregársele de grado,
    al rey de los visigodos
    acusó haberla abusado.

    Informado don Julian,
    el padre que estaba en Ceuta
    por el rey allí destacado,
    jurósela al soberano.

    Con el obispo don Opas
    conspiraron y una alianza,
    fue entablada con Tariq
    y en la antigua Iberia entraron.

    Por entonces en Toledo
    reinaba la tolerancia
    y las grandes religiones
    estudiando se hermanaban.

    Las religiones Del Libro
    sagrado de los judíos,
    y de árabes y cristianos
    compartido y traducido.

    Y siendo así en este clima
    por el rey bien acogidos
    los alcaldes regidores
    en su punto de destino.

    De San Esteban su alcalde
    digno en su rusticidad,
    de su legajo hizo entrega
    a la Majestad Real.

    El rey miróle perplejo
    estudiando el documento
    al ver puestas allí cifras
    cual villas con monumentos.

    "¡Pues no es la tuya una aldea
    y me ofreces cien y cientos
    en mi ejército, de lanzas,
    en la guerra a que me enfrento?".

    "¡Príncipe!", hablóle el alcalde,
    "¡en San Esteban sus gentes
    contra él moro lucharán
    por Vos y por nuestro Dios !".

    "¡Las mujeres y los niños
    y los ancianos hendidos
    harán suya vuestra causa
    contra vuestros enemigos!".

    "¡Me place aquesto que dices
    mi buen vasallo y amigo,
    y cambio el nombre a tu aldea
    mis nobles son mis testigos!".

    "¡Se llamará Cenicientos
    desde ahora en adelante,
    y Yo, el Rey, sobre estos reinos
    así lo dispongo y firmo!".

    ¿Es historia o es leyenda
    o invención de mis mayores?
    Pero en nuestra tradición
    su nombre es Regio ante Dios.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  4. LA LISTA DE LOS REYES GODOS
    A mis amigos y compañeros de generación,
    en nuestra escuela de Cenicientos,
    allá en la década de los cincuenta.

    Entre angustias y sudores
    y calvario de los ojos,
    padecimos sinsabores
    por culpa de promotores
    imperiales con antojos.

    Con España hecha un erial
    entre la hambruna masiva,
    trajeron al pegujal
    y escuelas del andurrial
    a godos en comitiva.

    Se empeñaron los jerarcas
    con empeño denodado,
    supiéramos de monarcas
    que aún calzaban albarcas
    y a la Hispania gobernado.

    La lista estaba formada
    por treinta y tres visigóticos
    y era así tan alargada
    y tan densa y tan poblada
    por reinar reyes caóticos.

    Se morían de repente
    o de pronto asesinados,
    y otra coronada frente
    ante aquel cuerpo presente
    allí mismo nominados.

    Candidatos eran varios
    los aspirantes al trono,
    y en aquellos escenarios
    de títulos nobiliarios
    disputaban con encono.

    En círculo nos ponían
    a coruchos escolares,
    y salmodiar nos hacían
    mientras espaldas crujían
    a los godos seculares.

    La lista la encabezaba
    Ataúlfo, era el primero,
    Sigérico al que heredaba
    Walia y luego lo alcanzaba
    Teodorico el guerrero.

    Le sucedió Turismundo
    y Teodorico después,
    Alarico más jocundo
    y nosotros ni un segundo
    de recitar sin traspiés.

    Después con el cisma arriano
    Gelaelico cismático,
    y Amalarico algo vano
    que fue un buen rey ciudadano
    que se acomodó pragmático.

    Theudis, luego Teusidelo,
    Agila y Atanagildo,
    Liuva que miraba al suelo
    y Leovigildo al cielo
    por culpa de Hermenegildo.

    Llegó Recaredo y Siuva,
    Witérico y Gundemaro,
    que dicen que el mosto de uva
    lo trasegaba cual cuba
    de tonel hispano avaro.

    Nombres hay repetitivos
    de ordinal correspondiente,
    sobrevivían los vivos
    si no acababan cautivos
    del nuevo rey y de su gente.

    Suíntila con Sisenando,
    Thintila y sucedió Tulga,
    Khindasvinto fue reinando
    con Recesvinto esperando
    como un can cuando se espulga.

    Wanba delegó en Ervigio,
    Egica reinó con Witiza,
    ¡cuánto rey, cuánto litigio!,
    sin llevar el gorro frigio
    hartos de godos en liza.

    Rodrigo fue el colofón
    de tanto godo en el trono,
    ¡qué castigo, qué tostón!,
    salmodiando relación
    con voz meliflua en el tono.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  5. ROMANCE DEL CORUCHO LEGENDARIO

    Un corucho combatiente
    en la perla de la Antilla,
    rogó a nuestro San Esteban
    tornar a la patria chica.

    Nuestro patrón le escuchó
    permitiendo regresara,
    libre de fiebres palúdicas
    y guerra en el corazón.

    Su fiel novia le esperó
    y concertaron la boda,
    y fue terminado aquello
    por el hado de la historia.

    En el Huertecillo un baile
    se dio por carnestolendas,
    y él bailaba con su novia
    ajeno a la concurrencia.

    Se hallaba allí un jactancioso
    originador de broncas,
    que continuo molestaba
    con empujones y sornas.

    Él le advirtió seriamente
    que si aquello proseguía
    la tarde sería trágica
    con pérdida de una vida.

    Fatalmente así ocurrió
    el suceso lamentable,
    con el pueblo en conmoción
    por el hecho espeluznante.

    Él se trajo en su mochila
    desde la lejana Cuba
    un mortífero machete,
    compañero de penurias.

    Con él se enfrentó a mambises,
    cruzó pantanosas junglas,
    de azúcar hizo la zafra
    y vivió en climas hostiles.

    Siempre lo llevaba encima
    sin hacer, nunca excepción,
    y le dio tal puñalada
    que allí tendido quedó.

    Guardia Civil y juzgado
    intervino en el asunto,
    y en premura diligente
    juzgaron y condenaron.

    Después en cuerda de presos
    condujeron a Algeciras,
    y en barco destartalado
    al Hacho ceutí llevaron.

    Los años fueron pasando
    difuminando el suceso,
    pero intervino el destino
    o Divina Providencia.

    Con tres soldados coruchos,
    servidores en Marruecos
    con los caballos de Alcántara,
    añorando a Cenicientos.

    Llegado un quince de agosto
    sentados en un café,
    de población africana
    rememoraban su pueblo.

    Evocaban Cenicientos,
    su día de fiesta grande,
    la corrida de la tarde,
    sus novias y sus recuerdos.

    Atento un moro notable,
    gerifalte del desierto,
    su dialogar les oía
    sin recato y sin respeto.

    Espetándoles de pronto
    dando muestras de alegría:
    "¡soldados"!, y se acercó.
    "¿De que parte sois vosotros?".

    "¡De España,de Cenicientos!".
    Su emoción fue indescriptible,
    llorando a lágrima viva
    la añoranza de su pueblo.

    El inesperado encuentro
    hizo mella en los soldados,
    que de niños contemplaron
    al hombre aquel ensogado.

    Les fue narrando su vida
    sin omitir los detalles
    de su pena y su condena,
    y del penal la evasiva.

    Su trabajo en el desierto
    como rudo camellero,
    sudor, fatigas y el hambre,
    y soledad y destierro.

    Después un golpe de suerte
    le dio poder y riqueza,
    dueño de grandes rebaños,
    camellos, cabras y ovejas.

    Un palacio y grandes casas
    esparcidas por doquier,
    cuatro esposas y un harén
    de concubinas princesas.

    Habló de sus muchos hijos
    y conversión a otra fe,
    predicada por Mahoma
    en su nueva trayectoria.

    Luego se alejó despacio
    entre dunas y entre arena,
    un corucho legendario
    del que aquí os dejo su historia.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  6. SANTIAGO LIZANA
    A Fernando Ayuso

    Cuando se tiran los dados
    caprichosos de la historia,
    a unos aguarda la gloria
    y a otros dados trucados.

    Un hombre sencillo y parco,
    trabajador y ordenado,
    se vio de pronto abocado
    a salirse de ese marco.

    En la España turbulenta
    previa a la guerra incivil,
    él era un hombre civil
    al que arrastró la tormenta.

    Quizá sin tener ideas
    políticas concebidas,
    ni pensadas, ni nacidas,
    y por tanto nunca aireas.

    Y a su pesar se vio inmerso
    entre el barro de trincheras
    de las sangrientas goteras
    de épica gesta sin verso.

    Y una vez movilizado
    en defensa de Madrid
    Babieca y Tizona el Cid
    les dejó encomendado.

    Y en los terribles combates
    que frenó a los sublevados,
    a su lado atrincherados
    aplacaron los embates.

    Y la lira del poeta
    del Alberti gaditano,
    voló desde el altiplano
    al páramo en la meseta.

    Y Madrid fue desde entonces
    la capital de la gloria,
    y entró de lleno en la historia
    y su heroicidad en bronces.

    Junto a héroes anónimos
    allí se hallaba Santiago,
    entre la sangre del lago
    que tuvo tantos topónimos.

    Se batió en Guadalajara
    en días de lluvia y bruma
    contra italianos de espuma
    que al Duce empañó la cara.

    Y después lo consabido:
    vino la amarga derrota,
    y en los cementerios flota
    de la pólvora el sonido.

    Cárceles y represiones,
    sin pan, sin lumbre y con hambre,
    y exiliados con raigambre
    parias en otras naciones.

    Y los que dentro quedaron
    como Santiago Lizana,
    sin un hoy y sin un mañana
    ataron y amordazaron.

    Y en posguerra interminable
    la suerte de los vencidos
    compartió con oprimidos
    en espera inacabable.

    Más inopinadamente
    un resquicio de esperanza
    asentado en su balanza
    le hizo vivir nuevamente.

    Pues trabajando entre flores,
    convertido en jardinero,
    se vio de nuevo campero
    siendo sus años mejores.

    Y vuelto al pueblo natal,
    al diáfano Cenicientos,
    sus allegados contentos
    le acunaron maternal.

    Y en su casa del Cerrillo
    muy feliz se halló Santiago,
    sin que en él hiciera estrago
    bilis ni rostro amarillo.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  7. LAS TRECE ROSAS ROJAS
    "Que mi nombre no se borre en la historia"
    Julia Conesa

    En calle de Coloreros,
    a espaldas de San Ginés,
    la tragedia se gestaba
    y las Rosas no la ven.

    Las jóvenes comunistas
    (y Blanca Brisac no lo es),
    agosto del treintainueve,
    aherrojadas se ven.

    Van cayendo escalonadas
    cuando las van delatando,
    cediendo ante las torturas,
    hombres en frentes bregados.

    Martina y Carmen Barrero,
    Pilar y Julia Conesa,
    Ana López, y Virtudes
    y Elena Gil y Adelina.

    Dionisia las acompaña,
    Joaquina entra en la lista,
    Victoria forma en el grupo,
    y Luisa cierra la fila.

    Trece son las Trece Rosas
    del agostado jardín,
    de un Madrid de cárcel pútrido
    y un Gólgota por venir.

    Gritos en comisarías,
    siempre en ristre los vergajos,
    la capital de la gloria
    ahora es la del espanto.

    Cuerpos en sangre bañados,
    miembros rotos y tullidos,
    dientes fuera de su base
    y horrores entre suplicios.

    Las Rosas son deshojadas,
    ¡temblad, almas de vencidos!,
    que esta tierra de Caín
    no ha de daros un respiro.

    Silencios espeluznantes,
    insultos, carreras, gritos
    gemidos, voces de infamia,
    ¿Tú dónde estás?, ¡oh!, Dios mío!

    Pasan a todas a Ventas,
    a la cárcel de mujeres,
    viviendo un mundo dantesco
    en hacinamiento envuelto.

    Las acusan de la trama
    y muerte de Gabaldón,
    de formar una conjura
    o un entramado mayor.

    Sin fundamento y sin base,
    sin garante o defensor,
    sin testimonios ni pruebas,
    todos condenados son.

    Los culpables son hallados,
    fusilados con fruición,
    días después del suceso
    que el crimen se perpetró.

    ¿Eran cuatro o eran tres
    los funestos asaltantes,
    que al cometer un atraco
    un infierno desataron?

    Se abrió la cárcel de Ventas
    y su cancela gimió,
    cuando traspasó la verja
    la muerte en un camión.

    Subieron las Trece Rosas
    y ahora el camión lloró,
    al contactar con su suelo
    de la inocencia el dolor.

    Las Trece Rosas marchitas,
    un cinco de agosto vio
    Madrid cuando despertaba
    sumido en el estupor.

    Osario de la Almudena,
    antesala del horror,
    ten ya dispuesta tu tapia
    y dales tu bendición.

    Alba de un cinco de agosto,
    preludio de un gran calor,
    nimba a las Rosas las frentes
    que hoy acceden ante Dios.

    Puestas las Rosas en fila,
    dando cara al pelotón,
    "¡apunten, disparen, fuego!",
    y el crimen se consumó.

    Trece Rosas de Madrid
    soñando un Madrid mejor,
    vuestra entrega no fue vana
    pues el rosal floreció.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho























































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  8. AMO A MADRID
    "Madrid, Madrid, que bien tu nombre suena,
    rompeolas de todas las Españas"
    D.Antonio Machado

    Madrid Universal del brazo abierto,
    con su Puerta del Sol alba de España,
    entrañable ciudad que a nadie extraña
    ya sean de interior, montaña o puerto.

    Madrid Universal de error y acierto
    de la Historia patria que te acompaña,
    y un Manzanares que ahora te baña
    saludable y limpio, breve y despierto.

    Madrid Universal de Austria severo,
    señor de medio mundo y gesto adusto,
    con la gorguera pareció altanero.

    Y un Borbón de napolitano gusto
    que sosegado amó y no empuñó acero
    y fue ilustrado Rey y su Alcalde justo.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  9. CATALINO JIMÉNEZ RAMOS
    Romance
    El estraperlo de subsistencia,
    de los coruchos en la posguerra.

    Años oscuros del hambre,
    de cárcel y represión,
    sin jornales ni esperanza,
    huérfana España de Dios.

    Sin veredas ni caminos,
    ni sendas de libertad,
    a los pobres les quedaba
    no más que el echar a andar.

    Por cerrados horizontes,
    ámbitos en la oquedad,
    recintos con cerraduras
    había que sortear.

    En la España racionada
    convertida en un cuartel,
    con los guardias en alerta
    le echaban valor y fe.

    Los costales en las mulas
    y ellos caminando a pie,
    asen el ramal con fuerza
    y el viento susurra en él.

    Cruzan sierras, surcan ríos
    y los saben vadear,
    con agua llegando al cuello
    en días de temporal.

    Catalino, casi un niño
    sin barba a la que afeitar,
    ya va a tierras de la Mancha
    en busca del cereal.

    Ya sea cebada o trigo
    o garbanzos tanto da,
    estraperlo de carencias
    ya habrá quien lo comprará.

    Y como siempre al ingenio
    lo aguza necesidad,
    él lo aguza a toda prisa
    y aguzado tiene ya.

    Sabe que quien compra y vende
    precisa de habilidad,
    y empleo de la sonrisa
    y él esto sabe emplear.

    Con el dinero tasado
    en su alcancía no hay más,
    y en orfandad se halla su hucha
    inclusera de metal.

    Si la mercancía pierde
    o llega a desbaratar,
    dinero no habrá en reserva
    y un valedor no hallará.

    Por aledaños que cruza
    el Maquis presente está,
    y Guardia Civil acecha
    y a él le van a implicar.

    Le acusan de formar parte
    del grupo de Reguilón,
    y someten a tortura
    sayones del dictador.

    Le sumergen en un pozo
    pendiendo de la garrucha,
    y van sacando y metiendo
    al ritmo que les divierte.

    Con los métodos que saben
    pues psicólogos no son,
    culatazo y tente tieso
    y pateo al por mayor.

    En el Casar de Escalona
    le despojan de la carga,
    le despojan de la mula
    por un mes de duración.

    Trabajadores honrados
    que delincuentes no son,
    peor que a bestias trataban
    del cortijo del señor.

    Por Gredos atravesaban
    y en El Tiemblo descargar,
    y el Pantano del Burguillo
    brillando en la oscuridad.

    Por los Montes de Toledo
    entre chaparro y zarzal,
    cruzan sendero escarpado
    que al lobo miedo le da.

    Perseguidos y acosados
    por querer ganar el pan,
    en reata van de noche
    acechados por el mal.

    Con la justicia al revés
    la que dictó el vencedor,
    al pobre solo quedaba
    ir a la buena de Dios.

    Subsistencia de estraperlo
    aceptaron los coruchos,
    y tomaron como vino
    y cual vino se alejó.

    Catalino se hizo hombre
    antes que niño creció,
    el destino era de entonces
    de pobres, hambre y sudor.

    Catalino ante el peligro
    acrecentó su valor,
    y decidió sentar plaza
    en bandera de legión.

    Ni cuatro lustros tenía
    cuando en Madrid se plantó,
    y en el banderín de enganche
    hizo allí su aparición.

    Pues él en sus pocos años
    se hizo su composición:
    "Si legionario me hago
    esquinazo les doy yo".

    En la puerta hizo antesala
    y penetró en un despacho,
    donde un oficial canoso
    le aconsejó lo pensara.

    A legionarios de guardia
    los vio tiesos como a varas,
    con caras de traga niños
    por si el coco no bastara.

    Y siempre con la intuición
    pupilar de hombre del campo,
    que abarca todo el conjunto
    hizo fu como los gatos.

    Los recordó de la guerra
    cuando todo lo arrasaban,
    y en alianza con los moros
    nueva invasión fue de España.

    Siendo hombre rico en recursos,
    fértil de imaginación,
    asendereó sus pasos
    por un sendero mejor.

    Pues él a alguien conocía
    que tenía relación
    con un médico notable
    de algún Estado Mayor.

    Le arreglaron los papeles
    del Ejército del Aire,
    y frente al banco de España
    se cuadra ante generales.

    Y vemos a Catalino
    uniformado de azul,
    con sus dos años de mili
    donde Azaña administró.

    Producido aquel paréntesis
    mejoró su situación,
    y vuelto al mundo civil
    en Cenicientos se halló.

    Y al romance pongo fin
    encarnando en Catalino,
    subsistencia de estraperlo
    y así poder subsistir.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  10. EL FURTIVO DE LA ENJALMA

    La luz que daba la luna
    era su faro y su guía,
    y afinar la puntería
    en la noche fría y bruna.

    Bajo ramas de un enebro
    los conejos acudían,
    y a él sus manos le ardían
    y al miedo le hacía un quiebro.

    El disparo amortiguaba
    en la noche sepulcral,
    el deslizar musical
    del arroyo en que regaba.

    Huertos de los Cerdigones,
    linderos del Encinar
    de la Parra y,al cruzar,
    a conejos perdigones.

    Con la llegada del alba
    a la caza daba fin,
    y le ponía el confín
    la boina sobre su calva.

    La enjalma desjarretaba
    compartiendo bien la paja,
    y a los conejos encaja
    de aparejo que ahuecaba.

    En cruce de Panigebre
    le paraba la pareja
    de guardias de hirsuta ceja,
    buscando conejo o liebre.

    Les burló en los duros años
    de la terrible posguerra,
    con la enjalma en la que encierra
    del furtivo desengaños.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  11. HISTORIA REAL DE LA MILI
    EN LOS AÑOS DE PLOMO Y DE HAMBRE
    (El corucho que se codeó con la Historia)

    En la mili hubo un corucho
    en las letras poco ducho,
    de alfabeto funcional
    que pudo acabar muy mal
    de no estar el boticario
    como oficial honorario
    de aquel lóbrego cuartel.
    Como en los baños de Argel
    tuvo Miguel de Cervantes
    sus ayudas y atenuantes,
    y los frailes mercedarios
    aliviaron sus calvarios
    rescatándole hacia España.
    Y lejos de tierra extraña
    pudo escribir su novela
    que yo leí en la Plazuela.
    Y así os puedo asegurar,
    y en serio garantizar,
    que de todo lo leído
    lo brillante y lo manido
    es de lo mejor escrito
    en este orbe infinito.
    Mas volviendo a nuestra historia
    contada sin vanagloria,
    al ser requerido el quinto
    por el sargento y su cinto
    su lugar de procedencia
    respondió con suma urgencia:
    "¡de Cenicientos sargento!".
    Y el otro no anduvo lento
    dándole el primer guantazo
    que calló como un mazazo
    sobre el humilde recluta,
    que a poco lo electrocuta.
    "¡Hay que decir mi sargento
    o aprendes o te escarmiento!".
    -Pero pareces despierto
    y de carácter abierto
    y algo tienes a favor
    que le quitará amargor
    a este golpe que te he dado,
    serás mi recomendado
    por qué existe una razón,
    allí dejé el corazón.
    -Me enamoré de una moza
    que por dentro me retoza
    pues estuve allí en la guerra
    y hay buen vino en esa tierra.
    Aquel pueblo lo tomamos
    al asalto,e informamos,
    al coronel Monasterio
    que estaba en el cementerio
    mandando la operación
    y fue magnífica acción
    y nos dio un breve permiso,
    y yo no anduve remiso
    de andar de aquí o acullá
    y viendo esto o lo de allá
    y así en ella me fijé
    y en horas la enamoré.
    Por tanto y ser su paisano
    tú comerás de mi mano.
    Te enchufaré en la cocina
    o al trabajo en la cantina
    y vivirás como un rey
    sujeto sólo a la ley:
    del callar y obedecer
    y en superiores creer,
    que en el ejército es norma
    y aquel que no se conforma
    prevención y calabozo
    y sin mujeres retozo.
    Y el quinto en su nueva vida
    de la patria agradecida
    pues comía hasta la hartura
    con toda desenvoltura
    desflorando a los peroles,
    sin hacer asco a las coles
    o a las lentejas con piedras
    gateando igual a hiedras
    huyendo de las perolas
    a sus campos de amapolas.
    Pues por todos es sabido
    que el dictador asistido
    por el ejército en masa
    de la patria hizo su casa,
    teniendo al generalato
    rebosando siempre el plato.
    Hambre en el solar de España
    como un frío de guadaña
    y alimento en los cuarteles
    para sus adeptos fieles.
    Nuestro corucho soldado
    allí está bien instalado
    en la sala de banderas
    de las glorias duraderas
    que encarnan al regimiento
    del Glorioso Movimiento,
    ejerciendo de ordenanza
    y olvidada la labranza,
    campando alegre a sus anchas
    con uniforme sin manchas.
    Y al general Saliquet
    con su bastón y el piolet
    le saluda marcialmente
    recta la mano en la frente.
    Pero como bien sabemos
    y harto que lo pretendemos
    no hay felicidad eterna
    ni siquiera la fraterna
    y le abordó un comandante
    de los de peor talante,
    entregándole una carta
    a nombre de una tal Marta
    tenía que darla en mano
    e ir vestido de paisano
    y mucho ojo en confundirse,
    y a la dirección ceñirse.
    Lo oyó todo un veterano
    con pigmento de birmano
    y del corucho envidioso
    del que envidia sin reposo.
    Y sin saber el corucho
    estando en letras flacucho
    la dirección que ponía,
    el otro le dirigía
    y encaminó por su mal
    a una dirección fatal.
    La casa del comandante
    y a una mujer delante
    que la misiva leía
    roja y empalidecía
    del comandante la esposa
    que suspiraba llorosa.
    La carta iba a una amante
    que tenía el comandante.
    Y al corucho persiguió
    y sañudo le hostigo
    a punta de su pistola.
    Y trayendo aquello cola,
    intervino su paisano
    el boticario cercano
    que estando allí de oficial
    tuvo acceso al general.
    Y todo aquello taparon
    y con tierra lo enterraron.
    y el buen corucho soldado
    siguió su vida pancista,
    en alerta y buena vista
    hasta que fue licenciado.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  12. PEALES Y ALBARCAS

    Transidos de frío
    peales y albarcas,
    llagadas las marcas
    de pies, del rocío.

    Van los jornaleros
    de rostro atezado,
    al hombro abrazado
    los viejos aperos.

    Funde sus alientos
    la cruda mañana,
    del frío que aplana
    nuestro Cenicientos.

    Hay nieve en la cumbre
    cimera en la Peña,
    qué hiberna y qué sueña
    y encienden la lumbre.

    Tienen el marqueo
    trazado en el suelo
    y aplastan el hielo
    con un traqueteo.

    Están ajustados
    para abrir las hoyas,
    panes de sus ollas
    de desheredados.

    Con los azadones
    y pico a la piedra,
    nada les arredra
    abriendo zanjones.

    Las manos cubiertas
    de grietas y callos,
    cavan como rayos
    las tierras desiertas.

    Tapan los barbados,
    que serán las vides
    cuando en estas lides
    sean injertados.

    Paran un momento
    y echan un cigarro,
    los pies en el barro
    y algún juramento.

    Duros los astiles
    de azadón y pico
    y no magnifico,
    las hoyas a miles.

    Les daban los dueños
    vino en calabaza
    de la misma raza
    que impregna sus sueños.

    Y así la cuadrilla
    de los jornaleros,
    iba con sus fueros
    por toda Castilla.

    La siega en verano,
    la carga de leña
    sin letra pequeña
    lastrando su mano.

    Los hombres de acero,
    de peal y albarca
    fueron remo y barca
    de lo venidero.

    Nosotros sus hijos
    tuvimos abrigo,
    nuestro pan de trigo
    y la escuela fijos.

    Y en el firmamento
    de los jornaleros,
    aquellos braceros
    infunden aliento.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho















































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